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Las esculturas que inspiró una crisis

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Migratum. Foto: Marcelo Bonjour
Exposicion Migratium, de la artista uruguay Nora Kimelman, en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, ND 20181010, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

Plástica

Últimos días para ver Migratum, que está en el MNAV

Cada escultura de Nora Kimelman cuenta una parte del relato sobre las crisis migratorias
Migratum. Foto: Marcelo Bonjour
Migratum. Foto: Marcelo Bonjour
Migratum. Foto: Marcelo Bonjour

Sobre una madera trunca por la mitad, hay un trencito. En lo material, la madera es algún resto que Nora Kimelman, escultora uruguaya, encontró en un deshuesadero; el tren, era un sacapuntas que pintó de ocre y le dio el tono serio necesario. En la imaginación, ese tren indefenso sobre el acantilado causa vértigo, inestabilidad, miedo, incertidumbre.

La intención de Kimelman era representar a “La Bestia”, la red de ferrocarriles que une México con Estados Unidos y que se usa para transportar a migrantes. “Pensé en la sensación de miedo al vacío, de qué me espera: será bueno, será malo, me caigo, sigue la ruta”, explica la artista sobre ese tren al borde.

La fuerza de esa obra en pequeño formato se repite en las que le preceden y en las que le siguen. Unas cuantas más representan el temor, en otras hay esperanza. Además de trenes, hay muros, hay barcos y plataformas: todos símbolos de las crisis migratorias de la actualidad, representados en Migratum, la exposición que Kimelman mantiene hasta el domingo en el Museo Nacional de Artes Visuales.

Los migrantes están escenificados a través de pequeñas bolsitas de lienzo cosidas y teñidas. “Son paquetitos que parecen muy inocentes, pero que indican todo el dolor de esta gente que hace esas travesías que a veces son enormes, kilómetros y kilómetros, para a veces no llegar a buen puerto”, reflexiona.

Aunque la treintena de esculturas de la Sala 4 parezcan repetitivas (Kimelman no podía parar de crear), tienen para decir. La escultora tuvo cuatro años para pensar en la exposición y decidió, junto a la curadora María Eugenia Grau, plantearla como una secuencia que permita al espectador construir una narrativa, pensar y preguntarse.

Kimelman dice que por mucho tiempo su obra era meramente formal, pero desde hace algunos años se ha preocupado por plasmar otros temas (la libertad, la no violencia, los ancestros): “Los artistas deberíamos mirar más lo que está sucediendo a nuestro alrededor y expresarlo como podemos: a través del arte”.

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