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La cara afectuosa del monstruo

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Los términos "bestia" o "monstruo" son utilizados con excesiva (y equívoca) frecuencia para aludir a los grandes genocidas de la historia, una lista que incluye a Genghis Khan, Leopoldo II de Bélgica, José Stalin, Adolf Hitler o Pol Pot, aunque no se agota en ellos. Es una forma de distanciarse de ellos, proclamarlos inhumanos, declarar que no pertenecen a nuestra especie.

Es un error. Esos asesinos y otros son gente, personas, "humanos". Son un ejemplo de lo que muchos (¿todos?) son capaces de hacer si se los coloca en las circunstancias (in)adecuadas. Todos o casi todos podemos, llegado el caso, ser héroes o mártires. Todos o casi todos podemos ser también, en otros casos, monstruos.

La reflexión surge a propósito de un libro como Himmler según la correspondencia con su esposa (1927-1945), que acaba de editar Taurus. Sus autores son Katrin Himmler y Michael Wildt. La primera es sobrina nieta de Heinrich Himmler, el siniestro líder de las SS nazis, y ya ha dedicado algún otro libro (Los hermanos Himmler: historia de una familia alemana) a su incómodo árbol genealógico. Su coautor Wildt es catedrático de historia alemana del siglo en la universidad Humboldt de Berlín.

El libro recupera las cartas escritas a lo largo de 18 años por Himmler a su esposa Marga, perdidas durante seis décadas y encontradas por fin en Tel Aviv. Los autores insertan esa correspondencia en una narración más amplia (datos sobre el auge y caída del Tercer Reich), y presentan un Himmler cotidiano, íntimo, casi cordial. El resultado no es hagiográfico y tiene un enorme interés como aporte para la comprensión de una psicología. Es terrible descubrir a este ser humano.

"Himmler".

Autores: Katrin Himmler, Michael Wildt. Editorial: Taurus. (Argentina 2014). Colección Historia.

Crítica - Libros

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