Publicidad

Virginia Dobrich: Sueños de Bailarina

Compartir esta noticia
Virginia Dobrich. Foto: Rafa Botto
Rafael Botto

Siete años pasaron desde que Virginia Dobrich reunió agallas para mudarse a Argentina y participar de Bailando por un Sueño. La suerte la acompañó, y logró hacerse un nombre en las marquesinas del teatro argentino. Sin embargo, el tiempo pasó, y hoy la soledad en la enorme Buenos Aires y un intenso romance con un joven de este lado del charco la devuelven nuevamente hacia su Uruguay natal. “Estoy empezado de cero”, afirma sobre el regreso. Los claroscuros de la revista porteña y las dificultades en el retorno a su país en voz de Virginia Dobrich.

—¿Cuál es la sensación antes de estrenar Inolvidable, tu primer espectáculo en Uruguay luego de haber vivido siete años en Buenos Aires?

—Estoy muy emocionada. Al estar en Montevideo, mi familia y mis amigos me van a poder ir a ver y acompañar. También lo vivo como una vuelta al Uruguay con el baile, porque desde que me fui a Buenos Aires no había vuelto a bailar en Uruguay. Además va a ser en un gran musical de Nacho Cardozo y Rafael Pence, donde se recorren varias décadas a través de la música, pasando por el rock hasta el disco.

—¿Fue fácil reinsertarte en el medio uruguayo? Estás en televisión (Free Time), radio (Cristino Magazine) y ahora teatro…

—No, no es nada fácil volver a un país como Uruguay después de siete años. Estoy empezando de cero. Hay poco trabajo de lo que a mí me gusta y ya hay gente que tiene su lugar. Si bien es mi país y siempre la luché desde chica, haber llegado de golpe de afuera y querer meterme de vuelta es complicado. Estoy haciendo este esfuerzo para estar cerca de mi familia y de mi novio.

—¿Estás buscando un lugar en el medio artístico local que te permita vivir de este rubro?

—Sí, se sabe que este campo laboral no es muy redituable económicamente, entonces se precisa tener varias actividades para vivir cómodo. Yo estoy acostumbrada porque en Buenos Aires también se trabaja en varios lugares a la vez. Hay que estar en la búsqueda permanente para mantenerse. Pero una cuando ama lo que hace, lo hace con gusto.

—¿Cuáles trabajos dejaste en Montevideo cuando tomaste la decisión de irte a vivir a Buenos Aires para participar de Bailando por un Sueño?

—Tenía mi grupo de baile, daba clases y trabajaba como laboratorista dental.

—¿Te costó tomar aquella decisión?

—Ni un poco. Nada de nada. Me gusta animarme a probar cosas nuevas. Nunca me arrepentí de haberme ido. Gané en lo laboral como bailarina y actriz, y también haber estado sola conmigo misma luchándola en otro país fue toda una experiencia. Lo que sí me pasó en el tramo final fue que empecé a extrañar mucho a mi familia. Pero si en algún momento tengo que volver a irme lo haré. No cerré las puertas. Me estoy dejando llevar por el destino.

—En estos siete años viviendo en Argentina, ¿siempre tuviste trabajo en teatro o hubo instancias más difíciles?

—Siempre tuve. Soy muy agradecida, me recibieron muy bien en Argentina. Después de estar en Bailando por un Sueño (2008) me pude quedar trabajando en teatro en temporada de verano y temporada de invierno sin parar. También grabé un programa de televisión junto a Emilio Disi, e hice un magazine durante dos años en Mar del Plata. Ahora podría seguir teniendo trabajo allá porque hice muy buenos contactos y tengo amigos en el ambiente. No volví a Uruguay por quedarme sin trabajo, sino por necesidad de afecto. Me sentía sola y quería estar acompañada.

—¿Qué tan bien ganan los artistas en el teatro de revista porteño?

—Bien. En las obras que yo trabajé, que eran producciones grandes, había un sueldo fijo. Si uno es bailarín recibe un sueldo normal que lo complementa con otra actividad. La mayoría damos clases, hacemos shows en eventos, desfiles, presencias, etc. En un momento cuando hacía todo eso logré ganar muy bien, vivía de mi trabajo y no hay nada más lindo que vivir de lo que a uno le gusta.

—¿Pero llegó un momento en el que no soportaste más la soledad?

—Claro. Yo tenía amigos pero me sentía muy sola. Venía muy poco a Uruguay, siempre fue muy difícil porque los fines de semana era cuando trabajaba más. Extrañé mucho.

—¿Y ahora extrañás Buenos Aires?

—Extraño a mis amigos y a veces el ritmo de Buenos Aires. Todavía es muy reciente. Me da un poco de miedo de no sentirme plena en Montevideo, pero hay que jugársela.

—¿Qué rol ocupó Nicolás, tunovio, para que decidieras volver a Montevideo?

—Fue por él que me decidí a volver a Uruguay. No me importa que me digan que me volví a un país en el que hay menos trabajo. Vale la pena arriesgarse por alguien que uno quiere. Yo era muy descreída por distintas experiencias de vida, pero sé que encontré a alguien que me quiere de verdad. Ya estamos de novios hace un año y cinco meses. Lo conocí cuando vine a Montevideo para una producción y desde aquel día no dejamos de hablar. Viajó todos los fines de semana del año pasadio para verme en Buenos Aires, y eso me conquistó.

—Dicen que sobrevivir en el medio artístico argentino no es nada fácil. ¿Cómo lo lograste estando sola y teniendo, aparentemente, una personalidad tan tranquila?

—Soy tranquila pero tengo mucho carácter. No me altero, pero cuando tengo que sacar las garras las saco. Y lo tuve que hacer millones de veces. Yo tenía un lugar privilegiado en las obras, estaba destacada en las marquesinas, y no a todo el mundo le gusta ver que una persona crece y le va bien, entonces tratan de tirar para abajo. Ante esas situaciones, yo tuve que responder porque sabía que ese lugar lo había ganado trabajando. Ahí me conocen mala (risas).

—¿Te referís a situaciones con compañeras de elenco?

—Sí, hubo varias compañeras que me hicieron de todo. El "lleva y trae" de inventar cosas lo sufría permanentemente. Trataban de crear una imagen de mí que no es. La tuve que remar mucho.

—¿En Showmatch también sufriste algo de esto?

—Sí, sobre todo porque bailaba con un personaje por el que al principio no apostaban mucho (Tota Santillán). Todos pensaban que nos íbamos enseguida, pero llegamos casi hasta las semifinales. Cada vez que pasábamos a la siguiente ronda, notaba que causaba ciertas molestias entre varias participantes famosas. "No puedo creer que siga", decían. No voy a decir nombres, pero había famosos que nos odiaban porque no entendían cómo nosotros podíamos seguir y otros no.

—¿Cómo recordás a la Tota Santillán como compañero?

—Era un tipo muy generoso, se pasaba haciendo regalos. Aunque daba mucho trabajo bailar con él. Los fines de semana yo tenía que acompañarlo por las giras que hacía con sus obras en el interior del país para poder ensayar. Después del programa no lo vi nunca más, solamente en una nota en Mar del Plata.

—¿Supiste si en algún momento se llegó a cumplir el sueño de conseguir una camioneta para la ONG "Senderos de Vida" por la que competían en el programa?

—El "sueño" lo iba a cumplir Ideas del Sur si ganábamos el concurso. Cuando fuimos eliminados, la Tota habló de la posibilidad de hacer algo para recaudar y cumplirlo, pero quedó en la nada. No haber podido lograrlo fue una desilusión, pero yo sola no tenía manera de hacerlo. Los "sueños" se cumplen cuando el famoso tiene contactos a su alcance para conseguirlo, pero de otra forma es muy difícil.

—Cuando ves el programa, ¿te dan ganas de volver a estar en esa pista?

—No, no me dan ganas. Lo siento como una etapa cerrada. De todos modos yo estoy muy agradecida porque fue una experienia inolvidable y me abrió muchos caminos.

—¿Mirás Showmatch?

—No tengo tiempo, solamente lo miro si hay una pareja que me interesa.

—¿Con cuál figura del espectáculo argentino dirías que fue más gratificante trabajar?

—Me encantó trabajar con Emilio Disi. Era emocionante aprender de alguien con su experiencia, creamos un vínculo muy lindo. También me hice muy amiga de Nito Artaza, y con Raúl Lavié tuvimos muy buena onda.

—¿Y la figura más difícil para trabajar?

—Flavio Mendoza. Estuve con él en teatro y shows, antes de que fuera tan conocido. Fue muy conflictivo trabajar con él. Era muy exigente y muchas veces no se daba cuenta del mal carácter que tenía. A varios nos pasó que nos agarró en un mal momento y nos hizo sentir muy mal. La gente ve una cosa de él, pero después cuando uno lo conoce en persona es muy distinto.

—¿Te hizo llorar?

—Sí, eso es lo de menos. Él insulta. Es una persona muy carente de afecto, lo sé porque conozco parte de su historia. Le falta cariño. Pero por más que uno se quiera esconder y mostrar un personaje, el tiempo termina demostrando quién es una buena persona y quién no.

—¿Qué te gustaría completar laboralmente este año?

—Me encantaría actuar en comedia. En Argentina hice varias y me gustaría repetirlo en Uruguay. Sé hacer personajes graciosos, tengo mucho para mostrar que Uruguay aún no conoce. Además estoy por empezar a dar un curso de baile en Cristino Management. Voy a enseñar coreografías para todas las edades; no es un curso técnico sino que la idea es que la gente vaya a divertirse y mover el cuerpo.

Si no puede visualizar la galería haga click aquí.

Bailando en el recuerdo.

Virginia recuerda su paso por Bailando por un Sueño como una experiencia inolvidable: "Me abrió muchos caminos y estoy agradecida". No obstante, lejos está de definirse como una seguidora de Showmatch. "No tengo tiempo para verlo, si miro es solamente porque hay una pareja que me gusta", revela.

Al otro lado del río.

En Argentina, Virginia participó de Excitante junto a Nito Artaza, Carnaval de Estrellas con Valeria Lynch y El Astros está de fiesta con Nacha Guevara, entre otros espectáculos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Virginia Dobrich. Foto: Rafa Botto

el regresoPablo Cayafa

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad