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Viaje de plena y punk rock

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Azafatas en el escenario. Foto: Nicolás Paulis

TROPI AZAFATAS

Eran rockeros y miraban al resto de los géneros desde un pedestal. Hoy Azafatas hace coexistir la plena y el rock. Cuatro tipos se suben al escenario disfrazados para cantar clásicos de cumbia con distorsión, y un niño es la estrella de la banda. Aquí la historia de Azafatas. 

Ninguno de los integrantes de Azafatas viene del palo de la música tropical. El bajista (Juan Pablo Granito) y el guitarrista (Michel Illa) tocan en Trotsky Vengarán y Agente 86, el batero (Sebastián Balta) es miembro de Na-k y Tom Bufo. Pero la motivación de estos músicos era embarcarse en un viaje provocador y bizarro. Crearon Azafatas cinco años atrás para tocar canciones de la movida tropical en formato punk rock. La propuesta era "combinar géneros que parecían imposibles con prejuicios que se chocan de un lado y del otro y lograr que convivan", según Michel Illa.

Hacer dialogar la cumbia y el rock no resultó complejo. "La métrica es la misma. Va todo en cuatro - cuatro", según Illa. El desafío era interpretar los vientos como una melodía: lograr que la guitarra no pareciera que imitaba a las trompetas, sino que sonara como algo propio y personal. Ellos intuyen que lo consiguieron. La única canción que quisieron llevar a su "terreno" y no hubo caso fue Pídeme la luna, del argentino Leo Dan.

Empezaron a cranear la banda en medio del conflicto de Pluna y les pareció divertido llamarse Azafatas de Pluna porque sabían que el nombre iba a generar controversia. Pero en el medio, el proyecto se diluyó. Cuando estaban ilusionados con el estreno en Bluzz Live, la fecha con los argentinos All Stars se cayó y la banda quedó en el congelador.

Pasó un año hasta que se presentaron en vivo y el nombre perdió un poco la razón de ser, pero la idea de que llamarse Azafatas y que al presentarse fueran cuatro tipos que son la antítesis del concepto de ese nombre les fascinaba y les venía al pelo para jugar con el viaje de sabor y placer que imponía su estilo. Incluso empezaron a disfrazarse para tocar. Diego Medina, vocalista, se viste como el Capitán Amor, y el resto de los integrantes son los azafatos de este vuelo de alegría y diversión.

Grabaron un demo para sacarse las ganas que les había quedado de tocar en vivo e incluyeron tres covers: Horas Vacías (Denis Elías), Polvo de Estrellas (Karibe con K) y Bola de nieve (La Furia).

Además de agregar distorsión a la plena, optaron por titular los covers en inglés: Empty Hours, Stardust y Snowball respectivamente. No existe una razón formal que explique tal decisión. Simplemente les divertía. Y responde al marco de "estupidez" que reina en los ensayos. Cuando se juntan aflora el infantilismo, según el cantante. Es puro juego. "Es nuestro arenero", opina Illa. Y agrega, "decís Polvo de estrellas y es la canción terraja de cumbia, pero le ponés Stardust y te imaginás un tema de Simple Red ultra glamoroso. Te da esa sensación de calidad diferencial que no la tiene en español".

Nicho.

Si bien todos son rockeros no dejan de reconocer que cuando uno va a una fiesta baila cumbia. En las reuniones con amigos se empezó a comentar, "qué buen nicho sería poder abarcar las dos cosas: cumbia y rock". De hecho, la primera fiesta privada que hicieron fue de una persona que los encontró por Youtube y les escribió, "son la solución ideal para mi boda porque tocan las canciones que todos conocen pero en un formato que no me va a molestar escuchar toda la noche". Armaron un repertorio de cuarenta minutos con 11 temas y partieron rumbo a Cerro Chato para el debut. Fue la primera vez que cobraron por tocar.

Esa noche se coló en el escenario Francisco Illa, hijo de Michel, para jugar con su guitarra como lo hacía en los ensayos. La participación del pequeño de cinco años fue el punto más alto de la noche, y desde entonces, piden que Azafatas vaya con el paquete: quieren la banda con el niño.

—¿Con qué se encontraron en la cumbia que les dio tanto material?

—(Medina): Cuando me dijeron vamos a hacer Bailadora (Monterrojo) pensé, "¿y esto con qué se come?" No soy músico, solo canto, y cuando Michel lo tradujo a la guitarra era un heavy metal tremendo. Respetando la estructura quedaba tremendo tema. El rockero siempre se pone en un pedestal cuando mira otros géneros, pero lo que cambia es la instrumentación y la interpretación del tema.

—(Illa): Es la misma canción, cambian los ingredientes, pero el arreglo estaba buenísimo. Descubrí canciones que odiaba y creía que era imposible que las pudiera tocar, por ejemplo, Loquita, de Márama. A nivel generacional no me pertenece. No la conocía. No quería tocarla, no me gusta "¿Cómo se come esto?", pensaba. Pero fue interpretarla con nuestras herramientas y empecé a verlas desde otra óptica.

—Te sacaste el prejuicio de arriba...

—(Illa): Totalmente. Una vez que las versionás, las sentís propias aunque sean de otro, pero tiene que ver con la carga emocional que le hemos colocado.

La banda nos sirvió para quitarnos muchos prejuicios. Como rockeros nos creíamos súper especiales y encontramos un baño de humildad. Desde el ambiente del rock nos han hecho llegar diversos comentarios: hay quienes apoyan y otros que opinan que es una aberración. Eso nos da más ganas de seguir por este camino. Se ve que hay algo que estamos haciendo bien porque el rock, desde mi idea más rebelde, era romper con esquemas. Hoy el rockero está muy acostumbrado a cumplir con parámetros y parece un manifiesto que hay que seguir al pie de la letra, más que una rebeldía. Hacer rock desde otro lugar y molestar me causa mucho placer.

—¿Azafatas es una banda de pachanga?

—(Illa): Sí, pero en formato punk rock.

—(Medina): A mí me dijeron, "tenés que venir a cantar plenas, rock y disfrazarte y fue, ¿dónde firmo?" Yo estaba acostumbrado a tocar en bandas de rock y se toman todo muy en serio, piensan que son Bon Jovi, y se pierde un poco la perspectiva de que lo que estás haciendo es para divertirte, gozar y transmitir un disfrute. Y esto funciona porque podemos tocar mejor o peor pero, siempre se transmite un clima de fiesta.

Aquí está su cover.

La elección de las canciones estuvo marcada por la diferencia generacional entre los integrantes de la banda. Para Illa, Sonora Palacio, Casino y Karibe con K eran las cumbias uruguayas. Esas que miraba de reojo en los bailes de su pueblo cuando se aburría de la pista de rock y se pegaba "una escapada" a la de cachengue. "Quedaba enamorado del sonido de esas bandas en vivo porque las orquestas llevaban 15 músicos y sonaban impresionante. Con 15 años decía que era una porquería pero las miraba de costado".

Pero era imposible no incluir a Los Fatales, Denis Elías y La Furia, que marcaron época en el 2000.

Y tampoco podía quedar por fuera la cumbia cheta o pop, aunque hubo cierto recelo de estos rockeros devenidos en cantantes de música tropical.

—(Medina): Denis Elías es un tigre de bengala. Lucas Sugo tocó durante años recorriendo todo Uruguay. Ahí le quito tremendo mérito a una banda que pegó un tema y cae a un escenario y no sabe qué hacer. El respeto es para los de la vieja guardia que recorrieron el camino. Está todo bien con la cumbia cheta pero aparece por un tema de consumo, lo otro se buscó un lugar. La plena explotó porque Los Fatales lograron abrir esa brecha, el género cruzó Avenida Italia y le abrió la puerta a todo el resto de las bandas. Se sacó el tabú de la plena grasa y se abrió un género 100% uruguayo. Los otros pibes no. Los ves en vivo y te da pena.

Aun así, el disco que saldrá a la venta en marzo editado por Bizarro reúne hits pleneros de todas las épocas. Además de los contenidos en el demo, se suman Comadre y compadre (Los Fatales) Orgullosa ó Proud Girl (Sonora Palacio), Qué tiene la noche (Sonido Caracol), y temas más actuales, como Loquita (Márama), Llamame más temprano (Mano arriba) y Solo necesito (Toco para vos).

—(Illa): Si bien nos costaba tocar un tema de cumbia cheta porque no le teníamos tanto respeto como a bandas con trayectoria, igual quisimos incluirlos.

¿Recibieron alguna devolución de las bandas de cumbia?

—(Illa): El vocalista de La Furia escuchó nuestra versión de Bola de nieve y le pareció alucinante. Nos envío su teléfono para que lo invitemos a participar en algún show. Está buenísimo. Tenemos varios amigos técnicos que trabajan con gente de la cumbia cheta y supimos que la versión de Solo necesito la escuchó Bautista Mascia, vocalista de Toco para vos, y dijo que estaba buenísimo y abordado desde un lugar respetuoso.

Azafato menor

Francisco Illa tiene cinco años, es hijo del guitarrista y componente estable de la banda desde el primer toque.

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