Opinan Varina De Cesare, Dani Umpi, Carmen Morán y Martín Charquero.

Amo el verano. Creo que es una estación que se presta más para el amor.

Uno está más distendido y coincide con el cambio de año, donde se cierran algunas etapas y se está dispuesto a enfrentar nuevos retos.

La gente tiene más vida social, sale más seguido, hay más alegría en la calle y se muestra más piel porque el calor lo permite. Igualmente, creo que para el amor no hay estación. Yo nunca tuve un amor de verano.

Creo que el verano tiene todo para encontrar una pareja pero también es lindo para picotear, conocer varios y varias, experimentar.

La gente está más relajada. Aunque estén trabajando le prestan atención a lo que pueda pasar alrededor porque todos se sienten atractivos, se arreglan con lo mínimo por el calor. Los soñadores que creen en un príncipe azul se pueden terminar agarrando de algo que tal vez no sea lo ideal. Creo que es una estación para divertirse. He tenido amores de verano pero no he apostado mucho. Han sido intensos, hermosos, pero lo veo como si fuesen escenas de una película. Lo que más me ha durado ha surgido en invierno, pero no por eso son mejores.

En primavera la naturaleza se despierta después del letargo invernal y en verano alcanza su máximo esplendor. Nosotros, los humanos, no somos la excepción.

Con el sol en su apogeo nuestros sentidos y sistemas orgánicos se reactivan y están propensos al amor, por lo que es muy probable que vivamos un romance en esta estación.

Yo tuve un amor de verano. No duró más que eso pero fue genial. Un amor fugaz bien vivido puede ser una hermosa experiencia. Mi recomendación: ¡a no quedarse con las ganas!

Pienso que no hay una estación que potencie el enamoramiento. Va mucho más allá. Creo en el destino, siento que aparece sin que lo busques. Es más, conocí a mi mujer y me terminé de enamorar en una primavera. La mayoría tiene esa idea porque el verano genera mayor desenvolvimiento, las noches son más largas, más propicias al tiempo libre, a las salidas y eso va de la mano con las posibilidades de conocer a alguien. Tuve amores de verano en etapas adolescentes: ahí sí aplica más porque al salir mucho más que en invierno, tenés muchas más chances de conocer a gente. Pero no me quedo con la frase el verano te acerca el amor, me parece que te lo acerca el destino.

Yo digo