La última de Adrián Suar, una comedia y el documental de Wilson

26/08/2017, 05:00

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En El fútbol o yo, Adrián Suar encarna a un fanático del fútbol al que la esposa le da un ultimátum. En París puede esperar, Diane Lane es protagonista de un tour gastronómico por Francia. Y Wilson se ocupa del líder del Partido Nacional que da nombre al film, retratado por Mateo Gutiérrez, el hijo de Héctor Gutiérrez Ruiz.

El fútbol o yo

Hay fanáticos y fanáticos del fútbol. El caso de Pedro es de los más extremos porque no solo está pendiente de lo que ocurre con su equipo o con los equipos más famosos del mundo, sino que también es capaz de poner el despertador a las cuatro de la mañana para ver un partido de la liga asiática solo porque juegan dos argentinos y los dirige un uruguayo. Al menos esa es la excusa que le dice a su mujer Verónica, aunque en los primeros minutos del film queda claro que no necesita de ninguna razón para ver un partido. Verónica lo sabe ya que con sus dos hijas adolescentes está obligada a rezar siempre un Padre Nuestro adaptado al fútbol y también sabe que toda la vida de su marido está organizada en torno a un calendario futbolero. A la familia le destina los huecos que quedan en el cronograma. Pero un buen día la situación se torna irresistible en su trabajo –lo echan- y eso no tarda en desencadenar el ultimátum de Verónica: "¡El fútbol o yo!". La comedia funciona porque Adrián Suar es el eje del asunto y se mueve en un escenario muy favorable para su humor (y se da el gusto de actuar con su hijo Toto). Se nota que aporta mucho a su personaje, un tipo que debería exasperar pero inspira más simpatía que otra cosa. Desde el lado de una espectadora femenina, molesta un poco que se siga insistiendo con la imagen "hombre futbolero vs. mujer que no sabe lo que es una pelota". En ese sentido, Julieta Díaz hace lo que puede con un personaje que parece no ir más allá de reclamarle al marido que le preste atención. Alfredo Casero, en tanto, contribuye en los contrapuntos que establece con el protagonista, en el rol de su padrino de Alcohólicos Anónimos (Pedro no se anima a confesar que es adicto al fútbol, prefiere pasar por alcohólico a la hora de pedir ayuda). Una historia que funciona para pasar el rato, pero podría esperarse más. Suar la hace valer la pena.

París puede esperar

Anne está en Cannes con su marido, un ocupadísimo productor de cine que no tiene mucho tiempo para ella. De allí se van a Budapest, pero a ella le duelen mucho los oídos por lo que prefiere encontrarse con su esposo en París, viajando por tierra. El socio francés de su marido se ofrece a llevarla en su auto y así inician una road movie gastronómica deliciosa. Michael tiene todos los piques de cada lugar e insiste en que Anne los conozca. La primera película de Eleanor Coppola, esposa de Francis y madre de Sophia, es una historia simpática que parece encargada por el Ministerio de Turismo de Francia. Lo que ocurre entre los protagonistas queda en un segundo plano, se destacan más todas esas exquisiteces de la Bretagne mezcladas con mucho vino y pinturas. Si se pudiera comer con los ojos, se saldría más que satisfecho.

El socio de un productor de cine lleva a la esposa de éste a París en auto.

Wilson

Figura emblemática del Partido Nacional, muchos han escuchado hablar de Wilson Ferreira Aldunate pero seguramente pocos conocen su historia, al menos entre las nuevas generaciones. Por eso es que es muy bienvenido este film documental de Mateo Gutiérrez hijo de Héctor Gutiérrez Ruiz o el "Toba"- porque aporta la información necesaria para saber quién era ese personaje magnético, carismático y también polémico de la política uruguaya. El que gritó "¡Viva el Partido Nacional" el día del golpe de Estado, el de la foto con los dedos en "V" en el puerto de Montevideo al volver del exilio o el Presidente que no pudo ser. Testimonios de familiares, correligionarios, amigos y rivales en la política, más imágenes de archivo en las que hay muchas que se conocen por primera vez, construyen un retrato completo y fiel de un hombre que hizo historia.