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Tormentas y tempestades azotan al ciclo de Marcelo Tinelli

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Una nueva edición de la columna de Luis Ventura.

La pobreza y austeridad se ven la muñeca, la cintura, el coraje y la conducción de los líderes. Con dinero y opulencia todo se hace más fácil. Después de muchos años de reinado, llegó el momento en que Marcelo Tinelli tendrá que seguir revalidando por qué es quien es y ocupa el lugar que la gente y los medios le dieron.

En esta temporada colapsada que postergó su inicio, cuando cualquier otra cabeza de compañía hubiese dudado en salir o no al aire, Marcelo resistió para bancar un año que, él mejor que ninguno, sabe que no le será fácil.

Porque se quedó sin su socio, el investigado empresario del juego Cristóbal López, el soporte económico para producir televisión que no es barata. Tinelli se quedó sin el que ponía la guita y, lo que es peor, le pasó cuando estaba para comenzar a caminar la temporada televisiva.

Tuvo que salir a dibujar el nuevo presupuesto cuando le habían encendido la mecha de la bomba en la mano.

Y hubo que afinar la punta al lápiz, que bailar con los números para que las cifras cerraran y al final se armó el Bailando. Aunque hayan tenido que postergar el comienzo, Tinelli volvió a salir a la cancha, su programa está nuevamente en el aire y ahora tendrá que navegar sorteando tormenta y tempestades.

No es la mejor de las temporadas y es lógico. Quiso tener una gran apertura porque con el mayúsculo rating que registró en el primer programa podía llegar a los primeros objetivos pero esta vez le duró poco. Fue efímero porque todos están pendientes de sus mediciones flacas y no de recordar aquella apertura gloriosa.

No llegó al mes de aire y cayó a la mitad su medición, pronto quedó al desnudo que su elenco no es el mejor pero aunque no tenga a excelentes tripulantes hay que llevar el barco a puerto y un gran capitán como es Tinelli sabe perfectamente de qué se trata.

No es casual que el número en pocas semanas haya mermado tanto y ya no logre aquel techo sublime de mediciones de sintonías. Este es el momento en donde un gran capitán tendrá que mostrar el camino y el destino. Tinelli sabe que este año el programa pasará plenamente por su conducción como pocas veces antes. Y él mismo se pondrá a prueba y verá si le da el cuero para seguir demostrando que sigue siendo El Señor Televisor como lo han dado en llamar.

No me cabe ninguna duda que será un año difícil para cualquiera, pero cuando Tinelli está en la cancha no es extraño que alguno pueda seguir soñando con los goles de un mayúsculo goleador. Le quiero poner mi ficha a Marcelo y esperar lo que solo él puede lograr, el milagro.

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