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Tercer mundial de impro

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Osqui Guzmán

Quienes se embarcan en la aventura de la improvisación no pueden abandonar. Se vuelven adictos. El género enamora. Se creó una comunidad y los festivales por el mundo facilitan que se tejan lazos fraternos entre las compañías.

Esos encuentros sirven para que crezcan como artistas, investiguen nuevas técnicas, descubran instrumentos para aplicar en sus escuelas, pero lo más disfrutable son las charlas post talleres y espectáculos. Hoy comienza la tercera edición del Mundial de Improvisación que organiza Impronta Teatro en Montevideo y los invitados argentinos, españoles y mexicanos están ansiosos por volverse a ver, salir a comer y beber juntos para hablar y reírse hasta el cansancio.

Esta será una semana cargada de improvisación. Participan artistas locales e internacionales. Inauguran este Festival dos actores de la vecina orilla. Omar Argentino Galván presenta Mosaico a las 20:00 en la Zavala Muniz y Osqui Guzmán hace su unipersonal Mono. Uno, solo, único también en esa sala a las 22:00. Complot Escena llega desde México para hacer Equis ha muerto, (viernes 9 en la Hugo Balzo) y cierra este gran evento ImproMadrid con Corten el sábado 10. Entradas en venta en Tickantel.

El espejo del actor.

Faltaban pocos días para que Osqui Guzmán terminara el secundario y estaba decidido a inscribirse en la Facultad de Medicina. Cursaría la carrera para darle el gusto a sus padres que habían hecho un gran esfuerzo para que él pudiera estudiar. Pero cuando un amigo le comentó que su novia se había anotado en el Conservatorio de Arte Dramático, a Osqui le picó la curiosidad y fue averiguar.

Nunca había pisado un teatro, pero cuando le hablaron de la materia Acrobacia, violencia en escena y esgrima quiso probar. Es que su real vocación era ser maestro de kung fu. Cuando entró al Conservatorio descubrió un mundo que lo alejó de la práctica de artes marciales pero trasladó esa disciplina a su tarea en el teatro.

Una tarde de 1993 vio un cartel en el bar del Conservatorio que cambió su vida. Se convocaba a los alumnos interesados a participar del primer campeonato amateur de improvisación que se hacía en Buenos Aires.

—¿Qué te gustó de la impro?

—Yo había participado en obras en el Teatro San Martín y había hecho sainetes en la calle por tres años sin ganar un peso. Me gustaba escribir y cuando empecé a hacer impro me di cuenta de que podía volcar ahí las historias que se me ocurrían de forma espontánea. Empecé a tener más consciencia de mi trabajo. La impro te ubica en el presente del actor que sos, no en el que quisieras ser, ni en el que creías ser. Es muy fuerte descubrirlo. Incluso hay gente que lo rechaza porque se siente más de lo que es.

Osqui Guzmán participó de diversas ficciones (Buenos Vecinos, Campeones de la vida, Floricienta, Casi Ángeles, entre otras), hizo cine y tiene dos obras en cartel (El Bulibú e Idénticos) pero siempre vuelve a la impro. "Es algo de lo que no puedo desprenderme porque es la matriz de mi respiración como actor. Por más que haga una obra de teatro con guión donde todos los movimientos están ensayados, cada función salgo a improvisarlos".

La improvisación atraviesa un momento de auge en España y los actores de ImproMadrid han sido testigos y responsables de esa evolución. Conocieron el género gracias a que sus profesores de teatro usaban la técnica como instrumento de enseñanza y de pronto hubo un grupo que se enamoró de la improvisación. Empezaron a profundizar, investigaron, armaron un espectáculo y fundaron la compañía 15 años atrás.

Hoy la cartelera madrileña está tapada de espectáculos de improvisación, pero cuando ellos se iniciaron la historia era bien distinta. La gente no conocía el género, no sabían de qué se trataba y lo subestimaban: no entendían cómo una obra que no se ensayaba podía tener calidad. Ignacio Soriano, fundador de ImproMadrid, cuenta que no conseguían salas de teatro donde exhibir sus obras porque la gente no se fiaba de su trabajo, así que transformaban los salones de clases para actuar. Llegaban tres horas antes de cada función, colocaban sillas y almohadones en el piso y siempre llenaban. No existían las redes sociales y la promoción era el "boca a boca".

Lo hacían por el puro placer de subirse al escenario. Fueron perseverantes, insistieron y lograron ser la primera compañía de improvisación en llegar a una sala comercial. "Abrimos la puerta para que teatros grandes confiaran en el género", dice Soriano.

Los artistas de esta compañía madrileña lograron vivir de la improvisación hace una década. Exhiben espectáculos, tienen su escuela y además encontraron en la publicidad un ingreso extra. "Muchas empresas y marcas han descubierto que la impro es una buena forma de promocionar sus productos y darse a conocer. Se dan cuenta de que los improvisadores somos muy rápidos porque estamos entrenados en eso, sabemos contar historias ágiles. Así que cuando precisan guiones frescos, rápidos y efervescentes nos convocan".

Conmover en un instante.

. Múltiples hechos se alinearon para que Complot Escenas se metiera en la improvisación. José Luis Saldaña, miembro fundador de la compañía mexicana, dice que el género llegó a sus vidas para quedarse. Ellos hacían teatro de texto hasta el 2000, pero ese año Omar Argentino Galván, referente del género, inició su Impro Tour e hicieron un taller que él dictaba. Coincidió que se estaba formando la Liga Mexicana de Improvisación y varios de este grupete quedaron seleccionados para integrarla.

Cuando Saldaña se metió en este género descubrió que lo practicaba en cada fiesta a la que iba pero sin tener consciencia de las reglas. "De pronto llegan y me dicen, esto es una disciplina del teatro, lo puedes hacer profesionalmente. Me encantó y dije, de aquí soy". Hoy tienen su propia escuela de improvisación y son referentes en su país.

—¿Qué buscan los alumnos?

—La gente llega a la impro para aprender algo nuevo. Muchos ni siquiera han visto los espectáculos pero nos conocen por internet. El 90% de los alumnos no tiene nada que ver con las artes escénicas: llegan contadores, químicos, ingenieros que quieren hacer algo distinto, desarrollar su creatividad. Y a muchos les resulta terapéutico. Los que se quieren profesionalizar son los menos.

La crítica social es un sello en las obras de teatro de autor que realiza Complot y la improvisación no zafa de este discurso. Le buscan una vuelta teatral y cuidan la actuación. Su mayor pretensión es narrar historias complejas, interesantes y conmovedoras.

En Equis ha muerto se recrea la vida de una persona en una hora y cuarto. "Pedimos al público que elija el nombre de un hombre o mujer que signifique algo en sus vidas, una edad a la que piensan que podría haber muerto y creamos un epitafio que es el título de la gran historia. Vamos al pasado, al presente y al futuro hasta configurar la vida de este personaje. Jugamos con un tono más realista pero sin perder el humor", explica Saldaña.

SABER MÁS

Invitados españoles de lujo

ImproMadrid lleva 15 años dedicada a la impro, realizó 7 espectáculos propios, giró por España y América y creó su propio festival en la capital española. Jorge Rueda e Ignacio Soriano presentan Corten el sábado 10 en la Hugo Balzo. La compañía lleva cinco años haciendo este espectáculo y ahora están en proceso de investigación para desarrollar uno nuevo.

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