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El "Tata" González entre flashes y botines

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El "Tata" posó como modelo para la nueva campaña de Nissan.

Dice que modelar no es lo suyo. Las sesiones de fotos le incomodan pero de a poco se acostumbra. Álvaro “Tata” González esquiva la palabra metrosexual y da a entender que no lo es.En el vestuario del Lazio (Italia), su actual equipo, “parecen modelos” pero él jamás demora en salir. Lleva una década como jugador de la Selección y la Celeste es la mejor casaca que se puso. Es un referente a pesar de no haber estado en Sudáfrica 2010. Vivió ese Mundial como un hincha más y festejó los triunfos en 18 de Julio.

—Como futbolista querés jugar a la pelota pero no podés esquivar la cámara, ¿te costó acostumbrarte a la exposición?

—Sí, porque Uruguay es un país muy futbolero, te reconocen y hay que cuidarse. Uno pasa a ser una figura pública y no es fácil porque la gente a veces habla por demás y estás siempre expuesto. Pero también es lindo cuando los comentarios son positivos. Hay que aceptarlo, convivir con eso y que no te afecten ni las críticas ni los halagos, porque tampoco cuando las cosas van bien hay que subirse demasiado.

—Podría decirse que los futbolistas son las máximas estrellas que existen en Uruguay, ¿lo sentís así?

—Se mueve tanta pasión en torno al fútbol que el jugador es muy reconocido, pero así como se nos admira y esta profesión es el sueño de casi todos los niños, también se nos critica mucho. Igual, es un privilegio para los que hemos podido llegar a trabajar de esto.

—La campaña para Nissan no es tu primera aparición como modelo. Participaste en un par de calendarios que hicieron con los jugadores de la Selección, ¿cómo te sentís posando y en este rol?

—No es lo mío. Siempre un poquito de incomodidad me genera. Ya he hecho alguna otra sesión de fotos con una marca de ropa y de a poco me voy acostumbrando pero no deja de ser un ambiente distinto. No me siento cómodo como en una cancha de fútbol.

—¿Te sorprende cuando las marcas te convocan para ser su imagen?

—No, hoy por hoy en el fútbol es cada vez más común. En las ligas europeas es muy normal, pero veo que aquí se está utilizando cada vez más. Y estoy dispuesto a hacerlo cuando me llaman.

—Tu profesión exige que vivas de tu físico, ¿sos muy estricto?, ¿te cuidás mucho?

—Me cuido, trato de mantener una línea pero no me privo de nada. Como normal y siempre hay tiempo para un desliz y pasar por algún lugar de comida chatarra. Intento llevar un orden y controlar que el peso esté bien pero tampoco dejo que se vuelva un sacrificio.

—¿Cuidás tu imagen? ¿Le prestás atención a la ropa, por ejemplo?

—Me cuido igual que cualquier persona. Trato de estar bien presentable, pero tampoco es algo que me obsesiona. No soy de los jugadores que más demora en salir de los vestuarios. Soy más casual y me gusta estar cómodo.

—Hace varios años que vivís en Italia y en ese país la moda marca tendencia, ¿estás atento a las novedades?

—Miro. Hay cosas que me gustan y cuando me las pongo no me hallo y sin embargo veo que a los italianos les queda bien, pero eso tiene más que ver con lo que estás acostumbrado a vestir desde chico. Italia marca mucha tendencia en la moda y he mejorado después de vivir allá. Pero como te digo, en el vestuario del equipo donde juego (Lazio) entran y salen varios que parecen modelos y yo soy más casual.

—¿Tenés un estilo clásico o te animás a usar ropa original?

—Soy más bien clásico.

—En tu cumpleaños la cuenta de Twitter de la Selección te saludó con una estadística: llevás 66 partidos con la Celeste y saliste campeón de América en 2011, ¿todavía te cuesta caer al leerlo u oírlo?

—Sí. Pasa el tiempo, van surgiendo las convocatorias, los partidos y uno a veces no se da cuenta hasta que sale una estadística como la que estás nombrando o que se cumplen diez años que estoy en la Selección. No es nada fácil. Hay muchos jugadores uruguayos en el mundo haciéndolo de muy buena forma y me he podido mantener. De repente llegar a una convocatoria o jugar un partido con la Selección puede suceder si se tiene un buen semestre, pero continuar durante diez años cuesta mucho y lleva un sacrificio. La manera de lograrlo es con mucho apoyo y por suerte tengo un respaldo muy grande de mi familia.

—¿Era tu pretensión jugar en la Selección desde el día que decidiste ser futbolista?

—Sí, cuando sos chico soñás jugar en el equipo del que sos hincha y en la Selección. Y por suerte se me dieron las dos. Todo lo lindo que me ha dado esta carrera se lo debo al equipo que me dio la posibilidad de ser profesional: Defensor Sporting, que es mi casa hasta hoy.

—¿La Celeste es la mejor camiseta que te tocó vestir?

—Sin lugar a dudas. Es distinto. La responsabilidad es otra y el orgullo de vestirla no tiene comparación.

—Debutaste en un amistoso contra Rumania en 2006. Llevás diez años en la Selección, ¿qué te contagió este plantel?

—Las ganas de conseguir algo por otros y no tanto por uno mismo. Queremos ser campeones, pero creo que ponemos por delante la alegría que se le da a la gente. Es increíble cómo repercuten los logros y las derrotas en el día a día de los uruguayos. Cuando ves que la gente lo vive tan de cerca y siente tanta pasión por la Selección se juega más por eso que por uno mismo.

—¿Sentís que te convertiste en un referente en esta década?

—Ser uno de los más grandes te va dando experiencia y a los muchachos que llegan les va sirviendo que en el plantel haya futbolistas que ya han participado de torneos y saben lo que es la responsabilidad de jugar con la Selección. Si se encuentra el momento o te das cuenta de que vendría bien una palabra a los más jóvenes, lo decís, pero tampoco es que me considero un jugador con incidencia, para eso ya tenemos un capitán (Diego Godín) que lo hace muy bien.

—¿Tenés algún rol específico dentro del grupo, más allá de lo futbolístico?

—Manejé la música mucho tiempo, ahora me perdí dos convocatorias por mi inactividad en el Lazio y agarró la posta "Palito" Pereira y se la estoy respetando. Está bajo examen (se ríe).

—¿Qué música ponías vos?

—Yo pongo un poco de todo, pero igual a los muchachos les gusta criticar porque se divierten dándome palo.

—Sé que sos fanático de Agarrate Catalina, ¿también se escucha?

—Sí, murga también suena en el ómnibus. La Catalina tiene varios cuplés que hablan de la Selección, lo que fue el Mundial de Sudáfrica, por ejemplo. Además de que son buenos, los pongo porque son amigos. También se escucha Denis Elías y Mariano Bermúdez.

—¿Qué tal te va en los partidos de truco?, ¿con quién hacés dupla?

—Me va bien. Ese es otro rol que tenía y me lo sacaron. Yo organizaba los campeonato y jugaba con Martín Silva. Jugamos tres torneos (en la Copa América, en el Mundial de Brasil y en una fecha de Eliminatoria) y se dio la casualidad que ganamos los tres, entonces decían que los arreglábamos. Así que en el último me sacaron de la organización.

—En el medio de todo este camino hubo críticas fuertes y gente que cuestionaba tu lugar en la Selección, ¿fue lo más duro que te tocó vivir en tu carrera?

—Sí, muchas veces no entendía por qué estaban tan ensañados conmigo. Creo que se hizo una bola, en un momento fue la moda "pegarle al Tata", pero me dio fuerzas igual y me motivó a demostrar que era un jugador que tenía las condiciones como para ser parte de este grupo. Cuando me tocaba y el técnico me daba confianza creo que le pagaba en la cancha. Mucha gente en la calle me reconoce eso: "yo era de esos que no quería que jugaras o prefería a otro". Tampoco está mal, porque todos somos técnicos en Uruguay, a mí también me gusta más un jugador que otro, pero eso no quiere decir que el otro sea horrible. Es la forma en que se critica. A veces el hincha es muy duro. Con la edad que tengo (32) lo llevo mucho mejor y por suerte ha cambiado esa opinión.

—¿Qué creés que pasó para que cambiara?

—Considero que mi desempeño en la cancha es parecido a lo que era antes, pero hay otros factores que suman, por ejemplo aquella pelea con Neymar en el partido contra Brasil o el gol que hice en el amistoso contra Chile y señalé las estrellas del escudo Celeste. De repente en la cancha hacés un partidazo y no se te reconoce pero todas estas cosas influyen en la opinión popular.

—Este año te tocó estar cuatro fechas sin jugar con la Celeste, ¿qué pasa cuando no ves tu nombre en la lista de convocados?

—Es duro. Por más que sé que estás siempre compitiendo por un lugar, que no es fácil mantenerse y que existe la posibilidad de que los convocados sean otros, es duro. La situación en el Lazio me perjudicó. Yo no estaba jugando y al día de hoy estoy buscando una salida para no pasar otra vez por lo mismo porque lo principal, además de jugar, es estar bien para poder ser convocado por el "Maestro" Tabárez. No es lindo porque uno quiere estar siempre. Por suerte los muchachos lo hicieron muy bien y cuando volví seguíamos prendidos arriba en la tabla.

—¿Mirabas los partidos con amigos? ¿Cómo los vivías?

—Por la diferencia horaria los partidos eran a las dos de la mañana, así que trasnochábamos con mi señora y un par de amigos italianos que transformé en hinchas de Uruguay. Lo vivo como hincha, como en su momento viví el Mundial de Sudáfrica. Quedé afuera de esa lista unos días antes del viaje. Había estado durante toda la Eliminatoria convocado, incluso jugué el repechaje contra Costa Rica y me tocó no ir. Pero yo me sentía parte de ese plantel y fui un hincha más de los que iba a 18 de Julio a festejar los triunfos.

—¿Te comunicás con los jugadores cuando no estás convocado?

—En 2010 lo procesé por dentro y me mantuve un poco afuera, lo viví como hincha y no tanto escribiéndome con ellos. Últimamente estuve presente a través de mensajes y llamadas porque uno trata de transmitir la experiencia. Eran partidos importantes y quería apoyar e incentivar a los muchachos.

—Esta Selección nos ha dado más que triunfos, nos devolvió la ilusión...

—Yo creo que lo principal de esta Selección es saber que Uruguay puede jugar contra cualquiera y puede ganar: ya no hay un imposible. Hoy el uruguayo no se conforma con un empate porque sabe que tenemos una Selección digna, de primer nivel y que va a dejar el alma para poder ganar el partido.

—Este grupo funciona en bloque. Están trabajando juntos en la defensa de los derechos de imagen y del fútbol uruguayo, ¿era un debe que tenían desde hacía tiempo?

—Era algo que se estaba manejando hacía un tiempo porque el mundo va cambiando y las cosas no se mantienen siempre iguales. No era algo que teníamos pendiente, se fue dando así y se planteó llegado el momento justo. Creo que el uruguayo entiende que no es por un bien personal sino colectivo. Todos sabemos que las condiciones en el medio local no son las mejores. Igual tratamos de hablar poco del tema individualmente porque preferimos hacerlo en grupo y en bloque.

—¿Qué te pasó cuando escuchaste las declaraciones de Gustavo Torena (más conocido como el Pato Celeste) contra Diego Lugano?

—Leí pero no sé los pormenores y debido a qué salió a hablar. Él sabrá lo que dice y por qué lo dice. Nosotros hablamos por lo nuestro y por el interés de mejorar las cosas a nivel local.

—Este año no fue lo que esperabas a nivel deportivo, pero sí en materia personal con la llegada de tu hijo Renzo, ¿es así?

—Nació nuestro primer hijo y con mi señora estamos muy contentos. Tiene tres meses y estamos embobados con él. Llegamos a Uruguay a pasar las fiestas y nos estaba esperando toda la familia para reencontrarlo. Nació acá pero se fue a los 20 días para Italia así que ya lo ven como si fuera otro. Ha cambiado y crecido muchísimo.

—Sos gran hincha de Nacional y has dicho que tu sueño es volver a jugar en ese club…

—Desde chico soy hincha de Nacional pero hay que ver cuándo se dan las circunstancias. Quisiera volver a cumplir el sueño de ser campeón con Nacional, que todavía no he podido conseguirlo. Pero comparto también el sueño de jugar otra vez en Defensor, que es mi casa y el equipo donde debuté. Me han manifestado ambos clubes que las puertas están siempre abiertas y eso es un orgullo porque el día que pegue la vuelta me gustaría jugar en los dos equipos. No sé en cuál primero. El tiempo dirá si es posible y si los clubes tienen el interés de contar conmigo, pero mi sueño es poder jugar en esos dos equipos.

Y todo cambia.

Le han dado mucho palo y se ha cuestionado su lugar en la Selección. Él dice que en un momento estuvo de moda pegarle al Tata. Varios de los que lo arruinaban, hoy lo piden. El "Tata" está seguro de que su rendimiento en la cancha es el mismo, pero dice que el gol contra Chile en aquel amistoso picado en Santiago le sumó puntos a nivel popular. Uruguay ganó de atrás con un gol suyo y otro de Diego Rolan. En esa ocasión, el "Tata" señaló las estrellas del escudo Celeste en el festejo y se puso a la hinchada charrúa en el bolsillo.

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El "Tata" posó como modelo para la nueva campaña de Nissan.

MODELOMARIEL VARELA

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