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Robertito Funes: "El argentino hace malabares para venir a Punta del Este"

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Robertito Funes
Roberto Funes, Robertito Funes, Periodista y Presentador de C5N y Telefenoticias, Corresponsal Internacional, en Punta del Este, foto Ricardo Figueredo, corresponsal Maldonado, Archivo El Pais, 20200114
Ricardo Figueredo/Archivo El Pais

ENTREVISTA

El periodista enviado por C5N y Telefé Noticias al Este uruguayo hace balance de la temporada.

—¿Qué virtudes tenés, más allá de tu calidad humana, para llevarte tan bien con la alta sociedad?

—Detrás de una linda cara, hay personas. Mercedes Lasarte está relacionada con la baronesa de Thyssen que tienen una de las colecciones de arte más importantes y tengo más casos, pero creo que soy una persona confiable. No cuento secretos y eso creo que sirve para entablar una buena relación.

—¿Qué lugar le das a la cultura a tu carrera?

—Es todo para mí. Como hijo de padres de separados, yo me crié con mis abuelos y mi madre. Después hice amigos muy cultos, muy buenos.

—Siempre tenés muy presente a tus abuelos.

—Soy nieto de un militar y mi abuela fue nieta de Francisco Pascasio Moreno, Perito Moreno, que recibió una educación privilegiada. Por eso también soy privilegiado de haber aprendido con ellos, que me enseñaron a moverme en distintos sectores de la sociedad. No es al azar mi forma de relacionarme con la gente. Siempre me dejaron muy claro que todos somos iguales. Por eos aprendí a convivir con una persona rica a estar con el más humilde. Lo que pasa es que hay gente que se marea, el lujo, el brillo marea. A mí no me marea nada.

—Este año en el informativo de Telefe te contrataron para hacer “contratado por un día”, un segmento en el que hacés distintos oficios...

—Siempre cuento que, cuando llegué desde Mendoza a Buenos Aires, fui repartidor de pizza. Pasé de tener una vida acomodada a no tener un sólo centavo. Ya sé lo que es no tener un peso. Con “Contratado...” me meto en la vida del laburante, de los oficios, eso te da un baño de realidad que está bueno. Ahora estuve cubriendo la temporada de Punta del Este para C5N por décimo segundo año consecutivo, pero en unos días estoy demoliendo una casa, alambrando un terreno o limpiando los pluviales de Buenos Aires... Paso del público ABC1 al más humilde en un segundo, como en la vida misma.

—¿Cómo viste a Punta del Este esta temporada con todo lo que se habló de la diferencia cambiaria entre Uruguay y Argentina?

—Lo vi como hace cinco o seis años, cuando también se había disparado el dólar. Quizás esté un poco más elitista que nunca porque la moneda te limita, con menos argentinos, pero con un público internacional que no es común ver. Con mucho europeo, chilenos, muchos paraguayos, estadounidenses, canadienses, libaneses. Sí, hay chacras marítimas cuyos dueños son libaneses. Punta del Este tiene un glamour salvaje. Yo llego a ese mundo por contactos.

—¿El mejor evento de este verano?

—Para mí, el cumpleaños de Jean Paul Enthoven, novio de Patricia Della Giovampaola. Lo hizo en su casa, y salió divino, con todo muy bien puesto. ¿Y fiesta? La que hizo Cipriani en su casa.

—No sos muy de la movida nocturna.

—A las 2 de la mañana se me caen los ojos del sueño, salvo en fin de año que hago la recorrida para C5N mostrando las celebraciones. Estuve en la fiesta de Bagatelle, que fue impresionante, lleno de jóvenes intentando conseguir la entrada, las pulseritas....Cada año se supera eso: la edad de los jóvenes para ir a las fiestas. Son todos chicos muy jóvenes mezclados con gente de 60. Lo veo peligrosamente heterogéneo.

—¿No viste mucho influencer argentino en José Ignacio? En las redes al menos dio la sensación que había muchos en los primeros días del verano...

—Sí y no son capaces ni de pagar una copa de champagne. Detesto a los influencers. Hay mucho “wannabe”, la mayoría quiere mostrar un estilo de vida para que le lluevan marcas y plata. En realidad, a los influencers lo llevan para que se muestren en la playa y suban un videíto para una marca, pero no más allá de eso. Los influencers de ahora es lo mismo que muchos de los famosos en los 90 y principios de los 2000, gente que quiere pertenecer a como dé lugar. Pero están en extinción, hay demasiados y no suman. Nadie sabe quién es quién, todo se mezcla.

—Vos tenés miles de seguidores en las redes sociales, ¿no te considerás un influencer?

—Yo soy un comunicador, no un inflencer. Me gustan las redes sociales, pero me preocupo por publicar cosas de mi trabajo que es comunicar. No sé hasta qué punto es real lo que ganan a partir de las redes. Para mi es un mercado que está en extinción, como las historias de Instagram.

—¿No te impresiona, a propósito del mundo Instagram, la velocidad con la que se diluyen las noticias a nivel general?

—Hay un exceso de información. Todo es muy instantáneo aunque pretendas ir un poco más lento.

—Un ejemplo es la velocidad con lo que pasó con la nieta de Susana, parecía el escándalo del verano pero está en el olvido.

—Lo de la nieta de Susana pasó acá mismo (en la salida de Tequila, a pocos metros donde se hizo la entrevista) y no queda nada de eso. Era para molestarla a Susana, que es una persona a quien tengo un gran cariño. ¿Está mal decir lo que piensa? ¿Por qué la atacan? Hay gente sin escrúpulos que no son periodistas y son rapiñeros. Sacan la noticia de donde pueden. ¿Para qué ensuciar? Se terminó arreglando todo rápido, que no fue gran cosa.

—¿Qué es lo que más te gusta hacer durante tus coberturas de Punta del Este?

—Me encanta contar historias de lo que surge a partir de una día de playa. Me encontré con una bailarina de Ibiza, que es argentina, que se puso de novia con un guardavidas. Otro móvil que causó furor, y que estuvimos 40 minutos al aire, lo protagonizó una camarera uruguaya que conoció a un empresario argentino que le dijo: “vos no vas a trabajar más de camarera”, le agarró la bandeja y la invitó a navegar al día siguiente en su barco. Yo estaba al día siguiente en el puerto y veo a una mujer con una capelina y era ella. Como si fuese la película de Jennifer López. El encuentro fue en el móvil y resultó maravilloso.

—¿Qué significa (la señal de noticias) C5N para vos?

—Es mi casa absoluta, el lugar donde más cómodo me siento para trabajar. Con todos los vaivenes que tuvo el canal siempre trabajamos responsablemente. A mí me ha dado prestigio y se ha convertido en mi casa absoluta. Yo soy quien soy gracias a ese canal que fue el más visto en 2019, tanto de cable como tv abierta. Lo más genial es que, pese a lo que ocurre en Argentina, sigo estando en Punta del Este cubriendo la temporada. Siempre dicen que no va a pasar nada, pero siempre pasa de todo.

—¿Preparás la cobertura con mucha anterioridad?

—Desde setiembre, octubre. Siempre me interesa saber por dónde viene la movida cada verano. Igual no dejás de sorprenderte con cada vez más noticias. Porque después de los primeros días, que son de fiesta, viene otro público a partir de la segunda quincena. Siempre hay gente en las playas.

—¿Cuánto afectó el impuesto del 30% a los consumos con tarjeta de crédito para los argentinos en el exterior?

—Afectó, pero el argentino que quiere a Punta del Este va a venir siempre así el impuesto sea del 60%. Es el lugar de pertenencia, muchos tienen casas. Creo igual que se gastaron menos este año. En vez de venirse 15 días vinieron una semana. Hay que cuidar al turista.

—¿Por los precios, decís?

—Está caro Uruguay para nosotros, pero el argentino hace malabares con tal de estar acá. A mí que particularmente me gusta recorrer palyas y paradores lo notabas: mucha heladerita, platos compartidos, igual que los “drinks”. Vi gente compartiendo caipirinhas y otros tragos porque eran caros. También vi casos de chicos haciendo “pool” con los autos porque la nafta es carísima para nosotros. Yo lo mostré.

—¿Qué perfil tiene el turista argentino este verano?

—Hay porteños, pero también hay mucha gente del interior... Mucho cordobés, rosarino, correntino... El porteño es más reacio a salir en los móviles y los del interior, cuando me ven, son más afables. Muy divertidos.

—¿Qué cambios notaste respecto al verano pasado?

—La playa Mansa ha crecido mucho, con los nuevos paradores, los nuevos edificios, pero la gente es más tranquila y se nota. Cada lugar mantiene su público. Yo amo La Barra, por ejemplo, porque tengo todo a mano.

—¿Y Chihuahua?

—Me encanta. La tengo olvidada, pero vuelvo en febrero para pasar unos días de vacaciones y ahí estaré.

—¿Que deseos tenés para 2020?

—Que finalmente Argentina encuentre un rumbo y que la gente no esté permanentemente pensando en qué pasó y qué puede puede pasar. Han sido tiempos muy difíciles. Creo que no hay que pensar más en política y dejar gobernar a quién está, que en este caso es Alberto Fernández. Hoy el argentino debe enfocarse en su trabajo, en su familia... Que sea un año tranquilo.

—¿Pudiste cruzarte a Lacalle Pou en Punta del Este?

—Me crucé con su padre (Lacalle Herrera), en una reunión. Ojalá que su hijo escuche a la gente, algo que no hizo (Mauricio) Macri en su gobierno, y que haga un buen gobierno.

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