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El rabino de Adrián

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Claudio Konfino

Un uruguayo en medio de "El host"

En El Host, Adrián Suar pasa por una crisis existencial porque su esposa lo dejó. Sus empleados hacen lo posible por levantarle el ánimo, entre ellos un rabino interpretado por Claudio Konfino, un uruguayo que lleva 30 años animando fiestas, 20 haciendo humor y 12 viviendo de este trabajo.

Julio María Sanguinetti dijo una vez que quien no está en la televisión, no existe. Algunos se lo han discutido, pero sin mucho éxito. Hoy habría que actualizar la frase diciendo que quien no está presente en Internet de alguna forma, no existe, y Claudio Konfino (49 años) podría apoyar esa idea dando testimonio de su propia experiencia.

"Yo hace veinte años que soy humorista, hace muchos años que voy a Argentina a hacer eventos", dice el cómico. Pero fue gracias a su personaje de rabino en El Host (FOX) que hoy muchísima más gente sabe de su existencia. Y su llegada a esa megaproducción se dio nada menos que por la viralización de tres o cuatros videos que publicó en YouTube haciendo ese personaje.

Ahí lo vieron Adrián Suar y el guionista Sebastián Borensztein, y un día de diciembre de 2017 le sonó el teléfono. "Era Diego Andrasnik, productor general de Pol-ka. Te van a hablar, me dijo y ¡me pasó con Adrián Suar! Yo al principio pensé no puede ser, pero era él. Me dijo que había visto mi trabajo, que le gustó y que pensaron que era ideal para este proyecto".

El proyecto era The Host, un megashow de variedades que combina ficción, humor, entrevistas, shows musicales, imitaciones… un novedoso formato que desde el pasado 22 de agosto se emite los miércoles, a las 22:45, por FOX. Y entre toda esa sucesión de géneros y artistas, hay un espacio que por ahora viene ganando en el minuto a minuto: el del rabino, personaje que interpreta el uruguayo Konfino.

"Es un personaje muy cómico, el rabino de Adrián. Él está pasando por un mal momento porque lo dejó la esposa (Natalie Pérez) en la luna de miel. Entonces el rabino viene a ayudarlo a levantar el espíritu, pero a su vez busca su negocio y trata de asociarse, de pedirle plata, de apoderarse de cosas. Es un rabino bastante especial, siempre con el humor judío, que es uno de mis fuertes", explica el cómico, quien confiesa sentirse contento y triste al mismo tiempo.

-¿Por qué?

-Porque tenés que esperar ir a Argentina para que te vean acá. Y en Uruguay tenemos cosas buenas. Lo que más me enoja es que juega Del Potro al tenis contra Djokovic y la gente quiere que gane Djokovic. ¿Quién viene a Punta del Este? Los argentinos. ¿Quién compra raquetas en Uruguay si vienen? ¿Los hinchas de Djokovic? Que gane el argentino, y que vengan y jueguen al tenis todo el verano y el invierno en Punta del Este. Sin embargo, miramos allá para después valorar lo de acá. La televisión uruguaya le abre la puerta a los argentinos y no a todos los uruguayos. Se la abre a los uruguayos que hacen Carnaval; a los que no, no. Yo nunca hice Carnaval. No pasa con todos, hay gente que se da cuenta, que valora y aprecia. ¿Sabés la cantidad de humoristas que hay en el Interior? Mejores de los que estamos acá.

-Igual tuviste un pasaje por Mundo cruel, el programa del Licenciado Petinatti en Teledoce.

-Sí, fue hace como doce años. Una linda experiencia. La oportunidad de hacer televisión me la dio Petinatti, en algo que es muy distinto a esto que hago ahora en El Host. En Mundo cruel interpretaba un personaje cómico que ayudaba a rematar un chiste.

Novedoso.

Konfino reconoce que El Host es un formato al que al principio costó adaptarse, pero con el paso de los programas (son trece, todos ya grabados) la gente ha ido captando la idea y le viene dando su apoyo. Y si de apoyo hablamos, los que se lo dieron a Konfino de entrada y de una forma que valora sobremanera, fueron Adrián Suar y Nicolás Vázquez, los actores con los que comparte escena en la propuesta según un guión cuyo esqueleto escribe Borensztein, pero que el uruguayo tiene libertad para adaptar y mechar sus propios chistes.

"Una de las cosas de Adrián y Nico, que habla de su grandeza, es el dejar hacer. Yo le decía a Adrián tengo este chiste y él me respondía metelo. Cuando quedaba mejor que el otro chiste, iba. Siempre estaba la grandeza de dejar hacer al otro y de que se luzca. Yo estaba acostumbrado a trabajar solo en monólogos, a llenar espacios vacíos, y acá pasa todo lo contrario. Yo mismo me tapaba a veces y Adrián decía ¡corten! No te muevas, venite para acá porque sino no te ve la gente. A mí ya me conocen, que te vean a vos. Quedate acá y no te muevas. Eso es buenísimo porque no hay ego, además son inteligentes.

-Algo similar te pasaba con Nico Vázquez.

-Sí. Imaginate que yo llego a Pol-ka y la primera escena que toca es Adrián Suar, Nico Vázquez y yo. Nunca había hecho tele con este formato. ¡Hay que estar! Eran Messi y Suárez, y yo les tenía que robar la pelota en el Barcelona. Era una escena que íbamos caminando los tres y en la tele se ve que Nico me lleva abrazado. Quedaba bueno por el personaje, pero a su vez ese abrazo significaba mucho, significaba que él me iba dando los ritmos con toquecitos que me iba haciendo en la espalda. Si me estaba quedando, para que levante, y si estaba muy arriba, para que baje un poco. Eso es un crack.

-¿Lo habían hablado antes?

-No, fue una lectura del momento de la que yo me di cuenta. Entonces, cuando se volvió a grabar esa escena, ahí sí salió, la cosa fue rodando. La segunda escena la grabamos treinta veces. A cada rato "¡Corten! Claudio, tal cosa". No lo podía creer. Pero finalmente estoy en doce de los trece capítulos que tiene la primera temporada, grabados en los estudios de Pol-ka de Don Torcuato, unos estudios impresionantes. Es una fábrica de producción, de profesionalismo… son profesionales de verdad.

-Es un programa muy coreografiado.

-Es un formato nuevo de televisión que cuesta… y más a los uruguayos. Mismo cuando grabamos, al principio me decían "¡vamos uruguayo, movete un poco más!". Yo venía con esa pausa uruguaya. Es un ir y venir, un ritmo impresionante, y al uruguayo le cuesta un poco porque no está acostumbrado a algo tan vertiginoso. Nuestros programas son más estáticos. También está la forma como meten las publicidades. Indudablemente Suar, Pol-ka… vuelan, están más allá.

En 2002, hice un curso de comedia en Argentina. Entonces venía a Uruguay y le proponía a los hoteles hacer stand up. Nadie compraba. Hice el primer show de stand up en el Alfabeta, que se llamó 100 por ciento Stand Up. Fue antes de De pie (Rafa Cotelo, Gonzalo Cammarota, Ignacio Alcuri y Pablo Aguirrezábal). Hoy en día, por suerte, hay millones, y está bueno que haya laburo y se hagan unos pesos. Y con el formato de El Host pasa lo mismo, dicen que es muy difícil, que no se entiende… pero a medida que van pasando los programas uno se va enganchando más.

-Y en los pasillos de Pol-ka te codeabas con los famosos.

-Hasta hace unas semanas, desayunaba con Juan Darthés, que estaba haciendo la tira Simona… Estás en un mundo de estrellas, que no dejan de ser personas como nosotros. Alfredo Casero es un crack, es un tipo inteligente. Me acuerdo la primera vez que iba a salir a escena, le digo "estoy renervioso". "Drogate", me responde.

Muy crítico.

Konfino ya se aseguró su presencia en la segunda temporada de El Host, que se empezaría a grabar en febrero del año que viene.

Si bien antes de este programa tenía mucho trabajo, cosa que le permite vivir del humor desde hace doce años, está claro que su presencia en este megashow le ha hecho llegar muchas más propuestas. Entre ellas, hay posibilidades de hacer algo con Pol-ka el año que viene. "Estamos en eso. Justo ahora en Argentina es un momento en el que se están cuidando, están viendo todo, pero hay alguna cosa. Puede aparecer algo", adelanta quien ya confirmó que hará humor en radio en Buenos Aires.

¿Y en Uruguay? La posición del humorista es bastante crítica al respecto, pero tiene sus explicaciones.

"Yo digo que el problema en Uruguay radica en dos cosas: somos pocos y todo es por los votos. Entonces no podemos hacer nada. Hay gente que hace cosas buenas, cómicos, humoristas, cantantes, actores… y sin embargo no los ves. Dicen este programa de humor de la tele no hace reír a nadie. Y en todas partes del mundo, un programa humorístico no tiene menos de cinco o diez guionistas. Cuando yo estaba en Mundo cruel, había un guionista para todos los programas del canal (Teledoce). Entonces los chistes eran todos iguales, porque es el estilo, y se van agotando, por más bueno que seas".

"Cuando hice el curso de comedia en Argentina, iban cinco chicos que se estaban preparando para trabajar en la productora de Roberto Petinatto para hacerle cincuenta chistes entre los cinco y que él sacara cuatro buenos para tirar media hora de programa. Y acá te hacen dos programas con un guionista, entonces es muy difícil", se lamenta.

-Esta visión tan crítica de los uruguayos, ¿te ha llevado a pensar en instalarte en Buenos Aires?

-Yyyy, sí (duda). Sí (ahora con seguridad), porque cansa que no haya tiempo para hacerte una entrevista, pero sí hay tiempo para pasar media hora de videos de Internet, que los ves por Internet en el celular en el ómnibus. Entonces decís quiero un programa de humor con humoristas, no con famosos que se creen cómicos. Son simpáticos, son divertidos, pero no son humoristas. Así te dan ganas de irte. En Argentina también hay problemas, pero tenés posibilidades.

-En Uruguay no las hay.

-Yo acá hice un show de títeres porno, hace cinco o seis años. Cuando decía que iba a hacer ese show, las respuestas eran "no, que fijate, títeres porno". "Sí, títeres que tienen sexo manejados por hombres". Fue un éxito, fui a todos lados. La gente joven lo apoyó. A veces no nos animamos a hacer cosas por lo políticamente correcto y en Argentina se animan. A mí me vieron en un video y se animaron a llamarme. Canté y bailé, y no sé si no canté mejor que Adrián (risas). Y nunca me habían visto, cantando ni bailando. Hoy en Uruguay no hay programas de humor, ¿cómo no va a haber un programa de humor en un país? No hay un programa de tango. Hay informativos, que no son informativos sino la agenda de los políticos, no hay investigación. Después nos quejamos de que los argentinos se apoderan de La Cumparsita, ¡si la mostraron ellos en el mundo!

Una vez escuché a Julio Frade decir que no hay humoristas finos y, bien cosa de viejo, me lo encuentro en el supermercado a las dos semanas y le digo discúlpeme, humorista finos hay, pero usted vea primero lo que quiere escuchar la gente. Porque si yo hago los chistes finos que a mí me gustan, trabajo una vez y no trabajo nunca más porque no funciona. La gente quiere barato, quiere fácil, no quiere pensar, quiere que le des todo digerido. Vos le das un chiste para pensar y no le gusta. Muchos me dicen "no hagas chistes verdes", no los hago, pero uno siempre prueba porque una cosa es lo que vos pensás que va a querer el público y otra cosa es cómo viene dispuesto. Pruebo con uno y se ríen; después hago uno fino, que hay que pensarlo, y cuesta salir la risa. Entonces les digo "decídanse, chistes ordinarios me dijeron que no haga y finos no entienden, ¿cuáles hago?". Por lo que hay humoristas que queremos hacer humor fino, pero no hay gente que quiera escucharlo.

Lo afirma quien vive de esto desde mucho antes de que surgiera El Host. "La gente me dice ¡ah, ahora sos exitoso!. Exitoso soy hace doce años, al vivir de esto y mantener a mi familia sin que me falte nada", concluye para hacernos reír... y pensar.

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