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La película de un campeón

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La película de Gonchi. Fotos: Archivo El País/Medio&Medio

Esta semana se filman las últimas escenas de Gonchi, un documental dirigido por Federico Lemos y Luis Ara que reconstruye la carrera del automovilista Gonzalo Rodríguez a 15 años de su trágico fallecimiento. El estreno está previsto para el 16 de abril en el Auditorio del Sodre, luego se exhibirá en salas comerciales y posteriormente se realizará una gira gratuita por todo el país. 

Las productoras Medio&Medio, dirigida por Federico Lemos, y Trailer, de Luis Ara, volvieron a asociarse para realizar un proyecto documental. Antes habían compartido producción y dirección de 12 horas 2 minutos (2012), acerca del sistema de donación de órganos en el Uruguay, y Jugadores con patente (2013), protagonizada por Álvaro Recoba y Antonio Pacheco, opositores en la cancha pero mejores amigos

A semanas de terminar la postproducción de Gonchi, los dos se encuentran embarcados en nuevos planes. Mientras que Lemos realiza un documental sobre Diego Forlán, Ara lo hace sobre el equipo de rugby Los Teros. Los estrenos, dice Lemos, están previstos para el segundo semestre del año.

En abril el espectador podrá revivir, o conocer los más jóvenes, la historia de uno de los deportistas más queridos del país; aspirante a corredor de Fórmula 1, Gonzalo Rodríguez falleció a los 28 años durante una prueba de clasificación de la categoría Cart World Series en Estados Unidos, el 11 de setiembre de 1999.

Gonchi, recordado por su inmensa simpatía, comenzó su carrera a comienzo de los años 90 en el karting y en la Fórmula 4 local. Desde 1992 desarrolló su camino en Europa, primero en la Fórmula Ford y luego en la Renault en España. Dos años más tarde con la misma compañía se trasladó a Inglaterra donde pasó a la Fórmula 3 con el equipo Alan Docking y compitiendo con la escudería Edenbridge.

En el 97 ingresó a la Fórmula 3000 resultando victorioso en Spa-Francorchamps, Nürburgring y en el Circuito Mónaco, donde se alzó en el tercer puesto en el campeonato. Poco antes de morir había ingresado a la serie Cart en el equipo Penske Racing.

—¿La película se pensó como un homenaje a 15 años de su muerte?

—El primer contacto que recibimos fue a través de la Fundación Gonzalo Rodríguez, que el año pasado tenía la intención de armar una serie de actividades conmemorando su fallecimiento y entre las ideas una era la realización de un audiovisual. En una de esas reuniones, uno de los asesores le sugirió a Nani Rodríguez (hermana de Gonzalo) que se comunicara con nosotros, que acabamos de estrenar Jugadores con patente. Desde ese momento empezamos a trabajar juntos, en primer lugar para hacer solo un boceto de un material fílmico, pero luego fue tomando forma de largo documental porque nos parecía que su figura era muy representativa para el deporte en Uruguay, era muy necesario armar una reconstrucción de su carrera.

—¿Qué conocimiento tenían del automovilismo?

—Para mí es un universo completamente nuevo. Este caso es otra vez una codirección con Luis Ara y ya nos había pasado de él ser ajeno al mundo del fútbol y el Carnaval, que yo sí manejo, en Jugadores con patente y la situación inversa en cuanto al sistema de donación de órganos en 12 horas 2 minutos. Te voy a ser sincero: no tenía la mínima idea de la diferencia entre un auto de Fórmula 1 con uno de Fórmula 3, con lo que es la Fórmula Indy o la Cart; todavía estoy aprendiendo qué es un piloto, una pole position o un tiempo récord en una vuelta. Luis está en la misma situación que yo, así que tuvimos que salir a estudiar, investigar, preguntar cuáles son los entresijos de los autos en los que corría Gonchi, en qué categorías fue incursionando, dónde y con quién corrió. Nos fuimos dando cuenta de que había una carrera brillante desarrollada en el exterior y un montón de aspectos vinculados al desarrollo de su carrera de los que no tenemos idea en Uruguay; Gonchi fuera de fronteras es muy reconocido

—El tráiler presenta un testimonio que habla de él como una súper estrella…

—No nos sorprendía que fuera recordado y querido en todo el país, ahora que fuera recordado, querido y respetado en todo el mundo por gente de la talla de Mark Webber, vicecampeón de Fórmula 1 a nivel mundial, de Juan Pablo Montoya, otro campeón, Hélio Castroneves, campeón de Indy car en Estados Unidos, Roger Penske, número uno en lo que sería escudería de autos en Estados Unidos, y muchas más figuras, nos dejó perplejos. Porque él corrió en una categoría en la que fue contemporáneo de un montón de pilotos estrellas actuales que llegaron a ser lo que él no pudo. Nos dimos cuenta de que la carrera de Gonchi quedó trunca, mientras que muchos de sus compañeros llegaron a ser exitosos. No nos quedó dudas reconstruyendo su carrera de que Gonchi hubiera llegado a ser una súper estrella del automovilismo mundial, porque todos los que él venció, llegaron.

—¿Qué les han mencionado en cuanto a su particularidad al pilotear un auto?

—Es una característica que todos te cuentan al unísono, viste que en el fútbol tenemos la garra charrúa, bueno sería lo mismo en el automovilismo: era un piloto arriesgado que iba al límite, que no le importaba nada, que siempre estaba dispuesto a ir un paso más a pesar de todas las limitaciones y carencias con las que trabajaba. Era un tipo que tenía muchos cojones. Además era un piloto muy simpático y querido, a diferencia de sus colegas que suelen ser antipáticos y tensos; él era todo lo contrario. Eso se recuerda con bastante singularidad.

—¿A qué carencias te referís?

—El automovilismo es un deporte extremadamente caro, la mayoría de los pilotos están sostenidos por sponsors que son grandes empresas multinacionales que soportan la costosa temporada que lleva una serie de carreras en un campeonato. Gonchi en Uruguay no tenía el soporte para bancar el entrenamiento de una temporada, viajes, pruebas, y a pesar de todo de ahí surge la ventaja que él daba, algo parecido de lo que pasa hoy con Santiago Urrutia. Para preparar carreras hay que viajar, usar simuladores, probar las pistas y de repente él llegaba a una pista y tenía la posibilidad de dar una vuelta una hora antes de correr cuando los otros pilotos estaban hacía una semana probándola con autos y simuladores. Sin embargo él corría con menos ensayos, con autos de menor potencia, con autos prestados, y ahí se marcaba su habilidad como piloto en comparación a lo que es el presupuesto de una súper estrella.

—Incluyeron a Urrutia en el largo, quizás el heredero más directo de Gonchi, ¿notás que estas desventajas tan marcadas mejoraron?

—Según lo que hablamos con él recibió un empuje de algunas empresas públicas y privadas que le permitió pagar parte del presupuesto de su entrenamiento, pero te diría que la situación es casi similar a la de la época de Gonchi: es muy costoso hoy para un deportista del mundo automovilístico uruguayo competir en categorías como la Fórmula 3 o la 1, hablamos de presupuestos de 10 ó 15 millones de dólares por año, no hay un Antel, UTE, BSE o Ancap que soporte esto. A Santi le está costando tanto como a Gonchi le costó, sino estaría teniendo mejores resultados.

—Más allá de su desempeño como deportista, se recuerda a Gonzalo por su humanidad.

—Fue muy querido, dejó una marca muy fuerte en la gente que convivió con él en Inglaterra, España, Francia, Italia, Bélgica, porque la película reconstruye la carrera en los distintos circuitos en los que corrió. Hay un esfuerzo de producción muy grande, se rodó en más de 12 países y dentro de esa recorrida fuimos a lugares en los que él vivió y nos encontramos con gente muy dolida, que se partía al medio al hablar de su muerte, que 15 años después prácticamente vivieron ese duelo hablando en la película. Fue muy fuerte, es un tipo que evidentemente dejó marcar profundas en la gente que lo rodeó.

—¿Cómo se organizó la producción para filmar en tantos territorios?

—La financiación surgió de las dos productoras asociadas y algún otro productor que se sumó. Viajamos a las locaciones que visitamos con un equipo de siete personas (entre otros Pablo Banchero en fotografía, Santiago Carámbula en sonido, Guillermo Rocamora en cámara, Gonzalo Lamela y Sebastián Firpo en producción) y en alguna ciudad contratamos servicios de producción.

—En los últimos años el espectador accedió a grandes films como Senna (Asif Kapadia, 2010) y Rush (Ron Howard, 2013) que reavivaron el interés sobre el automovilismo y sus particularidades.

—A nosotros nos llamó la atención que en medio de nuestro proceso de rodaje salió Rush y F1, otro documental que tiene un material de archivo impresionante y un respaldo atrás de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo) que es la que brinda las imágenes de archivo que le dan una riqueza tremenda.

En el caso de Senna tomamos muchos apuntes de cómo fue trabajada su narración y su apoyo en el archivo, pero entendimos que teníamos serias dificultades en intentar reconstruir la carrera de Gonchi en base a registros porque a diferencia de Ayrton Senna, que fue tricampeón mundial, que tuvo una exposición mediática brutal y que tuvo cámaras arriba suyo siempre, Gonchi muere en la cúspide de su carrera: gana tres carreras en tres meses y muere, entonces no hay mucho archivo. Las pocas imágenes que hay de sus carreras las conseguimos, pero decidimos complementar viajando y entrevistando para armar el rompecabezas.

—¿Quiénes son los entrevistados más destacados?

—Tenemos a Mark Webber, a Christian Horner que es el actual manager del Red Bull F1 Team, Montoya, Castroneves, Penske, Charlie Whiting, director técnico de las carreras de F1, Justin Wilson. Fue muy difícil de acceder a todos pero la fundación y su hermana fueron fundamentales para gestionar permisos, y nos abrió muchas puertas el propio nombre de Gonchi.

—Estos deportistas que eligen estaral borde de la muerte en cada carrera suelen presentar contradicciones, como cineasta, ¿descubriste ese lado en tu personaje?

—Sí, las contradicciones surgen con los pilotos y los excompañeros a lo largo de la película de forma permanente porque son conscientes de que si bien las medidas de seguridad son cada vez más fuertes siempre, sucede una muerte cada tanto, y es lo que ellos aman hacer. Una de las escenas más fuertes es con Mark Webber, dice que si Gonchi tuviera que tomar las mismas decisiones las tomaría sin dudarlo.

No quisimos meternos tanto en el porqué de la muerte sino en su legado humano y profesional porque su muerte significó un cambio en las medidas de seguridad en el mundo del automovilismo: se desarrolló el HANS device que es un soporte que sujeta la cabeza y el cuello del piloto para evitar que se lesione con los impactos, y eso es lo que les salva la vida hoy, y muy pocos saben que fue por esta tragedia. Por eso también es que muchos pilotos lo tienen tan presente a diario.

—¿Encontraste algún testimonio donde Gonzalo aclarara por qué esa pasión por pilotear autos?

—Fue una persona que nació para competir y ganar. A lo largo de las entrevistas descubrimos que le encantaba la velocidad y competir, no tenemos tantos testimonios como para analizarlo en profundidad. Te diría que fue una pasión que arrastró desde niño.

A continuación, el trailer del documental que se estrenará en abril en el Auditorio Adela Reta. 

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La película de Gonchi. Fotos: Archivo El País/Medio&Medio

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