Claudia Fernández, Victoria Rodríguez, Kairo Herrera y Lucas Sugo cuentan cómo viven esta fecha.

En casa, el 24 se respeta a rajatabla. Nos reunimos con toda la familia y somos una cantidad: primos, primos hermanos, primos segundos, abuelos, bisabuelos. Tengo que reconocer que desde que era niña hasta que no tuve hijos no volví a disfrutar la Navidad. Me gustaba mucho cuando era niña, de adolescente me aburría, después me deprimía, pero desde que tengo hijos la volví a disfrutar como una niña más. Me fascina armar el arbolito entre todos, decorar la casa y pasarla junto a toda la familia.

Yo soy muy familiera, y en mi familia siempre se respetó mucho la tradición de la reunión de la familia grande. En su momento mis abuelos llevaban la batuta y después empezamos a celebrar la Nochebuena en casa. Me encanta que mi casa tenga las puertas abiertas para estas fiestas. No solamente viene mi familia, sino que si conozco gente que va a pasar sola me gusta invitarla para que al menos por esa noche nadie esté solo y cada uno pueda sentir un poco de calor de familia.

Esta época del año la disfruto como loco. El 24 lo paso con mi familia, los Herrera, que somos muchos. Son fiestas importantes porque reúnen a la familia, que es una institución que todos dicen que está degradada. Es una buena instancia para juntarse y pasarla bien. Además, en mi familia hay muchos niños chicos, y Nochebuena es una fiesta muy linda para ellos. Y yo como también soy un poco infantil me divierto con eso. Tradicionalmente en mi casa el arbolito se arma el 24, pero este año tengo el problema de que no encontramos el arbolito por ningún lado. Voy a tener que comprar uno porque no sé qué fue de la vida del arbolito del año pasado...

La Navidad es una instancia para reunirse con personas queridas, que a veces a mí se me hace difícil ver por giras o viajes. En este caso yo voy a pasar Nochebuena con mi mamá en Rivera y después en la madrugada voy a tocar en Artigas. Voy a estar solo con ella porque el resto de mi familia es de Tacuarembó. Generamos una instancia netamente familiar con mi madre. Ella lo vive como un ritual muy lindo porque para ella sigo siendo un niño... Después, en Fin de Año viene mi pareja Antonela y también llegan mis hijos Florencia y Lucas Agustín, que viven en Paysandú. Ahí pasamos todos juntos y se arma una fiesta en casa con más familiares.

YO DIGO