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Pablo Casas de "Esta boca es mía": "La gente, con los temas políticos está más violenta"

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Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

El abogado penalista y panelista en el ciclo "Esta boca es mía" cuenta el detrás del programa, su imagen mediática y habla de la Operación Océano

Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé
Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé

Comenzó en abril de 2019 como panelista del programa de debates de La Tele, Esta boca es mía, aunque tiene muchos años como abogado penalista, trabajando en algunas causas con mucha repercusión. Pablo Casas dice: “Yo defiendo expedientes, no personas, y te ponés la camiseta, pero no la traspirás”. En esas pocas palabras este abogado, elogiado y criticado por igual se define. En esta entrevista con Sábado Show, Casas habla de su trabajo en el programa que conduce Victoria Rodríguez, cuenta acerca de la relación con sus colegas en el panel, sobre la repercusión que ha tenido esta imagen mediática que le brinda la televisión en su trabajo, y cuenta sobre la causa Operación Océano que lo tiene como uno de los abogados defensores.

—Has estado en varias polémicas en Esta boca es mía. ¿Cómo se viven esas situaciones?

—Es parte del trabajo. Uno es penalista, no panelista. Soy panelista cuando me preguntan, uno es panelista de profesión, y las noticias penales son las que venden en la prensa, por eso las difunden.

Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé
Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé

—Se te ha visto enfrascarte con varios integrantes del panel.

—Lo que pasa es que es un grupo muy heterogéneo, eso está bueno sino sería muy aburrido. Hay días que te ponés un poco más tibio que otros, pero después se te pasa porque sabés que a los dos días estás de vuelta; entonces los puentes no los podés volar.

—Sobre todo, tus temas son los de seguridad. ¿Ahí te sentís más cómodo?

—Es que uno está en el tema por estar en este palo por muchos años. A veces escuchás un informe o una opinión que en realidad no tiene mucho que ver con la vida misma. Hacen un informe carcelario que están mejorando esto y aquello; sí, es verdad, alguna cosita ha mejorado pero no es lo que es. Cuando me discuten un tema de seguridad de la LUC, yo lo leí pero hay gente que ni lo leyó y lo discute también. Y ahí es donde polemizás un poco.

—¿Sabemos de lo que estamos hablando o la gente es opinóloga?

—Algunas personas saben de lo que hablan y tienen una opinión formada, lo que no quiere decir que sea lo real; y hay mucha gente que toca de oído porque escuchó tal cosa y opina de determinada manera, pero no tiene un conocimiento cabal de lo que está hablando.

Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé
Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé

—Se quedan con el titular.

—Exacto. Pero hay que rascar un poquito el titular, ese es el tema.

—No estás en una postura de defender a nadie, y has tenido opiniones a favor y en contra del gobierno.

—Es que voté a todos los partidos políticos, nunca perdí una elección. Es una realidad, voté a los blancos, a los colorados, al Frente Amplio y en esta última elección voté a los blancos de vuelta. Voté a todos los partidos políticos y las diferentes administraciones han tenido cosas buenas y cosas malas. Y cuando hay algo malo hay que recalcarlo.

—¿Estás de acuerdo con este gobierno?

—Sí, estoy de acuerdo por un montón de cosas que me parece a mí que están haciendo diferente, pero no quiere decir que le diga que sí a todo. Lo que está mal, está mal, y lo digo.

—¿La gente te reconoce en la calle como el panelista de Esta boca es mía?

—Sí, te reconocen.

Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé
Pablo Casas. Foto: Leonardo Mainé

—¿Y cómo es en los juzgados?

—También te reconocen y alguno te dice: “te felicito doctor estoy de acuerdo contigo”, y otros me dicen “la verdad doctor que estoy den desacuerdo con lo que está diciendo”, y aparte te dicen el porqué están en desacuerdo. Eso está bueno. Cuando se tratan temas del funcionamiento de la fiscalía o los juzgados, y se critica a los fiscales, yo los defiendo. No es que lo haga porque tenga conocidos o una amistad, es porque sé cómo funciona la fiscalía o un juzgado. Imaginate, si no tenían recursos en la última rendición de cuentas y tras unos palos le sacaron un 15 o 20 por ciento de los pocos recursos que tenían, ¿cómo querés que funcione?

—Es lo que pasó con el nuevo Código de Proceso Penal, era bueno en el papel, pero complicado de aplicar.

—Estoy totalmente de acuerdo con el nuevo proceso, pero tenés que darle los recursos para que funcione. Sin ir más lejos, el otro día tuve una audiencia por un corte de pensión y me dice un fiscal conocido que les controlan hasta las hojas A4 que usan; les permiten una cifra irrisoria. Tienen que andar pidiendo tonner porque no tienen, ¿cómo puede funcionar una fiscalía de esa forma? Es imposible. No es que en vez de 10 autos van a tener siete para andar, estoy hablando de las hojas para trabajar, es increíble.

—Volviendo a los comentarios de tus colegas, ¿de qué te hablan?

—Sobre todo de las opiniones políticas, ahí te comentan mucho, y de los dos lados.

—¿Qué es lo peor que te han dicho?

—Me han dicho que soy un facho tremendo. Es que está muy politizado todo, porque del otro lado te dicen que no le afloje a los zurdos. Y yo los miro como diciendo, esto no es Nacional o Peñarol. Se ha fanatizado tanto la política, porque en este país se politiza todo, hasta la continuidad de Tabárez se politiza. Hasta sobre un técnico de fútbol se politizó si podía seguir o no. Los de la izquierda aparentemente lo querían dejar y los de derecha lo querían sacar, una cosa de locos. Hasta ese punto hemos llegado a politizar. El uruguayo es esencialmente político, lo que está bueno, pero otra cosa es el patetismo. Lamentablemente hay mucha gente que está fanatizada y cuando eso pasa, no entran en razón. No hay argumento que sirva, ni para un lado ni para el otro, para tratar de hacerte cambiar de opinión, es imposible. Vos nunca vas a convencer a un frenteamplista o a un colorado o de Cabildo Abierto que tu partido es mejor y que se cambien. Es como si un hincha de Nacional le dijera a uno de Peñarol que son un desastre y que tienen que hacerse del otro cuadro, y viceversa. No lo lográs, y conforme pase el tiempo se radicalizan más las posturas.

—¿Notás a la gente más exacerbada?

—Sí, la gente, con los temas políticos está más violenta. Me acuerdo hace 10 años atrás, discutías de política y podías sentarte en una mesa con cinco personas y discutir dos o tres horas mientras tomabas un café, y eran lindas discusiones de política. Hoy en día eso no lo podés hacer. Es tal la radicalización que llegamos a eso. Hoy no podés sentarte en una mesa con cinco conocidos a hablar de política, porque terminás a las trompadas. Y lo lindo de la política que es hablar, discutir, intercambiar opiniones e ideas. Hacerle ver al otro en lo que puede estar equivocado para que vea, como que te lo digan a vos, si estamos radicalizados, no hablamos de nada.

—Hay gente que ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.

—Y sino van para el pasado. “Porque ustedes hicieron tal cosa”, y “ustedes en el gobierno aquel, hicieron tal otra cosa”. ¿Qué estamos haciendo?, ¿estamos comparando todo lo que se ha hecho mal, o queremos comparar lo que se está haciendo mejor? “Procesaron a un vicepresidente por corrupción”, “sí, pero ustedes también tiene gente presa, con Cambón”; y te hablan de la década del 90. Es increíble; pero funciona de esa forma y el punto de radicalización es tal que ya no tenés mucho para discutir. Lamentablemente es así. Uno espera que alguno quede todavía, pero está muy radicalizado, yo lo veo así por lo menos y es lo que me dicen en la calle.

—Estuve en una filmación de Esta boca es mía y aunque en el aire discutían acaloradamente, a la salida se despedían con afecto. Da la impresión que la gente no sabe eso y se queda con la discusión que vieron.

—Yo no tengo ningún odio contra nadie del panel, de hecho tengo una excelente relación con todos, con algunos más que otros por un tema de afinidad, pero una cosa es discutir y otra que cuando se apaga la luz roja te agarres a trompadas. No existe eso. A veces las discusiones se levantan de tono, pero termina ahí la discusión.

—Sos uno de los abogados defensores de la causa Operación Océano. ¿Te opinión tenés de la fiscal Darviña Viera?

—Yo creo que se le desbordó la causa, no es una mala persona. No creo que haya escondido ningún tipo de prueba, pero se desbordó. Me dio la impresión que se vio desbordada por la causa, y este cambio que ha tenido la fiscalía lo veo como algo positivo. Ya con acciones como esto último donde se puso todo sobre la mesa diciéndole a la defensa: esto es todo lo que hay que estaba en la carpeta y no se lo habíamos presentado, es un gesto noble de la fiscalía; independientemente de las repercusiones procesales que pueda tener eso. A Darviña creo que le pasó el agua, porque una causa con 32 imputados es gigantesca. Ni ella ni cualquier otro fiscal la podría manejar.

—¿Si se hubieran separado en causas más chicas habría otro resultado?

—El trabajo hubiese sido muy diferente. Es que material probatorio de los imputados es diferente en cada uno, y podés separar a los que crees que tienen más responsabilidad, los que tienen menos, hacés una selección, abrís causa para todos pero no dividís. Ahora, cuando ponés todo en la misma causa, lógicamente el que está más complicado va a impugnar mucho más que el que está menos complicado, pero en definitiva esas resoluciones afectan a los 32. Entonces estás en una mega causa que después no sabés cómo podés salir, y es lo que le pasó. Porque es una buena fiscal, pero le pasó el agua.

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