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La nueva vida de Camila Cibils en Estados Unidos

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Camila Cibils

Hace un año dejó su puesto en Subrayado (Canal 10) ypartió rumbo a Nueva York para realizar un Máster en Periodismo con Concentración en Arte y Cultura. Camila Cibils ganó la beca fullbright después de un intento fallido y hoy estudia en CUNY Graduate School of Journalism.

Los viáticos que recibe le dan para sobrevivir y una vez por mes puede darse ciertos lujitos: ver una obra de teatro en Broadway o algún show.La periodista es fanática del arte y aprovecha su carné de estudiante para recorrer museos, ir a exposiciones, ciclos de jazz, lecturas de poetas y escritores.

Se instaló en Miami durante el verano para hacer una pasantía en Univision. Allí vio un show de Rob Thomas y escuchó salsa y ballenato fusionado con jazz. Aquí los detalles de su estadía en Nueva York, sus proyectos y planes de cara al futuro.

Camila Cibils en Nueva York. 
Camila Cibils en Nueva York. 

—Dejaste Subrayado para ir tras este desafío que perseguías hacía cinco años…

—Estaba inquieta por especializarme en periodismo cultural y aprender nuevas herramientas. Me gusta salirme de la estructura, ya lo había hecho con Camaleones (Canal 10), pero acá me pruebo a diario porque la escuela es muy exigente.

—¿Te costó dejar el canal?

—Todo cambio cuesta. Fueron ocho años en los que crecí, generé contactos, aprendí a manejarme mucho mejor en la calle. Todo eso lo valor. Esos ocho años de noticiero no me los saca nadie.

—Te instalaste sola, ¿cómo fue el primer tiempo?

—Es un shock tremendo. Viví muchos meses en un cuarto donde no entraba la luz del sol. Ese primer semestre fue fuerte. Pero de a poco me estabilicé. Un compañero encontró unos cuartos en Brooklyn y ahora el mío tiene dos ventanas. Vivo con un italiano y su esposa iraní. Acá es común compartir porque todo es muy caro.

—¿Te resultó difícil conseguir la beca Fulbright?

—Sí, me presenté dos veces. En la primera el cupo era muy chico y me bocharon. Quizá no estaba del todo bien formada como para hacer el máster. Pasaron unos años y me volví a presentar sabiendo qué quería y con el objetivo mucho más claro.

—¿Y qué querías?

—Tengo muchísimas ganas de armar una publicación cultural de distribución gratuita. Curso una materia de emprendedores y le estoy dando forma a ese proyecto. Lo que más me inquieta es difundir la agenda cultural de Montevideo. Quiero hacer unos videos sobre danza y los voy a empezar a grabar sola porque aprendí a filmar.

—El proyecto de danza ya lo habías presentado en el Ministerio de Educación y Cultura…

—Sí, lo presenté dos veces. Pero no son documentales, sino ocho videos cortos, hechos para internet, sobre ritmos de danza nativas de Nueva York.

—¿Encontraste historias que te llamaran la atención en la calle?

—Sí, y las publiqué. En Queens está prohibida la prostitución y los proxenetas reparten unas tarjetitas que se llaman "chicas call": tienen un número de teléfono, llamás como si fuera un delivery y te mandan una mujer. Encontré a una artista haciendo una performance en la calle donde están los cabaret para concientizar a la gente sobre la explotación sexual, y esa nota salió publicada en el semanario Voces de Nueva York.

Fui a Broadway con mis padres a ver On your feets, un show sobre la historia de Gloria y Emilio Estefan. Había un niño que bailaba que era un disparate. Busqué su historia y descubrí que es hijo de mexicanos, sus padres llegaron indocumentados, cruzaron el desierto y el niño baila en Broadway. Conté esa historia en un vídeo.

—Hiciste un año de actuación, ¿te gustaría retomar?

—No, abandoné porque para hacerlo bien hay que tener tiempo y ganas. Pero desde afuera lo disfruto mucho.

—Dijiste que tu asignatura pendiente era escribir un libro o un guión, ¿sigue en pie?

—Tengo ganas de escribir un libro sobre teatro uruguayo pero tengo que ir a ver un montón de cosas antes de hacerlo. Sigue pendiente.

—Te gustan los muebles retro, ¿cómo amueblaste tu cuarto?

—Acá es todo con sobras de la calle porque sale muy caro. Tengo una linda cómoda que me prestó el señor que me alquila la casa. Mi colchón es rescatado de la calle, además me donaron una cama y una silla.

—Escribiste en Instagram que extrañás la comida casera…

—Extraño el guiso, el asado, la comida natural porque acá todo viene congelado. Extraño la tranquilidad y tomar mate en la Rambla.

—¿Y a tu hermana con quien sos muy compinche?

—Sí, por suerte pude conocer a mi sobrina chiquita que nació y yo no estaba. Extraño un montón la familia.

—¿Y La Floresta?

—Todo el tiempo pienso en La Floresta. Nueva York es divino pero cuando estoy estresada frente a la computadora, con una entrega encima, te juro que en mi cabeza aparece La Floresta.

—¿Qué fue lo más bizarro que viste por las calles neoyorkinas?

—Hay de todo. Hoy una mujer me empezó a gritar para pedirme plata. Una noche estaba en un bar con una amiga argentina y pasó un señor vestido de blanco con chirimbolos y luces colgando y no estábamos cerca de Navidad. Eso nos quedó grabado.

—Estuviste con Rafael Nadal, vi una foto en Instagram…

—Fui a almorzar a un parque y Nadal estaba presentando ropa de una marca.

—¿Te cruzaste con alguna otra celebridad?

Una selfie para mostrar que estuvo junto a Meryl Streep. Aunque no le habló. 
Una selfie para mostrar que estuvo junto a Meryl Streep. Aunque no le habló. 

—Me crucé con Meryl Streep en el ballet. No le hablé porque no me animé. Le pregunté a unos nativos, "ustedes cuando se cruzan con famosos, ¿les hablan?" "No, mejor no hablarles", me dijeron. Y a Robert De Niro lo vi en un festival de cine que él organiza. Lo más lindo me pasó con Danny Boyle, el director de Quién quiere ser millonario. Yo iba a un examen, estaba re estresada y cuando me lo crucé no quería quedarme con la duda de si era o no, y le pregunté, "¿Danny Boyle?" Y él me dijo, "sí, mucho gusto". Y se me colgó a hablar.

—¿Hasta cuándo te quedás en Nueva York?

—Por ahora hasta diciembre. Podría conseguir permiso para quedarme un año más pero tiene que salir un muy buen proyecto para que me quede. Vine a Nueva York también para tener cierto respaldo. Cuando vas a tocar puertas, a pedir fondos, tener un máster te sirve. Y yo soy de las que sale a tocar puertas, sino las ideas no salen.

Callejera y cholula.

Por las calles neyorkinas ha visto de todo: un hombre con chirombolos colgando y no era Navidad, una señora que la persiguió a los gritos y mucha mujer sin corpiño. Pero el mejor encuentro fue en una gala de ballet donde se cruzó a Meryl Streep. Camila despuntó su lado cholulo y se sacó una selfie donde sale la talentosa actriz solo para contar que estuvo con ella. Eso sí, no se animó a hablarle.

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Neoyorkizada

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