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Nicolás Batalla, la nueva cara de las noticias en "Desayunos Informales: primera mañana"

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Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé

ENTREVISTA

El productor radial y televisivo se sumó al elenco de la primera mañana de "Desayunos Informales" y cuenta cómo es estar del otro lado de la pantalla

Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé
Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé

Tiene jornadas largas, pero le gusta mucho su trabajo. Luego de casi una década como productor radial y televisivo, hace pocas semanas se sumó al equipo de conductores de Desayunos informales: primera mañana. Eso hace que sus jornadas comiencen muy temprano, a las cinco de la mañana, y terminen luego de las 19.00, cuando finaliza Fácil desviarse, el programa radial en el que es productor periodístico. Sobre estas primeras semanas trabajando en pantalla, su primer enfrentamiento televisivo, lo distinto de verse en la pantalla y el oficio de producir noticias, charló Nicolás Batalla con Sábado Show.

—Después de tantos años trabajando en radio, ¿es un reconocimiento estar en la televisión?

—Sí, lo veo como un reconocimiento, aunque el pasaje de la producción a estar delante de cámaras lo veo como una continuidad que venía haciendo de la producción periodística, primero en radio y después en televisión, y ahora dentro de la tele, participando al aire. En definitiva es como un mimo al laburo que se viene haciendo y está bueno ver que se hace un voto de confianza a lo que se ha venido haciendo. Igual, cuando me lo plantearon lo viví más como un compromiso a futuro que como un reconocimiento de lo hecho hasta ahora.

Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé
Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé

—Hace años que estás como productor de radio.

—Sí, arranqué como productor en radio en 2008 en El Espectador, estuve en la Segunda mañana de En Perspectiva, también en Suena tremendo y ahora con Fácil desviarse. Todavía me sigo viendo como productor periodístico que como periodista, porque es lo que he hecho la mayor parte del tiempo desde que arranqué a laburar.

—¿Cómo es pasar de un lado al otro de la pantalla?

—Es raro. En primer lugar lo he tratado de vivir como una continuidad. Como productor periodístico, lo que más disfrutaba hacer y a lo que más tiempo le dedicaba era a la producción de entrevistas. Eso implicaba estar planteando las entrevistas, anticipar las posibles respuestas de los invitados y ahora siento que sigo haciendo un poco lo mismo, pero la diferencia es que ahora tengo que poner el cuerpo, la cara y bancar las respuestas si el entrevistado, eventualmente, le incomoda alguna pregunta.

Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé
Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé

Eso seguro lo viviste en carne propia esta semana con la entrevista al presidente del Instituto Nacional de Alimentación, Ignacio Elgue.

—Sí, fue a todos porque estábamos todos metidos en esa situación. Ese es el tipo de situaciones que te toca vivir y mucho no podés prevér, más allá que podíamos asumir que no le iba a gustar lo que le íbamos a comentar. Igual fue un caso muy puntal, la entrevista estaba planteada de antemano y cuando empezamos a conversar entre nosotros por dónde volcarlas surgió que tenía esa historia (había escrito comentarios insultando a Carolina Cosse y Javier Miranda) en Twitter.

—¿Hablaron sobre este tema entre ustedes como equipo de periodistas a la hora de hacer la entrevista?

—Lo discutimos y estábamos de acuerdo que estaba bien planteárselo porque había sido un tema político, un tema que se había hablado: el manejo de redes en las nuevas designaciones en el gobierno. En particular había habido problemas con Cabildo Abierto, así que nos pareció que tenía sentido planteárselo y él tuvo la oportunidad de hacer sus descargos, más allá que entiendo que se equivoca y las cosas que dijo sobre el programa no son ciertas. También está bien que así como vos ponés a los entrevistados en alguna situación incómoda con alguna pregunta, que ellos se defiendan. Eso es parte de las reglas del juego y está bueno cuando es así de transparente. Porque en una nota en el diario te puede quedar la duda cuánto se dijo y cuánto quedó afuera, acá es todo en vivo y eso está bueno porque es más transparente para la audiencia.

Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé
Nicolás Batalla. Foto: Leonardo Mainé

—En la televisión en vivo no hay forma de disimular nada, ni retocar la entrevista.

—Sí, y él nos dijo lo que quiso, porque dijo un montón de disparates que de hecho fueron bastante irrespetuosos con nuestro trabajo y con el canal. Fueron injustas pero bueno, tuvo su derecho a decirlo y ahí quedaron para quien quiera creerlo.

—Por el programa Fácil desviarse, pasaste al grupo Magnolio. ¿Cómo fue ese cambio?

—Fue un cambio grande para nosotros. Fue un lindo cambio porque nos metimos en una radio pujante donde siguen apareciendo cosas interesantes. Nos toca estar al lado de La mesa de los galanes y se siente estar al lado de ese transatlántico. Hemos tratado de mantener el espíritu pese al cambio de nombre y ahora nos está escuchando más gente y nos sentimos más libres que nunca.

—¿Sos de mirarte para mejorar tus gestos o movimientos en televisión para corregirte?

—Soy bastante autocrítico y en general la mayoría de las veces no quedo conforme. Entonces vuelvo a las entrevistas en las que me quedo con dudas si formulé la pregunta correcta o con el tono adecuado. Entonces miro de vuelta para ver qué hago con las manos. Eso trato de repasarlo, no de manera enfermiza, pero en la semana vuelvo a alguna pregunta para ver como salió. Más allá que trato de no darle demasiada importancia al paso a la pantalla para no paralizarme, sé que estoy haciendo algo en lo que soy nuevo y tengo cosas para mejorar. Por ejemplo el tono de las entrevistas, cuando quedás con la sensación que el entrevistado no se fue cómodo, o en las redes se hizo ruido por algo y no te diste cuenta en el vivo. Ahí trato de ver para revisarla y ver de mejorar.

—Dicen que si el político entrevistado se fue contento es porque hiciste un mal trabajo.

—Es una linda discusión. No creo que el entrevistado se tenga que ir enojado. Entiendo que hay una tensión natural en una entrevista entre el mensaje que viene a dar el político y vos. Si le hiciste las preguntas abiertas y él dio su mensaje sin interferencia, ahí algo no hiciste bien. Porque en general siempre hay una campana o un discurso que no es tomando en consideración y creo que el trabajo del periodista es hacer emerger esas otras voces que no están en el discurso político. A veces se van más molestos, pero es parte del juego entender que uno hace su trabajo como periodista y el político da su mensaje. Esa tensión debería de terminar cuando se apagan las cámaras. Hay excepciones, pero en general lo entiende el sistema político.

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