Publicidad

Musical estilo Broadway

Compartir esta noticia
El regreso de Mary Poppins

Se estrena "el regreso de mary poppins"

Con Emily Blunt como la niñera prácticamente perfecta con habilidades mágicas, y Lin-Manuel Miranda, como su amigo Jack, un farolero optimista, la nueva película se apoya en varios pilares, de los que destacamos tres:  canciones, vestuario y escenas que combinan personajes reales con animación.

“Las películas que me marcaron al crecer fueron películas como La novicia rebelde, Mi bella dama, Oliver!… películas que uno iba a ver con toda la familia y que literalmente tenían programas e intervalos”, señala Rob Marshall, director de El regreso de Mary Poppins.

“Si Rob hubiese nacido durante la época de la Metro Goldwyn Mayer, a esta altura ya habría hecho 50 musicales”, dice por su parte Lin-Manuel Miranda, el actor que encarna a Jack, el farolero en la versión 2018.

Entre los aspectos claves para la continuación de una película que muchos recuerdan protagonizada por Julie Andrews y Dick Van Dyke (que tiene una participación en la nueva historia), está todo el aspecto musical del asunto. Porque El regreso de Mary Poppins es un musical, con mucho de los musicales de antaño.

Los responsables en esta oportunidad fueron el ganador de un premio Tony y un Grammy, Marc Shaiman (Hairspray, South Park), y el ganador de un Tony y tres veces nominado a un Emmy, Scott Wittman (Hairspray, Smash), grandes fanáticos del género y grandes admiradores de la música de la primera película, compuesta por Richard M. Sherman y Robert B. Sherman. Para Shaiman, poder crear una banda sonora completamente original y la música de canciones nuevas y, junto con Wittman, escribir las letras, fue un sueño hecho realidad.

“Las canciones de Mary Poppins son, en una palabra, perfectas. La música y las letras están perfectamente amalgamadas y poseen un sentimiento maravilloso y chispeante, además de emotivo, así que es una vara muy alta para siquiera aspirar a acercarnos a ella”, apunta el compositor.

Shaiman y Wittman compusieron nueve canciones originales, cada una de ellas con una cualidad conmovedora que ayuda a hacer avanzar la historia y a realzar a los personajes. “No nos alejamos demasiado del tono de la primera película”, aclara Shaiman. “Queríamos que se sintiera como que estábamos retomando desde donde había dejado la primera película”.

Las nuevas canciones incluyen la balada central de la película, The place where lost things go, una canción de cuna cantada por Mary Poppins; el bullicioso número de music-hall con Mary Poppins y Jack, A cover is not the book; el número de apertura interpretado por Jack, Underneath the lovely London sky; la carta de amor a la ciudad, Turning Turtle, una sensacional secuencia musical interpretada por Topsy (Meryl Streep), la excéntrica prima de Mary; A conversation, una agridulce canción cantada por Michael en la cual intenta aceptar su dolor, y el animado final, Nowhere to go but up.

El vocabulario de los personajes es clave a la hora de desarrollar un musical, y en sus composiciones Shaiman y Wittman lograron crear canciones que parecen auténticas de la década de 1930, pero modernas al mismo tiempo. “El aspecto musical de esta película fue una gloria”, manifiesta la actriz Emily Blunt, quien encarna a Mary Poppins.
Los compositores quedaron realmente impresionados con el talento y la dedicación de Blunt. Wittman destaca: “Trabajar con Emily fue fantástico, y además trabajó muy duro. Salía de sus lecciones de voz y canto, y venía directamente a trabajar con noso tros, así que fuimos viendo cómo iba ampliando su registro con el correr de las semanas”.

Al igual que con todas las películas musicales de Marshall, el plan de rodaje requirió una gran cantidad de horas de ensayo. Los ensayos de canto y baile para el elenco tuvieron lugar en estudios de sonido en los Shepperton Studios, desde octubre de 2015 hasta enero de 2016.

“Hay un gran número musical que interpretamos con Lin llamado A cover is not the book, y creo que ese fue el número en el que más bailé. Comenzamos a bailar el primer día de los ensayos y ensayamos ese número durante ocho semanas, una y otra vez, porque tal como decían Rob y John (DeLuca), tienes que tenerlo incorporado en tu cuerpo”, cuenta Blunt.

Los trajes.

Otro aspecto clave de este musical es el vestuario, responsabilidad de Sandy Powell. La profesional reunió un equipo para diseñar y confeccionar los trajes que incluyó a artistas textiles (especialistas tanto en estampado como en pintura de telas), sombrereros, fabricantes de joyas, zapateros, vestuaristas, tintoreros, administradores, supervisores y miembros del equipo de producción que colaboraron con los objetos de utilería y cuidaron la continuidad.

La aclamada diseñadora de vestuario comenzó a trabajar en la película en setiembre de 2016, estudiando fotografías callejeras y anuncios publicitarios de la época en busca de inspiración. Durante los siguientes nueve meses creó 448 trajes originales.

Dado que la historia transcurre en Londres durante la Gran Depresión, el director Rob Marshall quería que el mundo retratado en la pantalla reflejara el entorno y la época. Como el director de fotografía, Dion Beebe, planeaba iluminar el interior de los sets mayormente con tonos cálidos y los sets exteriores con colores más fríos y mucho azul, para la mayor parte de la película Powell concibió una paleta de color de tonos y colores oscuros. Hacia el final de la historia, cuando llega la primavera, la paleta de se amplía e incluye colores pasteles, y tonos más frescos y florales.

Powell intentó vincular colores específicos y siluetas determinadas a cada personaje en particular para hacerlos más fácilmente reconocibles, y cita como claro ejemplo el look emblemático de Mary Poppins cuando llega en la primera película. “Recuerdo perfectamente su silueta recortada, con su sombrero y el abrigo ceñido en la cintura que le llegaba apenas por encima de los tobillos, de manera que sus dos piecitos asomaban por debajo”.

Con El regreso de Mary Poppins, la diseñadora quiso idear algo similar -pero más relevante frente al contexto de fines de la década de 1930- y rápidamente se propuso crear un estilo más moderno para la excéntrica niñera, pero que honrara la esencia del personaje de la primera película.
“El look que exhibe al llegar es probablemente el más importante de toda la película porque es el que todos irán a recordar”, señala Powell. “Mary Poppins es una institutriz y, si bien hay algo un poquito severo en ella, tiene un gran corazón. Es muy rigurosa en sus modos, que son prácticamente perfectos; de manera que necesitaba que se viera sensata, distinguida y sofisticada, pero no frívola”.

Blunt hace su entrada como Mary Poppins vestida con una blusa de algodón blanca con lunares, un moñito rojo, una falda de lana azul, y un abrigo de lana azul ajustado de cintura alta, que lleva un cinturón, y una capa. El estilo y el corte del abrigo no difiere mucho del abrigo de estilo eduardiano que llevaba en la primera película, pero tiene un dobladillo más largo y botones característicos de la década de 1930 creados especialmente para este traje.

Al mismo tiempo, casi no lleva accesorios. “No usa ninguna joya, lo cual tiene que ver con esa cualidad tan práctica que la caracteriza; sin embargo, a una señora de esa época jamás la veríamos sin sombrero o un par de guantes y zapatos haciendo juego, así que sabíamos que debía llevar sombrero. Y Rob Marshall quería que incluyera alguna pequeña excentricidad como las divertidas margaritas de la primera película”, apunta Powell, quien eligió un tradicional sombrero de paja de los años treinta teñido de rojo para que combinara con los zapatos, al que adornó con un pequeño petirrojo (un homenaje al pajarito animatrónico de la primera película).

Otro ejemplo es Topsy, la excéntrica prima de Mary Poppins interpretada por Meryl Streep. Trabaja en una desordenada y caótica tienda donde repara cosas, que queda patas arriba el “segundo miércoles” de cada mes. Powell quería que la ropa que lleva Topsy hablara de su trabajo y su inusual entorno, y fuera lo más colorida, divertida y moderna posible. “Observé fotografías de mujeres excéntricas de una determinada edad como referencia”, cuenta. “Mujeres británicas como Edith Sitwell y Nancy Cunard o norteamericanas como Iris Apfel, y otras mujeres que se vestían de un modo realmente colorido y audaz, con un montón de maquillaje y una cierta actitud de ‘no me importa’”.

Powell basó su look en un conjunto de pijama art deco de la década de 1920 y creó un top de estilo oriental con pantalones bombachos de terciopelo de seda y crepe de seda. Esta prenda en particular fue la que más tiempo le llevó confeccionar al departamento de vestuario. Ocho personas pasaron cinco semanas estampando y pintando a mano el motivo de la tela antes de crear seis versiones idénticas.

En cuanto a los accesorios, Topsy es el polo opuesto de Mary Poppins. Tiene doce pulseras compuestas de esferas de relojes y un collar realizado con ítems que habría encontrado tirados alrededor de su tienda, como lápices, pinceles y bobinas de máquinas de coser.

La animación.

Una de las escenas más destacadas de El regreso de Mary Poppins es una que combina personajes reales con animación.

Marshall decidió usar el tradicional estilo de animación dibujada a mano, ya que quería que la gente mantuviera la nostalgia de la primera película. La animación clásica en 2D hoy es considerada algo así como un arte perdido, así que era una oportunidad única para la producción de volver a dar vida a esta clásica forma de arte y de rendirle, al mismo tiempo, un homenaje a la primera película.

Para diseñar y crear las secuencias animadas de acción real, se reclutaron más de 70 animadores, que incluyeron a algunos de los más reconocidos en animación 2D de Walt Disney Animation Studios y Pixar. Muchos de ellos ya estaban retirados, pero volvieron a trabajar para no perderse la oportunidad de estar en una secuela de un clásico de Disney como este. Trabajando en el Duncan Studio, en Pasadena, a los animadores les tomó dieciséis meses completar toda la animación.

“Algunos de los artistas tenían alrededor de 70 años de edad, y la animación clásica dibujada a mano los había inspirado e influido tanto que no podían dejar pasar este tipo de oportunidad”, relata el supervisor de secuencias de animación Jim Capobianco. “Pero además teníamos a este grupo de jóvenes que eran relativamente nuevos en la industria, de modo que teníamos este increíble equipo de animadores trabajando juntos para crear este regreso a la animación de la vieja escuela”. Y agrega: “Ya nadie hace el nivel de animación 2D que hicimos en esta película, además estábamos uniendo este mundo tridimensional con un mundo bidimensional e intentando hacer que pareciera creíble, lo cual no es sencillo”.

Primero la acción real se rodó delante de un fondo verde, con el elenco principal interactuando con actores y bailarines vestidos con trajes verdes de pies a cabeza.

En las escenas del tazón Royal Doulton, los personajes de Mary Poppins, Jack y los niños interactúan con animales. De manera que durante el rodaje se utilizaron figuras de tamaño real, incluida una jirafa de seis metros de alto, para dar un punto de referencia a los actores (en particular a los niños). Los entornos animados de fondo, que eran más dinámicos y con una mayor profundidad, se incorporaron luego en postproducción.

Estas secuencias también presentaron a Marshall y DeLuca la rara oportunidad de hacer un gran número musical al estilo Broadway en un mundo completamente animado, lo cual hicieron con la canción A cover is not the book, interpretada por Jack y Mary Poppins en el escenario del music-hall Royal Doulton.

El productor Marc Platt destaca: “Creo que todos nosotros, prácticamente todos los días que estábamos en el set, sentíamos que formábamos parte de algo especial. Nos encantaba el trabajo que estábamos haciendo y todos trabajamos duro, pero había una gran felicidad en lo que hacíamos, y creo que gran parte de eso se debió a que estábamos bajo la guía de Rob Marshall”.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

cine

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad