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Con la música del amor

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Natalia Camilo. Foto: Daniel Ayala

Natalia Camilo

La actriz y comunicadora está incursionando en la música como DJ. Empezó como un hobbie cuando un amigo la invitó a tocar en una fiesta. Desde entonces no ha parado y ya estuvo en boliches y fiestas por todo el país.

Natalia Camilo. Foto: Daniel Ayala
Natalia Camilo. Foto: Gabriel Parra

“Lo estoy disfrutando mucho”, asegura la ex gauchita de Sé lo que viste y parte en la actualidad de las obras teatrales Bollywood y Me quiere / no me quiere. La morocha está vibrando con el Mundial y en amores, confirma su reconciliación con el futbolista Nicolás Albarracín (ex Peñarol y Deportivo Cali). El jugador volvió a Uruguay y luego de un impasse de varios meses, se reencontró con su enamorada. “Todo pasa por algo. A los dos nos sirvió el tiempo de separación para darnos cuenta de que queríamos seguir juntos”, asegura Camilo, también mamá de dos hijos.

—¿De qué forma nació tu inclinación hacia la música?

—Siempre me gustó. En casa suena música todo el tiempo, igual que en el auto. Cuando vivía en Colombia, tenía una amiga cuyo esposo era DJ y empecé a tomar clases con él. Lo hice como hobbie, sin pensar en trabajar en el rubro en ningún momento. Armaba sets para mis amigas o para algún viaje largo en auto. Pero en marzo un amigo organizó una fiesta en Kibón y me preguntó si no me animaba a tocar. A partir de ahí comenzaron a llamarme de todos lados. Estuve en Florida, Rivera, Durazno, además de otras fiestas en Montevideo. Para julio, por ejemplo, tengo todo el mes ocupado.

—¿Esperabas algo así?

—Para nada. Lo que más disfruto es a la mujeres que se sienten identificadas conmigo. Me están llamando también de cumpleaños de 15 para que vaya a tocar. Porque a priori, por los papeles sexies que he hecho en TV, se podría pensar en un interés de los hombres. Pero no. Las mujeres están más enganchadas.

—¿Cómo definirías tu perfil como DJ?

—Lo mío es muy comercial. La música que paso es aquella que tiene mayor masividad. Los temas que aparecen en la radio: lo mío es más que nada reggaeton, remixado... lo que más se mueve.

—¿Hasta dónde querés llegar con esta carrera?

—Lo estoy disfrutando. No te digo que quiero tocar en Ibiza. Es algo que me gusta y lo estoy viviendo con intensidad y con mucho placer. El primer paso que acabo de dar es tener un productor que me maneja la agenda porque al principio hacía todo yo. Y al mismo tiempo soy mamá y estoy en dos obras de teatro, como Bollywood y Me quiere / no me quiere. En las dos nos va muy bien. Estoy muy contenta. Soy una luchadora, una gran trabajadora y siempre trato de hacer cosas nuevas.

—En cuanto al amor, trascendió una noticia de reconciliación con el futbolista Nicolás Albarracín (ex Peñarol) luego de varios meses separados, ¿es así?, ¿qué está sucediendo?

—Lo mismo que sucedió durante 4 años. Es cierto que la relación con Nicolás tuvo un parate pero ahora estamos recomenzando. Todas las cosas suceden por algo. En el momento en que tuvimos ese impasse, yo venía de la pérdida de mi abuelo y creo que el duelo por la separación no lo hice del todo. En el verano trabajé muy fuerte y tampoco tuve un tiempo de estar conmigo misma como para definir realmente qué sentía. Mientras tanto él me escribía y en cierto momento le dije que nos debíamos una charla, porque cuando nos separamos en octubre fue por teléfono. Él estaba en España en ese momento. Cuando volvió a Uruguay el mes pasado, nos vimos y de ambas partes sacamos la conclusión de que no entendíamos bien por qué nos habíamos separado.

—En su momento, habías dicho que sentías que estabas relegando mucho de tu carrera y de tu vida para mudarte e ir detrás de él...

—Sí. La crisis se desencadenó porque cuando él se fue a España dejé muchas cosas vinculadas al trabajo. Lo mismo sucedió en Colombia, donde estuvimos un año y lo que construí también lo tuve que dejar. Cuando una mujer trabaja, es difícil dejar todo por alguien. Además, mi abuelo enfermó y luego falleció y quería estar con él en esos momentos. Fue una situación de agotamiento y una necesidad de quedarme en Uruguay para organizar mi vida y la de mis hijos. Ahora que ya la tengo bien organizada pienso que a fin de año, cuando los chicos terminen el colegio, si se da de irnos, lo acompañaremos a Nicolás.

—Por lo pronto él está acá...

—Sí, está entrenando acá y viendo qué va a suceder con su carrera. Si tiene que irse al exterior voy a ir y venir en lo que queda del año. Y cuando los chicos terminen el colegio, veremos cuál es el destino. El fútbol es así. Nunca se sabe qué va a pasar hasta último momento. Nuestra relación asimiló el parate. Nos vimos y fue como que no había pasado nada. Hay un amor tan intenso que todo sigue igual.

—¿Les hizo bien la separación?

—A los dos nos sirvió separarnos para darnos cuenta de que queríamos seguir juntos. Las separaciones muchas veces son fundamentales para eso. Ahora si estamos juntos es por elección. Muchas veces una pareja puede estar en crisis y no se separa por costumbre o por el impacto en el entorno. Todo eso ya lo habíamos pasado, así que si volvimos, es por convencimiento.

—En su momento también dijiste que no era fácil ser la pareja de un futbolista, por esa inestabilidad. ¿Lo sostenés?

—Es cierto que no es fácil. Pero depende de cómo lo tomes. Yo trato de pensar al revés. Pienso en que si me voy a otro país, afronto el desafío de continuar con mi carrera allá. Me motiva. Así lo hice en Colombia donde al mes ya estaba en un programa de TV. Hay chicas a lo mejor menos inquietas que prefieren otra cosa, quedarse en la casa y listo. Pero difícil no es, más cuando se hace por amor.

—¿Qué música te gusta para escuchar?

—Soy muy abierta con la música: no hay un género que no escuche. A lo mejor el folclore o la murga están un poco fuera de mi estilo. Después, en el día, escucho mucho reggaeton. Amo La Beriso, aunque es otro género. Me da mucha tranquilidad. La música siempre está muy presente. Vivo en El Pinar y al irme a trabajar a Montevideo, escucho de todo en el viaje.

—¿La cumbia cheta ya fue?

—No es un género que elija. No me copa. Ahora el furor es el reggeaton. Ozuna, Dady Yankee, Nati Natita, Bad Bunny... La gente delira con esos artistas. La plena tampoco la incluyo mucho en los sets. En cambio la electrónica también me fascina.

—¿Estás siguiendo el mundial?

—Sí. Uruguay deja una imagen bien alta. El fin de semana pasado arranque el toque de una fiesta con el himno y no te puedo explicar lo que era la gente. Fue grandioso.

—¡Sos de los uruguayos que se alegró con la eliminación argentina?

—No. Me pone triste. Mi hijo más grande es argentino. Viví en Buenos Aires y siempre se han portado de 10 conmigo. Los siento hermanos. Además, Messi no se lo merecía. Pero bueno el fútbol es así.

—Antonela Roccuzzo, su esposa, fue muy criticada porque no fue a los partidos, salvo al último....

—La gente critica. Pero yo estoy del lado de ella. Tiene hijos muy chicos. Creo que es una súper mujer y lo ha acompañado en toda su carrera. Es humilde y familiera. Me gusta mucho el perfil de ella. Sobre lo demás, uno no puede dejar conforme a todos. Mi filosofía es: "No me importa lo que opina la gente". Soy feliz con mis cosas y adiós al qué dirán.

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