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"Me siento más libre y madura que nunca"

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La Wolf en su faceta de DJ. Foto: Alfredo Pereira

Alejada por el momento de los medios, esta trabajadora independiente de la moda y de la música, hizo un cambio radical en su look y comparte sus opiniones sobre el rumbo del país y el valor de la educación.Madre, modelo de 42 años, en pareja con el empresario belga Maxime Degroote, Patricia Wolf siente orgullo por una carrera que ha sido fruto de su esfuerzo. “Nunca salí con alguien por su dinero, no hubiera sido feliz”. Y cuenta una anécdota imperdible: “Tuve un novio sanitario. Yo estaba enamorada pero él me dejó”. Lea la entrevista completa.

—Desde hace un año ejercés como DJ en fiestas y eventos, ¿cómo nació esa veta?

—Siempre me gustó la música y pasaba en fiestas en casa o en Ronda de Mujeres. Hasta que un día un boliche me pidió un presupuesto. Les mandé una cifra como para que me digan que no pero para mi sorpresa me dijeron que sí. "¿Y ahora qué hago?", pensé. Empecé de apuro, me compré un controlador por internet que no funcionaba bien, me preparé y me estresé hasta que llegó la noche de pasar música y estuvo bueno. Para mí y para la gente. Desde entonces me empezaron a llamar de todos lados: fiestas, musicalización de eventos sociales o de moda. Me lo tomo muy en serio, tomé clases con DJ Koolt e investigo mucho sobre la música.

—¿Cuál es tu estilo como DJ?

—Koolt me decía que soy "alemanota". En realidad hay varias cosas que me gustan, pero definitivamente dentro de la electrónica elijo el house y el techno. A mi pareja le gustan también y hemos viajado a festivales. Me encanta bailar y a lo mejor por eso me imagino qué quiere bailar la gente.

—¿Cumbia cheta?

—No, no me gusta. No por cumbia ni por cheta. Me aburre escuchar lo que suena tanto. No me gusta la música comercial en general. Cuando paso música propongo alternativas y no me va mal.

—¿Y seguís pasando presupuestos altos?

—Obvio (risas). Bah…para mí son altos teniendo en cuenta que empiezo mi carrera como Dj profesional. Como modelo ya tengo trayectoria entonces mi trabajo tiene un valor diferente de cuando recién empecé.

—Últimamente has compartido en tus redes reflexiones sobre problemas de actualidad como la violencia o la educación, ¿por qué decidiste hacerlo?

—Porque siento que estoy más madura y empiezo a ser más valiente con lo que pienso para transformarlo en algo que digo y que comparto con los demás. Puede ser riesgoso a veces pero hasta ahora solo tuve comentarios positivos.

Escribí sobre la educación, que me parece el gran tema pendiente en Uruguay. La única manera que tiene una persona de ser libre y de cambiar realmente su vida es a través de la educación. Entonces yo no creo en un gobierno que dice querer achicar la brecha social y no le mete trabajo, dinero, voluntad, tiempo y empeño a la educación.

—¿Y no ves eso en Uruguay?

—No, no lo veo. Lo que veo es que baja la exigencia, la posibilidad de que en una semana un chico que va a repetir recupere el año es un disparate. Se empiezan a ver cosas como la violencia de padres hacia maestros y me pregunto cuántos alumnos deben pasar para no tener esos problemas. No me explico por qué no ponen límites con respecto a la violencia que vemos en los diferentes ámbitos: en el fútbol, en la educación, contra la mujer, contra la propiedad privada, en el tránsito, etc. Se ve en todos lados la falta de límites y de respeto hacia los demás, vas todo el tiempo esquivando caca de perro en la calle. Ponen multas de tránsito más por recaudar dinero que para educar. Es necesaria una nueva educación en el tránsito también. Claro que uno dice cosas así y enseguida te replican: "fascista". Y quienes dicen eso no saben lo que fue el fascismo. Gran parte de mi familia murió en el régimen nazi porque eran judíos alemanes, así que estoy muy lejos del fascismo.

—¿Te han dicho fascista?

—No directamente. Pero es algo común en nuestra sociedad que se tilde así a los que pensamos diferente. También está el tema de Astori: como yo fui varios años pareja de Danilo (hijo) hay personas que piensan que poco menos fui parte del gobierno. Y la verdad es que estábamos juntos por cómo éramos como personas no por ideas políticas o por qué votaba cada uno. De hecho, muchas veces teníamos pensamientos diferentes. O también está el que piensa que soy millonaria y hablo desde una cuna de oro y la realidad es que la peleo todos los días. Trabajo desde los 15 años.

—¿Alguna vez pensaste en ser una especie de Wanda Nara morocha y uruguaya?

—No, ni loca.

—¿Cuántas ocasiones tuviste de tener una vida parecida a la de ella?

—Muchas. Podría haberla tenido, pero tengo otra manera de ser. Probablemente ella sea feliz con lo que tiene y debe estar de verdad enamorada de su marido, pero yo no podría tener una vida dependiendo de otro. No sería feliz porque me educaron para ser independiente. Para algunas personas la felicidad puede ser conseguir una pareja que las banque. En mi caso siento una gran satisfacción de que todo lo que tengo lo conseguí con mi trabajo.

—¿Se te han acercado futbolistas?

—No. En mi caso más bien empresarios u otro tipo de ricos. Pero nunca me atrajo una persona por lo que tiene. Considero un trabajo estar con alguien que no te gusta, levantarte todos los días a su lado sin querer estarlo. Es horrible. ¿Por qué? ¿Por una casa y un auto lindo? No, no lo vale. Prefiero vivir con menos y ser libre de estar con la persona que quiero por lo que es. He tenido parejas que estuvieron bien económicamente y otras veces no tanto. De todo.

—Pero qué chances ha tenido en tu vida el trabajador de ocho horas: ¿el albañil?, ¿el jardinero?

—Tienen chance, no te creas... (risas). Conmigo no aplica el dicho "nunca un sanitario" porque yo tuve un novio sanitario. Fue hace unos 12 años. Lo conocí porque vino a hacer una reforma en casa y me gustó: era lindo y deportista. Salimos pero la cosa no prosperó. Nunca llegamos a novios porque me él dejó. Yo estaba enamorada y él se ve que no.

—¿Entonces te dejó el sanitario?

—Sí. Me borró. Ahora lo cuento porque ya pasó mucho tiempo pero en su momento me dolió.

—Hace poco cambiaste al look corto, ¿por qué?

—Creo que tiene que ver con los cambios que mencionaba hoy. Voy madurando y cada vez me importa menos que la gente no esté de acuerdo con lo que hago o digo. Hacía un tiempo que quería cortarme el pelo y no me animaba. Un poco por mi trabajo como modelo de comerciales: muchas veces tomo el rol de ama de casa y por lo general se busca la belleza clásica. Un cambio así te puede cambiar la carrera. Igual me la jugué y estoy encantada con los resultados. A todo el mundo le gustó.

—¿Por qué no estás en TV?

— Estoy trabajando sí para algunos programas de ESPN, como Pura Química, cubriendo algunos eventos deportivos en Punta del Este, por el verano. Pero los medios en Uruguay están un poco quietos. No he recibido ninguna propuesta interesante en canales de aire. Si la hay en el futuro, la analizaré. De todos modos, el trabajo en televisión suele ser desgastante frente a la vida de trabajador independiente que llevo. La contra es que no tengo un ingreso fijo, pero soy más libre y dueña de mi tiempo.

—En una de tus reflexiones en las redes hablabas de "la firma del resentimiento", ¿a qué te referías?

—A que es raro ver una fachada en ciertas zonas de Montevideo que no tengan un "puto" o algún otro garabato escrito. No entiendo a esa gente que gasta en pintura simplemente para dañar una fachada. Eso no es arte. Me refiero a insultos u otras manifestaciones destructivas. El arte construye, no destruye. Tampoco se puede asociar la destrucción a un equipo deportivo porque la pasión deportiva es algo lindo, no puede producir maldad si es sana. Lo único que explica eso es el resentimiento y tenemos que hacer algo con él.

—¿Te ha pasado en tu casa?

—No solo eso. Con mi pareja vivimos en Parque Rodó y los domingos pasan los tambores, que me parece una muy linda expresión popular. Ahora, todos los fines de semana se sientan en la puerta de mi casa varios chicos y chicas a fumar y tomar, dejan todo sucio y ni saludan cuando uno pasa o quiere entrar a su casa. Me parece que los niveles de respeto están por el piso y volvemos al problema de la educación. Cuanto más educada está una sociedad se vuelve más civilizada, más integrada y las diferencias no pasan por lo que uno tiene en términos de patrimonio sino por lo que uno es. Nosotros hemos perdido muchos valores en ese aspecto.

—¿Cuáles son tus planes a futuro?

—Como modelo seguir trabajando. Como me dedicó a la publicidad fundamentalmente, no hay edad de retiro. En la música quiero seguir profesionalizándome. Estoy estudiando para rematador público, que es la profesión que heredé de mi padre. Ya hice algunos remates a beneficio y el año que viene, si todo va bien, me recibo.

Wolf sale por ESPN.

La morocha más bella no tiene pantalla en Uruguay, pero realiza la cobertura veraniega de ciertos eventos deportivos en Punta del Este para Pura Química.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La Wolf en su faceta de DJ. Foto: Alfredo Pereira

PATRICIA WOLF

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