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Maxi De la Cruz: Humor a la mexicana

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Maxi De la Cruz. Foto: Julmart Bueno

El capocómico estrena un espectáculo acompañado por el humorista mexicano Franco Escamilla, con única función el próximo martes en el Teatro Movie. De la Cruz habla sobre el impacto de la situación económica en el teatro, su ausencia en la televisión y las cosas que no lo hacen reír: "No me gusta la onda de los nuevos stand up que putean mucho. Y me choca más si lo hace una mujer", revela.

Hace tiempo que Maxi De la Cruz se lanzó a probar suerte fuera de su país. Se hizo un lugar en el teatro porteño y hoy integra Como el Culo, una de las comedias más exitosas de Calle Corrientes. No conforme con eso, busca seguir exportando su gracia a más lugares del globo. Tiene previsto actuar en Ecuador, España, Miami, Colombia y México. Todo sin dejar de realizar sus clásicos stand up en Uruguay. En esta oportunidad estrena un show con la participación del mexicano Franco Escamilla, humorista con el que Maxi planea desembarcar en la tierra de Cantinflas. Nuevo capítulo en la vida del uruguayo que creció adentro de la pantalla y hoy su público ve triunfar en el exterior.

—Presentás un nuevo espectáculo en el Movie con la participación del cómico mexicano Franco Escamilla, ¿cuál va a ser su aporte?

—Hace tiempo que tenía ganas de hacer un nuevo show en Montevideo y surgió la posibilidad de incorporar a a Escamilla. Es un humorista copado y muy groso en México. Me parece que su monólogo le da forma al show de otra manera y le ofrece algo distinto a la gente. Además, está bueno generar el vínculo con Franco porque abre la posibilidad de hacer algo en México. Cuando encaramos lo de Colombia (participar en el Festival Internacional de Humor de Caracol Tv), la idea fue expandir el material que tenemos hacia otros países. En noviembre voy a actuar en El Club de la Comedia de Miami que es un espacio de stand up para latinos que recién se inauguró.

—¿Hay algo que te llame la atención de la cultura mexicana en particular?

—México a nivel de humor tiene grandes referentes, como fue Chespirito con sus personajes de El Chavo y El Chapulín. También me gusta mucho Cantinflas, de hecho lo imitaba cuando era chico. Mi viejo lo hacía en las Telecachadas y a mí siempre me gustó.

—¿Qué te genera el público de afuera?, ¿es más difícil hacer reír de visitante que de local?

—Sí, uno está más asustado porque cuando la gente lo conoce ya tiene la mitad del camino adentro, el público sabe por dónde viene la cosa. En cambio, cuando la gente no sabe nada, uno se pregunta "¿les gustará?, ¿entenderán de qué viene?". Después va ganando seguridad a medida que el público se va riendo. La clave está en tener confianza en lo que uno hace, saber que su trabajo está bueno. También es importante adaptarse al público de cada lugar. Por ejemplo, cuando en Colombia hice el monólogo sobre el shopping, había que decir "centro comercial", y a los locales había que llamarlos "tiendas". Si uno no presta atención a esos detalles, se arruina el show. Puede ser más estresante pero hay que estar pendiente de eso.

—¿Cuál fue tu peor público?

—Fue en un cumpleaños de pibes de 18 años. Era en diciembre, hacíamos muchas fiestas y entre medio fuimos a ésta. Me habían dicho: "es en un salón comunal, están los padres, hay micrófono…". Cuando estacionamos afuera ya veíamos que había más movimiento de boliche. Entramos a la recepción y había pibes en la vuelta: "eh, Masi, ¿qué hacés?". Entré y el salón estaba totalmente transformado en un boliche. Apagaron la música para que yo hable con el micrófono y empecé: "Hola, ¿cómo están? Bienvenidos...". Pero no pude hablar. Todo el tiempo los pibes gritaban, estaban mamados. Empecé varias veces pero no sabía qué hacer. Y los padres estaban ahí mirando. Lo que tiene un monólogo es que hay que desarrollarlo, sino es imposible. Nos tuvimos que ir.

—¿Cuáles productos humorísticos no te hacen reír?

—No me gusta la onda de los nuevos chicos que hacen stand up y putean mucho, usan malas palabras gratuitamente. Hablo de palabras fuertes, no "boludo". Es cierto que cuando dicen algo muy grosero hasta causa gracia, pero igual no está bueno. Me gustaría ver si pueden hacer reír sin llegar a decir eso, que es el recurso más fácil. Y me choca más cuando lo hace una mujer. Hay minas que putean y mal, sobre todo en Argentina. También se ve bastante en Instagram que algunos humoristas se graban y dicen cosas, algunas que están buenas pero otras que hacen reír solamente porque terminan con una puteada y no por la elaboración del chiste. Eso no me gusta nada, ¡la p... madre!

—¿Hiciste mucha plata trabajando en Buenos Aires?

—Fue un proceso. Cuando empecé no era negocio, perdía con los viajes. Hacía shows en Uruguay y eso me ayudaba a mantenerme en Argentina. Fue una inversión. Después con Stravaganza hubo un cambio grande, se pagaba muy bien. Pero era algo como irreal, porque fue un espectáculo que rompió todo. Era consciente de que cuando se terminara no iba a seguir ganando esa plata.

—¿Cómo manejás la plata?, ¿sos gastador o ahorrativo?

—Soy bastante ahorrativo, pero no soy de los tipos que dejan de salir para no gastar y están todo el tiempo pendiente de la plata. Si decimos de ir a comer algo, salgo. Lo que tengo es que me preocupo por cubrir todas las deudas que hay que pagar. No me gusta la incertidumbre de la plata y por eso siempre intento tener un resto. Hay que guardar algo porque nunca se sabe qué puede pasar en esto.

—Para vivir, ¿preferís Buenos Aires o Montevideo?

—Si es para vivir, Montevideo es espectacular. Sin embargo, en esta etapa de mi vida, todo el esfuerzo que hice fue para ganarme un lugar en Buenos Aires y poder trabajar ahí. Es una ciudad que también me gusta, se me hizo fácil adaptarme. Incluso cuando visito Uruguay extraño un poco el ritmo y la locura de Buenos Aires. De todos modos si me das a elegir un lugar para retirarme elijo Punta del Este. Pero con guita, ¡nada de ir a pasarla mal!

—En Buenos Aires integrás la obra Como el culo junto a Florencia Raggi y Diego Reinhold. ¿Estás más cómodo en una comedia que en aquellas imponentes superproducciones anteriores?

—Sí, yo tenía muchas ganas de hacer una comedia. Me quería mostrar en otro palo componiendo un personaje con un elenco. Era un paso que tenía que dar y me quería vincular con esta otra rama del teatro que abre lugar a otras cosas.

—¿Se percibe la situación económica adversa desde el teatro?

—Sí, totalmente. En Argentina se siente mucho por los tarifazos, hay como una psicosis en los noticieros y todo el mundo habla de eso, entonces la gente cuida más su economía y la actividad en teatro bajó bastante. Con nuestra obra pasa lo contrario, el público está acompañando mucho y estamos entre las primeras de Calle Corrientes. Ahí juega el humor, y el hecho de que sea una muy buena obra con gran elenco, dirección, escenografía. La gente se quiere reír y van muchas familias a verla. No hay ninguna mala palabra ni ningún doble sentido incómodo.

—¿Y en Uruguay hoy es más difícil convocar público al teatro que hace unos años?

—También. La gente está yendo menos al teatro. Yo hace tiempo que no hago temporada de teatro en Montevideo, pero sentimos que desde hace un par de años la actividad viene bajando. Lo bueno es que uno se puede adaptarse, ofrecer otro tipo de shows y salir a pelearla sin caer en los momentos más difíciles. Un artista a la uruguaya está siempre pensando si va a tener laburo mañana, y en el mejor momento también sabe que no está salvado porque después pasan estas cosas: el país empieza a andar mal y uno precisa distintas armas para moverse y seguir laburando.

—¿Extrañás hacer televisión?

—Sí, me gusta la tele. Pero son momentos, hay que adaptarse...

—El hecho de que actualmente no estés en pantalla, ¿también responde a una crisis económica?

—Yo creo que sí. Hicimos Yo me llamo que era un programa muy caro y duró dos años. Yo hablé con el canal como siempre, que está abierto a hacer algo juntos. Son momentos y hay que encontrar un producto que esté bueno. Yo no estoy buscando pero sí alerta a ver qué aparece.

—¿Bancarías otro año afuera del aire si la situación no cambia?

—No, el año que viene no. Quiero estar.

—¿Te gusta el humor que se hace en la televisión uruguaya?

—No hay programas de humor hace años…

—Está Sé lo que viste.

—Sí, el de Alvarito (Navia). Se nota que está hecho a garra y corazón, él está más solo que el uno. Viajé con él varias veces y me contó que lo hace a pulmón. Eso ya tiene su mérito, hay mucho laburo. Después si gusta o no está en cada uno, pero si está al aire es porque calculo que la gente lo sigue.

—Le propusiste matrimonio a tu pareja Bárbara en la mitad de una función de Stravaganza el año pasado, ¿en qué quedó?

—Yo no, lo dijo Flavio Mendoza (risas). No sé si me voy a casar a esta altura…

—¿Ella tiene ganas?

—A ella le gusta la idea, pero la verdad es que yo ahora no tengo tiempo para ponerme a pensar en todo lo que implica un casamiento. Tengo la cabeza puesta en otras cosas.

SABER MÁS

Gira por el interior

Además del show en el Movie de este martes, Maxi tiene prevista una gira por el interior del país con su clásico stand up.  El 15/8 se presenta en Florida, el 16/8 en Fray Bentos, 22/8 en Atlántida junto a Rafa Cotelo (Restobar Índigo), 5/9 en Solymar también junto a Cotelo (Restaurante De Madrid).

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Maxi De la Cruz. Foto: Julmart Bueno

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