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Martín Rodríguez: "De lo que hago, relatar es lo que más me gusta"

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Martín Rodríguez. Foto: Francisco Flores

ENTREVISTA

Deja 13 a 0 para ser relator principal de las transmisiones de M24. Se declara hincha de Nacional. A cinco años de su salida del clóset, habla del "tabú" de la diversidad sexual en el fútbol.

—Junto con el equipo de Por decir algo (PDA) comienzan a hacer transmisiones de fútbol una vez que recomience la actividad. ¿Cómo surgió la posibilidad?

Por decir algo es un proyecto de comunicación vinculado al deporte que tiene muchos años anteriores a esta etapa nueva y a la incorporación de personas que no estábamos. Empezó siendo un portal web de gente joven y en la modalidad cooperativa y luego fue un programa en Radio Mundo hasta marzo. Luego ese grupo salió a buscar oportunidades en otras emisoras y surgió el vínculo con M24. Una casualidad hizo que yo justo hablara en esos días con Felipe Fernández, que es uno de los integrantes de PDA, y le comenté que hacía tiempo que tenía ganas de generar una posibilidad de transmisión deportiva. Ese diálogo hizo que el planteo de ellos ante M24 haya sido reforzado por la transmisión. La radio nos dio una devolución favorable y casi sin esperarlo, cuando el país estaba en la etapa más radical del confinamiento, nosotros vimos cómo se nos abría una puerta.

—El cambio implica dejar 13 a 0...

—Sí. Estuve en 13 a 0 hasta marzo. Cuando esto empezó a crecer, hablé con el Profe (Ricardo) Piñeyrúa y lo puse al tanto de lo que podía venirse. Al concretarse, anuncié que me iba. En 17 años en 13 a 0 hice muchas cosas. Estuve en el programa con responsabilidades de coconducción y lo que siempre hice y es lo que más me gusta hacer es relatar como relator suplente de Álvaro González Márquez. Este proyecto permite relatar más partidos, ocupando otro espacio. Pero no se trata de un rol de liderazgo. La forma de organización que encontramos con PDA implica igualdad en la toma de decisiones y colectivizar las orientaciones principales.

—¿Cuál será el esquema de transmisión?

—A priori, relataremos dos partidos por fin de semana, vinculados mayoritariamente a la actividad de Peñarol y Nacional, aunque luego si hay otro equipo en las posiciones decisivas, lo seguiremos. También haremos el fútbol de entre semana, no solo nivel local, sino partidos internacionales. La transmisión está pensada desde la austeridad pero tratando de encontrar en eso una ventaja. El modelo económico nos obliga a hacerlo pero también entendemos que hay un modelo de transmisión larga y con elencos muy grandes que está cuestionado. En la brevedad pensamos que podemos dar un diferencia, y cuando pita el juez, cuidar muy bien el relato y el comentario.

—Sos el conductor de Informe capital (el noticiero central de TV Ciudad), ¿qué te da como diferencial el relato?

—De las cosas que hago, el relato es lo que más me gusta. Pero además del interés por el fútbol, tengo otros intereses por la información general o política. El periodismo en esas áreas te permite ampliar los estímulos y exigirte más. Si me preguntás cómo me defino, yo soy un periodista que relata. Así satisfago una vocación que tengo desde muy chico, que para mí es una oportunidad expresiva y creativa.

—¿Llegaste a practicar fútbol?

—Nunca estuve en un club. Sí jugué al fútbol en la calle como tantos niños desde que empecé la escuela hasta los 20 años. Siempre me gustaron esos partidos sin tiempo, hasta que el sol se iba. Eso que era algo tan común de la manera de crecer de nuestra generación en un barrio como La Blanqueada.

—¿De ahí proviene el interés por el relato?

—Tengo el interés desde muy chico, con recuerdos muy claros de ciertas voces, de imágenes y locuciones. Eso da cuenta de una atención especial por los espacios en los cuales pude canalizar luego una vocación.

El equipo de PDA
El equipo de PDA y de las transmisiones de M24 que empezarán con el fútbol. 

—¿Qué se escuchaba en tu casa cuando eras niño?

—En mi casa se escuchaba a Kesman con Delbono y Yanuzzi. Mi padre escuchaba Universal. Esa es la primera transmisión deportiva de que la tengo recuerdo. Cuando crecí y empecé a hacer zapping radial, empecé a encontrar a otros relatores, descubrí a Víctor Hugo Morales y también un abanico de relatores muy buenos. En los 90 había muchísimas transmisiones con relatos, en algunos casos, de altísimo nivel. Hasta cassettes y discos se vendían con los relato. Carlos Muñoz fue el que más explotó esa posibilidad pero había un gran marketing en el entorno de las transmisiones.

—¿Tu primera oportunidad en los medios fue 13 a 0?

—Lo primero que hice en los medios fue locución en una FM a los 18 años. También fui locutor y luego conductor en Canal 10. Después empecé a hacer pasantías. Y el primer programa al que me vinculé fue 13 a 0. En 2003 relaté mi primer partido (Defensor - Liverpol 1) por una liguilla.

—Hiciste también carrera en Canal 10, con locución al principio y luego conducción en la mañana. ¿Cómo fue tomar la decisión de dejarlo?

—Dejé Canal 10 cuando en 2017 me ofrecieron la conducción del informativo central de TV Ciudad. Tuve que optar. Fue un momento de pensar mucho, pero creo que importante para que la carrera pudiera instalarse en el periodismo general sin perjuicio del relato.

—Sos del barrio La Blanqueada, ¿significa que sos hincha de Nacional?

—Sí. Soy hincha de Nacional. Todos los periodistas deportivos tienen un equipo. No constituye un problema decirlo. Estoy convencido de que es más problemática la sospecha que la certeza. Es decir, me parece que las suposiciones que hace la gente le pesa más a los colegas que, legítimamente, optan por no decirlo. Puede hacer más daño lo que sospecha la gente cuando el periodista opina. Sin embargo, quienes desactivamos esa sospecha y un día decimos de qué equipo somos hinchas, no tenemos el problema de la especulación. Y si sos equilibrado, como la ruleta de los buenos y malos desempeños deportivos va por barrios, te va a tocar a veces criticar el rendimiento de tu equipo y otro momento hablar bien. La gente se da cuenta de que lo hacés equilibradamente.

—¿Es verdad que con el periodismo se va perdiendo el sentimiento de hincha?

—Sí. No sé si es universal. Pero en mi caso, desde que empecé a trabajar fui perdiendo fanatismo. No digo que ya no soy hincha porque no sería verdad. Pero lo vivo con niveles de intensidad muy bajos si me comparo conmigo mismo de niño o adolescente, cuando iba con amigos a la tribuna.

Martín Rodríguez
Martín Rodríguez. Foto: Archivo. 

—Hace unos años decidiste hacer pública tu condición de homosexual. ¿Significó un problema para vos en el mundo del fútbol?

—No he tenido ninguna dificultad en el ámbito laboral vinculado al fútbol, lo que da cuenta de una situación de respeto, que valoro. Porque seguramente en este mismo ambiente, en otro contexto histórico, hubiera tenido dificultades. Pero también es cierto que en general, salvo en los ámbitos de amistades, se me hacen pocas referencias o se me pregunta poco. Creo que al fútbol le sigue costando hablar y abordar naturalmente el asunto. No solo en mi caso, sino en otros casos de personas vinculadas al deporte y de las que surgen rumores sobre su sexualidad y sin embargo, no hay un abordaje maduro. Al fútbol, el cambio social le cuesta más que a otros ámbitos de la sociedad.

—¿A qué se debe ese silencio?

—No sé cuáles son los motivos profundos, pero puedo dar fe de que no se habla. En los programas deportivos, se puede hacer una referencia, pero no se pisa ese terreno. La homosexualidad o las orientaciones sexuales no hegemónicas existen y existirán de forma repartida. No están más presentes en unos ámbitos que en otros, sino en todos los contextos por igual. Simplemente, hay ámbitos de mayor apertura y por ende, las personas no heterosexuales sienten más confianza para expresarse, como sucede en el ambiente artístico, por ejemplo. Pero hay sectores donde ha habido más restricción o más presión. En esos lugares es más difícil que las personas se animen a decir "soy homosexual". El fútbol es uno de ellos, pero hay otros. Pensemos en la realidad de las Fuerzas Armadas, de Uruguay o del mundo. Pensemos en el mundo político. Que en casi 200 años de historia política nacional, haya habido contadas personas que manifestaron una orientación sexual diferente me parece que nos interpela como sociedad.

—Para quienes lo dicen también se puede producir una polémica siguiente que es el por qué lo dicen...

—Yo lo dije porque precisaba decirlo. Lo dije porque diciéndolo me sentí mejor conmigo y mejor con las personas a las que les debo transparencia y honestidad. Fundamentalmente, me sentí más libre. Cuando uno desactiva esos miedos, uno empieza a vivir con mayor libertad y se empieza a generar las seguridades para tener una pareja, si quiere, o para ir al boliche que le gusta o para decir lo que siente. “¿Por qué lo dice?”, “¿Con qué necesidad?”, preguntan algunas personas. "Si los heterosexuales no lo decimos". Porque en la sociedad hay todavía una construcción muy hipócrita que instala la idea de quien no dice que es homosexual, debe ser tratado como heterosexual. Entonces, vos sos gay y llegás el lunes a la oficina y te preguntan: "Che, ¿cómo pasaste? ¿Saliste con una mina el fin de semana?". "No, flaco, no salí con una mina porque las minas no me gustan". Hay una gran hipocresía en ese reproche que hace alguna gente, a mi juicio conservadora, a quienes manifiestan su orientación sexual.

—¿Sos activista en alguno de los colectivos en pro de los derechos de la diversidad?

—Estoy vinculado lateralmente al colectivo Ovejas negras. Mi trabajo ha sido mínimo al lado de la gente que está en el día a día militando. Pero me gusta estar en el ámbito social, al que le debo una cantidad de avances legales que han permitido que mi vida y la de mucha gente que no es heterosexual, sea potencialmente mejor.

—La agenda de derechos respecto a la diversidad tuvo grandes avances en los últimos años, ¿Crees que viene una etapa de freno porque desde lo político se escuchan voces más conservadores?

—Pienso que estamos en aquello del impulso y su freno. Me parece que es normal en términos políticos que cuando desde un ámbito se empujan cambios, puede venir una contraparte. Pero para las normas vinculadas a la diversidad hubo apoyo popular muy importante, por ejemplo, del matrimonio igualitario o cuando naufragó el intento de referéndum para la ley para personas trans. Que surgen reparos y expresiones en sentido contrario, es verdad, pero no creo que estemos en un momento de perder derechos. Más allá de que es probable que se necesiten normas nuevas, lo más importante que está ocurriendo es el cambio social y la mayor aceptación, comprensión y respeto. Uruguay es un país, más allá de sus vaivenes, que siempre ha estado un paso más adelante en la región en materia de derechos. Pensemos en las mujeres, por ejemplo, que tuvieron aquí derechos básicos antes que en otros países.

—¿Has pensado en el matrimonio?

—Es una posibilidad. Nunca lo tuve en la cabeza como objetivo: "me voy a casar". Habría que ver si llegado el momento doy el paso y lo concreto. Ahora no está planteado. Si en algún momento lo pienso es porque habré construido una relación que me genere ese entusiasmo. Es importante dar esos pasos.

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