Publicidad

Mariano López se pondrá corbata en Océano FM

Compartir esta noticia
Foto: Archivo El País

Se termina Segunda Pelota pero Mariano López se queda en Océano FM para asumir el reto de conducir un periodístico en radio por primera vez.Le resulta difícil en pasado de Segunda Pelota. No se acostumbra al hecho de que el ciclo que fundó hace trece años junto a Jorge Piñeyrúa haya llegado a su fin. Lo que más le cuesta es despedir a sus amigos que se irán a Del Sol en busca de nuevos horizontes. Mariano López decidió quedarse en Océano. Piensa que la 93.9 es una emisora para trabajar toda la vida.

—Dijiste que Océano FM (93.9) era una radio para trabajar toda la vida, ¿lo seguís pensando?

—Sí. Cuando entré a trabajar me di cuenta de que en esta radio había un clima especial y me fui encariñando mucho. Hay un ambiente muy familiar.

—Varios de tus compañeros se van a Del Sol el año próximo, pero vos vas a seguir en Océano, ¿por qué decidiste quedarte?

—Un poco por eso y porque me di cuenta de que con estos cambios podían surgir oportunidades para desarrollar algo diferente, por ejemplo un periodístico en radio, que no lo hacía más allá de algún segmento de actualidad o entrevistas. Segunda Pelota apunta al entretenimiento, al humor, es más tipo un magazine. Y además, es donde quiero trabajar.

—Lo viste como una oportunidad de cambio y crecimiento profesional, entonces.

—Tuve una propuesta para irme, pero era para seguir haciendo lo mismo en otra radio. A mí me hubiera encantado seguir haciendo Segunda Pelota con ellos acá, pero ya el cambio me daba mucha pereza e irme para seguir haciendo lo mismo, no, para eso me quedo en Océano, que es donde quiero estar y asumo el desafío de hacer algo distinto porque ya son trece años de Segunda Pelota, muchos más de los que esperábamos cuando nació el programa.

—¿Qué es lo que más cuesta?, ¿cerrar una etapa?, ¿desarmar el grupo de trabajo?, ¿despedir amigos?

—Eso, despedir amigos va a ser lo que más va a costar seguro. Lo que tenía, bah, lo que tiene Segunda Pelota diferente a otros laburos es que acá venís a hacer un programa de radio con amigos. Eso lo voy a extrañar muchísimo y lo voy a sentir en las últimas semanas.

—¿Ya lo estás sintiendo?

—Todavía no, pero probablemente cuando queden pocas semanas lo voy a sentir. Lo único que espero es que sigamos viéndonos por lo menos una vez por mes en alguna comida.

—Hace un par de años adelantaste que quizá cuando el "Piñe" y vos cumplieran 40 se cansarían de hacer Segunda Pelota y le pondrían punto final.

—Tenemos 41, el verano que viene cumplimos 42, más de lo que yo le auguraba a Segunda Pelota.

—Pero acertaste el pronóstico o estuviste cerca.

—Veníamos jodiendo con el final del programa hacía tiempo pero jorobábamos con otro cierre: decíamos que la radio iba a marcar el final. Y en realidad pasó otra cosa: ellos se van por una mejor oportunidad, para crecer, y yo me quedo porque considero que acá puedo tener la chance de desarrollar algo en radio que no estaba haciendo y que quiero probar. Me motiva quedarme en Océano para hacer un programa periodístico.

—¿Ya es seguro que vas a conducir el periodístico de la mañana?

—Es seguro que voy a hacer un programa periodístico en la mañana, pero es probable que haya dos mañana, no sé si voy a estar bien temprano o un poco más tarde; no está clara la duración, ni están confirmados los integrantes del equipo. Estoy hablando con gente con la que quiero trabajar hace tiempo pero no hay nada definido todavía.

—Decías que el fin del programa era algo que se charlaba, ¿llegó a cansarte Segunda Pelota?

—Cansarme no, lo que tienen estos programas extensos es que hay días que la última hora tenés ganas de irte a tu casa a ver un partido de la Champions League. Nos queremos pila, pero estás tres horas con las mismas personas, todos los días y hay veces que te dan ganas de estar en tu casa. Pero es natural. Lo que me pasó con la radio, que ojalá no lo extrañe porque espero que me suceda en el próximo programa, es que es el único laburo que no me genera pereza venir. Al contrario, lo hago con ganas. En los otros trabajos que he tenido siempre me daba pereza: o porque me levantaba muy temprano para arrancar, o porque terminaba muy tarde. En este hasta el horario es ideal. Y te digo más, los lunes vengo con más ganas: estoy extrañando porque llevo dos días sin hacer Segunda Pelota con ellos.

—En estos trece años de Segunda Pelota pasó de todo, desde las peleas con Jorge Piñeyrúa en los comienzos, hasta los infinitos pasacalles que dieron qué hablar, las entrevistas, la promesa de Rafa Cotelo y el beso al "Manteca", los clips de Los Brisconti, ¿con qué te quedás vos?

—Me quedo con la amistad que forjamos con Jorge (Piñeyrúa) porque cuando arrancamos éramos conocidos. Y me quedo con que supimos salir de la dupla e incorporar gente para que el programa creciera, evolucionara y cambiara. Si hubiéramos seguido nosotros dos probablemente no hubiera durado tanto porque hubiera sido un embole.

—¿Cuál es el personaje que más disfrutás?

—El profe Geyerabide (Gonzalo Eyhrabide) y Edison Campiglia (Rafa Cotelo) son los dos que disfruté más. Y el Tío Aldo (Pablo Fabregat) que me hubiera encantado tenerlo en Segunda Pelota, pero venía a veces como invitado porque en realidad es de Abrepalabra.

—¿Nunca tuviste ganas de probar hacer un personaje?

—Imposible. El Piñe y yo somos los únicos que no somos humoristas pero igual el Piñe puede hacer humor tranquilamente, yo no.

—¿Sentís que aportás la cuota de seriedad al programa?

—Generalmente sí pero es como en cualquier grupo de amigos donde se cambian los roles y muchas veces me termino extralimitando más que el Piñe. Si yo lo pensara no lo haría, pero al aire a veces dejo de pensar y termino siendo uno de ellos sin la capacidad de hacer reír que tienen ellos.

—¿Vas a extrañar el humor?

Sí, pila, igual lo seguiré consumiendo. El humor me gusta más como oyente que como protagonista. En mi caso, participo de un programa de humor pero los que lo hacen son mis compañeros: básicamente me hacen reír a mí.

—También hubo malos momentos en Segunda Pelota como aquella entrevista a Víctor Hugo Morales en Buenos Aires, ¿no?

—Pero ni siquiera fue un mal momento. Seguro que hubo peores momentos. Fue un entredicho con él durante una entrevista, pero esa misma noche terminamos cagándonos de la risa porque y disfrutando de Buenos Aires. Mismo mis compañeros intentaron darle color a la situación y se amplificó. Fue un entredicho de una nota, nada más.

—¿Qué momentos resaltás de estos trece años?

—Me acuerdo de una señora que nos llamaba y nos decía, "se murió mi hijo hace tres meses, se me acabó la vida, pero gracias a ustedes reviví, me hacen reír". Esas cosas te dejan pensando. No podía creer cómo habíamos ayudado a una señora después de esa pérdida.

Una vez alguien me dijo que su mamá nos escuchaba siempre y se estaba muriendo. Me pidió que le mandara un saludo, me dejó el teléfono y me dijo, "si algún día tenés tiempo, llamala". La llamé esa misma noche, hablé un rato con ella, me agradeció, no podía creerlo. Al mes, vino el hijo a la radio emocionado a decirme que la mamá se había muerto. Esas situaciones te desarman y nunca toman estado público pero son fuertes. Y vos decís, "pensar que nosotros nos sentamos acá tres horas a hablar pelotudeces y terminamos generando esas cosas". Eso es lo que más te queda.

—¿Recibiste algún tipo de censura en estos años?

—Ninguna, cero. En trece años tuve libertad absoluta. Siempre dijimos e hicimos lo que quisimos.

—¿Nunca un llamado?

—Llamados de gente caliente por cosas que dijimos sí, pero mueren acá. No te enterás o te enterás después pero sabés que la radio fue impermeable a esas presiones: reciben la llamada y se cagan de la risa, no te la trasladan como una inquietud, sino como algo anecdótico diciendo, "bo, seguí haciendo lo que quieras".

—Alguna vez te dijeron que si querías crecer periodísticamente tenías que bajarte de Segunda Pelota, ¿por qué no lo hiciste?

—Fue cuando trabaja en Canal 12. Consideré que no tenía por qué hacerlo. Ni en pedo iba a dejar la radio y este programa que me encanta. Y sabía que podía adaptarme a una cosa y a la otra: hacer periodismo en el noticiero y este magazine en Océano. Yo era consciente de que la gente sabía que había un Mariano en el noticiero y otro en la radio, que muchas veces era el mismo porque acá hacía entrevistas serias. Nunca me pasó de ir a hablar con un político y sentir que me tomaba en joda porque hacía Segunda Pelota.

—Estos cambios en el dial te dan la oportunidad de saldar una cuenta pendiente y hacer un periodístico en radio, ¿cómo lo imaginás?

—Me cuesta imaginármelo entero. Pero trataré de ponerle el estilo que tengo en Segunda Pelota, rodeado de un muy buen equipo de trabajo. No me imagino un periodístico conmigo como único conductor, seremos una dupla o hasta un trío, pero yo solo no, me acostumbré a hacer radio respaldándome en equipo y compartiendo la conducción.

¿Las entrevistas y el mano a mano es donde te sentís más cómodo?

—Es el género que más me motiva pero con el tiempo me di cuenta de que me encanta informar, seleccionar las noticias más importantes, redactarlas y darlas a mi manera, que es lo que hacía en Canal 12 y lo que hago ahora en el informativo de TV Ciudad. Me gusta informar y armar un noticiero.

—Volviste a conducir un informativo después de tres años, ¿qué te entusiasmó de la propuesta de TV Ciudad?

—El hecho de armar y presentar un noticiero. Redactar noticias, seleccionar lo más importante del día e informar. Eso siempre me resultó atractivo. Me encantó la idea de que el canal apostara a más programas en vivo. Y es un informativo nocturno pero con un horario mucho más tempranero, va de 23:00 a 23:30. Además, paso menos tiempo en TV Ciudad, en Canal 12 laburaba ocho horas.

—¿Nunca te arrepentiste de haberte ido de Canal 12?

—No porque gracias a que me fui me surgieron un montón de oportunidades que me hicieron crecer periodísticamente. Pude hacer unos especiales para Direct TV con Luis Suárez, Diego Forlán y Edinson Cavani antes del Mundial de Brasil, pude hacer Entre comillas para Pop TV, trabajé dos años en El Observador TV entrevistando gente todos los días. Nada de eso lo hubiera podido hacer si continuaba en Canal 12. Y si hoy estuviera ahí seguiría haciendo lo mismo. Siento que en estos tres años crecí profesionalmente.

—¿Qué pasó con el documental de Pablo Cuevas para Direct TV?, ¿por qué no salió?

—Estaba terminado, no salió por cuestiones de programación y la lástima es que hay pila de material que perdió vigencia. Tenemos a Roger Federer y Rafael Nadal hablando de Cuevas. Habrá que actualizarlo y saldrá.

—¿Extrañaste la pantalla el tiempo que estuviste alejado del noticiero?

—No extrañé nada. También lo de TV Ciudad me sirvió económicamente porque me incrementó los ingresos mensuales. Y me gustó volver porque me atrae laburar en un informativo.

—Dijiste que a los 50 años no te veías frente a una cámara, ¿lo seguís pensando?

—Sí, lo sigo pensando. Que te vean todos los días es cansador para la gente y también para uno estar preocupándose por la imagen, aunque para el hombre es más fácil. En tele no me imagino mucho tiempo. Y me gustaría hacer radio hasta que me jubile.

—Este es un año repleto de cambios también a nivel personal. El nacimiento de tu primer hijo, Juan Martín (10 meses) te alteró por completo la rutina…

—Me cambió la rutina absolutamente. Duermo mucho menos, todo el tiempo libre que tengo en casa ahora es para estar con él. Desde que nació para terminar un libro hay que hacer un curso. Pero está divino. Ser padre fue el mejor cambio de mi vida. Me dio una felicidad que no se compara con las laborales y profesionales.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: Archivo El País

CAMBIOSMARIEL VARELA

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad