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Mariana Genesio: "Muchos de los que me piden fotos no contratarían a una chica trans"

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Mariana Genesio. Foto: Denise Romano (@deniseromanook)

ACTRIZ DE "PEQUEÑA VICTORIA"

La actriz trans que revoluciona la pantalla llegó a Montevideo. Con la misma calidez de su personaje Emma en Pequeña Victoria, saludó a todos sus fans e indicó: "Siempre soñé con ser una estrella".

Mariana Genesio. Foto: Denise Romano (@deniseromanook)
Mariana Genesio. Foto: Denise Romano (@deniseromanook)

Siempre soñó con ser famosa, subir a un escenario y escuchar los aplausos del público. En 2019, la historia se puso de su lado al llevar por primera vez a una actriz trans a protagonizar una telecomedia familiar. Mariana Genesio fue elegida para ponerse en la piel de Emma, la donante que da inicio al relato de Pequeña Victoria (lunes a jueves a las 22hs por Canal 4). Antes, su presencia ya había impactado en la serie El Marginal y en la película Animal junto a Guillermo Francella.

En sus días de relax en Montevideo, Genesio reflexiona sobre el nuevo contexto cultural y los estereotipos a los que fue sometido su colectivo. También cuenta cómo fue besar al emblemático galán Facundo Arana en la ficción, y cómo recuerda la noche en la que acompañó a su pareja, el guionista Nicolás Giacobone, a la entrega de los Premios Oscar. 

-¿Cómo fueron tus días en Montevideo?, ¿te reconoció mucha gente por la calle?

-Tenía pendiente conocer Montevideo. Estoy contenta de verdad, y no lo digo por demagogia. La gente es amorosa, hay un ambiente relajado y una rambla hermosa con un atardecer que es tan lindo... Me reconoció mucha gente, pero yo ya me lo imaginaba porque me escribe mucha gente de Uruguay a través de las redes. Me resulta muy lindo que se acerquen a comentarme la novela.

-¿De chica soñabas solo con ser artista o también con esta parte más superficial de la fama?

-Soñaba con ser una estrella de Hollywood. Quería subir a un escenario con un vestido despampanante y que todos los reflectores apunten hacia mí. Sabía que mi vida iba a ir por el mundo del espectáculo.

-¿Cuál fue la primera señal que te indicó que ibas por un camino acertado?

-Al principio no sabía bien por cuál rubro del espectáculo iba a ir. Me imaginaba más como vedette en el teatro de revista. No me tenía fe como actriz seria hasta que un día fui al casting de una serie que al final no se hizo. El director de ese proyecto me dijo que debería dedicarme a la actuación porque tenía “mucha verdad al hablar”. Entonces me puse de lleno a estudiar actuación.

-¿Qué significó haber sido elegida para protagonizar Pequeña Victoria?

-Es mi primer gran personaje de exposición masiva y es el que yo siempre soñé hacer. Me pone feliz haberle puesto el cuerpo a Emma porque tiene el color que yo quería aportar. Había como un vacío en la ficción argentina que no estaba contado y lo cuenta Emma.

-¿Cuál era ese vacío?

-Por lo general se cuenta la historia de una trans desde un lugar de estereotipo. Siempre tiene una vida marginal, está parada en una esquina y se pone el foco sobre la discriminación y el sufrimiento. Además, siempre tiene una manera estrafalaria de hablar, se viste con muchos colores, usa mucha sombra, plumas y pelo. Siempre tiene una forma de ser chabacana o vulgar. Es como un monigote. Que me hayan presentado a Emma que tiene un color opuesto me pareció oportuno y sentí que me calzaba justo.

-¿Qué sentías cuando tenías que interpretar a chicas trans “estereotipadas” en proyectos anteriores?

-Lo hacía con gusto, pero me parecía injusto que no se mostraran otro tipo de realidades de personalidades trans.

-¿Creés que ese fue el gancho para el éxito de la telenovela?

-Sí, a diferencia de lo que se hacía antes, Emma tiene un color muy cálido y tierno. Y le pasan otras cosas, no es que solo se habla de su problemática en torno a que es trans. Se habla de sus vínculos familiares, la necesidad de ser madre, sus amigas, el trabajo, la historia de amor con el personaje de Facundo Arana. La gente se da cuenta de que todo lo que le está pasando a una mujer trans es lo mismo que le puede pasar a ella. Eso es lo revolucionario.

-¿En ese sentido pensás que personalmente marcaste un rumbo distinto a otras artistas trans que tienen relevancia en la televisión argentina?

-Queda poco modesto decirlo, pero sí, lo siento.

-¿Te sentías identificada con tus antecesoras, que hacen humor en torno a ser trans?

-No me molesta, pero no me siento representada. Me aburre. No solo que es ofensivo sino que no divierte porque hemos cambiado la cabeza. A veces el humor grotesco distrae del mensaje que se debería dar. Igualmente tampoco siento que sea algo totalmente excluyente a mí, porque también tengo algo de eso o lo he tenido. Lo que sí me molestaba era que no se mostrara también lo otro.

-¿El colectivo trans se ha contactado con vos luego que adquiriste tanta exposición?

-Sí, me escriben muchísimo. Están muy agradecidos porque se sienten representados y me felicitan.

-¿Te considerás embajadora de la lucha de ese colectivo?

-Sí, pero no porque lo haya buscado. Mi personaje me puso en ese lugar y yo lo llevo con orgullo. Defiendo las causas que me involucran, como el cupo laboral trans, que en Argentina no está aplicado, pero no quiero ser ejemplo para nadie. Me interesa aportar mi granito de arena, pero no ser una referente o una militante. Solo quiero ser actriz.

-¿Tenés como objetivo que te convoquen de una ficción para interpretar a una mujer a secas, y no a una trans?

-Sí, pero lo que más me interesa es que sean buenos libros, que se cuente una buena historia y trabajar con un buen equipo.

-¿Cómo evaluás la transformación cultural que hubo desde 2008, cuando llegaste de Córdoba a Buenos Aires?

-Hubo un cambio muy grande. En aquel momento ni siquiera teníamos documento de identidad. Hoy la gente está más abierta, en especial los jóvenes. Pero todavía falta. Tiene que seguir habiendo una apertura para que se incluyan más personas trans en el ámbito laboral.

-¿Vos sufrís discriminación en algunos ámbitos?

-Yo no sufro discriminación, pero la hay. Creo que me ayuda, por un lado ser hermosa (risas), y por otro la exposición. La gente es más permisiva con un famoso que con alguien que no lo es.

-¿Pensás que algunas de las personas que te piden fotos te estarían discriminando si no fueras famosa?

-Seguramente. Estoy segura que muchos de los que me piden fotos no contratarían en sus negocios a una chica trans. Ojalá cambie.

-En varias entrevistas hacés referencia a tu vínculo con el espejo, ¿en qué momento empezaste a estar conforme con tu imagen?

-Es un ejercicio, no sé si hay un momento específico. Es algo gradual. Todavía no sé si estoy 100% conforme, pero sí cada vez me siento más plena. Aprendí a aceptarme. Estoy muy amigada con todos mis aspectos y recontraenamorada de mí, aunque suene vanidoso decirlo.

-Volviendo a Pequeña Victoria, hiciste pareja con Facundo Arana, ¿cómo dirías que besa?

-Besa muy bien. Y yo también (risas). La escena del primer beso fue hermosa. Los dos teníamos muchos nervios. Era la primera vez que yo daba un beso romántico en televisión. Encima lo estaba haciendo con un actor muy prestigioso y con mucha experiencia como galán. Yo lo quería hacer bien. Con Facundo veníamos hablando mucho de nuestros personajes y de cómo queríamos contar nuestra historia. Cuando llegó el momento de hacer el beso, él me dijo “confía en mí” y lo tratamos con mucho amor. Le aportamos toda nuestra torpeza y nervios a nuestros personajes. Fue muy genuino. Fue un beso muy largo, y no hubo necesidad de repetirlo. Había material de sobra (risas).

-Antes de Pequeña Victoria te vimos en El Marginal, donde interpretabas escenas muy fuertes...

-Sí, ahí puse en juego toda mi actriz. Eran escenas muy crudas. En la primera que hice, el actor Claudio Rissi, que es uno de los mejores de Argentina, ya me agarró contra la pared y tuvimos una escena de sexo carcelaria.

-Hubo otra en la que tuviste que colocarte adentro de un ataúd...

-Eso fue muy fuerte. Lo peor fue que el día que teníamos que grabar esa escena, yo iba en el auto con un amigo del elenco, cuando escuché la fecha en la radio y me di cuenta de que era la misma en la que había muerto mi mejor amigo. Cuando llegué al set y vi el cajón me dio escalofríos. Me dio mucha impresión meterme porque me recordó mucho a lo otro. Fue muy duro.

-Se habló mucho de tu presencia en la entrega de los Oscars en 2014, cuando fuiste a acompañar a tu pareja Nicolás Giacobone que resultó premiado, ¿qué te quedó de aquella noche?

-Lo viví como un sueño, ¡estaba en la red carpet de Hollywood! Cuando llegó la noche y nos pasaron a buscar por el hotel, iba en el auto viendo las calles cortadas y a la gente del otro lado de las vallas. Me impresionaba pensar que yo estaba del lado de los famosos. Estaba mezclada entre las personas que admiré toda mi vida. Por más que no dejaban sacar el celular para hacer selfies, cuando terminó la ceremonia me acerqué para pedirle una foto a Nicole Kidman. Me la negó, ¡una mala onda tremenda!

-Ahora estás casada con Nicolás, ¿te quedó pendiente hacer una fiesta de casamiento?

-No, no me interesa. Cuando voy a una digo “qué linda”, pero después pienso que ni en p... gasto tanta plata para entrar como una ridícula con un vestido blanco para que todos miren (risas).

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