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SE PRESENTA EN URUGUAY

Marcelo Polino y el recuerdo de los primeros programas de chimentos: "Hoy estaríamos presos"

El periodista de espectáculos desembarca con un show propio en Uruguay. "Me alejé del chimento agresivo y ahora prefiero el humor", expresa.

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Marcelo Polino. Foto: difusión

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Su acidez fue un ingrediente clave en la fórmula del éxito de los distintos certámenes “por un sueño” que Marcelo Tinelli presentó desde 2006 hasta 2019. Marcelo Polino hizo allí de sus particulares devoluciones un sello propio por el que lo convocaron de otros concursos de la región. Hoy prepara esa lengua filosa para los monólogos de La Verdad de la Milanesa, show que trae en breve a Uruguay. En diálogo con El País, repasa su carrera y bromea: “si hoy hiciera los comentarios de hace 15 años estaría preso”.

-¿En qué rol se te va a poder ver en el show La Verdad de la Milanesa (15 y 16 de diciembre en Fellini Pocitos)? -Voy a hacer monólogos: algunos que hice con Antonio (Gasalla) y otros propios. Es un show muy performático pensado para que la gente se divierta. Se da todo en el contexto de un restaurante, que en este caso es Fellini, donde el plato principal obviamente es la milanesa. Voy a estar acompañado por artistas uruguayos. Va a haber un dj, una cantante, una drag queen. Es un espectáculo muy movido.-Uno supone que vas a hablar de la farándula...-Sí, a cada lugar que voy tengo que hablar de los famosos porque la gente lo pide. Hay un repaso de lo que le ha pasado a las figuras este año. Hablo de las parejas, de las relaciones en la farándula...-Hace años que hacés teatro, ¿sos un periodista al que se le cruzó la oportunidad de hacer monólogos o un artista al que en un momento se le cruzó la posibilidad de ser periodista?-Mi oficio es el periodismo y desde ese lugar siempre hice teatro. Trabajé con Antonio, Nito Artaza, Nacha Guevara, Enrique Pinti. Me gusta hacer monólogos. Siempre hablo desde mi lugar, no hago personajes. Soy muy respetuoso del trabajo de los actores. Además no tengo una preparación en ese sentido. Hago monólogos como Polino e intento que sean divertidos. Llevo al teatro lo que a la gente le gusta de mí en la tele. Me gusta el contacto con la gente y lo paso bárbaro.-¿Gasalla te pasa tips para los monólogos?-Sí, un montón. Él vive a una cuadra de mi casa; el otro día fuimos a comer y repasaba todos los monólogos con él. Yo tengo los tiempos televisivos y hago todo rápido, y él me dice que vaya más lento. Es un maestro. Le pido si lo puedo grabar para no olvidar lo que me dice. Todo lo que sé de monólogos es gracias a él. 

EL JURADO VILLANO

Polino, el más temido

Polino construyó en su carrera una personalidad temida por los famosos debido a su forma directa y sarcástica de opinar de su trabajo. El periodista saltó a la masividad como conductor del mítico Zap (2002), pero delineó ese perfil ácido desde el panel Intrusos (2004). En 2006 fue convocado por Tinelli como jurado de Cantando por un Sueño, y quedó en el tribunal de todos los certámenes de Showmatch.

-Se te ve seguido por Uruguay, ¿cómo es tu vínculo con el país?-Amo Montevideo. Los argentinos hablan mucho de Punta del Este, pero como yo no tomo sol prefiero Montevideo. Me encanta la ciudad y su gente. Siempre la paso bien.  

-¿Tenés aprecio por alguna artista uruguaya en particular que haya probado suerte en Buenos Aires?-La gente que viene de Uruguay siempre es muy respetuosa, muy educada. Tiene una manera particular de expresarse y se gana el lugar. Te lo puede decir cualquier periodista. Yo amo especialmente a Natalia Oreiro. Nos conocemos desde que hizo su primera novela. Somos como parientes porque cuando ella debutó, yo también empezaba en televisión con otro uruguayo, Lucho Avilés. Nos llamamos para los cumpleaños. Es amorosa. Cuando iba a hacer La Máscara me convocaron para el jurado y yo justo ya había arreglado en Chile. Le dije que me dio lástima porque tenía muchas ganas de trabajar con ella. Es muy copada.-¿Qué te pareció la versión de La Máscara que hizo Natalia Oreiro en Telefé?-Es un formato para gente joven. Estuvo muy bien hecho y ella es una diosa.-¿Sentís que con los años te has convertido en el villano más querido de la televisión?-Siempre me lo dicen. He trabajado en un montón de realities y la gente me tira buena onda. Hay otros jurados que son “los malos” y la gente no los puede ni ver. Creo que es porque yo digo las cosas desde un lugar divertido y sin maldad. Vengo de una experiencia en Chile en la que fui jurado y me preocupaba que no conocieran mi forma de juzgar. Es incómodo juzgar a un artista de otro país. Sin embargo, la gente me tiraba buena onda y me decía que se identificaba con lo que yo decía. Después me llamaron de Miami para hacerme una entrevista como la persona que integró más jurados en programas de Latinoamérica.

-¿Es el rol en el que te has sentido más cómodo?-Me siento bien, la paso bien. 

-Te hiciste masivamente conocido al frente de Zap (2002), un programa que por lo bizarro se fue volviendo de culto con los años, ¿cómo lo recordás vos?-Este año se cumplen 20 años. Tendríamos que haber hecho algún reencuentro. La gente sube todo el tiempo cosas a redes, hace memes y lo recuerda mucho. Fue en un contexto social complicado en Argentina. Veníamos de la crisis del 2001, y nosotros éramos como la alegría de la tarde. Teníamos 15 puntos de rating en ese horario. Era muy masivo y era la primera vez que la gente común cobraba mucho protagonismo en la televisión. Eso llamaba la atención. -¿Tenés algún momento favorito del programa?-El que siguen pasando todo el tiempo es el día que Guido Süller presentó a su asistente, que decía “dame una G, dame una U”. La gente me lo recuerda en la calle.-En aquel momento y con los programas de chimentos que surgieron después, la televisión manejaba una crueldad que hoy sería cancelada en redes sociales, ¿cómo has visto esa transformación?-Yo vengo de esa primera época del chimento. Todo ha cambiado y la sociedad también. Yo a medida que fui creciendo me fui alejando del chimento. No volvería a hacer el chimento agresivo o hablando del “sobre que tengo”. Prefiero ir por el lado del humor y la gente lo agradece. Ahora el público con las redes sociales te hace la devolución al instante. Si algo no les gusta te cancelan enseguida. Por eso también hay más cuidado.-¿Te arrepentís de algo que hayas hecho al aire?-Ahora no me acuerdo, pero seguramente sí. El otro día me crucé a Moria (Casán) y veíamos alguna cosa nuestra de hace 15 que se había hecho viral en Tiktok y decíamos: “si hoy dijéramos estas cosas estaríamos presos”. Todo cambió. Igualmente yo no estoy peleado con nadie ni tengo ningún juicio. Todo siempre fue show. -Te fuiste debajo del ala de Marcelo Tinelli justo antes de que el programa dejara de tener el éxito de audiencia de otrora, ¿qué lectura hacés con las cartas vistas?-Fue pura casualidad, no fue planeado. Íbamos a empezar el Bailando y de repente llegó la pandemia y nos encerraron a todos. Telefé empezó a preparar Masterchef, me ofrecieron ser “el embajador” y acepté. Yo nunca dejé de hablar con Marcelo. Hoy yo puedo recorrer varios países de Latinoamérica gracias a que él me abrió las puertas de Showmatch. Estoy agradecido de por vida.-¿Por qué creés que sus programas no registran el éxito de otros años?-Yo me junté con él cuando empezó a hacer Canta Conmigo Ahora. Me dijo para estar en el programa pero yo no podía. A mí me gustó mucho el formato y cómo lo hizo. Lo que pasó fue que enfrente vino la aplanadora de Gran Hermano. Este país está paralizado por ese programa. Su efecto es tan potente que no le da espacio a otros contenidos. La diferencia de rating es tremenda: tiene más de 20 puntos contra cinco. Es imposible revertir eso.-¿Por qué funcionó tanto este Gran Hermano?-Yo soy fanático del formato Gran Hermano y se ve que todo el mundo también. Está muy bien hecho el casting y Santiago (Del Moro) la rompe en la conducción.-Más allá de sus programas, ¿no hubo un desgaste en la figura de Tinelli, que hoy recibe ataques y críticas que tiempo atrás no recibía?-Hubo un momento en el que tuvo un costado político cuando se sumó a “la mesa del hambre” y además se metió en el fútbol. Todo eso lo perjudicó, dejó muchos frentes abiertos y la gente empezó a pegarle. Pero no hay que olvidarse que se mantuvo 30 años como el número uno de la televisión y dándole trabajo a la gente. Cualquiera puede tener uno o dos años malos. Yo creo que va a volver a ocupar su lugar gracias al carisma que tiene. -¿Cómo son él y Jorge Rial como jefes?-Muy generosos. Tinelli cambió el rumbo de mi carrera. Antes yo era un panelista de un programa de espectáculos, y sin conocerme me llamó para estar en el jurado de sus programas. Le tengo mucho cariño. Y con Rial siempre tuve la mejor relación. Muchos hablan de su carácter, pero yo jamás me peleé ni tuve una discusión con él. El año pasado cumplió 60 años y al único de sus expanelistas que invitó fue a mí. -En un ambiente en el que pareciera que no es fácil hacerse amigos, vos tenés la particularidad de contar con varios: Luciana Salazar, Flavio Mendoza, Carmen Barbieri...-Luciana ya es familia, soy el padrino de (su hija) Matilda. Mis colegas me dicen que soy una especie rara en ese sentido. He tenido suerte de cruzarme con gente muy copada en la carrera, hasta me sigo hablado con la mujer de Lucho Avilés. He podido cultivar buenas relaciones. Está bueno que te digan que sos buen periodista, pero que la gente te quiera es lo más importante.-¿Alguna vez tuviste una pareja del ambiente artístico?-No. Mi vida privada la mantengo lejos del trabajo y del ambiente, al menos por ahora. Hoy estoy solo, no tengo pareja.-De los programas de espectáculos que están al aire hoy, ¿con cuál te sentís más identificado?-Yo soy muy cholulo de la televisión y miro todo. Soy amigote de (Rodrigo) Lussich y (Adrián) Pallares, pero también veo a Ángel (De Brito), a (Laura) Ubfal e Intrusos. Me gusta la gente que está haciendo espectáculos. Cada uno le pone su impronta, aunque todos hacen lo mismo.

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