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Liberada después del amor

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Natalia Camilo. Foto: Gabriel Parra

NATALIA CAMILO

Después de cuatro años de relación, la actriz y conductora se separó del futbolista ex Peñarol Nicolás Albarracín. El deportista fue transferido al Lugo de España, y ella evaluó que no estaba dispuesta a más mudanzas y postergaciones en el plano laboral y afectivo.

Natalia Camilo. Foto: Gabriel Parra
Natalia Camilo. Foto: Gabriel Parra

Madre de dos hijos de una relación anterior, también priorizó que los niños echen raíces en Uruguay. En entrevista, la ex Sé lo que viste (Monte Carlo TV) cuenta de sus proyectos para volver al ruedo de la TV y al teatro, inclusive con su amiga Nazarena Vélez. También va en contra del mito que asegura que las parejas de los futbolistas tienen todo resuelto. “Las esposas de los jugadores en realidad no tienen vida propia”, asegura Natalia Camilo.

—Un mes atrás se conoció la noticia de tu separación con el futbolista Nicolás Albarracín, ¿Cuáles fueron las causas?

—Muchas. Cuando se está en una relación, sobre todo con niños, uno quiere que las cosas vayan perfecto. En Uruguay yo tengo mi hogar y la vida establecida. Tuve que dejar trabajos y postergar proyectos por mi pareja pero llega un punto en que uno se pregunta si hace lo correcto.

—¿Cuál fue el detonante?

—Él se fue para España, transferido al Lugo. Yo lo acompañé pero a los 10 días volví. Mi abuelo tuvo un ACV y regresé para acompañarlo. Al llegar a Uruguay, empecé a ver qué la vida pasa y yo no estaba bien en el rol de ceder y adaptarme todo el tiempo. No quería estar en otro país. Veníamos de pasar los primeros meses del año en Colombia, donde él jugaba en Deportivo Cali. Los niños tuvieron muchas idas y venidas en el colegio. Nicolás es una persona que no está fijo en ningún lado. Fue al Cali y después volvió a Peñarol. Cuando parecía que se quedaba en Uruguay, salió lo de España. Nunca pudimos establecernos en ningún lado. En Colombia, yo estaba trabajando en un canal y de un día para el otro, me dice: "nos vamos". ¿Y los niños?, ¿el colegio?, ¿el cambio.? Yo me considero recompañera, pero llega un momento en que decís hasta cuándo voy a poner a mi pareja por delante. Está todo más que bien con él, pero ya está. Estoy aquí en Uruguay, soltera y muy feliz.

—O sea que fue más bien una decisión tuya.

—Sí. Él quería que estuviera en España y no me apoyó en mi viaje, a pesar del cuadro de mi abuelo, que ha sido como un padre en mi vida. Ya tuve una separación y con el padre de mis hijos (el también futbolista Guillermo Rodríguez) y tengo una relación excelente con él. Lo sigo considerando parte de mi familia. Con Nicolás fue diferente. En cierta forma se enojó porque decidí quedarme en Uruguay. Igual, de mi parte está todo bien.

—¿Cómo lo estás viviendo a nivel emocional?

—Bien. Aunque cualquier separación tiene su proceso de dolor y de duelo. Pero estoy convencida de que fue lo mejor. Al tener a mis hijos (de 10 y 5 años) los pongo siempre por delante. Y yo sé que lo mejor para ellos es que sigan su vida acá. Yo los saqué de sus raíces, de sus compañeros de colegio y cuando les dije que el año que viene iban a volver a su colegio acá, la felicidad que experimentaron fue increíble. Estamos muy bien acá.

—¿Cómo fue el año para ellos?

—También movido. Empezaron el año en Colombia, pero no lo terminaron porque nos tuvimos que volver. Llegamos a España y cuando iban a reenganchar allá, se dio la separación. El grande va a repetir un año y todo estaba muy desorganizado. Ahora estoy súper establecida y en mi casa, con el apoyo de siempre de mi familia.

—También suspendiste proyectos laborales, Ahora en Uruguay ¿qué planes tenés?

—Estoy con algunos proyectos. Cuando me fui a Colombia en enero, estaba a punto de empezar en el programa Olas y vientos en VTV. Me reuní con los productores. Estaba con toda la ilusión de comenzar, pero de un día para el otro, nos fuimos. Y lo tuve que dejar. Uno se queda con ilusiones colgadas. Ahora llegué y tengo muchas ganas de trabajar. Soy muy activa y tuve reuniones. En Colombia me moví muchísimo y empecé a trabajar. Con Nazarena Vélez también estamos pensando cosas. Yo había dejado de trabajar con ella y ahora ya me reuní y estamos pensando para el verano y el año próximo en varios proyectos en TV y en teatro.

—En Colombia también habías empezado a jugar fútbol femenino también...

—Sí. Cuando volvimos a Uruguay recomencé con los entrenamientos pero tuve una lesión de ligamento cruzados y me tenía que operar. Empecé a hacer la fisioterapia acá porque supuestamente Nicolás se quedaba en Peñarol. Pero surgió lo de España. "No te operes", me dijo él. "Venite conmigo". O sea, otra postergación más. En definitiva, tenía que postergar mi vida entera. Cuando una mujer es tan independiente, llega un momento que se hace imposible estar de aquí para allá. Hay mujeres que a lo mejor les gusta acompañar y a mí también. Pero con un límite. Inclusive llegué a tener contacto con un canal en España, les mandé currículum y mis imágenes. Me respondieron que lo iban a considerar pero en Galicia se habla gallego. Y yo no sé el idioma. Averigüé para estudiar pero después me dije: "Yo siempre me tengo que adaptar a él, ¿por qué una sola vez no se adapta a mí?" Y no se puede tapar el sol con un dedo. Esas fueran las causas. Lo conozco desde los inicios de su carrera y le deseo lo mejor.

—Se habían comprometido y el casamiento era a fin de año...

—Sí. Lo habíamos fijado para diciembre, aunque para ser sincera no estaba 100% convencida. Me costó el proceso, pero cuando hice el click, no hay chance, no hay vuelta atrás. No por enojo ni rechazo. Simplemente porque considero que mi vida no puede darse al lado de él. Quiero seguir creciendo. En un momento, yo estaba haciendo teatro con Nazarena en Buenos Aires y veía que tenía chances de crecimiento pero lo tuve que cortar. Aspiro a retomar ese camino. Y también quiero que mis hijos tengan sus raíces en Uruguay.

—¿Cómo va a ser tu verano?

—Por suerte, me convocaron para la conducción de varios eventos y desfiles.

—¿Qué pensás para el futuro de tu vida amorosa?

—Uno no se cierra a la posibilidad de conocer a otra persona, pero muchísimo más adelante. En este momento me tengo que reorganizar al 100% y mis hijos me necesitan

—¿Nunca más un futbolista en tu vida?

—Nunca más. Te podrás imaginar que después de tantas idas y vueltas, el jugador de fútbol definitivamente no es mi tipo.

—Hay quienes dicen que la vida al lado de un futbolista es fácil para sus parejas...

—Mentira. A mí siempre me sorprende cuando se dice eso. La gente piensa que la mujer del jugador de fútbol está cómoda. Para nada. Cuando una es independiente, las cosas se ponen cuesta arriba. La vida de la esposa del futbolista es la que queda sola durante las concentraciones y los viajes, la que los espera con la comida, aunque sea a las 3 de la mañana después de un viaje o de un partido. El trabajo de ellos es exigido con su cuerpo y necesitan de una alimentación y un descanso específico. Entonces la vida se la dedicás a ellos y a los niños. Sin contar el problema de las mudanzas. La mujer del jugador de fútbol no tiene una vida propia.

—Por más tarjeta de crédito ilimitada que haya...

—A lo mejor hay mujeres que les gusta estar echadas todo el día. O se van de compras y son felices. Yo no puedo estar en un shopping más de media hora porque me aburro. En Colombia, yo jugaba al fútbol y hacía televisión. Esas son mis pasiones.

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