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"Las redes sociales son una carnada"

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Jumpi González, comediante argentino.

Es mendocino por accidente. El trabajo de su padre hizo que Juampi González se mudara muy seguido de ciudad, y usó el humor como estrategia de adaptación para caer bien en los grupos. Se inscribió en facultad de ingeniería por descarte. Es inquieto y curioso.Hizo cursos de locución, aprendió a tocar la guitarra y la batería. Un día se anotó en clases de stand up y priorizó la comedia a la carrera. Abandonó ingeniería cuando le faltaban cuatro materias para recibirse. Actuó en cámaras ocultas de Showmatch, pero su meta no es el Bailando, prefiere conducir en TV. Tiene 322 mil seguidores en Instagram (@juampigon) y los posts son la “carnada” para atraer público a sus shows. El comediante e instagramer argentino presenta Soltero el 16 de agosto en el Movie.

—Naciste en Mendoza por accidente pero viviste en Neuquén, Comodoro Rivadavia y Bolivia, ¿cuánto de nómade y bohemio hay en vos?

—No sé si de bohemio pero de nómade bastante porque a mi viejo lo trasladaban por su laburo y lo seguíamos. Tengo la teoría de que por haberme mudado tantas veces empecé a incursionar en el humor: fue la forma que encontré de adaptarme rápido. Yo caía en un lugar donde ya estaban todos los grupos formados y hacer reír era una de las maneras para que me quisieran. Un día me anoté en un curso de stand up sin saber que me iba a dedicar a eso.

—Venís de una familia de profesionales. Estuviste a punto de recibirte de ingeniero, ¿cuándo y de qué forma empezó a picar en vos el artista?

—Fue muy gradual. Me metí a estudiar ingeniería porque no tenía claro qué quería hacer de mi vida y es una carrera recontra amplia. Me gustaban la física y la química, y además, mi viejo es ingeniero. Pero también era un chico curioso e inquieto. En el colegio me mandaban a leer en los actos porque tenía buena voz y no me incomodaba para nada el escenario. Empecé a estudiar guitarra, batería, hice talleres de locución. En 2009 me anoté en un curso de stand up de ocho meses sin saber mucho de qué trataba. Quería hacer algo vinculado a la actuación y encontré esto que era mucho más específico en el humor y no hacía falta estudiar cuatro años en un conservatorio para subirse al escenario. Empecé a actuar viernes de por medio en un teatro y después formé un grupo con dos compañeros. Cuando terminé la cursada de ingeniería tuve más tiempo libre, y me empecé a dedicar más de lleno a la comedia.

—¿Por qué no te recibiste?

—Cuando me quedaban cuatro exámenes empecé a priorizar la comedia. Una vuelta tenía que rendir unos finales en diciembre pero justo había un casting donde debía preparar unas cámaras ocultas para entrar a Showmatch. Dije, lo pospongo, puedo rendir en febrero. Después me fui a hacer temporada de verano a Brasil y dejé los exámenes para julio. Así fui pateando hasta que me di cuenta de que estaba metido hasta el cuello de comedia y dije, me quiero dedicar a esto.

—¿Te arrepentís de no haber largado antes la carrera?

—Cuando me dicen, uy, estuviste tan cerca de terminarla, yo planteo, qué lástima que no me di cuenta antes de que quería dedicarme a la comedia. Hoy tendría más experiencia. Sé que todo lo que aprendí durante los seis años de carrera de ingeniería no fueron en vano. Hoy tengo una educación muy buena, no lo aplico en una fábrica pero sí en mi vida. Al ingeniero le pegan durante seis años para que sea capaz de resolver problemas de la mejor forma posible. A mí me sirvió para organizar y promocionar los shows cuando no tenía representante.

—Dijiste que el día que te subiste al escenario sentiste un disfrute que no habías encontrado antes en ningún otro lado, ¿cómo fue esa sensación?, ¿qué te pasó?

—La respuesta del público es inmediata con la risa y el aplauso. Es un combustible para el chiste que sigue. Pocas veces sucede que se festeje tu laburo de forma tan cercana, generalmente está el sueldo como compensación. Tanto para el éxito o el fracaso del monólogo, el orgullo o la decepción es 100% tuya porque es algo que escribiste y actuaste vos. Cuando te lo festejan decís, valió la pena, se valora mi creatividad. Hay como un plus respecto al actor que interpreta un guión de otro.

—¿Te interesa actuar?

—He hecho cursos de impro, pero tendría que formarme más. Hoy me enfoco en la comedia. Participé en series web pero me veo mucho mejor actor en lo que escribo yo o en las situaciones que armo para las redes sociales que si me dan un guión y me dicen, tenés que poner cara de benevolencia. Necesito una formación mayor para poder interpretar lo que otra persona me exija. Hoy no estoy capacitado.

—En 2014 actuaste en unas cámaras ocultas de Showmatch, ¿cómo llegaste ahí?

—Hice un casting. En principio buscaban comediantes que fueran parte del staff. Había que pensar, filmar y editar cámaras ocultas individuales. Era cuando se pensaba que Showmatch iba a volver con el humor del viejo Video Match. Hice ese laburo en dos o tres semanas. Y quedó en la nada. En marzo me llaman diciéndome, te queremos para unas cámaras ocultas pero era totalmente distinto a lo que yo había planteado. Se cambió a una mega producción y se hacía "El peor vuelo de tu vida" a algún famoso. Fui el único que llamaron del casting de comediantes, el resto eran todos actores. A mí me salía el chiste y ellos querían actuar situaciones reales. Fue medio raro. De hecho, si hoy las ves estoy durmiendo en el fondo porque ellos querían que pareciera real. Estuve pero no estuve.

—¿Te abrió puertas?

—No me abrió puertas porque no me vieron pero me quedaron los contactos. El productor se acordó de mí para algún programa. Tampoco había mucho espacio para mostrarme. Era sentate en una butaca, se va a mover el avión y hacé de cuenta de que te asustás. Nada que ver a lo que yo hago.

—¿Te interesaría estar en Bailando por un sueño?

—Hoy no me mata porque sé que es un arma de doble filo. Te pueden exponer para algo malo. Si sirve para mostrar lo que hacés y te dejan un espacio para desarrollar tu arte está buenísimo por la pantalla que tiene. Pero no es algo que me pongo como objetivo. Prefiero participar de programas de humor. La tele me gusta, pero me veo más como conductor que como actor de una novela.

—Te presentás como comediante e instagramer, ¿cuánto te han servido las redes sociales para hacerte un lugar?, ¿sentís que hace que vendas más entradas?

—Las redes sociales cambiaron mi vida. Los comediantes empezamos a llegar a gente que nunca había ido a ver stand up, sobre todo el público joven. De hecho, estoy actuando en salas donde hace dos ó tres años los propios directores estaban en contra del género porque no lo veían como algo teatral, y hoy se dan cuenta de que mueve gente, está instalado y dejó de ser una moda para convertirse en un género consolidado. Le debo un montón a las redes pero el éxito también se debe a que vengo haciendo humor desde hace tiempo y por eso la pegué.

—Es distinto el código del teatro al de las redes sociales, tenés que estar todo el tiempo creando. Es otra exigencia…

—Son dos cosas totalmente distintas. En un video tenés un minuto: el chiste tiene que ser concreto y directo. En el teatro tenés la opción de desarrollar un tema, improvisar, ir y venir. Hoy las redes sociales son la carnada para que la gente diga, si en un minuto me hizo reír, a ver qué hace en una hora y media. Hay que usarlo para que te presten atención y generar la intriga de cómo será en el teatro.

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—Grabaste un video sobre Márama y Rombai donde decías que con cuatro acordes hacían todos los temas. Ese material se viralizó, ¿fue un quiebre para vos?

—Ese video tuvo mucho impacto. Es una crítica o no pero basada en un hecho real. De hecho, en mi show anterior tenía un número con la guitarra donde con cuatro acordes cantaba un montón de canciones de otros artistas. Ese video se vio mucho justo en el auge de Márama y Rombai. No sé cuánto benefició o perjudicó, pero me conocieron más personas, eso seguro.

—¿Recibiste comentarios de las bandas o de los fanáticos?

—Creo que tenía un par de comentarios de algunos protagonistas de las bandas diciendo pobre tipo. Insisto, es una realidad. De hecho son bandas que me gustan y me ponen de buen humor. No tiene nada que ver con que utilicen cuatro acordes.

—Volvés a Uruguay para presentar Soltero en el Movie. Dijiste que los monólogos caminan contigo, ¿qué significa eso?

—La frase iba a que voy madurando cómicamente hablando, en cada función mejoro, y los shows evolucionan, se generan nuevos chistes, y enlaces. Hoy Soltero está mucho más sólido que en el estreno, donde lo sentía un buen show pero era un recién nacido, ahora ya camina solo. Soltero es muy autobiográfico y personal. Me gusta que la gente me conozca y jugar a eso de que vayan a ver a Juampi. Me interesa meter al público en mi mundo, contarles cómo es mi vida, ver si les pasa lo mismo.

—¿Sentís que la gente va a los shows esperando que hables sobre tu vida?

—Asumo que la gente elige seguirte en las redes sociales por tu tipo de humor y por las situaciones que contás. Yo hablo mucho de mi vida. Me divierte plantear cosas que nos pasan a todos pero desde mi lugar. No sé si es lo que busca la gente, es lo que yo entrego.

—¿Tenés muchos seguidores famosos?

—En Twitter te avisa, en Instagram no sucede, así que debe de haber seguidores famosos que desconozco. Connie Ansaldi me sigue, Cande Tinelli me seguía, pero creo que ya no, capaz que hice algo indebido. Una vuelta fui a cenar, Virginia Gallardo estaba en la mesa de al lado y me pidió una foto.

—¿Te sorprende que te pidan fotos?

—Sí. Los que somos populares por las redes sociales generamos un vínculo más cercano con la gente, entonces medio que se acercan desde el lugar de amigo. Estoy seguro de que si voy a algún restaurante con alguien más famoso que yo me saludan más a mí que al de la tele porque ese impone un respeto mayor y hay más lejanía: lo ves en la pantalla, no es que agarrás el celular y le escribís un mensaje directo por Instagram y te contesta, como sucede conmigo. Generás un vínculo más cercano que está copado.

—¿Seguís soltero en honor al nombre del show?

—Sigo soltero porque es lo que me toca. Si mañana me pongo de novio el show seguirá siendo válido porque hablo de la búsqueda, el levante, los boliches, las redes sociales, las aplicaciones. No tiene que ver con mi estado civil, pero justo coincide.

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Jumpi González, comediante argentino.

JUAMPI GONZÁLEZ

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