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Kenia Acosta dejó el Carnaval: "El mundo del candombe es mediocre"

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Kenia Acosta. Foto: Raúl Cascalllares

ENTREVISTA

La vedette y bailarina se reinventó durante la pandemia y hoy está al frente de Fashion K, su pujante marca de ropa. Dejó atrás el Carnaval por razones económicas y humanas.

-¿Por qué una producción de fotos binacional?

-En cierto manera me siento binacional. Estoy muy agradecida con Argentina por más que en este momento está muy complicado el mercado teatral. Pero el agradecimiento está porque Argentina me dio la oportunidad que en Uruguay nunca te dan; de trabajar y destacar por mi trabajo. Tengo muchos amigos allá y quise agradecer y al mismo tiempo, deseo que el verano, con fronteras abiertas, sea lo más parecido a la normalidad y que vengan muchos argentinos. Ellos, como los brasileños, son muy importantes para la temporada turística.

-En estas épocas se suelen hacer balances de año y al mismo tiempo proyecciones para lo que viene. ¿Qué conclusiones estás sacando por estos días?

-El balance de 2021 para mí fue muy positivo. Más allá de que a nivel general la situación del COVID golpeó mucho, en mi caso me fue espectacular. Emprendí en el rubro de la ropa femenina y crecí mucho con la marca Fashion K. En lo económico y en lo personal, fue espectacular el 2021.

-¿Como vedette y bailarina no extrañás los escenarios?

-Sinceramente no. Una vez que lo artístico se paralizó, hubo que rumbear hacia otro lugar. En mi caso, me siento muy cómoda en el rol empresarial. No voy a dejar de ser artista, ni mi perfil de mujer bomba. Mi imagen llamativa la voy a mantener. A mí me encanta llamar la atención y no voy a dejar de hacer producciones de fotos ni ese lado artístico. Forma parte de mi personalidad.

-Vuelve el Carnaval, ¿vas a salir en Llamadas?

-No, el carnaval lo dejé de lado porque estoy a otro nivel ya. Para ir y poner plata de mi bolsillo, no voy a volver. Para atrás, ni para tomar impulso. Por más que sea algo cultural y que a mí me encanta el tambor, no voy a ir a un lugar que no me deje dinero. Mi cabeza piensa mucho ahora desde el lado comercial.

-¿Solo por eso o tuviste alguna decepción?

-Toda la decepción. La gente que maneja el candombe es gente mediocre. Cuando vos querés resaltar, no te dan el valor ni el reconocimiento. Es como una espiral de envidia que hay adentro. Entonces, el mundo del candombe termina siendo un mundo mediocre.

-¿Cuando salías tenías que pagar el traje y demás?

-Últimamente no. Pero si una quería un traje más destacado, la comparsa no te ayudaba a pagarlo. Entonces una lo tiene que pagar. Y los trajes pueden salir de 1.000 a 2.000 dólares. En el Interior tuve buenas experiencias. Pagan mejor que en Montevideo.

-O sea que tu objetivo es el de transformarte en una “empresaria bomba”...

-Claro. Soy la modelo de mi propia marca y nunca voy a dejar de ser bomba y de sobresalir. Además, si me convocan como modelo o artista voy a estar también, siempre que me den el dinero que yo pido. El cachet es muy importante.

-¿La ropa también es para “bombas”?

-No solamente. Mi ropa se adapta porque viene con un molde muy lindo. Visualmente te afina la cintura y ensancha las caderas. Levanta la cola. Elijo muy bien la ropa para que le quede a muchas. Tengo clientas desde chicas de 18 años hasta mujeres de 40 o 50, con un perfil más de ejecutiva. Me pone refeliz alcanzar todo ese espectro.

-¿Bikinis estás trayendo para el verano?

-Sí, los minibikinis. Soy la única que los trae en Uruguay. El resto trabaja con moldes y modelos mucho más grandes.

-Acabas de volver de varios días de viaje...

-Estuve en Miami y también estuve en el Caribe dos veces: en Punta Cana y en Aruba. Allí nos comprometimos con mi pareja pero ya le dije que si para 2022 no me pone el anillo de verdad, esto se termina. Esa una de mis metas para el año que viene: el casamiento.

-¿Le diste el ultimátum?

-Sí. Yo tengo mis planes y si él no los quiere concretar conmigo, entonces cada uno por su lado.

-¿Él está al tanto o se va a enterar leyendo la nota?

-Sí, está al tanto. Porque lo vio en una maqueta que yo hice para visualizar lo que quiero. Esto es sencillo: si nos hay un compromiso simbólico, hay que cumplirlo. El año 2022 es el momento. Si no sucede, se termina. Yo lo dejo, porque mi vida tiene que seguir. A mí me gustaría casarme de blanco. En la Iglesia no se puede porque él es divorciado, pero todo lo demás se puede hacer. Si no quiere o no se anima, cada uno por su camino. Todo bien, le agradeceré todo lo que ha hecho por mí, pero hasta luego. Yo tengo 32 años y quiero cumplir mis sueños. Él ya se casó y pasó por esa etapa: quizás no es tan importante para su vida. Pero para mí sí. Es más, le dije para hacer separación de bienes. No lo hago por algo material. Lo que me importa es tener los recuerdos y las fotos de mi casamiento.

-En un tiempo se había complicado la convivencia y sobre todo tu relación con su familia.

-Eso mejoró mucho. Nos fuimos del pueblo (Libertad) y vivimos en casas separadas en Montevideo. Estamos los dos en apartamentos hermosos en Malvín. Nos vemos cuando queremos y él a su vez está también más cerca de sus hijos. Evolucionamos mucho en ese sentido y estamos bárbaro.

-¿Va con ustedes aquello de la relación más libre?, ¿el poliamor?

-No, ni por decreto. Yo estoy más cuidada que el presidente. Lo nuestro es una relación como debe ser. Él me respeta y yo lo respeto. Él confía mucho en mí: sabe que mi único interés es crecer empresarial y personalmente. Si estoy bien con alguien y tenemos química, como la tenemos, no necesito otra cosa.

-¿Está en tus planes volver a trabajar en Argentina?

-Me encantaría. Pero veo que la situación en Argentina es complicada y me parece que la chance de regresar está lejana. No lo descarto porque es algo que a mí me encanta. Me gustaría volver para hacer televisión: hay que ver si surge alguna idea o propuesta. También hice muchos contactos en Estados Unidos y quién te dice que no surjan trabajos. Una nunca sabe lo que puede deparar el destino.

-Allá trabajaste con Carmen Barbieri en la revista “Magnífica” (temporada 2018). ¿Se ganaba bien?

-Te daban comida y hospedaje y el ingreso no estaba mal. En mi caso, me alquilé un lindo apartamento en Mar del Plata porque fui con mi amigo Daniel (Marsicano) y alquilamos por nuestra cuenta. Después las que se sentaban en Intrusos, vivían todas apretadas en un apartamento. Horrible. A mí no me gusta aparentar algo que no es. Si yo aparento, es porque tengo.

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