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Jorge Daniel Díaz: "Soy muy escéptico sobre mi futuro en las radios públicas"

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Jorge Daniel Díaz

ENTREVISTA

El conductor de La noche abierta se declara como un "zurdo a la intemperie", defiende la legitimidad del gobierno de Maduro en Venezuela y se declara preocupado por la gestión de Gerardo Sotelo.

La noche abierta, su programa en Radio Uruguay no se está emitiendo, ¿por qué?

—Es algo temporal. El 13 de abril me enteré que dejábamos de salir con La noche abierta porque para ese horario la radio decidió producir un programa especial sobre el coronavirus, que irá hasta que finalice la emergencia sanitaria. Como no teníamos fecha de regreso, decidí sacar el programa en Radio La Zurda, que es una radio online que yo fundé hace 13 años para promover el voto rosado (por la anulación de la ley de caducidad) y quedó esencialmente musical. Ahora sigo con el programa por ahí, con un cambio de nombre. Se llama Para abrir la noche.

—¿Por qué decidió seguir?

—Porque hay una ligazón afectiva muy grande con la audiencia y sentí que no podía dejar solos a los "compinches" (así llamo a los oyentes) en momentos donde muchos la estaban pasando mal por la pandemia. Una oyente de Miami, por ejemplo, perdió a su mejor amigo por el Covid. La radio permite esa ligazón donde uno comparte los afectos y acompaña a la gente en los momentos jodidos, así como celebramos nacimientos y otras buenas noticias. Se da una sensación muy subjetiva de que nos necesitamos mutuamente. Es más, te digo que en esta cuarentena si no hubiera sido por el programa y las charlas con ellos, yo estaría loco.

—En el medio del contexto de pandemia hay un cambio de autoridades en el país y en particular en los medios públicos. Gerardo Sotelo llegó con una impronta fuerte de cambios, ¿cuál es su visión?

—Si me preguntás a mí, soy muy escéptico en cuanto a mi futuro en las radios públicas. Creo que cuando se termine el contrato (diciembre), no voy a seguir. Es una impresión personal. Cuando ganó Lacalle Pou, la gente me preguntaba: “Jorge, ¿se termina el programa?”. “Jorge, ¿te vas a quedar sin laburo?” Más allá de todo, la gente se preguntaba por mi laburo.

—A diferencia de otros comunicadores, en su caso, ha sido auténtico en manifestar públicamente su posición política de izquierda. ¿Siempre fue así?

—Sí. El otro día alguien me decía que era marxista. Yo no tengo fundamento teórico. Soy un zurdo a la intemperie hoy por hoy porque no tengo partido político. Me considero un frenteamplista de la línea fundadora. No me identifico con este Frente progresista actual. De chico, el día de mi cumpleaños no solo invitaba a los gurises de mi cuadra, invitaba a todos los del alrededor en el barrio. Me parecía injusto que no haya gente invitada a la fiesta. Lo mismo pienso hoy: me parece injusto que a la fiesta de la vida haya gente que no esté invitada. Ahí nace mi posicionamiento de izquierda.

—¿Y en los medios desde cuándo hizo pública su posición ideológica?

—Siempre me manejo con honestidad. En la dictadura lo hacía con más sutileza: yo estaba en CX30 con mi programa Para abrir la noche. Y después, fui siempre auténtico en todas las emisoras en las que estuve y también en Radio Uruguay. De todos modos, soy periodista independiente más allá de ser de izquierda. He tenido muchos líos defendiendo esa independencia. En una época estuve afiliado al Partido Comunista, yo estaba en la 30 que era dirigida por un integrante del Comité Central. Un día vino el director y me dijo: "Jorge, vamos a poner a dos camaradas en tu programa como columnistas". Mi reacción fue: "De ninguna manera te voy a permitir bolchevizar mi programa". Defendí siempre la independencia. Yo transmito mis sentimientos y mis opiniones, pero no traslado las opiniones de un partido político. Aun siendo frenteamplista, nunca lo hice.

—¿Desde cuándo está en Radio Uruguay con La noche abierta?

—En julio de 2009 empezamos en Emisora del Sur. Me había ido de M24. Como todo laburante estaba buscando radios y supe que esa emisora estaba libre el horario de las 21:00 a las 23:00. Me presenté ante Sergio Sacomani, que entonces dirigía las radios públicas y le gustó el proyecto. Él había sido oyente mío durante la dictadura de Para abrir la noche. Más allá de eso, valoro mucho el proceso llevado adelante por Sacomani. Yo había trabajado en las radios públicas en los años 2002 o 2003 y eran emisoras que se habían quedado en la década del 1960. No había una computadora. Sacomani transformó eso y hoy trabajamos con la mejor tecnología. En material conceptual, además, Sacomani tenía la concepción de una radio con plena libertad. Había un compromiso de responsabilidad profesional y después cada comunicador hacía lo suyo con su impronta. Él hablaba de las radios como un “laboratorio de libertad de expresión”.

Gerardo Sotelo
Gerardo Sotelo

—Sotelo emitió hace unos días un comunicado a los productores periodísticos para que los contenidos sean previamente consultados con el coordinador Jorge Gatti. ¿Cómo evalúa esa medida?

—Como muy mala. El sindicato, que integro aunque no soy dirigente, está trabajando en estos momentos. Hubo una reunión y Sotelo aclaró el alcance de esa medida, aunque en términos burocráticos sigue vigente. No hubo otra resolución aclaratoria. Me cayó muy mal porque para mí implica la censura previa, que va en contraste de la concepción de Sacomani, de una radio con absoluta libertad. No encajo en el nuevo proyecto porque yo no voy a remitir jamás el contenido del programa con antelación, entre otras cosas porque yo pienso La noche abierta de una manera y de pronto me llama el oyente o sucede algo y sale al aire algo que no tiene nada que ver con lo que planifiqué. Así que comunicacionalmente no lo haría y éticamente tampoco. Me sentiría como en la dictadura que tenías que mandar las letras de las canciones a ver si te las autorizaban. Fijemos reglas globales y sigamos esas reglas. Pero nunca enviar el contenido del programa en forma previa. Si después no te gustó el programa, me suspendes o me echas o discutimos. Pero no previamente. Yo creo que en el fondo de todo esto hay una campaña que tiene muchos años de odio contra los funcionarios públicos, aunque seguramente muchos no sepan que nosotros no somos funcionarios estatales. Tenemos una relación laboral muy endeble con el Estado porque año a año renovamos nuestros contratos y en cualquier momento nos pueden rescindir.

—Detrás del planteo hay una suposición o certeza de que los medios públicos vienen de un camino oficialista. ¿Coincide?

—No. Yo nunca hice radio oficialista. Estando en Radio Uruguay critiqué duramente algunas medidas tomadas por el gobierno del Frente Amplio que justamente gestionaba esas radios. No sé si ahora eso puedo volver a pasar y no ser amonestado o censurado. Obviamente, hay gente que piensa que las radios o el Canal 5 son un comité de base del Frente Amplio. Pero quienes piensan eso, por lo general, son personas que no escuchan las radios ni ven el canal.

—En su programa, por ejemplo, usted ha defendido la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro, un tema sobre el que hay otras visiones...

—Yo pido respeto por la soberanía de Venezuela. Por más que haya personas y gobiernos en el mundo que no les gusta, el gobierno legítimo es el del Maduro. Está amparado por la constitución. Es lo que votó la gente. Con Venezuela he vivido un proceso interior muy grande. Al principio, a Hugo Chávez lo veía como un milico golpista. Pero luego me fui dando cuenta de su importancia. Al punto de que el día que murió Chávez, yo estaba llegando a la radio, me senté en la vereda cuando me enteré, prendí un pucho y me largué a llorar.

—Esa es una visión, pero hay otras que cuestionan fuertemente al chavismo y de acuerdo a lo que ha dicho Sotelo, todas las visiones deben ser respetadas y reflejadas...

—Totalmente de acuerdo. En las mismas radios públicas donde estoy yo hay gente que piensa que Maduro es un narco dictador. De hecho, sobre Venezuela, soy uno de los pocos que piensa lo que piensa. Y todos convivimos y coexistimos perfectamente. La radio es y debería seguir siendo un crisol de opiniones y de sensibilidades políticas y humanas diferentes. Hay compañeros que son blancos, otros colorados, otros que no sé lo que votan. Y aún dentro del Frente, hay expresiones muy diferentes.

—En su caso se declara como un "zurdo a la intemperie", ¿ya no milita?

—No. En 2011 dejé de militar para el Frente Amplio.

—¿Es un desencantado?

—Fue una acumulación de desencantos. Discrepé en su momento con Botnia, discrepé con la instalación de tropas en Haití, con las maniobras Unitas. Tenía a Guillermo Chifflet como columnista en los momentos en que él renunció. Critiqué la política de transgénicos. Pero la gota que derramó el vaso ocurrió en 2011. Entonces, todo el Frente había acordado con los juristas una ley para anular la ley de caducidad. Ese día, llega el Pepe y Astori y piden a los legisladores que no votaran. Ahí dije ya está. Al decir de Mujica: "me comí demasiados sapos". Para mí, los derechos humanos son un tema divisorio, no transo con eso.

—¿Qué votó después?

—En las elecciones de 2014 voté a Unidad Popular y al Frente en segunda vuelta. Ahora lo voté en las dos instancias. Porque no estaba para nada de acuerdo en la coalición que se formó y que para mí es muy peligrosa.

—¿Por qué cree que ganó la "coalición peligrosa"?

—Una de las cosas que me preocupa es que el Frente Amplio no hizo una autocrítica. Se cometieron muchos errores: hubo un alejamiento de la gente. Hubo un “hamburguesamiento” del Frente, como dice un amigo. Las fallas en la campaña fueron enormes. Y en contrapartida, hubo una excelente campaña de Lacalle Pou. Yo les decía a los compiches. “No crean que va a ganar el Frente siempre”.

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