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Sin guión y sin Karina

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Foto: Marcelo Bonjour

Karina y Gaspar nunca toman una decisión artística sin consultarse. Ella lleva la agenda de los eventos; primero hablan de lo emocional y después van a lo económico "¿Te gusta?, ¿te hace feliz?, ¿te parece que te va a sumar?", preguntó Karina Vignola a su pareja. El grupo humano resultó clave para que Gaspar Valverde aceptara estar en Imprevisto.Florencia Infante, actriz del clásico de improvisación, se sorprendió durante los ensayos, "tiene un potencial increíble para explotar. Canta, baila y es un comediante espectacular".

La marca Gaspar y Karina se impuso sin que se lo propusieran. Empezó con Ojo al piojo (Monte Carlo TV), y encima se enamoraron, se casaron, tuvieron dos hijas y nunca más pararon de trabajar juntos.

Se comparan con Los Paseanderos: una pareja de artistas que actuaba en los tablados entre conjunto y conjunto. Parecen uno solo, pero no lo son. Impronta Teatro invitó a Gaspar Valverde a sumarse como moderador de Imprevisto. Y su primera reacción fue, “voy a hablar con Karina”. Ella lleva la agenda, pero sin mirar los shows previstos le dijo, “yo agarraría sin pensar porque vas a crecer mucho”. Y le hizo caso.

—Viviste un par de años en el Amazonas, ¿no?

—En la época de la tablita se fue todo al bombo y nos instalamos en Brasil porque la familia de mi vieja vive allá. Iba a la escuela en la ciudad y los fines de semana mi tío tenía una chacrita en el medio de la selva y paseábamos entre monos, onzas, víboras. Tenía ocho años pero me acuerdo clarito. Tremenda experiencia.

—Tenías un mono como mascota...

—Sí, el "Chiqui", y lo trajimos para Uruguay. En mi casa de Lagomar había un fondo lleno de árboles y él estaba ahí. Se murió de viejo. Fue una mascota diferente. Mi madre era fatal con los bichos: tuvimos hasta una oveja.

—¿Cuándo apareció tu interés por la música?

—La música apareció en el liceo, iba a ver Carnaval y me empezó a gustar mucho el rock argentino. Unos amigos tenían una banda que se llamaba Paralelo 38, les faltaba un vocalista, me invitaron, me probé, les gustó y empecé a cantar ahí. Tuve otra banda, Entre Líneas, donde Maxi de la Cruz tocaba la guitarra. Hacíamos canciones propias de rock y pop. Después nació Planeta Urbano que la tuvimos unos ocho años, hasta 2007.

—¿Dejarías el trabajo en los medios para dedicarte solo a la música?

—Si fuera redituable sí, pero no es fácil vivir de la música. Y también mi pasión es el teatro, la tele, los medios.

—¿Descubriste esas pasiones estando dentro?

—Primero descubrí la música y después sentí que tenía vocación para actuar y empecé a ir a clases de teatro. Cacho de la Cruz me convocó para hacer obras infantiles con 19 años; conocí a Maxi, lo llevé a la banda, pegamos tremenda onda y en el 98 arranqué en Maxi Animados.

—¿Dónde te vio Cacho de la Cruz?

—Yo iba a clases en el Teatro del Círculo con Núbel Espino, un actor de la Comedia Nacional, y Cacho andaba en la vuelta porque hacía todas las obras ahí. Le faltaba un actor medio humorista, me vio, le pidió a mi profesor que me llamara y así empecé. Trabajé siempre de lo que me gusta: actuar, cantar, conducir programas.

—Quisiste salir en Zíngaros también, ¿no?

—Esa historia es muy loca. Me convocó Ariel "Pinocho" y fui a probarme. Ahí conocí al "Piñe" que estaba en la misma. Él recién había aparecido en un comercial de motos y yo estaba surgiendo en el teatro infantil. No quedamos. Es más, yo llamaba y me decían, "tranquilo que nos vamos a comunicar". Nunca nos llamaron. Me he encontrado a Pinocho y lo recordamos con buena onda. Siempre me dice, "qué visionario que fui, ¿eh? Los dejé a los dos afuera". El Carnaval requiere mucho talento y se ve que en ese momento no estábamos capacitados para bailar, cantar y actuar. Quién sabe el día de mañana.

—¿Saldrías en Carnaval?

—Sí, en una murga. He tenido propuestas de alguna murga amiga y se me ha hecho esquivo sobre todo por la familia, pero no va a faltar la oportunidad de que me suba a un escenario de Carnaval a disfrutar eso.

—¿Y con Omar Gutiérrez cómo fue?, ¿te descubrió él?

—Cuando terminó Maxi Animados estuve un año tocando con Planeta Urbano. En 2002 fui al programa de Omar, me encontré con Karina (Vignola), me ofreció hacer un piloto de un programa para niños que no salió, pero los productores eran los mismos de De Igual a Igual, y me invitaron. Empecé haciendo notas divertidas en la calle y después me ofrecieron salir con Omar desde el piso. Trabajé mano a mano con él más de tres años. Una linda etapa. Aprendí mucho con Omar. Una gran persona, igual que Cacho. Tuve la suerte de que los dos más grandes de la TV me abrieran las puertas. Lo valoro.

—Dicen que el humor te sale por los poros…

—Era el loquito divertido en la barra de amigos, pero fui perfeccionando el humor a medida que aprendí a pararme en el escenario, a monologar, a hacer stand up. Me ayudó mucho la televisión, encarar personajes, guionar. Si bien no soy un profesional me gusta imponer mis ideas, armar personajes, parodiar historias. Lo perfeccioné y es lo que la gente ha encontrado en mí: reírse un rato.

—¿Qué percibe la gente en tu humor?

—Mucho de improvisador. Un loquito divertido. Un humor picantón, pero siempre sano y ahora que tengo una familia trato de cuidarme mucho más. Antes uno se metía con mujeres haciendo notas, hoy tengo hijas y tampoco da para hacer ese tipo de cosas.

—Cuando hacías al candidato Roque Tarasca tuviste un inconveniente con Pedro Bordaberry…

—Sí, pero ya fue. El otro día me lo encontré y nos saludamos. Él se ve que estaba nervioso porque era la previa a un acto, yo le hacía bromas y él no estaba con muchas ganas de hablar, pero quedó por esa. Son cosas que pasan cuando tenés que hacerle chistes a las personas y muchas veces no tienen ganas. Tenés que bancártela.

—En el primer ensayo de Imprevisto se notó tu cara de pánico….

—No entendía nada, tienen unas salidas tremendas, me reí muchísimo. Yo creía que era un tipo que improvisaba, que tenía esa salida rápida, pero estos chicos son unos monstruos.

—En el show cantás, ¿eso te entusiasmó más todavía?

—En realidad fue una propuesta de ambas partes. Me recibieron divino. Yo ya había ido como invitado y me copó la idea. Tenía que hacer una presentación, entonces mezclé humor, chistes, monólogo y cierro con un par de canciones y una es improvisada.

—Igual el impulso para que volvieras a la música y formaras Retrohead fue ver a Planeta Urbano en tu fiesta sorpresa de 40, ¿no?

—Ese día me llevaron a un evento de trabajo, llegué al Hotel Radisson y estaba mi familia, amigos, gente de los medios. Me armaron una pasarela tipo quinceañera, la recorrí lloriqueando y en el fondo estaban los muchachos de Planeta Urbano. Cantamos unas canciones, me motivé y armé Retrohead, una banda de covers. Despunto el vicio de la música por ese lado.

—¿Karina y Gaspar se instaló como una marca sin que lo buscaran?

—Yo estaba con Omar y tenía mi programa en Canal 4, y empezamos a trabajar juntos porque el canal contrató a Karina y nos puso a hacer Ojo al piojo. Si bien nosotros habíamos hecho radio, la dupla televisiva la crea Canal 4 con ese programa. Después nos fuimos a vivir juntos, nos casamos y los proyectos se fueron dando juntos, y rindieron. La gente se ha identificado con nuestro formato de familia. Hoy seguimos funcionando como dupla, nos encanta y nos elegimos.

—¿Nunca les pesa?

—No porque termina el programa, nos subimos al auto, ponemos música, charlamos de otras yerbas y tratamos de dejar el trabajo fuera de casa y vivir como familia. Al principio chocábamos un poco más, pero se aprende.

—Igual cada tanto hacen proyectos por separado…

—Sí, yo tengo Imprevisto, voy a hacer un ciclo por Vera+ con jugadores de fútbol; Karina tiene proyectos de teatro y su empresa de decoración.

—Pero siempre vuelven a trabajar juntos.

—Porque es lo que nos gusta. Nos apoyamos mutuamente. Nos elegimos y nos gusta compartir actividades.

—¿Disfrutás hacer stand up?

—Lo disfruto pero me gusta mucho más una obra de teatro o hacer reír desde el actor y no desde el monólogo. Este año creamos un show nuevo que se llama Uruguayos Campeones. Son juegos de preguntas y respuestas y la gente participa con un premio. Pasan genial y no entrás en la clásica de tener que hacer chistes, en esa presión del monólogo. Ha pasado que vas a una fiesta, la gente está comiendo, charlando y pasás inadvertido. O no gusta el monólogo. Te sentís un poco triste, entonces inventamos otro formato para poder seguir trabajando en este tipo de eventos.

—¿Te gusta más hacer estos eventos con Karina que solo?

—Con Karina lo hacemos bárbaro porque somos como Porcel y Olmedo. Siempre es bueno tener alguien que te levante el centro. Muchas veces lo levanto y ella cabecea, y al revés.

—Estás más seguro, además.

—Y funciona mucho más porque a las mujeres las lleva al terreno Karina y a los hombres yo. O sea que siempre se arma una guerra de sexos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: Marcelo Bonjour

GASPAR VALVERDE

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