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Guillermo Lockhart en familia: "Mis hijos me sorprenden todos los días"

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Guillermo Lockhart en familia.

DÍA DEL PADRE

La familia Lockhart abre las puertas de su casa de cara al Día del Padre. Guillermo y Angella, su pareja, reflexionan sobre la importancia de la paternidad y cuentan cómo se transformó su relación a partir de la llegada de sus hijos. “Ya no discutimos por pequeñeces”, coinciden.

Para el conductor de Voces Anónimas, el Día del Padre es un momento para el balance. Guillermo Lockhart mira hacia atrás y se evalúa como papá de Elena (6 años) y Milo (4 años). Reconoce que es un buen padre, pero admite que hay mucho para mejorar. “A veces uno está a full con su trabajo, pero se tiene que detener a disfrutar de momentos con sus hijos porque crecen demasiado rápido”, reflexiona.

Lockhart y su pareja Angella se acomodan en el living de su casa para responder sobre la paternidad. Mientras, Milo, que luce un pantalón camuflado idéntico al que lleva el padre, merodea entre los sillones hasta que interrumpe la entrevista para jugar con el grabador digital con el que se realiza la nota. Graba su voz, la reproduce una y otra vez y ríe. El menor de los Lockhart heredó de su padre el interés por la comunicación. Dissfruta de posar para las cámaras, sabe usar el control remoto del televisor y se toma selfies con el celular. “Es simpático y muy carismático. Yo tenía algo de eso cuando era chico”, comenta el papá sobre las coincidencias con su hijo, cuyo nombre completo es Milo Guillermo Lockhart.

Si Milo adquirió la personalidad de su padre, Elena recibió la de su madre. “Tiene un carácter muy fuerte y es medio caprichosa”, la define ella. Y destaca su “poder verbal”: “habla mucho y con términos de personas más grandes”. Su nombre también responde a la familia Lockhart: se llama como la madre de Guillermo, que falleció en 2006. Desde su pérdida, él le dedica toda su obra a ella. “Llamar a nuestra hija con su nombre es un lindo homenaje”, explica.

Elena no se hace sentir a lo largo de toda la entrevista. Se entretiene en “su escritorio” con videos de You Tube, a través de los que adquiere conocimientos que luego dejan boquiabiertos a los padres. Ella y Milo pertenecen a la famosa Generación Z, y como tales están destinados a recibir muchos de sus conocimientos por internet. Prueba de ello ocurrió días atrás, cuando Elena le llevó a su mamá la explicación sobre la forma de la que llegan los bebés al mundo: “Hay un montón de cositas que nadan, que solo llega una y se forma un huevito”, le dijo. Lo había visto en You Tube, lo que le ahorró la explicación a la madre. Eso no es todo. También por medio de videos, Elena se volvió fanática de Nueva York sin que exista ninguna conexión entre la familia y ese lugar. Este interés motivó a que los Lockhart ya estén planeando un viaje a la ciudad de los rascacielos.

Finalmente, el otro protagonista del hogar aparece correteando entre los muebles. Su nombre es Dante, un pequeño chihuahua que fue bautizado por Elena. Ella quiso que su mascota se llame igual al perro de Coco, la película de Pixar que invita a un viaje por el mundo de los muertos. Lo sobrenatural, la temática que caracteriza a Lockhart, apenas se hace presente en la casa a través del nombre del perro y de una estatuilla de “La Catrina”, la popular calavera mexicana con la que se celebra el día de los muertos, que posa al lado del televisor del living. Ya no están las tablas de ouija ni “payasos malévolos” desparramados por los pasillos como otrora. “Eso está guardado en algún ropero y no se ve”, puntualiza Angella.

Colecho. Guillermo y Angella ejercen la práctica del “colecho”, que consiste en dormir junto a sus hijos en la misma cama. La pareja tiene una gran cama “king size” en su dormitorio y pasa cada noche con sus hijos, “y con el chihuahua”, señalan. Lockhart aclara que esta metodología no se adoptó por elección, sino porque no quedó otra alternativa. “No podemos sacarlos”, expresa resignado. Ha intentado hacerlos dormir en su cuarto, pero siempre regresan: “Aparecen a las tres de la mañana”.

Angella agrega que han pensado dejarlos dormir en la cama matrimonial y mudarlos más tarde, “pero al final nos quedamos todos dormidos”. Y si solo uno de los hijos es el que llega de visita al dormitorio, a la pareja le da lástima dejar al otro solo, por lo que siempre terminan entreverados sobre el mismo colchón. “Amanecemos como un tetris”, ríen.

La llegada de Elena y Milo a la pareja, lejos de causar una crisis en la relación, sirvió para fortalecer el vínculo. “Dejamos de discutir por cosas que no valen la pena”, recuerda Angella. Y él concluye: “Antes nos fijábamos en cosas insignificantes, como los celos. Ahora eso quedó de lado. Los hijos pasan a un primer plano y ya no hay tiempo para las pequeñeces”.

El cumpleaños de Milo.
Para el cumpleaños número 4 de Milo, la mamá decoró el salón y las tortas con motivo de animales en tonos de azul. Angella  está a al frente de Ferraz Pastelería. 

Trabajo. Angella exhibe orgullosa las fotos del último cumpleaños de Milo, donde ella jugó un rol fundamental. Es que está a la cabeza de la pastelería Ferraz, y cada aniversario es la oportunidad para desplegar al máximo su creatividad. En el de Milo, por ejemplo, realizó una torta gigante y una decoración temática de animales. Su trabajo le valió ser contratada por figuras como Claudia Fernández, Miska Gargano o Stephanie Correa.

Lockhart también está cada vez más cargado de trabajo. Acaba de llegar de Argentina por reuniones para nuevos proyectos, y está a días de lanzar Inframundo, su libro más reciente con inéditas historias sobrenaturales.

La cara de Voces Anónimas cuenta que Milo hace la mímica de que lee sus libros y Elena miró la última temporada del ciclo junto a él. “Se tapa los ojos y grita, pero se lo banca entero”, afirma con orgullo. El destino lo había marcado: ambos nacieron días después del estreno de una temporada de Voces.

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