ENTREVISTA

Es uno de los artistas más prolíficos de nuestro país. Cuando se suspendieron los espectáculos públicos estaba en medio de una función de El nombre, la comedia que había estrenado hacía apenas un mes en el Teatro Notariado. Como todos los actores, estos meses han sido complicados, y Rodríguez está esperando que se anuncie el protocolo de regreso de los espectáculos públicos para realizar, en su casa, el monólogo Lo que mi mamá quería a mi papá, el espectáculo que lo llevó a España. Sobre el subsidio a los actores y su función en el INAE habló Franklin Rodríguez con Sábado Show.

—¿Vas a hacer una obra de teatro en tu casa?

—Sí, estoy esperando el protocolo. Empiezo cuando arranque El Galpón. Tienen que ponerse de acuerdo el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Educación y Cultura, y cuando lo hagan, voy a hacer la obra. Va a ser una cosa muy íntima, el monólogo con el que me fui a España, Lo que mi mamá quería a mi papá, ahora lo voy a hacer en mi casa. Va a estar la estufa a leña, voy a atender a la gente y voy a hacer la obra como siempre, pero en casa. Serán tres luces y la intimidad de ocho personas. Es muy chiquito el lugar.

—¿Por qué hacer la obra en tu casa?

—Para sacarme las ganas. Además, nunca nadie actuó en su casa, se ha actuado en casas, pero esta es mi casa.

—¿No tenés miedo a que te puedan robar?

—¿Y qué me van a robar, libros? Ojalá, y saben que soy actor, así que no hay mucha chance de robar nada. Así que la gente que va, con las medidas lógicas, tapabocas, distancia, alcohol en gel, y es actuar, porque el teatro se está muriendo. Mirá que ya hay lugares en el mundo donde no se actúa más. En Estados Unidos o Inglaterra, y eso implica mucho dinero. Por eso, Uruguay es una isla. Si podemos tener teatro en un mes, vamos a ser privilegiados. Ojalá que podamos volver sin problemas y que todo se solucione. El gobierno ha hecho las cosas bien para no tener que hacer un encierro a lo Argentina que es una tortura. Por eso me parece que estuvo muy bien medido por parte del gobierno, acertado por el gobierno, dieron la cara y es una cosa que está funcionando como se preveía ante un bicho que nadie conocía. Nunca había visto nada similar en mis 57 años de vida.

—En ese sentido, el COVID-19 es un virus muy democrático.

—Es totalmente democrático. No toma descanso, no tiene fin de semana. Y por eso me caliento cuando escucho gente que me dice: esto es una mentira inventada. ¿Te parece que España tenía ganas de inventar una pandemia que mató miles de personas? Es absurdo, me parecen de burros esas opiniones de la gente. Esto es una pandemia, no es para dominar a nadie, se enferma cualquiera y se puede morir.

—Para la gente del teatro, la pandemia pegó fuerte.

—El teatro vive siempre así. Cuando juega Uruguay, juega Nacional, Peñarol, Rentistas, siempre se suspenden las funciones. Si hay paro también, los actores hemos vivido siempre sufriendo las consecuencias de los avatares de todo. Todo nos afecta, el teatro es muy endeble. Lo que tiene de fuerte es que no se puede morir. Por eso el monólogo en mi casa tiene que ver con eso, para que no se muera la comunicación.

—En los últimos días surgió el tema del subsidio a los actores de algo más de 6.000 pesos. ¿Qué te parece la propuesta presentada?

—Nunca es mucho, siempre es poco para todos, pero una canasta básica del Mides es mucho menos. Ahí es cuando se mezclan cosas políticas. Esto va a generar que me insulten, pero para mí que estuve sin cobrar un peso por dos meses, yo lo hubiera agarrado, porque tengo que pagar la luz y el agua. Y algo me están dando. Mirá que yo perdí mucho, estábamos haciendo en el Notariado con dirección de Mario Morgan, La verdad y nos iba fantástico. Tuvimos un mes de alegría. El 13 de marzo estábamos haciendo función y a la mitad me dice Graciela Rodríguez: mirá, suspendieron todas las funciones. Y se cortó toda una temporada. Mirá si habré perdido dinero y esfuerzo, porque ensayamos todo el verano. Y bueno, es parte de la historia. Sobre el subsidio, creo que el dinero siempre es poco para el arte, pero siempre fue así. Cuando aparece algo, hay que tener cuidado con los que dicen que no se tiene que agarrar el dinero. Porque muchos son los que tienen para no agarrar, y a otros le viene bien. Sí, tendrían que ganar 80.000 pesos, pero cuando hago una función también quiero ganar 60.000 dólares, pero sabés qué, me pagan 3.000. o 2.000 o 1.000 pesos. Y tenés que hacerlo igual, porque es lo que hay, es el público que tenés, es un país chico y con un poder económico bajo. Eso no quita que no tengan todo el derecho del mundo de quejarse y enojarse. Esto es una democracia y que la gente elija si quiere agarrar o no. Lo que no me parece bien es arengar para que no lo haga, porque eso es tomar partido por los que realmente necesitan el dinero. Dejalos que elijan, y la dignidad la van a tener igual, no van a perder la dignidad por agarrar el dinero.

—A esta altura, cualquier ayuda sirve, ¿no te parece?

—Hay una cuestión contemplativa de parte del gobierno, decir vamos a tratar de ayudar en lo que podemos. A mucha gente no le han dado dinero, caímos todos y se hace lo que se puede. En un mundo ideal es otra cosa. En España, por ejemplo, les dan mil euros. Vos decís, es plata, sí, pero 800 euros te sale el alquiler. No es tanto dinero, y los mató meses y siguen así todavía. Algunos tenían que estar registrados y pagar aportes, como nosotros que el 80 por ciento está en negro, no puede cobrar nada. Creo que hay que mirarlo con esa mirada, y cada cual en sus zapatos tiene que evaluarlo, porque no queda otra. No sabemos las consecuencias de lo que pasará con la economía. Caminaba los otros días por la calle y veía la cantidad de cosas cerradas que hay y que no van a volver a abrir. Eso tiene que tener consecuencias en algún momento. Yo voy a hace funciones para ocho o 10 personas, es muy poco pero lo hago en casa, viene gente a verla y es algo. ¿Cuánto tendrían que venir? Muchos más, pero mejor algo que nada. Este es el peor momento del mundo, y si bien no me voy a meter en la decisión de cada uno, dejen que la gente elija, para que no los lleven de las narices.

—¿Te parece que va a haber presión de ciertos sectores?

—Ya los hay, la vi y también caí yo.

—¿Y qué tenés que ver?

—Nada, pero siempre caigo. Se rompió la grada del Estadio de Progreso y la culpa es mía. Pero en realidad dejen que la gente elija si quiere o no ese dinero. Conozco muchos actores que se presentaron para obtener el subsidio, porque necesitan lo que sea. No hay con decir no, cada uno sabe sus necesidades. Esta pandemia también muestra la forma en la que los actores están abandonado a su suerte. Se debería de haber tomado conciencia y entre todos generar otro tipo de comportamiento. Tal vez esto nos sirve para tener un resguardo cuando esto pase. Capaz que tenemos que aportar cierto dinero durante un año por si pasa algo, una cosa como una Caja Profesional. Hasta ahora era cada cual que se arregle como pueda.

—¿Es injusta la vida del actor?

—No solo del actor, la gente que trabaja en la calle, los que suben en los ómnibus, los cuidacoches, todos marcharon. Y después los empresarios. Son los que tienen que bancar la industria y están entre cerrar o mantenerse iguales y seguir pagando y mandar a la gente al seguro. Me pongo en la cabeza de esa gente y ha de estar con un estrés y problemas gástricos imponentes. Porque tenés que pagar las deudas. Los lugares que cierran, esa gente quedó con las patas arriba, invirtió miles y ahora tienen que ver cómo se renuevan y empiezan de nuevo. Ojalá que nos demos cuenta de cómo vivimos. Ojalá nos demos cuenta que viajar todos los fines de semana a Miami no es la solución para ser felices. Cuando nos demos cuenta de eso, capaz que esto nos hace menos daño. Pero bueno, hay que pasar por esto para entender que los animales inundan la ciudad, que vas a la Playa Ramírez y el agua es transparente. ¿Qué pasó? Nos estamos cuidando, a la fuerza, pero nos estamos cuidando, también al planeta. Y de repente tenemos que permitirnos eso, ver que hay otra manera de vivir que no es la que teníamos antes, que no funcionaba.

—¿Te parece que la gente va a tomar conciencia?

—Creo que no van a tomar conciencia de nada. Van a seguir siendo los mismos egoístas de siempre, pero bueno, guardemos cierta esperanza en que la gente cambie un poco.

—Vos has cambiado.

—He cambiado en cuanto a la supuesta verdad. No hay una única verdad, hay muchas, miles. Eso lo aprendí con mi madre cuando estaba en su agonía. Yo jodía con que no creía en Dios y ella sí. En un momento me preguntó por qué no creía en Dios y no tenía argumentos, y ella me dio 400 razones por las que creía; y le dije: tenés razón. Creo que tiene que ver con eso, con la apreciación que uno hace de un mundo distinto. Y me relaciono así, quiero vivir armónicamente. Por eso trato de calmar las aguas y buscar soluciones para todos.

—Hace poco fuiste nombrado para integrar el Instituto Nacional de Artes Escénicas. ¿Cómo te llegó la propuesta?

—Me contrataron hace 20 días para hacer lo que más me gusta: elegir obras de autores uruguayos y publicarlas. Me contrataron y aclaro porque he leído cosas horribles sobre mí, y me dijeron que elija autores uruguayos para reivindicarlos. Esta semana hice un relevamiento de todo lo que se ha publicado y que se distribuyó. Aparte vamos a publicar cuatro obras de Beto Paredes que se van a lanzar en setiembre y después tres autores jóvenes que no tienen publicaciones de teatro, vamos a publicar tres o cuatro obras de cada uno con un estudio preliminar. Vamos a lograr hacer una biblioteca de autores uruguayos de teatro vivos y algunos como Taco Larreta, Beto Paredes que ya tienen publicaciones. Hay que difundir a los jóvenes, esa es mi función. También la de buscar libretos que no existen. Justo pensábamos en Restuccia que falleció el domingo.

—¿Cuál es tu función?

—Reivindicar la figura del autor nacional. Me parece que tiene que haber un reciclaje de los autores, porque lo experimental viene de algún lado, viene de Florencio Sánchez y los que hicieron teatro en los conventillos. Hay que darles su lugar, no se pueden negar porque no son modernos. Ahí aparece un montón de gente que nos parece importante que estén en la difusión del proyecto del INAE. Se van a hacer presupuestos legales a distintas empresas, y el más barato lo compramos. Queremos un estilo y estética determinada para darle el lugar que toda la vida llevo reivindicando, la figura del autor nacional. Hay un gran equipo de trabajo y estamos viendo qué sumar a lo que ya se había hecho, siempre manejando de la mejor forma el dinero del Estado. Me parece que hay una búsqueda de darle una pertenencia al Uruguay de lo que somos para que no aparezca Alfredo Casero insultándonos. Somos un país chiquitito, es verdad, pero tenemos una cultura hecha a mucho esfuerzo y con gente que ha hecho mucha cosa importante.