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Esteban Queimada regresa a la radio con "Bajo la lupa"

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Esteban Queimada.

ENTREVISTA

Calificó de “alcahuete” al sindicalista Marcelo Abdala en una opinión que se hizo viral. “Sigo pensando lo mismo”, asegura el periodista. Vuelve en Radio Nacional.

—Bajo la lupa comienza una nueva etapa este lunes en Radio Nacional (CX 30), ¿Cómo surgió esa posibilidad?

—Nos convocaron de la emisora y aceptamos con mucho orgullo. Vamos a estar en el horario de la mañana, de 7:00 a 10:00, en la misma franja de los programas del prime time. Nuestra propuesta incluye información, entrevistas, columnas y opinión, que es nuestro sello.

—El programa viene de una etapa en Radio Universal...

—Me gustaría hablar la nueva casa. Ahora recalamos en una radio histórica, que cumplió 95 años. Hubo propuestas de otras emisoras pero nos decidimos por una histórica y también por la línea que quiere implementar en la mañana. Nos dieron toda la seguridad y la libertad en el convencimiento de que el periodismo debe opinar y llegar al fondo de las cuestiones. Tenemos total respaldo para el formato de Bajo la lupa y para el trabajo que hacemos. La idea es hacerlo con seriedad pero no acartonada. Nuestro estilo busca mucho también la interacción con la gente. El programa también va en vivo por Facebook y You Tube, donde tenemos muchos seguidores.

—¿Cuál es el equipo?

—Estaremos con Mariana Peralta en la conducción. En la puesta al aire estará Maxi Pérez y la voz comercial de Gabriel Larrosa. Estará Miguel Chagas con la información policial y la columna de Federico Leicht. Es un equipo de gente joven con muchas ganas de salir a la cancha y meterle rock and roll, que es otra de las característica del programa.

—Hablabas de la opinión y el jugarse por ella. ¿Cómo surgió en vos esa condición? ¿Te fuiste soltando?

—Creo en los orígenes del periodismo, que nació como periodismo de opinión. Hoy me parece muy importante volver a esas raíces, con una sociedad que pondera lo políticamente correcto y que ante cualquier “paso en falso” mucha gente te somete al escarnio público. A pesar de eso, yo no tengo miedo en decir lo que pienso y jugarme por ello y creo que el público valora que un periodista se exprese con claridad cuando algo le parece mal. En el acierto y en el error, lo que prima en Bajo la lupa es la autenticidad. No le debemos a favores a nadie; solo nos debemos a la gente.

—En una de tus últimas intervenciones calificabas de “alcahuete” al dirigente sindical Marcelo Abdala, además de tener una postura muy crítica hacia la cúpula sindical. ¿Qué devoluciones tuviste?

—Muy buenas. Hubo algún insulto pero la enorme mayoría de los mensajes que recibí fueron positivos. En mi opinión, los líderes sindicales no trabajaban para los trabajadores. Están más abocados a hacer política para el Frente Amplio que a otra cosa. Han perdido completamente la independencia de clase. Esa opinión mía que dio vueltas en las redes y se hizo viral, es la opinión de mucha gente, inclusive de muchos sindicalistas. No está mal decirlo en el estilo que yo lo digo, que es polémico. Lo sigo manteniendo. Pienso lo mismo y lo diría hoy con las mismas palabras. No soy antisindicato, pero sí me parece que hay que cuestionar la función de las cúpulas.

—En el programa también han mantenido críticos hacia el feminismo y otros movimientos, ¿es así?

—Soy un promotor de derechos pero la radicalización dentro de los movimientos proderechos tienen una financiación que viene de afuera, de organizaciones de poder muy fuertes y muy oscuras en el mundo. Varios líderes locales de esos movimientos reciben dineros de esas organizaciones y comandan la opinión pública hacia cambios, que uno podría decir que son favorables. Pero si uno pone la lupa, en realidad terminan diviéndonos como sociedad. Y esa división es el verdadero objetivo, por aquello de “divide y reinarás”. Entonces algunas minorías, como la comunidad LGTB o los afrodescendientes, son utilizadas con fines políticos. Desenmascar el falso relato es uno de mis desvelos y el periodismo es el mejor lugar para hacerlo. A los jóvenes se les implanta la idea de que la sociedad está dividida entre fachos y focas, machistas y feministas, proaborto y provida... cuando en realidad todo eso es generado por un aparato de propaganda. Al sistema político le sirve la división, no la unión.

—¿Cuál es tu visión de los primeros meses del gobierno multicolor?

—Es difícil el análisis porque todo ha quedado empañado con la situación del coronavirus. Se notan algunos cambios pero también continuidad. El caso UPM es claro o la negativa a gravar al capital. Lo hizo Tabaré Vázquez y lo va a seguir haciendo Lacalle Pou. Se sigue una línea con matices. Y la gente votó un cambio. Esperemos que pase la emergencia sanitaria para ver si realmente el país encara realmente una nueva etapa. En cuanto a los periodistas, vamos a tener mucho trabajo. Yo quiero que se hagan auditorías en todos lados para ver cómo gestionó el Frente Amplio en estos 15 años.

—La 30 es una radio históricamente identificada con la izquierda...

—Es verdad, pero ahora está en una etapa de sumar todas las voces y decir las cosas sin ataduras. Lo que está mal, está mal, sea de izquierda, de derecha o de centro. Estoy completamente de acuerdo con eso. Nosotros llevamos poco tiempo en la radio. Hace dos años que estamos al aire, pero pienso que el programa pegó por esa característica. Creo que llegó en un momento justo, en que la gente estaba harta de muchas cosas y se dijo al escucharnos: “Al fin alguien dice lo que pienso” y lo hace sin miramientos. El periodismo está para controlar al poder y para opinar. Ser independiente te lleva a no tener un mango, o que te cueste mucho hacer un peso. Prefiero eso. Prefiero remarla el doble en dulce de leche a perder la ética.

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