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Un director tras los pasos de Cuarón

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Gary Alazraki

GARY ALAZRAKI

Studio Universal emitió un mano a mano entre los directores mexicanos Gary Alazraki y Alfonso Cuarón. El director de Club de Cuervos entrevistó a quien no para de recibir reconocimientos por Roma. Les presentamos lo que dijo Alazraki sobre la experiencia de dialogar con el realizador del momento.

-Apelando a tu ser profesional y origen mexicano, ¿qué representa para vos Alfonso Cuarón?
-Ha sido una especie de maestro del cine de los que más he absorbido. Poco a poco he tenido oportunidad de acercarme más y en cuanto se formó una amistad fue emulable a cuando Lenny Kravitz se hizo amigo de Prince (risas). De los tres directores destacados de nuestro mercado e internacionalmente, es el que más resuena con lo que yo aspiro a ser y hacer.

-¿Qué tan cercano te sentís a Cuarón, sabiendo que ambos crearon proyectos de gran impacto en el cine mexicano?
-Nunca imaginé ser considerado o estar en un mismo escalón que Cuarón, de todas maneras él está en una mejor posición que yo, lo veo mucho más arriba. Lo que puedo decir es que ser considerado dentro de un mismo ámbito, es simplemente un sueño.

-El cine mexicano está en permanente ascenso y crecimiento, ¿por qué creés que está pasando?
-Es una combinación de factores. En principio, no había nada en los 80 dentro de la industria hasta que Amores Perros y Sexo, Pudor y Lágrimas empezaron a hacer cosas en el 99. Fue cuando empezó la industria mexicana a volver a dar color. Creo que el mundo se había acostumbrado a hacer como si no existiésemos y de repente nuestra llegada está haciendo que se inicie una nueva era en nuestro cine. Los números lo avalan, pasamos de hacer 17 producciones al año a 47. De la mano de (Alejandro González) Iñárritu, (Guillermo) Del Toro y Cuarón venimos toda una generación de directores que hemos aprendido a realizar cine gracias a este crecimiento. Hay una magia particular en las producciones de estos grandes directores que logran quedarse con las premiaciones más importantes del mundo, con una racha impresionante. Tienen al mundo entero hipnotizado.

-Es conocido el trabajo que llevaste adelante junto a Netflix, ¿qué opinás sobre que el cine esté virando a estas plataformas?
-Tenés por un lado la homogenización del cine de franquicia (superhéroes, animales fantásticos, etc.) que ya se está haciendo en Hollywood, donde se está quitando la variedad en la oferta que antes existía, razón por la cual el público queda huérfano de contenidos ajenos a este perfil de producciones. Mientras las distribuidoras de cine no se atreven a seguir conquistando a este público, las plataformas como Netflix sí se animan a asumir el reto y generan un nuevo hogar para el séptimo arte.

Por otro lado, creo que las plataformas necesitan promover los proyectos cinematográficos que acompañan y apoyan, en la pantalla grande, para que no se pierdan dentro de un catálogo, como las TV movies. Creo que la intervención de estas nuevas plataformas les está abriendo las puertas a muchos directores y proyectos que los estudios de Hollywood no hacen y son necesarios. Si vienen a sustituir a las distribuidoras independientes, que lo hagan, pero que estimulen la compra de entradas para que no se pierda su esencia.

-¿Qué sucedió en el backstage de la entrevista? ¿Cuánto sabía Cuarón de Gary Alazraki?
-Alfonso y yo pudimos hacernos amigos gracias a encontrarnos en otros ámbito, y en reiteradas veces. Hemos volado juntos a Los Ángeles, comido y compartido miles de actividades. Hay un vínculo consolidado previo a esta entrevista. Cuando surgió la posibilidad de llevar a cabo este encuentro, nos hundimos en un abrazo y pusimos manos a la obra. De todas formas, el encuentro, por la demanda actual que tiene Alfonso, se limitó a esos minutos.

-¿Cuál fue el diferencial?
-Hay tantas preguntas que le hicieron a Alfonso, que todo lo que uno quiere saber sobre él y su trabajo lo puede encontrar en cualquier medio. En este intercambio creo que logré llegar a un lugar nuevo, donde pude entender las razones de por qué había ciertos mensajes en la escenografía de Roma, el tiempo que tardó en realizar la escena del agua al inicio de la película y saber qué estaba persiguiendo que la cámara no le estaba dejando ver. Pude conocer cuánto de Cuarón hay en Roma, su infancia, olores, ecos de su pasado, su origen, etc. Detalles volcados en esta creación que logran transportar al espectador y generan la magia que se desprende de este proyecto.

-¿Hablaron de alguna colaboración o proyecto en conjunto?
-Nada, porque entiendo perfectamente donde se encuentra la cabeza de Alfonso, aún tiene que surfear la ola que generó Roma. En el caso de que genere un proyecto, más adelante, que logre emocionar e interasar a Cuarón, sin dudas lo buscaría. Pero, de momento, no hay nada.

-¿Tenés algún proyecto del estilo de Roma para un futuro?
-En este momento, estoy en un lugar diferente intelectual y emocionalmente. Al hablar con Cuarón, logré indentificar cómo logra hacer cosas como Roma. Es que es un hombre extremadamente culto. Sin exagerar, sabe lo que dicen todos los grandes filósofos, conoce todas las literaturas clásicas, y eso es todo lo que él trae consigo y se ve reflejado en sus obras. Para ser sincero, yo no me encuentro hoy en ese lugar. Estoy en otro tipo de espacio ahora, en donde estoy aprendiendo y creciendo un poco más cada día. Me encantaría creer que tengo la sensibilidad y el conocimiento para hacer maravillas como Roma, pero creo que de momento, no.

El realizador es también responsable de la comedia "Nosotros los nobles" (nominada al Ariel por su guión) y del corto "La hora cero" (nominado en Tribeca).

-Si tuvieras que enumerar atributos de Cuarón como director...
-La definición de un director se simplifica en qué historias elegís y cómo decidís contarlas. Hay ciertos componentes estéticos que tenés que manejar, regular y decidir cómo los empleás para contar la historia que elegiste narrar. Lo que Alfonso tiene como director es la maestría y el dominio de esos elementos que son: la estructura literaria, la edición, el diseño de producción, la cinematografía, la fotografía, la elección del elenco (los vehículos para expresar las emociones), la música y, finalmente, cómo volcás todo el presupuesto y los recursos al servicio de un proyecto. Encima tiene la capacidad de liderazgo para conducir a grandes monstruos como Cannes, Warner y Netflix, para que lleven a cabo la visión que él quiere. Creo que pocos directores tienen ese tipo de carácter, temperamento e inteligencia para poder doblar a instituciones de la industria como lo hace él en la actualidad. Me animaría a decir que Guillermo Del Toro es otro.

-¿Qué tan cercano te sentís a las temáticas donde se desnuda la realidad de la sociedad mexicana?
-Me identifico mucho con querer explorar mi país en el cine y la TV, y en eso me conecto mucho con Alfonso. Él es muy valiente en perseguir y explorar esto, exponerlo en un film en blanco y negro, con ritmos mucho más lentos sin preocuparle el desempeño comercial de su trabajo. En ese sentido, soy mucho más estratega en tratar de asegurarme encontrar a un público. A lo mejor tiene que ver en cómo y dónde estamos cada uno en nuestras carreras. Creo que los dos tratamos de hacer lo mejor posible para reflejar México de una forma que se sienta honesta en la pantalla y que el espectador pueda conectar con esa experiencia.

-¿Qué te resulta más difícil cómo director: hacer reír o llorar?
-Se me da bien hacer reír y hacer, ocasionalmente, llorar. Me gratifica saber hacer ambas. Hacerlo de una manera contemplativa como lo hace Roma es algo que todavía no sé cómo logró Alfonso y pretendo estudiar mucho la película para descubrirlo.

"Club de Cuervos"

La comedia original de Netflix estrenó el pasado 25 de enero su cuarta y última temporada. Ganadora del premio Fenix a Mejor Comedia (2017), cuenta lo que ocurre cuando el patriarca de la prominente familia Iglesias muere de improviso. Esto desencadena una pelea entre sus herederos para determinar quién asumirá el control del equipo de fútbol Los Cuervos de Nuevo Toledo. Con Luis Gerardo Méndez, Mariana Treviño, Daniel Giménez Cacho y Stephanie Cayo, consta de 45 capítulos.

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