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Diego Torres: Música sin grieta

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Diego Torres.

Como hace quince años, cuando su canción Color Esperanza se convirtió en himno en una época de inédita conflictividad política y social, Diego Torres presentó el disco Buena Vida, un canto a la conciliación ante un panorama de notoria fractura política.Con su música, le hace frente a “la grieta”, como se conoce a la división política que prima en Argentina. Sus recientes temas también reivindican derechos de minorías, como ocurre en Iguales que se convirtió en hit. En un viaje relámpago a Uruguay, el artista reflexiona sobre el mensaje de sus canciones y no faltan alusiones a Donald Trump, Mauricio Macri y la masacre en Orlando. También habla sobre su música, su vida y la relación con su sobrina Ángela Torres.

—Tu nuevo álbum lleva por título Buena vida, ¿qué sería la buena vida para vos? 

—Son las cosas simples e importantes: mi familia, tocar la guitarra, una mañana de jugar con mi hija o llevarla al colegio, compartir con mis amigos, cantar en el escenario, salir a correr. Esas son las cosas que funcionan como el motor de la buena vida en mi caso.

—¿Cómo ideás un disco desde cero?

—Empiezo con la hoja en blanco, escribo canciones y voy buscando el camino. Siempre aparece una canción que marca el rumbo. Para este disco trabajé mucho, escribí como 25 canciones para dejar estas 11 del disco. Después uno lo va armando como un rompecabezas, viendo qué falta, qué tiene, cuáles decisiones hay que tomar, si hay que buscar por otro lado. También uno se enfoca en la temática. En este disco busqué hablar de muchas cosas: ir a lo cotidiano con canciones populares y también ir a cuestiones más profundas como en los temas La vida es un vals o Iguales.

—¿Cómo se hace para mantenerse fiel a un estilo tanto en lo musical como en el mensaje sin volverse reiterativo con el tiempo?

—Se busca. Yo siempre intenté dentro de la música buscar mis sonidos, una fusión de ritmos que tienen que ver con la percusión, rumba, reggae, guitarras, cosas que he incorporando de viajar y conectarme con otros países y artistas. La temática de las canciones habla de atravesar la vida, y qué significa ese camino que uno va haciendo al andar, con momentos buenos y momentos malos. Creo que se nota mi espíritu de lucha, un tipo que ante la adversidad busca salir adelante aun cuando en momentos adversos.

—¿En la vida cotidiana sos como en tus canciones o hay oportunidades en las que te gana el pesimismo?

—Las canciones reflejan lo que uno es. Tengo momentos duros como todos, pero se nota en mí esa cuestión de leer con el tiempo por qué pasan las cosas, por más que a veces uno no encuentra muchas respuestas.

—En este disco grabaste Hoy es domingo con Rubén Blades, ¿cómo fue esa experiencia?

—Fue cumplir un sueño. Siempre me gustó Rubén Blades, escucho su música de toda la vida. Nos encontramos en los Grammy y yo justo había escrito el tema Hoy es domingo en Cuba. Cuando lo vi pensé: "qué bueno sería cantar Hoy es domingo con él". Era la canción. Ahí quedamos conectados, le mandé la canción y contestó al toque para decirme que le encantaba. Es un privilegio tener relación con él, ahora nos escribimos y estamos en contacto todo el tiempo. Es muy auténtico, y me encanta la gente así.

—Has hecho duetos con varios artistas a lo largo de tu carrera, ¿con alguno quedó una relación de amistad?

—Con casi todos. Con Juan Luis Guerra tengo relación de amistad de muchos años, y él es sinónimo de simpleza y claridad. Con Carlos Santana también tengo un vínculo muy especial. De Uruguay conozco al negro Rada, a Jorgito Drexler. He tenido la suerte de cruzarme con muy buenos colegas y por lo general nace un buena relación.

Diego Torres
Diego Torres

—¿Cómo resolviste escribir Iguales, uno de los temas del último disco que ha tenido más repercusión a partir de su mensaje de tolerancia ante la diversidad?

—Nace por la necesidad de proclamar igualdades ante tantas desigualdades que hay en el mundo y de fijarse en los derechos de las personas que a veces están tan al costado del camino. También de sentir que tenemos que comprender al otro y entender que por más que pensemos diferentes no somos enemigos. El tema generó mucho movimiento en las redes, con varios coros cantando la canción. Por ejemplo, un coro Gospel de Argentina hizo una versión que me encantó y la subió a You Tube. Ahora están cantando conmigo en el Gran Rex. En España hicieron un coro de chicos down, y la idea era justamente esa, mostrar que somos todos iguales.

—¿En algún punto la canción le hace frente al discurso reaccionario de Donald Trump, que aspira a la presidencia de EE.UU?

—Sin dudas es un aporte a un mensaje que es necesario en Estados Unidos. Se dio sin querer queriendo. Es la mejor manera de contestarle a una persona que en su discurso tiene una notoria antigüedad. Los estadounidenses ahora tienen la responsabilidad de elegir su destino, veremos qué pasa.

—Con el énfasis que hacés sobre la igualdad, ¿qué reflexión te merece la masacre en un boliche gay de Orlando el fin de semana pasado, donde se mataron a más de 50 personas?

—Desgraciadamente esto que pasó en Orlando es una muestra más de la locura de ciertos seres humanos enfermos de intolerancia ante las diferencias que pueden existir. Los fundamentalismos siempre han llevado a estos actos de violencia extrema que tristemente terminan con la vida de mucha gente inocente. Por eso es peligroso que en un país como Estados Unidos donde conviven diferentes razas haya gente con pretensiones de llegar a la presidencia con discursos extremistas hacia la diversidad de comunidades que habitan ese país. El día que empecemos a respetarnos y entendernos más allá de nuestras diferencias habremos avanzado algo en la historia de nuestra humanidad.

—Hablabas de que se puede pensar diferente sin ser enemigo. En esa dirección va el concepto de "la grieta" que se instaló en los últimos años en Argentina. En el disco le dedicás una canción específica...

—Sí, pero hay muchas grietas en el mundo además de la argentina que es tan reciente. Pasa con la situación política en Brasil, Venezuela y ni que hablar en Israel y Palestina. Es una canción para decir que si bien hay cosas que son blancas y otras negras, también existen los grises, y hay muchos grises que a veces cuesta encontrar. La canción habla de los opuestos, y de dejar el rencor. Si pensamos diferente no somos enemigos y no hay que imponerle la verdad al otro como si uno tuviera la verdad absoluta. Eso es lo que se está viendo últimamente.

—¿Coincidís en que el gobierno argentino anterior fomentó esa "grieta"?

—Argentina siempre sufrió entre peronistas y antiperonistas, y hoy son kirchneristas y antikirchneristas. Es como Boca-River, es algo que siempre existió y se acentúa por momentos. Lo importante es respetar lo que cada uno piensa sin que haya enfrentamientos. Puede haber un debate constructivo para un mejor país. No hay que alimentar el juego de "divide y reinarás" sino poner paños fríos para analizar las cosas desde otro lugar.

—¿Qué esperás del gobierno de Mauricio Macri que ya lleva seis meses en el poder?

—Espero que haya calma. Hay que entender que los procesos tienen su tiempo y que hay que cuidar la democracia, esté el gobierno que esté. Hay que cuidar el voto pero sin dejar de exigirles a nuestros gobernantes que administren bien. Es importante que se acomode la inflación y que los salarios puedan darle mejor nivel de vida a la gente, aunque sean males que tenemos hace tiempo.

—¿Hay quienes están descuidando la democracia?

—A veces en la disputa tras la asunción de un nuevo gobierno nos olvidamos que tenemos la posibilidad de vivir democráticamente. No hay que decir "que a estos les vaya mal…". La vida democrática es votar y si no nos gusta que en cuatro años vengan otros.

—¿Cómo es la relación con tu sobrina Ángela Torres, con quien cantaste en el último show del teatro Gran Rex?

—Eso era un sueño que teníamos los dos. Como tío la vi nacer, crecer, y ahora la veo hecha una mujercita con su talento, su presencia, su futuro. Disfrutamos muchísimo juntos. Hablamos mucho, tenemos una relación muy cercana como tío y sobrina. Se queda a dormir en casa, nos quedamos hablando hasta tarde y le llevo el desayuno a la cama. Cuando estoy lejos también nos pasamos escribiendo.

—¿Cómo ves su carrera artística?

—Muy bien, con mucha responsabilidad sobre las decisiones que toma. Es una chica muy inteligente.

—¿Te gustaría que tu hija Nina también emprenda una carrera artística en el futuro?

—Me gustaría que tenga pasión por lo que haga, no me preocupa que siga mi camino. De todos modos ya se nota que vibra con la música. En casa ella la vive cotidianamente, no sólo porque yo toco el piano sino porque a la madre también le encanta la música.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Diego Torres.

entrevistaPablo Cayafa

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