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Coco Echagüe cumple el sueño de sacar disco solista

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Coco vuelva a la música después de 12 años.

REGRESO

Cuando dejó Nietos del Futuro en 2005 pensó que jamás se volvería a subir a un escenario para cantar. Doce años después del Uka Shaka retorna a la música, su gran pasión, pero lo hace como solista. Lanzar Con los pies en la tierra? le llevó cinco años. Y saldrá a la venta en noviembre.  

—El disco se llama Con los pies en la tierra?, ¿en qué momento bajás a tierra vos?

—Yo hago tierra cada mañana al levantar a mis hijos: Renzo (13) y Delfina (9). Son mi cable a tierra y es mi momento para cargar energías. Otro título que pensé para el disco fue Tiempo de pensar, que también era una forma de decir, tenemos que agarrar el freno de mano del auto y ver para adónde vamos.

—El proceso del disco te llevó cinco años. Amagó con salir varias veces, y crecía la expectativa cada vez que aparecía un clip o un adelanto, ¿por qué pasó tanto tiempo?

—Pasaron muchas cosas en el medio. Soy muy ansioso pero siento que estuvo bárbara la demora. Soy actor, conductor, coreógrafo y cantante sin haber estudiado ninguna de esas disciplinas. En 2012 venía de hacer personajes, había actuado en tiras con Florencia Peña (Porque te quiero así y Sr y Sra Camas) y todos pensaban que iba a seguir en la ficción. Pero fui para otro lado y me planteé volver a la música. Hace cinco años que tomo clases de canto porque creí pertinente profesionalizar mi voz. En la primera clase arranqué a cantar Zamba para olvidar y en la tercera estrofa la profesora me dijo, pará Coco, te vas a partir la garganta. Hoy la canto dos tonos más arriba y con soltura. Si hubiera sacado el disco en 2012 me escucharía y diría, por Dios, tengo que grabarlo de nuevo.

—Grabaste el video clip de Seguiré con Eunice Castro en 2013, ¿por qué no está esa canción en el disco?

—Había armado tres temas (Seguiré, Dale y Nena) con un grupo de amigos arregladores pero no los incluí en el disco porque mi ansiedad iba más rápido de lo que ellos podían comprometerse y todo se diluyó. En medio del proceso me crucé a Nicolás Arnicho en las clases de canto y él me preguntó por el disco. Se me durmió por determinadas cosas pero está pendiente. Quiero terminarlo pero no soy arreglador, le contesté. Mi hermano es tremendo cancionero, me dijo él. Me pasó el número de Andrés "Diablo" Arnicho, lo llamé, le mandé la letra de la canción Quedátela y le conté que me gustaba cantar baladas, pop y rock. A las tres semanas me envió una maqueta hermosa con algunos detallecitos que había corregido. Ese fue el primer tema. Y de ahí en más todo fluyó.

—En enero de 2016 decías que todavía no habías definido cuándo lanzarías este disco, y ni siquiera sabías si saldría a la venta, ¿estás ansioso por mostrar las canciones?

—Estoy muy ansioso. Tengo ganas ya de cantarlo, pero la presentación la haremos después de que termine el Carnaval. En enero de 2016 decía eso porque estaba en un proceso. Hacer un disco lleva plata y mi primer cometido era que cada uno de los que participaban lo tomaran como un trabajo. Yo tenía que tener la certeza de poder pagar lo que correspondía.

—En medio de este proceso ganaste tu primer Florencio por la obra Y si te canto canciones de amor, y falleció tu madre…

—El día que fui a recibir el Florencio mi vieja la estaba peleando por quedarse un rato más entre nosotros y mi hermano me incentivó a ir a buscarlo. Nunca había sido nominado. Cuando volví al sanatorio con el premio en el auto nos enteramos que mi madre se había ido. No recuerdo en qué etapa estaba con el disco, pero no me frenó. Me pregunté, ¿por qué no una canción para mi vieja?, pero no me gusta hacer las cosas forzado. No quería homenajearla por obligación. No me salió.

—¿Tenías guardada alguna canción dedicada a tu madre?

—Hace más de 30 años le escribí un poema para el Día de la Madre que lo tengo entre algunos apuntes. A mí me crió mi tía materna y en ese texto le decía que no se sintiera mal porque tuvo que decidir que fuera su hermana quien me criara por temas económicos.

—La carrera solista era una asignatura pendiente, ¿te queda alguna otra?

—Creo que no. Si en 2011 me preguntabas si tenía una asignatura pendiente te hubiera dicho que no porque no pensaba hacer un disco.

—¿Entonces cuando dejaste Nietos del Futuro en 2005 pensaste que era tu despedida de la música?

—Ya está. Colgaba los botines. Y a doce años estoy a punto de volver a subirme a un escenario con otro estilo, otra música, otro decir.

—Varias de estas canciones las rescataste del baúl de los recuerdos, ¿te sentiste identificado con esos textos?

—Me dio la sensación de que no tenían fecha de vencimiento. Están vigentes. Volver a amar, por ejemplo, lo tengo escrito desde 1991, cuando recitaba poemas en El tren de la noche. Como abeja en la flor la escribí para mi hija Delfina sobre 1996. Después tuvo una modificación. Lo hice con Andrés Pardo, un cantautor espectacular que conocí cuando conduje Show de talentos. Le mostré la letra y le pedí si podía hacerle algo. Al mes me trajo la canción y estaba divina. Eres fue otra composición que traje de aquellos tiempos. Solo tenía escrito el principio. No era poesía, sino una frase. Lo leí, me vi identificado en mi hijo Renzo, lo empecé a extender y se transformó en una canción dedicada a mi hijo.

—Cantás y escribís mucho sobre el amor, ¿es donde te sentís más cómodo?

—Hay millones de canciones dedicadas al amor y el desamor. Creo que el amor es el motor para todo. Una vez me dijeron, aquel que trabaja en lo que no ama, aunque lo haga todo el día es un desocupado. Y yo creo que es así. A mí también me tocó hacer cosas que no me motivaban pero si hubiera ido en contra de eso no sería solo un desocupado, sino también un infeliz.

—¿Todas estas canciones tienen destinatario?

—Algunas tienen destinatarios y otras son desde la imaginación y la ficción. Hoy la he visto pasar, por ejemplo, la compuse hace muchos años y me inspiré al escuchar el poema infantil que dice, Los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor. Fue el puntapié para crear la historia de ese chiquilín tímido, y esa no tiene un destinatario.

—Dijiste que quienes escribían música tropical en la época de Nietos del Futuro eran unos fenómenos, ¿intentaste aplicar alguna de esas fórmulas de éxito que ellos tenían para tu disco?

—No creo que hubiera una fórmula porque sino todos los temas que compusieron ellos hubieran sido tan goles como Mayonesa, Gelatina, Uka Shaka, Lucerito. En la parte que me compete de este disco, que son las letras, trato de manejarme con gusto y criterio. Me lo cuestiono mirándome al espejo y para adentro. No puedo usar la fórmula porque (Eduardo) Britos y (Alejandro) Jasa armaban la integridad de las canciones. Hoy muchos hits tienen un mismo cliché: si cantás una melodía en otra canción pareciera que te entra igual. En aquel entonces eso no pasaba porque cada tema una tenía su autoridad. Nada tenía que ver Mayonesa con Gelatina y el Uka Shaka.

—¿Te da nostalgia nombrar y pensar en esas canciones?

—No porque la gente lo tiene muy presente. Hay chiquilines que no eran nacidos en esa época y hoy cantan el Uka Shaka. No necesita estar el grupo en el lugar para que la gente haga el batido de la Mayonesa. Creo que va a seguir transcurriendo el tiempo y va a pasar igual. Después de 17 años voy a un cumpleaños o un casamiento, empieza a sonar Uka Shaka y la gente mira para la mesa donde estoy yo, me paro sin ningún problema, y les hago hacer la coreografía. Me divierte. Fue una etapa divina.

—E irrepetible, ¿no?

—Creo que sí. Fue monumental. Logramos cosas que decías, por favor. Sin redes sociales y sin la tecnología que existe hoy. Estuvimos en el Festival de Cuzco, Viña del Mar y no hay una selfie de Nietos del Futuro. No existía. Era otra historia.

—Te arriesgaste a hacer el cover de Stefanie, la canción de Alfredo Zitarrosa, ¿le temías a las críticas?

—Yo me llamo Jorge Alfredo porque era el nombre de mi padre y también por Zitarrosa. A veces es muy difícil imponer una canción, entonces quise que por lo menos hubiera una que sepamos todos, por si no llega a gustar nada del disco. Algo me marcaba que era Alfredo: nací en 1971 y en casa escuchábamos Zitarrosa a escondidas. Para mí armar un disco ha tenido cosas de hoy y de ayer. Empecé a tararear Stefanie, busqué la melodía, la grabé con un loop, se la pasé a Arnicho y él hizo un arreglo tremendo. Es uno de los temas que va a dar qué hablar, pero está hecho con gusto, criterio y sobre todo respeto.

El día que la probé en el auto venía con mi hija. Y ella siempre que escuchaba una canción me decía, ¿este es un tema nuevo? Cuando terminó me preguntó, ¿Stefanie también la escribiste vos papá? Y eso me dio pie para hablar y contarle sobre Zitarrosa. Así que un poco el cometido es que las nuevas generaciones escuchen esta versión y recuerden la magia de este cantautor. Los veteranos que amaban a Zitarrosa capaz que me quieren pegar un tiro.

—¿Mejoraste como cantante en estos cinco años yendo a clases? Porque Heber Izquierdo cuando te escuchó cantar en la prueba para entrar a El Mundo de Canela dijo, no es lo tuyo…

—¡Por dios! Yo hacía un tema y chequeaba la maqueta con amigos, gente de la música o algún destinatario común. Una de las cosas que me repetían era, ¿sos vos? Quedaban sorprendidos con mi voz. Me da la impresión de que si este disco lo hubiera sacado antes me estaría lamentando de algunas cosas.

—La gente te recuerda como cantante de Nietos del Futuro, ¿queda algo del Coco del Uka Shaka?

—Queda mucho del Coco del Uka Shaka. Sobre todo que trato de divertir y divertirme en todo lo que emprendo. Esa es una linda mochila que llevo: siempre intento que la gente pase un buen rato.

—¿Cuánto de tu carrera le debés al carisma?

—Yo creo que todo. Si hablamos de que Coco no se ha profesionalizado y ha logrado mucha cosa yo pienso que se debe al atreverse y al carisma. Me gusta salir de la zona de confort. Este disco me provoca miedos, adrenalina y hace que me transpiren las manos. Cuando uno sale a abrir la boca y dice, voy a lanzar un disco, después tiene meter para adelante. Me llevó cinco años, pero salió y hoy estoy mucho más confiado y feliz con lo que se logró. Le tengo fe.

—Cuando hacías las coreografías te parabas frente al espejo y las ensayabas horas y horas hasta que te salían impecables, ¿con la música sos igual de obsesivo?

—Sí, no hay un día que no haga un repaso de las canciones. Nadie escuchó ni va a escuchar el disco más que yo. Me puedo equivocar pero nadie conoce este producto más que yo. En aquel entonces no me veía solo en el escenario, sino que imaginaba al público y a esa masa de cinco bailarines que hacían el batido de la Mayonesa o el paso del Uka Shaka. Ahora me pasa igual, pero visualizo músicos. Ya estoy fantaseando con el show lanzamiento.

—Muchas de las coreografías que creaste (Mayonesa, Gelatina, Uka Shaka) sobrevivieron décadas, ¿te gustaría que suceda algo así con alguna canción del disco?

—Si me das a elegir te diría que ojalá ningún tema pegue a la escala de esos hits. Quiero que sean varias las canciones que tengan esa dulzura y resulten tan lindas que den ganas de escuchar la siguiente. Ojalá sean varios los temas que estén allá arriba y le gusten a la gente para poder quedarme un rato más.

—Te llovieron ofertas para conducir programas infantiles pero las descartaste todas, ¿qué pasó con Desayunos Informales?, ¿fue un sí de entrada?

—No. Ellos me llamaron para que estuviera desde el arranque, pero yo estaba bastante entreverado con otras cosas y dije que no. Un año después, Alejandro Figueredo se fue a la Copa América Centenario, se tomó vacaciones, y estuvo ausente dos meses, entonces me llamaron para proponerme esa suplencia. Era volver a Canal 12 que fue la primera pantalla que tuve en 1999 cuando hice Guau, así que dije, probemos. Me sentí muy cómodo y me divertí. Volvió Figue y me despedí. En abril de este año me llama una productora y me adelanta que solo cuatro sabían que Figue se iba, y me propone ir todos los días sin fecha de vencimiento. Me gustó porque era otro desafío: una cosa es ir a hacer una suplencia, entrar cuando el partido ya está resuelto, y otra es jugar campeonatos. La gente en la calle dice que le gusta y eso me hace feliz.

—¿Hay Coco para rato en Pasión de Carnaval o seguís con ganas de pasarle la posta a otro?

—Hace tiempo que vengo proponiendo pasar la posta pero cuando se acerca la fecha me convencen para seguir un rato más. Y también la gente, que me ha dado crédito: Coco es creíble y querible. Al menos eso me transmiten. No quiero pasar veinte años al frente de este programa, pero ya voy para doce. La televisión necesita renovarse y te lo digo yo que me he tratado de reciclar varias veces. Pero la gente me para en la calle y me dice, arranca el Carnaval, ya estamos más cerca. Ese cariño que me dan hace que diga, tengo que estar.

Dream Team.

El "Diablo" Arnicho es el productor musical del disco, grabó los teclados y eligió que participaran Martín Ibarburu (batería), Nicolás Arnicho (percusión), Damián Luzardo y Sofía Cervetto (coros), Sebastián Mederos (bandoneón), Pablo Scarpa (bajo), Federico Navarro (guitarra), Artigas y Miguel Leal (trombón y trompeta), Santiago Gutiérrez (saxo), Franco Locardi y Matías Cracium (violín), Rodrigo Añón (viola).

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