Debutó en la pantalla grande con 13 años. Es actriz, directora, productora y se graduó como psicóloga en Harvard. Nació en Israel pero pronto se mudó a Estados Unidos. Ganó un Oscar por la película El cisne negro (Darren Aronofsky, 2011).

Natalie Portman llamó la atención de un representante de la marca de cosméticos Revlon en una pizzería ubicada en Long Island. Ella tenía apenas 10 años y no le interesaba convertirse en modelo. Ese trabajo le resultaba aburrido. Su cabeza siempre había estado puesta en el arte: hizo ballet desde los 4 hasta los 13 años.

Pero aprovechó esta oportunidad para ingresar al medio, consiguió un agente y ahí surgió la posibilidad de protagonizar junto a Jean Reno El perfecto asesino (Luc Besson, 1994) con apenas 13 años. Antes de ese debut en cine como Mathilda, audicionó para el musical Ruthless en Broadway y quedó seleccionada junto a Britney Spears como suplente de Laura Bell Bundy, quien encarnaba a Tina Denmark.

Debutó en el Episodio I de este clásico de George Lucas con 16 años. Más tarde, rodó el II (2002) y el III (2005). Pocos sabían que en paralelo al taquillero estreno de La amenaza fantasma (Episodio I), Natalie Portman también era dirigida por Mike Nichols en La Gaviota, el clásico de Chéjov. Llovieron críticas negativas por su desempeño en La Guerra de las Galaxias y a pesar de que fue la película más vista de la década, ningún cineasta de Hollywood se le acercaba para ofrecerle un rol; la creían una pésima actriz.

Nichols podía dar fe de su talento profesional y así lo hizo. Se arriesgó por esta joven y le escribió al director Anthony Minghella pidiéndole que la contratara para Cold Mountain (2003) y alegó que él respondía por su trabajo. Minghella le hizo caso. Fue Sara en ese filme y además le sirvió de trampolín para llegar a los hermanos Wachowski, productores y guionistas de V de Vendetta donde obtuvo el protagónico en 2005. Nichols volvió a confiar en ella en 2004 y la contrató para Closer.

Natalie Portman es hija única y evita hablar mucho de sí misma porque entiende que no coopera con su egocentrismo. Reconoció que tiene los típicos padres sobre protectores pero jamás se entrometieron en sus decisiones laborales. Se inició en la actuación cuando era niña pero nunca le prohibieron hacer desnudos. Ella misma optó por descartar ofertas en su adolescencia debido al alto contenido erótico de las escenas: Lolita (Adrian Lyne, 1997) y A cualquier otro lugar (Wayne Wang, 1999).

También rechazó La tormenta de hielo (Ang Lee, 1997) porque su personaje era siniestro. No se sentía preparada para hacerlo, eran momentos íntimos y prefirió salvaguardar su privacidad. En aquel entonces lo explicó así y al ser consultada si nunca haría un desnudo, respondió que no tomaba decisiones drásticas porque si cambiaba de opinión sería hipócrita. En 2007 se quitó la ropa para Hotel Chevalier (Wes Anderson), "un corto precioso hecho con muy buen gusto".

Su coeficiente intelectual sobrepasa la media, es de 132. Habla inglés y hebreo; estudió francés, japonés, alemán, español y árabe. Se recibió de psicóloga en Harvard sin abandonar la actuación, aunque siempre prefirió ser inteligente a una estrella de Hollywood. En la universidad vivió su primer desamor y atravesó momentos difíciles.

Después de Star Wars jamás pasó desapercibida. Aplica su carrera para construir personajes, "comprendo a las personas e interpreto detalles que para otros pasan desapercibidos". Se mudó a Francia por su esposo, el coreógrafo Benjamin Millepied, a quien conoció en el set de El cisne negro (Aronofsky, 2011). Lo que más disfruta de París es el amor por la cultura: "hay una librería en cada esquina".

Natalie Portman no se lleva bien con los paparazzi, no habla de su vida privada con extraños y repite en cada entrevista que no realiza confesiones públicas. En 2011 dio a luz a Aleph y en 2012 se casó con el padre de la criatura, el coreógrafo Benjamin Millepied.

No filma más de dos películas por año porque le interesa ser protagonista de su vida real y no solo transitar las experiencias de los personajes que interpreta. Invierte su tiempo libre en conocer el mundo, leer, estudiar, comprar ropa y discos (le apasiona la música), dormir, comer y se involucra en obras benéficas. Va a fiestas en casa de amigos pero jamás frecuenta los bares a los que van las estrellas de Hollywood.

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