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Amor: Silvina Luna y El Polaco

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El amor muchas veces sigue siendo inesperado. Hoy, su nueva princesa se llama Silvina Luna. ¡Nada más ni nada menos! Una pretendida chica de tapa a la que muchos quisieron conquistar y nunca la alcanzaron. Esta vez, la historia es otra, pero en el final, la misma.

El amor muchas veces sigue siendo inesperado. Hoy, su nueva princesa se llama Silvina Luna. ¡Nada más ni nada menos! Una pretendida chica de tapa a la que muchos quisieron conquistar y nunca la alcanzaron. Esta vez, la historia es otra, pero en el final, la misma.

El amor muchas veces sigue siendo inesperado. Hoy, su nueva princesa se llama Silvina Luna. ¡Nada más ni nada menos! Una pretendida chica de tapa a la que muchos quisieron conquistar y nunca la alcanzaron. Esta vez, la historia es otra, pero en el final, la misma.

El afortunado se llama Ezequiel Iván Cwirkaluk y no es otro que el popular "Polaco", a quien le cuesta explicar su apellido y se ha converdio en un ídolo popular. Es un hombre de 29 años que sigue pareciendo un botija de 15.

Ellos, los enamorados enmascarados, hacen cuentas para que los tiempos no los delaten y nadie les pueda reclamar este fresco amor que nació con un verano teatral en el que comparten escenario en Carlos Paz, pasillos y camarines pero fundamentalmente una pasión que nace en medio de las cenizas de parejas anteriores que no son pocas ni para uno ni para el otro.

Cuando les preguntan, ellos eligen decir: "Nos estamos conociendo…", pero la realidad es que ya se conocieron en sus intimidades y El Polaco que se sigue metiendo en los corazones de las más lindas como avasallante depredador de las ternuras femeninas se anota con la chica que todos los caballeros quisieran tener.

¿Y cómo la conquistó ? Si parecía la más difícil y a pesar de los entuertos amorosos del Rey de la Cumbia lo termina eligiendo como su mago del corazón. Así fueron quedando en el pasado las madres de sus dos hijas, la mismísima Charlotte Caniggia que le pestañeaba a cada una de sus ocurrencias y otras diosas que chico de la bailanta fue recorriendo con su simpatía sin igual. No otra cosa que esa su encanto, y su manera tan especial de interpretar en base a música y movimiento.

Cuando uno repasa la ficha de este pequeño gran señor de la cumbia, los elogios le acaparan aunque también empieza a despertar rencores y envidias que no entienden de su éxito artístico ni tampoco de sus triunfos amorosos que finalmente lo condujeron hasta el amor de esta Silvina Luna que aunque ame la música electrónica, hoy elija la popularidad de la música cumbianchera que interpreta su enamorado Polaco.

No siempre el poder, la fortuna, la belleza y la candidatura más pintada terminan quedándose con el corazón de la chica más pretendida. Esta vez, la travesura del depredador atacó de nuevo pero se llevó a la que todos miraban, aunque lo sigan escondiendo y disimulando. Para pescar hay que tirar el anzuelo y para eso nadie como Ezequiel.

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