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Alfredo Etchandy tras su gestión en la Secretaría de Deporte: "Me quedé sin nada"

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Alfredo Etchandy.
Conferencia de Alfredo Etchandy y Fernando Caceres de la Secretaria Nacional del Deporte sobre la situacion de la Auf tras conocerse los audios de corrupcion, y sobre la posible intervencion de la Fifa, en la Torre Ejecutiva en Montevideo, ND20180823, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

ENTREVISTA

El periodista cerró su etapa como subdirector de la Secretaría Nacional del Deporte e inició los trámites jubilatorios. Había sido convocado por Tabaré Vázquez a pesar de que nunca fue frenteamplista.

—Con el final de la gestión de Tabaré Vázquez, terminó también su mandato como subsecretario nacional de deporte. ¿Cómo fue ese proceso de transición?

—Mi mandato terminó el 29 de febrero. El 1 de marzo asumieron las nuevas autoridades. Ocupaba un cargo de carácter político pero mi actividad nunca fue política. Yo he trabajado siempre por el deporte y ocupando distintos cargos: estuve en la escuela movimiento, en ONFI y en Gol al futuro, designado en todos los casos directamente por Tabaré Vázquez. Pero nunca me designó por una cuestión política, sino porque entendía que yo podía dar una mano en eso. Y yo siempre contesté que siendo por el deporte estaba a las órdenes.

—¿Políticamente se definiría como frenteamplista?

—No. Nunca formé parte del Frente Amplio. Fui toda mi vida votante colorado. Todo el mundo lo sabe, incluso el propio Tabaré Vázquez. Lo mío era por amor al deporte.

—¿Cuál es la situación actual?

—Quedé sin nada y me jubilé. Porque cuando fui convocado para el cargo de subsecretario nacional de deporte entendí que no podía seguir ejerciendo el periodismo. Habían dos incompatibilidades: una era que yo tenía que resolver cosas y no podía desde el periodismo dar opiniones públicas sobre esas mismas cosas que resolvía. La segunda razón por la que dejé el periodismo momentáneamente, aunque nadie me lo pidió, era que iba a sacar ventaja indebida frente a mis colegas. Por eso renuncié. En ese momento trabajaba en La hora de los deportes y en Sport 890.

—Siendo su cargo político pero esencialmente técnico, ¿le hubiera gustado continuar, aunque sea en otra función dentro de la repartición?

—Yo entiendo que la renovación siempre es buena. El que llega trae nuevas ideas y viene con un impulso y empuje muy especial. Me parece que está bien. Era una posibilidad la de no continuar y hay que aceptarla. A (Sebastián) Bauzá lo conozco bien y le deseo lo mejor en su gestión. No somos amigos, pero siempre tuve una magnífica relación las veces que lo traté como periodista y como presidente de ONFI.

—De todos modos, su vinculación con el deporte no termina...

—Es verdad. A los pocos días me llamaron de la Secretaría Nacional del Deporte, con Sebastián Bauza y Pablo Ferrari a la cabeza, y me ofrecieron ser el presidente de ONAU (Organización Nacional Antidopaje del Uruguay). Es un organismo que abarca al deporte a todo nivel para la prevención y el control del dopaje. Pero es un cargo honorario. También formo parte desde hace años de la Academia Olímpica de Uruguay.

Alfredo Etchandy.
Alfredo Etchandy.

—Considerando su nueva realidad, ¿no evalúa un regreso al periodismo?

—Sí. Yo soy y me siento periodista hasta el día en que me muera. Escribí 14 libros. Ahora estoy aprovechando este momento de confinamiento para leer mucho y para hacer conferencias y al mismo tiempo trabajar en otro libro. También pertenezco a la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol. El hecho de volver a trabajar o no en el periodismo dependerá de muchas circunstancias, primera y principal, de la resolución de esta situación que vivimos por la pandemia. Estamos todos expectantes de cuándo va a terminar y cómo va a ser el mundo después de ello. Lamentablemente, hoy muchos colegas están en seguro de paro o han perdido el trabajo, entonces es una etapa muy difícil donde hay que respetar la situación de ellos por encima de todo.

—También ha sido dirigente de clubes y de otros organizaciones deportivas, ¿cómo nació en usted esa inclinación hacia la gestión en materia de deportes?

—Toda mi vida he trabajado por el deporte. Primero fui deportista. Jugué en Aguada al básquetbol, jugué al fútbol y a las bochas. Fui presidente y delegado de Aguada. Fui presidente del tribunal de penas y de ética del básquetbol. También presidí el tribunal de penas del patín y estuve 23 años como dirigente del fútbol del salón. En paralelo desarrollé mi carrera como periodista y me hice abogado porque algo había que hacer, pero siempre me sentí mucho más periodista que abogado, profesión que he ejercido también. Fui funcionario de la Intendencia de Montevideo, donde trabajé muchos años en la sección jurídica.

—¿Cuál es su análisis de la intervención en la AUF y el posterior cambio de estatuto en el fútbol?

—El cambio de estatuto era una exigencia de FIFA desde hace varios años y que la AUF no había cumplido. Después de varias advertencias, dictaminó este proceso al que no le llamó intervención aunque en los hechos fue prácticamente eso. Incluso, yo fui invitado a ser parte del proceso pero no acepté porque era incompatible con mi cargo en la Secretaría y porque entendí que no era la mejor manera de ingresar a la AUF. Sin embargo, desde la Secretaría colaboramos en todo lo que se pudo con quienes asumieron en ese momento, Pedro Bordaberry a la cabeza.

—¿El estatuto era un cambio necesario?

—Era un cambio que abrió la posibilidad a que todas las fuerzas del fútbol estuvieran en el Congreso: el fútbol del interior, los árbitros, los jugadores... nosotros pedimos que entraran dos actores más, que no fueron contemplados: el fútbol infantil y la liga universitaria. Eso no sucedió pero quedó abierta la posibilidad de ingreso en el futuro.

—Mucho se habla de la “grieta” en el fútbol; ¿cuál es su visión de esa puja entre Tenfield y los jugadores?

—Esto empezó hace mucho tiempo, desde que se vendieron los derechos de televisión. El contrato con Tenfield empezó en 1999. En aquel momento y en los años siguientes, Tenfield tuvo un poder muy grande porque al mismo tiempo, Paco Casal, era el representante de jugadores más importante. Entonces, los clubes establecían una relación económica muy estrecha con él. Todo eso generó una situación que incluso llegó a la selección uruguaya, cuando se nombró a (Daniel) Pasarella, que lo trajo Casal. Con el tiempo, eso ha ido cambiando. Si bien se mantiene el contrato, lo que me parece muy bien porque los contratos son para respetar, hay una relación más independiente. En lo personal, pienso que Tenfield ha hecho cosas buenas para el fútbol pero otras políticas son consideradas malas por muchos, lo que generó la “grieta”. Es muy difícil ser dirigente del fútbol en la actualidad. Pero hay una Ejecutivo que ha estado trabajando y yo confío en este Ejecutivo y en sus integrantes.

—También ha cambiado la postura de los jugadores, en especial de la selección...

—Es verdad. Ahora hay muchos más contratistas de los que había hace 10 años. Es verdad que durante mucho tiempo la Mutual tenía una dependencia directa con Tenfield y hoy la situación es otra. Creo que si el gremio tal cual está conformado tiene el apoyo de los afiliados, es lo que debe ser.

—Como historiador de fútbol lo consulto. En cada aniversario de Peñarol surge la polémica de si realmente nació en 1891, ¿Cuál su posición?

—Tengo una posición formada y es la siguiente: el decano de los clubes deportivos en Uruguay es el Montevideo Cricket, que se fundó en 1861. Jugó el primer partido de fútbol oficial que hubo en este país. En la actualidad, juega en la liga universitaria y al rugby, entra otras actividades deportivas. También hay que considerar a Albion, que sigue en actividad y le lleva unos meses a Peñarol.

—¿Pero usted considera que CURCC y Peñarol son lo mismo?

—Nacional discute jurídicamente el pasaje de uno a otro. Yo creo que sociológicamente no hay ninguna duda de que son la misma cosa.

—La otra polémica refiere a si Peñarol tiene los 51 títulos que dice tener.

—Ese es un tema más largo. Allí está computado el campeonato de la federación (no de la AUF) y el otro problema son los 5 títulos del CURCC. ¿Son de Peñarol o no? Otro campeonato que Nacional discute es el de 1926, cuando se jugó la Copa Consejo Provisorio. Era por AUF pero fue con un régimen especial y no se llamó “Campeonato Uruguayo”. O sea, los 51 títulos los tiene, pero haciendo estas salvedades y con la duda, antepuesta por Nacional, sobre el CURCC.

—¿Ha extrañado los medios en este tiempo?

—Sí. Las peleas con (Alberto) Sonsol y con (Sergio) Gorzy las eché en falta. También en la Sport hacíamos el programa Quiero fútbol, con Sonsol. Nosotros nos sentábamos cada tarde sin saber de qué íbamos a hablar. Surgían los temas y la polémica estaba asegurada porque somos muy distintos él y yo. Lo quiero mucho a Sonsol y él a mí pienso que también. Pero pensamos muy diferente en la mayoría de las cosas. Entonces, por cualquier tema íbamos a tener posiciones encontradas y Sonsol es muy hábil para conducir un programa, para aprovechar esas situaciones y sacarle jugo a los contrapuntos.

—¿Lo ha visto a Sonsol en Polémica en el bar?

-Sí, lo sigo. Me parece muy bien lo que hace. También me han invitado muchas veces a participar del programa en El Espectador. Lo mismo me pasa en Radio Sport, donde dos por tres me sacan al aire. Sigo vinculado porque son amigos de muchos años.

—Mencionó que estaba trabajando en un nuevo libro. ¿De qué temática?

—Estoy trabajando en un libro que no es exclusivamente sobre temas deportivos. Se trata de abordar cosas que he vivido, muchas de ellas tienen que ver con el deporte, pero es de todo un poco. Me refiero al fútbol y al olimpismo, que es mi pasión, pero también de la vida y de la historia.

—Aseguró que es votante del Partido Colorado. ¿Es colorado por batllista?

—Sí. Soy un admirador de Batlle y Ordóñez; considero que fue el fundador del Uruguay moderno. Tuvo mucho que ver con el deporte, con ley de educación física y otras iniciativas que impulsó, en especial en el fútbol. Mi familia siempre fue colorada. De todos modos, mis ideas políticas son solo ideas; nunca actué ni milité en ninguna agrupación política.

—También ha sido transparente con la simpatía deportiva hacia Peñarol. ¿Por qué resolvió decir que era hincha?

-Yo soy hincha de Peñarol por mi padre. Él me empezó a llevar al estadio cuando era muy chico. De niño pasaba todo el día vestido de Peñarol, con la camiseta debajo de la túnica en la escuela. Lo mismo con Aguada y diría que hoy soy mucho más de Aguada que de Peñarol. Con el periodismo, he mostrado mi imparcialidad cuando lo tuve que hacer. Es más, la Comisión de barras y banderas de Nacional me hizo un reconocimiento. Aunque no es común entre los periodistas, hablé de mi simpatía porque entendí que era mejor para la gente saber y que los oyentes tuvieran un elemento más para poder juzgarme.

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