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Un actor muy bien rodeado

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Nicolás Francella

ENTREVISTA A NICOLÁS FRANCELLA

Visitó Montevideo para promocionar El cuento de las comadrejas, película de Juan José Campanella protagonizada por cuatro grandes figuras del espectáculo argentino: Graciela Borges, Luis Brandoni, Oscar Martínez y Marcos Mundstock. Fue su segundo trabajo con el director, el primero como actor.

A veces hay que estar en el lugar justo, en el momento justo. El año pasado, Nicolás Francella (28 años) y Juan José Campanella se encontraron en una obra de teatro. Ya se conocían. El primero, además de ser el hijo de uno de los protagonistas de El secreto de sus ojos, película dirigida por el segundo, había trabajado con el realizador en la serie de televisión El hombre de tu vida. En aquella oportunidad, Nicolás había desempeñado tareas de producción. “No era más que un ‘che, pibe’, desde ser un continuista, cubrir un puesto de asistente de dirección o tocar una puerta de un actor que estaba llegando tarde. Fue más una búsqueda mientras me sumergía en el mundo del espectáculo”, recuerda el propio actor de esa experiencia.

Pero ese encuentro en el teatro, bastantes años después, fue muy particular. “Yo percibo una mirada diferente en mí cuando Juan me ve y asocié que era porque hacía mucho tiempo que no me veía. A la semana recibo un mensaje de texto suyo pidiéndome que le mandara un par de fotos mías, de ambos perfiles y de frente, para un ejercicio fotográfico que él hace antes de tomar una decisión. Yo estaba con barba y pelo largo. Se las mando y al tiempo recibo una respuesta en la que me explica que estaba trabajando en un proyecto que, por ser una coproducción con España, primero tenía que definir la actriz española que pudiera hablar con nuestro acento y después decidir quién haría el otro personaje”, cuenta el actor, quien ya había recibido el guión en el que Campanella estaba trabajando. “Cuando se decidió por Clara Lago, ahí fue que me preguntó muy humildemente si me gustaba el libro que había leído y si quería ser parte del proyecto. Me contó quiénes eran los demás actores y que al día siguiente se hacía la primera lectura”.

Nicolás no lo dudó, aceptó la propuesta, cerró contrato y se puso a ver Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), película de José Martínez Suárez en la que se basa El cuento de las comadrejas. Todo eso ocurrió en apenas un par de días.

Y enseguida se dio la primera lectura, esa que generalmente se organiza para que el elenco se conozca y tome contacto con el tono de la película. “A Graciela (Borges) la conocía de El hombre de tu vida y con Beto (Luis Brandoni) tenía una relación mucho más cercana, lo conozco desde hace mucho tiempo por la relación que tiene con mi padre. A los que no conocía era a Oscar (Martínez), Marcos (Mundstock) y Clara (Lago). La verdad que fueron cinco compañeros de la hostia”, destaca Nicolás, quien en esa primera reunión también se reencontró con la gente de 100 Bares, la productora de Campanella. “Estaba rodeado de gente de mucha experiencia, era un niño tratando de chupar de todo”.

-¿Para vos esta película es una especie de “sueño del pibe”?
-Sí, una oportunidad única por estar en una película de Campanella, por compartir elenco con estos actores, por el guión… Yo leí Qué hacemos con Walter (obra de teatro escrita y dirigida por Campanella), todos los capítulos de El hombre de tu vida, el guión de El cuento de las comadrejas y claramente Juan tiene una forma de escribir que me fascina. Son textos muy inteligentes, a los que no hace falta darles muñeca, entonces uno se siente un privilegiado. Son oportunidades que te llegan, sea a corto plazo, a mediano plazo, a largo plazo o nunca, y la verdad es que uno las tiene que aprovechar porque yo creo que esta carrera se basa también un poco en las oportunidades que te aparecen. No hay un actor o una actriz; actores hay millones. Entonces se trata un poco de la oportunidad y de estar en ese lugar, como haber estado en esa obra de teatro en que me crucé con Juan y surgió esto.

Entre monstruos.

El cuento de las comadrejas trata sobre una estrella de cine de los años 60 (Borges) que ha pasado al olvido y vive en una enorme casona con su esposo (Brandoni) –actor mediocre-, el director (Martínez) y el guionista (Mundstock) de sus películas. El cuarteto lleva adelante una convivencia de amor-odio que de repente se ve amenazada por la llegada de dos jóvenes (Francella y Lago) que terminan por ofrecerle un negocio inmobiliario a la dueña de casa.

Fueron cuatro semanas de rodaje en un enorme caserón de Brandzen, en pleno invierno. “Hacía mucho frío –recuerda Nicolás-, pero por la inmensidad del proyecto, disponíamos de un montón de cosas para combatirlo. Había un catering enorme, con carpas que nos armaban en el momento, con dragones de calefacción… muchas cosas que hacían que la cosa fuera mucho más liviana”.

La película tiene muchas alusiones al viejo cine argentino y chistes que tienen mucho que ver con los cuatro grandes protagonistas de la historia. Para Nicolás, eso no es obstáculo para que pueda ser disfrutada y entendida por un público de todas las edades. “Yo creo que por cómo está escrita esta comedia oscura es para todo público. Es una película de un humor muy inteligente, muy irónico. Por ahí, cierta información de películas de hace mucho tiempo hace que algunos puedan quedar un poco más afuera. Por eso, como estrategia de marketing, hicimos unas cápsulas promocionales para que el público joven se sintiera identificado. Es como una parodia que grabamos con todo el elenco. Vía redes sociales hemos recibido mucho ida y vuelta de lo que está sucediendo con los jóvenes o con sus padres, que se ríen y dicen que nunca se habían reído en el cine. El boca a boca creció mucho desde el estreno”.

-Clara Lago es española, pero hace de argentina. Al verla en el film muchos creen que está doblada por lo bien logrado que está el acento. ¿Es así?
-No, Clara tiene una gran capacidad para hacer lo que hace. Evidentemente también tiene una gran facilidad. Ya lo había hecho para una película argentina, Al final del túnel, de Rodrigo Grande. Es el resultado de mucha responsabilidad, mucha obsesión porque salga bien. Ni en los ratos libres, ni en los recreos del rodaje, quería salir del acento y volver a su español. Si se le escapaba, nos pedía que la corrigiéramos.

-¿Para tu personaje necesitaste alguna preparación especial?
-Mucho trabajo con Juan. Me abrió el juego para que desde el día uno, que le dije que quería ser parte de la película, pudiéramos hablar mucho ya sea vía texto, juntarnos en almuerzos o en ensayos.

Hombre clave.

Juan José Campanella ocupa un lugar especial en la familia Francella. Dirigió a Guillermo en El secreto de sus ojos, ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera y en la que el padre de Nicolás tuvo un papel muy destacado. También lo dirigió en El hombre de tu vida, comedia de Telefé en la que Nicolás trabajó en el equipo de producción. Y ahora le tocó dirigir a este último en El cuento de las comadrejas.

“Juan en un rodaje es como un niño. Exterioriza todo el tiempo la felicidad que tiene para trabajar, trabaja con mucha energía, tiene un gran trato con los técnicos y con los actores. Es un director que todo el tiempo te escucha, recibe las propuestas que tengas como actor. Tiene la película en su cabeza y está muy dispuesto a jugar con lo que le propongas. Es un tipo que te transmite mucha seguridad, y lo que quiere te lo comunica con mucha calidez y dulzura. Te tenés que dejar guiar por él; primero, por la seguridad que tiene, y segundo, porque sabés que cuando te dice que la toma está hecha, realmente lo está”, cuenta el actor.

-Campanella tiene una participación muy activa en las redes sociales, en temas políticos. Con la polarización muy marcada que hoy existe en Argentina, ¿te preocupa que eso pueda afectar a la película?
-No, no, no. Me parece muy ridículo que se ponga en riesgo una película por una posición política. No voy a opinar de lo que opina Juan, primero por mi incapacidad política y segundo porque no va al caso opacar un estreno relacionándolo con la política. Entiendo el momento, entiendo que hay que opinar, que hay que dar testimonio o lo que sea, pero no empapar de estas cosas a la película. Cada uno tiene su opinión, que me parece que hay que respetar, y dejar de remarcar tanto esa grieta de no poder opinar y atentar así contra la libertad de expresión. Simple como eso.

Este es mi mundo.

Nicolás empezó estudiando publicidad porque realmente le gustaba ese mundo, podía pasarse horas mirando publicidades en televisión. Tenía 18 años y estaba en la búsqueda de su camino, sin estar muy convencido de la carrera elegida. Paralelamente iba a clases de teatro. “Lo único que quería era trabajar, independizarme”, afirma.

Entrar a un canal, cosa que hizo de muy chico gracias a su padre, le cambió la vida. “Me generaba un cosquilleo, me gustaba tener un handy en la mano, pasar frente a una cámara y verme cómo daba… Recuerdo estar en el lanzamiento de programación de un canal y mandarle un mensaje a mi viejo diciéndole ‘este es mi mundo’. Amo profundamente actuar, nunca me termino de relajar porque estoy seteado para lo jodida y linda que es esta carrera en la que, más allá de que tengas continuidad o trabajo, es muy inestable y te da mucha inseguridad. Y es muy injusta a veces… o no, o sos un privilegiado, o tenés suerte. Es un mundo muy particular. Soy muy consciente de dónde estoy metido, pero lo disfruto mucho”.

Por lo pronto, ya está grabando la serie de televisión de Daniel Burman para Telefé que cuenta la imposibilidad de una mujer para tener hijos, lo que la hace recurrir a un vientre de alquiler. Es una comedia dramática organizada en cuatro historias de amor que protagonizan Julieta Díaz, Natalie Pérez, Mariana Genesio, Inés Estévez, Luciano Castro, Facundo Arana, Daniel Hendler y Nicolás Francella. Y en octubre empieza a filmar una película de suspenso de la que no puede dar mayores detalles.

“El primer laburo de mi vida como actor fue Corazón de León, con mi padre y Julieta Díaz, y mi segunda experiencia fue Aliados, con Cris Morena, mi primera experiencia televisiva”, rememora destacando la importancia que tuvo Cris en su carrera, tanto en su formación como dándole una popularidad que hasta entonces no había conocido. “Creo que trata de insertarte un chip en la forma de trabajar que, si te aferrás a eso, vas a ser un actor formado en muchos sentidos”.

El año pasado trabajó por primera vez para Pol-ka y Adrián Suar como parte de la exitosa Las Estrellas. “Fue un grupo humano en que nos llevamos muy muy muy bien, todos tiramos para el mismo lado, fue un lindo proyecto”, dice quien detrás de cámaras se ve produciendo, pero no para televisión. “Es muy difícil a mi gusto. Capaz haría producción en teatro o haría toda una autogestión para hacer una película y producirla”.  También le gusta escribir y tiene “cajoneada” la adaptación de una obra de teatro que tal vez algún día salga a la luz. “Después, siempre tengo ideas para hacer un largometraje, tengo una dando vueltas, pero está bastante verde. Me trataría de rodear de gente con bastante conocimiento y trasladarles una idea de diez, quince páginas, y ahí ver de qué forma se desarrollaría”.

Su padre es una fuente de consulta permanente. “Nos leemos los guiones, nos damos devoluciones. Pude trabajar con él y fue una decisión que disfruté. El primer trabajo de mi vida, va a quedar en mi cabeza para siempre. Los cuatro (suma a su madre y su hermana) somos muy unidos”, destaca.

-¿Sos futbolero como tu padre?
-Sí, de Racing, gracias a Dios. Vemos los partidos juntos o nos estamos mandando mensajes en el entretiempo. Cuando podemos vamos a la cancha juntos o por separado; a él le gusta ir más conmigo, yo de última, si estoy solo, voy solo. Soy muy fanático de la selección también, tuvimos la posibilidad de ir a verla a los mundiales.

-¿Qué opinás de Messi?
-El que opina mal de Messi tiene un problema en la cabeza o no sabe ver fútbol. Tuve la posibilidad de conocerlo en una cena que me invitaron, y encontré un tipo muy simple, muy humilde, tímido, dispuesto a sacarse fotos, a hablar de ciertas intimidades del plantel, pero siempre con mucha cautela. Mi generación vio al mejor del mundo y hay que disfrutarlo, lamentablemente todavía no se le pudo dar con la Copa. Ya quiero que llegue el próximo Mundial.

La historia

En El cuento de las comadrejas, Graciela Borges es Mara Ordaz, una estrella de cine de los años 60 a la que Francisco (Francella) y Bárbara (Clara Lago) le proponen comprarle la casa en la que vive con su marido (Luis Brandoni), y el director (Oscar Martínez) y guionista (Marcos Mundstock) de sus películas.

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