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¿Cuáles son las estrategias del gobierno de Lacalle Pou para cuidar la coalición?

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Coalición multicolor
Guido Manini Rios, Luis Lacalle Pou, Ernesto Talvi, Beatriz Argimon y Pablo Mieres - Acto de Luis Lacalle Pou, candidato presidencial por el Partido Nacional, junto con los integrantes de la Coalicion, Talvi, Manini Rios y Mieres, para el balotaje de las Elecciones Nacionales 2019, en el Molino de Perez en Montevideo, ND 20191110, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

ALIANZA MULTICOLOR

Los blancos se mueven como en una partida de ajedrez para mantener los equilibrios. Casi pasan la primera prueba: aprobar la LUC. Esto pese a la rebeldía cabildante y a los cortocircuitos colorados.

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El gobierno que viene no es del Partido Nacional, es un gobierno multicolor”. Así fue que en la noche del 27 de octubre de 2019, tras confirmarse que iba a disputar el balotaje, el hoy presidente Luis Lacalle Pou confirmó el armado de una coalición multipartidaria para vencer al Frente Amplio. No era algo sencillo, había que combinar a líderes de centroizquierda, centroderecha y derecha. Y si lo que se quería era enterrar de un día para el otro las diferencias, más que un desafío era una misión imposible.

Antes de la primera vuelta, Pablo Mieres había dicho que “nunca iba a hacer un acuerdo” con Guido Manini Ríos. Ernesto Talvi había expresado que su pensamiento estaba a distancias “oceánicas” del exmilitar, y que tanto Cabildo Abierto como el Partido de la Gente más que fuerzas políticas eran “unipersonales”. Manini Ríos contestó que las expresiones del colorado eran “ridículas” y “soberbias”, y Edgardo Novick le solicitó al hoy canciller que fuera “más humilde, porque el país hay que construirlo entre todos”.

Pese a que los cortocircuitos continuaron incluso camino al balotaje, Lacalle Pou logró sellar un acuerdo en el que no se barrió debajo de la alfombra. Es que el mandatario parece haber encontrado la receta para hacer que las diferencias se conviertan en meras anécdotas, y para tener un Parlamento unido que —más allá de los cruces de opiniones— impulse sus planes de gobierno hacia adelante. La prueba de fuego era la Ley de Urgente Consideración (LUC), y por lo que se vio en esta última semana, aunque las tormentas existieron, el barco llegará a buen puerto.

Pero volvamos un poco hacia atrás. Con todo el rifirrafe previo, la foto de los cinco líderes de la coalición no fue fácil de conseguir antes del balotaje. Sin embargo, unos 15 días después de la primera vuelta, los blancos —que habían logrado amortiguar los enojos entre sus propios sectores ya luego de la interna— lograron la mentada imagen. Faltó solo Novick, quien se encontraba fuera del país. Allí se pudo ver a Talvi y Beatriz Argimón en el medio de la escena, Manini Ríos a su derecha y Mieres a su izquierda. Lacalle Pou se mostró un paso más adelante.

La imagen no es casual, y quizá nos sirva para explicar cómo es que funciona hoy en día la variopinta coalición. Si bien el gobierno remarca de manera permanente que se trata de una alianza de cinco partidos, hay un liderazgo claro por parte del presidente. Es él quien está un paso adelante y son los demás los que se acercan o se alejan según las necesidades. No existe un órgano de deliberación conjunto, no se sientan nunca los líderes a tejer acuerdos todos en la misma mesa, sino que es Lacalle Pou el que habla por separado con cada uno de ellos y el que luego intenta conciliar, buscar equilibrios, emparejar la balanza para que todos se vayan más o menos contentos.

“No existe un ámbito de discusión en el que todos participen, sino que Luis los llama y se junta con cada uno de ellos por separado”, advierte una fuente allegada al mandatario y confirman algunos miembros de la coalición. La última vez que Talvi, Manini Ríos, Mieres y Novick estuvieron sentados en la misma mesa fue el 22 de enero, antes de que Lacalle Pou se colocara la banda presidencial, cuando se les presentó el primer borrador del proyecto de la LUC. Ese, además, había sido el primer encuentro entre todos desde el último domingo de noviembre, cuando los blancos y sus socios resultaron triunfadores.

Las diferencias igual se hacen sentir. Los medios a veces informamos sobre los cortocircuitos. Tener un tan variado menú de ideologías y liderazgos arrastra sus consecuencias, y es difícil responder a cómo percibe esto la ciudadanía. Todos los partidos juntos lograron sacarle 15 puntos al Frente Amplio en las elecciones del 27 de octubre, pero en el balotaje Lacalle Pou le ganó a Daniel Martínez tan solo por 1,5. Sin embargo, las encuestadoras coinciden en que la imagen del presidente y su gobierno es buena, y que la gestión de la crisis que está viviendo el país también es bien valorada. ¿Importa que no se quieran si logran ponerse de acuerdo?

Sanguinetti y Talvi
Sanguinetti y Talvi no se hablan desde Semana de Carnaval (Marcelo Bonjour). 

Juntos pero separados

Más allá de las diferencias entre los partidos, están los conflictos internos de cada fuerza política. En este caso la situación más crítica es la del Partido Colorado, donde el canciller Talvi y el presidente del partido, Julio María Sanguinetti, no se hablan desde Semana de Carnaval. Según supo El País, el presidente intentó que hubiera un acercamiento entre las partes, pero no tuvo éxito.

Talvi se opuso a que Julio Luis Sanguinetti estuviera al frente de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), y esta fue la gota que derramó el vaso en una relación que ya estaba dañada. Búsqueda publicó luego que, tras la decisión del canciller, el hijo del expresidente le envió un mensaje en el que se refería a él como “acomplejado”.

En una entrevista que le hicieron la pasada semana en canal 12, Sanguinetti evitó responder de manera explícita sobre las diferencias dentro de su partido, aunque algo de todos modos dijo: “De la situación interna no voy a hablar. No le hace bien a nadie. No lo comprende la ciudadanía ni yo. Los temas internos de los partidos hoy deben estar relegados. Estamos en eso y vamos a seguir. Hacen muy bien en preguntar y yo me hago dueño de mi silencio”.

Consultado por este tema para este informe, Talvi señala: “La ciudadanía sí lo comprende. Yo también me hago dueño de mis silencios. El distanciamiento con el expresidente no es un tema personal, es político. Tenemos, somos, representamos culturas políticas muy distintas; formas de ver y entender la política muy distintas. Dicho esto, como hombres de Estado, tenemos la responsabilidad hacia el país y dialogaremos cuando sea necesario”.

Un año antes de que estallase este conflicto, Talvi y Sanguinetti también protagonizaron un duelo mediático, luego de que en las páginas de Qué Pasa informáramos que mientras el mandatario advertía que se lanzaba nuevamente a una precandidatura después de que el hoy canciller no aceptara su apoyo, Talvi aclaraba que en realidad él “aceptaba a Sanguinetti, pero no a todo el aparato sanguinettista” de viejos dirigentes.

Martín Lema

"Son 56 diputados, claro que va a haber diferencias"

Una vez por semana se reúnen en el despacho de Martín Lema los coordinadores de bancada de cada partido que conforman la coalición. Esos encuentros se llevan a cabo desde fines de enero, antes de asumir el nuevo Parlamento. “Son reuniones buenas porque hay un espíritu de buscar coincidencias. Y cuando estas no se encuentran, los matices se manejan muy bien. La coalición son 56 diputados, y evidentemente va a haber puntos de vista distintos. Pero igual, cuando esto pasa, la forma de arreglar las cosas es muy buena. Ya se ha demostrado que cuando hay puntos de vista distintos, se ha logrado zurcir”, dijo Lema.

Sin embargo, tras la interna colorada, luego de que Talvi le sacara 20 puntos al expresidente y pese a que lo descartara como compañero de fórmula, el canciller decidió darle los votos para otorgarle la presidencia del Partido Colorado. Fuentes cercanas a Talvi advierten que “él sabe que este fue el peor error político de su vida”. Pese esto, aunque su sector Ciudadanos tiene ocho de los 15 votos que necesita la cúpula del partido para relevar al exmandatario, el talvismo no tiene planeado hacer esto.

Allegados a Sanguinetti, en tanto, advierten que el exmandatario fue, de alguna manera, uno de los padres de la coalición política que llevó a la primera derrota del Frente Amplio en 15 años —fue uno de los primeros en pedir una alianza, y recordado es el encuentro que Sanguinetti tuvo a pocas semanas de lanzar su precandidatura con Lacalle Pou y Jorge Larrañaga, advirtiendo la necesidad de acordar antes de las elecciones. A esto hay que sumarle el haber sido electo presidente dos veces, el primero luego de la dictadura militar, y encima ser hoy el presidente del partido. Todas estas medallas le permiten tener un diálogo directo con Lacalle Pou, paralelo a las conversaciones que mantiene con el canciller.

Desde el entorno de Talvi, en tanto, sostienen que las reuniones del presidente con Sanguinetti no les molestan, “porque para acordar con el Partido Colorado hoy hay que acordar con Ciudadanos”. El ministro prefiere no hacer declaraciones en este sentido, aunque asegura que “este distanciamiento con Sanguinetti no está afectando en lo más mínimo ni el funcionamiento de la coalición, ni el del Partido Colorado. La coordinación a nivel legislativo y técnico fluyen con naturalidad”.

Y quizá en este último punto sea donde repose otra de las estrategias de Lacalle Pou para cuidar la coalición: un diálogo parlamentario constante e inclusivo, que sin importar tanto el peso político a nivel de bancas que cada sector tenga, haga sentir a todos que están representados y que tienen incidencia para modificar —o al menos negociar— aquellas cosas que no le gustan.

LUC
Blancos buscaron no duplicar discusión sobre LUC en las dos cámaras (Leonardo Mainé).

Tolerar la rebeldía

La misma estrategia que Lacalle Pou utiliza con los demás líderes de la coalición, parece ser la que se usa dentro del Parlamento. Con matices claros, pues en estos casos no se pueden evitar las reuniones entre los dirigentes de todos los partidos. La vicepresidenta Argimón, el coordinador de la bancada nacionalista en el Senado, Gustavo Penadés, y el presidente de Diputados, Martín Lema, suelen mantener reuniones con los líderes de cada cámara de los partidos de la coalición, que sirvan para sellar acuerdos y evitar grandes discusiones en los encuentros más masivos.

Además, Penadés ha sido el encargado de llevar adelante una estrategia por la cual se busca que no haya una duplicación de las discusiones —primero en el Senado y luego en Diputados—, sino que la idea es lograr acuerdos en la Cámara Alta de los cuales ya se sepa que conforman a todos los representantes de la alianza multicolor. ¿Cómo se hace esto? En el caso de la LUC, Penadés señala que “lo que se hizo fue incluir en la discusión en el Senado a algunos diputados”.

Más allá de que esto evita duplicar el debate, también les da un lugar en la mesa de negociación a los socios minoritarios de la coalición: el Partido de la Gente y el Partido Independiente. De esta manera es que los diputados Daniel Peña e Iván Posada, representantes de cada una de estas fuerzas, han participado activamente de los debates que se llevaron a cabo en el Senado sobre la LUC, antes de que esta fuera votada la semana pasada en comisión.

“Esto se hizo con mucha reunión, con mucha charla, respetando las diferencias y tratando de buscar puntos de acuerdo”, añade Penadés. Del proyecto original de 501 artículos, 330 fueron modificados y 35 se eliminaron. La LUC se votó en comisión del Senado en la pasada semana, y si bien se hicieron algunas nuevas modificaciones, estas tuvieron que ver más con cambios solicitados por el Frente Amplio para acompañar algunos de los artículos, que a reparos de la coalición que ya había logrado el consenso. El proyecto entra a la Cámara Alta en el miércoles, y hay tiempo para votarlo hasta el domingo a la medianoche.

Tanto Penadés como Lema, que moderaron estas reuniones previas, cuidaron con especial énfasis que las discusiones sobre la LUC no se contaminaran con problemas externos que no tuvieran que ver con el articulado. Un ejemplo claro fue el llamado a sala de Eduardo Lust, diputado de Cabildo Abierto, a cuatro ministros por el contrato de Uruguay con UPM, un tema que ni se quiso tocar en los encuentros “multicolor” para evitar que saltaran rispideces. Lo mismo pasó con algunas expresiones de Manini Ríos que molestaron a algunos dirigentes, como ser su pronunciamiento en contra del aumento de las tarifas, o cuando pidió por la liberación de militares en prisión por delitos de lesa humanidad.

“Nosotros vamos a acompañar toda la ley en su totalidad, y estamos contentos de que pudimos meter muchos cambios. El llamado a sala por UPM se manejó en otro plano, es otra discusión. La idea es que se sepa toda la verdad, y llamamos a estos ministros porque son los que están. En realidad habría que interpelar a los del Frente Amplio. Esto no lo hacemos para molestar al gobierno”, señala el senador cabildante Raúl Lozano.

Silvana Pérez, diputada también por Cabildo Abierto, advierte que “lo que se busca es el diálogo”, y que no se discute más allá de lo que tiene que ver “con los temas puntuales, que en este caso es la LUC”. Álvaro Perrone, otro representante por este partido, consultado sobre cómo se manejan cuando se generan cruces públicos entre Manini y Talvi o Mieres —que los ha habido—, dice que hacen “lo que hace el general: no responder”.

“Esto ha funcionado muy bien, te diría que no hubo grandes discusiones. Cada uno da su opinión y se busca consenso sobre los temas. Así fue que logramos llegar a un acuerdo sobre la LUC. No tenemos que pensar todos igual, tenemos que ponernos de acuerdo”, señala por su parte Lema.

En el caso de los colorados, pese a las diferencias que existen entre sus líderes, Adrián Peña advierte que “se ha trabajado muy bien con la LUC”, incluso sanguinettistas y talvistas han presentado juntos reclamos para que se llevaran adelante cambios en el texto. “Presentamos nuestros reparos, se hicieron las modificaciones y estamos muy conformes”, agrega el senador.

En ese discurso del 27 de octubre, Lacalle Pou también dijo lo que se venía era “el Uruguay de la tolerancia, de la pluralidad, donde no hay una sola verdad que arremete, sino muchas, y hay que contemplarlas”; y que para esto era necesaria la “paciencia”.

¿Cuánto durará la armonía y la paciencia? El tiempo es quien lo dirá.

Raúl Lozano

Senador de Cabildo dice que habría que interpelar al FA

El Partido Nacional dará sus votos para que Eduardo Lust, diputado de Cabildo Abierto, interpele a los ministros Azucena Arbeleche (Economía), Luis Alberto Heber (Transporte), Omar Paganini (Industria) e Irene Moreira (Vivienda).
Esto generó molestias en el gobierno. Heber, por ejemplo, aseguró en una entrevista en Todo Pasa, de Océano FM, que no siente “molestia de dar explicaciones”, aunque al mismo tiempo advirtió que el Partido Nacional “nunca hubiera interpelado” a un compañero de coalición.
El diputado Martín Lema, presidente de la cámara, dijo que el Partido Nacional “toma con total serenidad la interpelación”, y que para él “es un tema más interno de Cabildo Abierto que un problema de la coalición, porque Guido Manini Ríos estuvo al tanto de la negociación por UPM, pero pese a eso un diputado de su partido decide una interpelación… Es un tema más interno”. Raúl Lozano, senador cabildante, en tanto, advierte: “En realidad, los que deberían ser interpelados son los exministros del FA, pero como no están vienen ellos”. El próximo martes Lust presentará el planteo ante la cámara, y se sabrán ya los detalles sobre las interpelaciones.

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