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Ruido en el cementerio de residuos peligrosos

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Foto: Marcelo Bonjour

La batalla contra el use y tire industrial

Empresas que gestionan residuos peligrosos sospechan que algunos ingresan a la celda de seguridad que opera la Cámara de Industrias sin haber sido tratados antes. Esto sería muy contaminante. Además, dicen que la celda no funciona de acuerdo a su diseño. La IMM lo confirma, la cámara lo niega.

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Los mensajes son imperativos en la empresa gestora de residuos Triex: “materiales para incinerar”, “materiales para destruir”, dicen los carteles sobre cajas y bolsas con desechos sólidos industriales. Se ve una pila de aerosoles que ya fueron vaciados, cuyos cuerpos de aluminio esperan ser reciclados; se ven litros de un producto de limpieza que serán mezclados con la base de otro residuo, o con cal, para neutralizar su contenido ácido; se ven montones de tubo lux que esperan turno para ser lanzados a la boca de una máquina que los triturará uno a uno. En ese pequeño estruendo se liberará el mercurio, que pasará por tres filtros para disminuir su toxicidad. Los restos, esos pedazos molidos, serán enterrados en la única celda de seguridad que hay en nuestro país y que opera la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU): un cementerio de residuos peligrosos crucial para proteger el medio ambiente nacional.

-Como ves, este es un trabajo de chef -dice Ana Luisa Arocena, directora de Triex, basuróloga -así se presenta.

El entierro no es improvisado. De acuerdo al decreto reglamentario de la ley general de protección de medio ambiente, emitido en 2013, estos restos tendrán su disposición final en la celda solo luego de haber sido tratados para reducir su volumen, o su peligrosidad, u obtener energía a partir de ellos. El reciclaje es un tratamiento, la incineración es un tratamiento, la solidificación es un tratamiento, la compactación es un tratamiento. Los restos ya tratados se colocan en envases que evitan que lo malo que sobrevive contamine en los próximos 50 o 100 años: recién ahí podrán ser enterrados.

Hay 300 empresas que gestionan residuos. La mayoría son pymes y micropymes (70%); el resto son grandes. Están las que tienen casi un siglo de antigüedad y están las que metieron las manos en los restos industriales: estas son jóvenes, ninguna supera los 20 años.

Antes de ellas no había nada. Todos los residuos eran la misma basura. Antes de la creación de la celda de seguridad, tampoco había nada. Y era un peligro.

Remedios: hay tres grupos y cada uno tiene tratamiento diferencial. Foto: M. Bonjour
Remedios: hay tres grupos y cada uno tiene tratamiento diferencial. Foto: M. Bonjour

Las intendencias no están obligadas a recibir los residuos que no son urbanos, pero históricamente los asumieron porque no había donde enviarlos. Con el consentimiento previo de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), los residuos peligrosos iban a parar a los vertederos, o se guardaban en las instalaciones de las propias empresas.

La construcción de un sitio de disposición final de residuos sólidos industriales con celda de seguridad era una deuda pendiente que saldó el decreto de 2013. Tras un convenio entre el Ministerio de Vivienda, el de Industria, la Intendencia de Montevideo (IM) y la CIU, la comuna le cedió un terreno a la CIU, que tramitó las autorizaciones ambientales, lo diseñó, construyó y lo comenzó a operar en 2015.

La inversión fue de US$ 18 millones. Allí se depositan cada mes 1.700 toneladas de residuos altamente contaminantes que no pueden ser recuperados. Su inauguración permitió que las empresas gestoras innovaran en tratamientos que antes no podían realizar. La salud del medio ambiente nacional mejoró.

Sin embargo, desde hace un tiempo estas empresas notan que la cantidad de desechos que les envían sus clientes se redujo, a pesar de que su producción se mantiene constante. Sospechan que podrían estar ingresándolos para disposición final sin tratarlos antes, es decir, sin volverlos menos contaminantes.

Para quien genera esta basura es mucho más barato pagar por disposición final -entre US$ 150 y 200 por tonelada- que tratarla. Pero los residuos industriales ya no pueden barrerse debajo de la alfombra, ¿o sí? Si esto sucediera, las consecuencias de tal contaminación las pagarían decenas de generaciones por venir.

Contra el use y tire.

Con el decreto de 2013 las industrias ya no tienen otra alternativa que ser responsables de su basura y armar un plan de gestión. Sin este plan no pueden acceder a préstamos internacionales. Es, además, una exigencia de las multinacionales para sus filiales.

Esto provocó que las empresas gestoras aumentaran sus operaciones. En 2014, 31 de las firmas más representativas fundaron la Cámara de Empresas Gestoras de Residuos del Uruguay (Cegru), que acaba de convertirse en representante de la International Solid Waste Association en nuestro país, referente técnico en gestión de residuos a nivel mundial.

Todas eran buenas noticias hasta que notaron que la celda de seguridad podría estar cometiendo irregularidades que ellos sienten como “competencia desleal”. De acuerdo a denuncias de sus socios, hay clientes que están disponiendo residuos en la celda sin tratamiento alguno. Cegru teme que esto pueda incentivar a que más clientes vean a la disposición final como una opción y no como la última medida, ya que el ingreso de residuos que no cumplen con criterios de admisión solo puede ocurrir si la Dinama lo autoriza y por un tiempo determinado.

En la actualidad son 103 las empresas que tienen un contrato con la CIU para disponer de la celda de seguridad; 83 ya han enviado desechos, de las cuales solamente dos son empresas públicas.

La celda de seguridad que opera la Cámara de Industrias es la única en el país. Foto: Cámara de Industrias
La celda de seguridad que opera la Cámara de Industrias es la única en el país. Foto: Cámara de Industrias

Lionel Lorenzo, tesorero de Cegru, opina:

-¿Quién opera la celda a donde llevan las industrias sus residuos? La propia cámara que las agrupa. Están salteándonos a nosotros.

A esta sospecha se le suma que varios gestores denuncian que en la celda hay residuos mezclados que no deberían estarlo; demasiada presencia de hidrocarburos que podrían perjudicar la membrana que impermeabiliza el suelo; que ya no existe el techo que requiere la planta para evitar que el agua de lluvia entre en contacto con los desechos y genere más líquidos tóxicos; y que no funciona la planta de tratamiento de efluentes. Esto, dicen, estaría afectando el sistema de la planta de efluentes de su vecino: el vertedero más grande del país, ubicado en Felipe Cardoso. Cegru solicitó en dos ocasiones información a la Dinama y a la IM, autoridades responsables de fiscalizar el funcionamiento de la celda, para comprobar si está operando correctamente. No les han contestado.

Para este informe El País accedió a fotografías que una persona involucrada en el proceso tomó dentro de la celda. Allí se ven restos de hidrocarburos mezclados con otros residuos, y una docena de tanques de Ancap. Como el 100% de los hidrocarburos pueden ser incinerados, no habría razón para su disposición final. Consultados para esta nota, desde Ancap respondieron que la gestión de residuos industriales realizada está dentro de la norma y que trabaja con otras empresas especializadas para valorizar los residuos con mayores contenidos de hidrocarburo. “No se envía ningún desecho en tanques con el logo de ANCAP”, aseguraron, por lo tanto podrían haberse usado como recipientes por algún cliente del mismo.

Hidrocarburos mezclados con otros residuos
Hidrocarburos mezclados con otros residuos

De acuerdo a una advertencia que hizo el fabricante de la membrana, cierta concentración de hidrocarburos podría dañar la membrana y así contaminar las napas. Según distintas fuentes, esta advertencia no se estaría respetando.

Luis Horta, presidente de Cegru, dice:

-Nos preocupa que haya residuos que se salteen las etapas de tratamiento y lleguen a disposición final ocupando un espacio que luego vamos a necesitar para los que no pueden ser recuperados. Esto también nos perjudica porque nuestras empresas tienen instalaciones, equipos, plantas enteras para esperar que vengan residuos que van a otro lado.

Desde la CIU, Juan Carlos De León, presidente de la comisión de medio ambiente de la cámara, rechaza una por una estas denuncias, muchas de las cuales Búsqueda hizo públicas semanas atrás. En esa nota el director de Desarrollo Ambiental de la IM, Fernando Puntigliano, dijo que habían tomado algunas mediciones de lixiviados (líquidos contaminantes de los deshechos) que dieron valores altos. Ahora, para este informe, el jerarca confirma que la planta “no está funcionando tal y como está diseñada”. “Tiene muchos problemas. Se recibía más de un tipo de material y menos de otro; hubo un desborde con agua de lluvia”, aclara. “Tras una reunión, la CIU se comprometió a tomar las medidas de mitigación que le indicamos y estamos monitoreando el problema”.

De León, en cambio, insiste con que todo está en orden.

Hidrocarburos mezclados con otros residuos
Hidrocarburos mezclados con otros residuos

Bajo control. La autoridad de la CIU defiende la gestión de la celda de seguridad con un argumento contundente: la Dinama recibe en forma mensual un informe detallado sobre el ingreso de residuos al predio. “Allí entran estrictamente los residuos que están autorizados de acuerdo a la normativa”. Además, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) controla estos ingresos. “Cualquier información que lleve a una conclusión diferente, es incorrecta”, dice.

Si bien cada generador que quiere utilizar la celda debe enviar previamente un análisis de sus residuos, el LATU tiene una unidad in situ con técnicos entrenados para realizar tareas de inspección, muestreo y análisis de los desechos que llegan. Algunos integrantes de Cegru creen que esta es la teoría, pero no la práctica: “Se debería sacar una muestra de cada uno. Eso ocurrió durante los primeros meses, pero después se han dejado de hacer”, dice Alessandro Garlati, vicepresidente de la gremial.

Elina Ordoqui, directora de medio ambiente del LATU, indica que se realiza a diario una inspección visual y el muestreo de las cargas que sean seleccionadas de forma aleatoria como parte del control de ingreso. “Estos muestreos eran más intensos en la primera etapa de funcionamiento porque se quería conocer en profundidad los diferentes tipos de residuos que iban ingresando”, explica. Se analiza la humedad, líquidos libres, cromo hexavalente, lixiviación, y se miden 12 metales. “Informamos a la CIU los resultados y hacemos recomendaciones, pero es la cámara quien toma la decisión final de cómo proceder en cada caso, definiendo o no el ingreso de los residuos”, dice.

A demanda de la cámara, el laboratorio también realiza controles de la calidad del agua superficial, de la subterránea, pluviales y la calidad del aire; toma muestras de la planta de tratamiento de efluentes y cuida que la membrana no sea afectada controlando cómo el lixiviado del residuo afecta el material.

Sin sorpresas.

Las empresas gestoras no quieren ser un actor al margen. Aunque el proyecto de ley de gestión integral de residuos que está tratando el Parlamento no las incluyó entre las definiciones, sostienen que para que funcione el sistema y las industrias internalicen este costo que antes no tenían, deben ser contempladas en las discusiones políticas.

“La solución es que existan normas y que las que están se cumplan”, dice Horta. Pero, ¿Dinama inspeccionó la celda de seguridad tras estas denuncias? ¿Aumentaron las autorizaciones excepcionales para disposiciones finales? ¿Qué industrias se inspeccionaron para descartar esta sospecha? ¿Crecieron las multas por incumplimiento? Dinama se negó a responder las llamadas para este informe.

Mientras tanto, los gestores más alarmistas temen que la mezcla inadecuada de desechos provoque un incendio. Otra fuente advierte que la cantidad de lluvias y la falta del techo generaron inundaciones que dañaron el funcionamiento de la planta de efluentes, que no estaría funcionando.

De León responde que no hubo inundaciones y que el “sistema de drenaje de cavas hace imposible que se inunde”. El techo, explica, era ineficaz para minimizar el contacto de los pluviales con los residuos. “En conversaciones con la Dinama se resolvió instalar lonas, lo que dio mejores resultados”. También asegura que la planta de tratamiento de efluentes está operativa desde 2015. Puntigliano aclara que había una preocupación de que llegaran contaminantes de esta planta hacia la de Felipe Cardoso, pero que no hubo una confirmación física. “Estamos observando que eso no acontezca”.

El jueves pasado la CIU recibió a la cámara de empresas gestoras. “El diálogo fue bueno”, adelantó la gremial sin dar más detalles. Es que los residuos industriales mal gestionados serían una sorpresa demasiado amarga para los uruguayos que vendrán.

¿Qué residuos son los que se exportan?

La gestión de residuos industriales todavía no maduró en nuestro país. La basuróloga y química farmacéutica Ana Luisa Arocena explica que a muchas empresas les cuesta aceptar este costo, que no existía hasta hace pocos años. Por el momento, esta situación causa que las 300 firmas gestoras de residuos funcionen con modalidad de multiempleo, porque ninguna puede especializarse en un tratamiento único y porque la escala genera que exportar no sea un buen negocio ya que no hay suficiente cantidad de desechos como para que sea redituable. Federico Baráibar, director de Cempre, explica que aún hay empresas que acopian sus residuos porque no han encontrado cómo valorizarlos y esperan que tras el proyecto de ley de gestión integral de residuos surjan nuevas propuestas. Las empresas que trabajan con desechos electrónicos sí logran exportar. Otros residuos que se envían afuera son los más contaminantes, que son tratados en gestoras extranjeras que tienen conocimientos para quitarles la nocividad.

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