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La oposición inquieta

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Partidos de la oposición en presentación de denuncias penales por la gestión de Ancap. Foto: Marcelo Bonjour / Archivi.
Archivo El Pais

Un nuevo partido, nuevos sectores y nuevas alianzas redefinen posicionamientos entre blancos, colorados e independientes, que ponen la mira en las elecciones de 2019 con el objetivo de impedir que el Frente Amplio llegue a un cuarto gobierno.

Faltan tres años para las próximas elecciones y, sin embargo, se respira un aire electoral. Ante un gobierno debilitado por los frentes internos y el desgaste natural de un tercer período al mando, la oposición no se queda quieta, analiza las chances, tantea el eco de ciertas ideas en la opinión pública. En los últimos meses surgió un nuevo partido, se creó un nuevo sector, y se propusieron alianzas de distinta índole de cara a 2019. Mientras algunos líderes planifican sus pasos con precisión meticulosa, otros prefieren rodearse de incertidumbre. Lo que todos comparten es la noción de que este es un momento a aprovechar.

Seguridad, economía y educación emergen como principales preocupaciones de la ciudadanía al tiempo que las encuestas marcan una pérdida de aprobación notoria para el Frente Amplio. La empresa Opción Consultores recogía en agosto una caída del 10% en intención de voto si se comparaba con agosto de 2011. Factum encontraba en junio un 70% de insatisfacción con la gestión del gobierno. Y desde Cifra, si bien aún no publican resultados, también han identificado una caída en intención de voto que, a priori, la oposición no ha sabido capitalizar.

Por su parte, Agustín Bonino, director de Opción Consultores, dijo a El País que un 30% de los encuestados que votaron al Frente Amplio en 2014 se manifestaron indecisos o dispuestos a votar en blanco en la encuesta que realizaron en agosto. Bonino destacó que el 7% de los ex votantes del partido de gobierno se volcaron hacia el Partido Nacional. Entre los simpatizantes de Edgardo Novick, en tanto, la mayoría son votantes blancos y colorados.

En este escenario, cada uno hace su jugada. Saben que la carrera recién comienza, pero también tienen claro que el que se queda quieto, pierde.

Unidos.

Dos días después de haber lanzado su Partido de la Gente, Novick se sienta en una sala del hotel After, del que es dueño, y rememora todo lo que han dicho sobre él desde que se lanzó a la política. Que no tenía partido, que solo juntaba colorados, que es un outsider. "Soy más insider que nadie, pasé por todas las clases sociales y me gusta todo lo popular, vivo entre la gente. Seré outsider de la política, pero no de la gente", aclara. Ahora se anticipa y anuncia que lo que se viene es "Novick no tiene propuestas". "Todo a su tiempo", dice con calma. Lo cierto es que Novick ya se convirtió en lo más novedoso de una campaña que ni siquiera comenzó.

El partido, que tuvo diputados antes incluso que un nombre que lo identificara e ideas que lo representaran, es definido por su líder como "de centro". Con esta presentación, Novick ingresa a la política de proyección nacional admitiendo que le seduce la posibilidad de ser candidato a presidente y manteniendo el énfasis en la gestión por encima de toda ideología.

En 2015 empezó recorriendo barrios de Montevideo, pero de a poco fue cruzando la frontera departamental y a esta altura, dice, ya dio la vuelta por Uruguay dos veces. Para 2017 el plan es seguir dedicando sus jueves, viernes y sábados de cada semana a recorrer el país, desde las ciudades hasta los pueblos chicos. De allí espera sacar insumos para las propuestas que aún le faltan, contó a El País.

Ya formó más de 10 grupos con asesores y especialistas en cada área de relevancia: educación, seguridad, salud, trabajo, política internacional, género, energía, innovación, deportes y bienestar animal.

Pero su principal asesor es su hijo Bernardo, economista que estudió en Harvard y que actualmente trabaja en San Pablo. Con él dedica un rato cada mañana a repasar las noticias, conversar sobre "hacia dónde va el mundo" e idear la estrategia electoral.

Sin renegar de su condición de opositor y su objetivo de derribar al Frente Amplio, Novick no ha mostrado hasta ahora impedimentos para negociar con el gobierno. Aceptó votar el polémico presupuesto municipal de Daniel Martínez y se sentó con Tabaré Vázquez a discutir sobre seguridad. Algunos le han señalado cierta cercanía con el presidente, también apoyados en el amigo que tienen en común, Juan Salgado. Él reconoce que su principal enemigo sigue siendo José Mujica ("fue quien dejó el desastre") pero rechaza de plano el vínculo con Vázquez. "No tengo absolutamente ninguna relación y si algún día tengo que criticarlo, lo haré".

Novick dice que creó el Partido de la Gente porque blancos y colorados rechazaron su idea de hacer de la Concertación un proyecto nacional. Sin embargo, asegura que su intención sigue siendo armar una coalición que los reúna a todos para combatir al Frente Amplio en 2019.

Este jueves, el senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, se dirigía a Rivera. Es la segunda gira que hace por el país en el año y es una marcha en busca de nuevas alianzas para una agrupación opositora que, a diferencia de lo propuesto por Novick, se centre en la ideología. El senador es consciente de que su partido no tiene la fuerza propia como para pelear una elección nacional y pretende convocar a seregnistas, wilsonistas y batllistas bajo un programa común que los agrupe en un "espacio socialdemócrata".

Mieres cree que este es un momento clave para lograr su objetivo. "El mapa está móvil. Y ayuda la sensación de que el gobierno tiene poca fuerza, pocas ideas y poca iniciativa", plantea. Mieres comparte la idea de algunos politólogos de que los partidos en Uruguay son relativamente estables, al igual que el electorado, pero opina que este período es distinto y que hay un buen ambiente para sacudir el tablero. Si bien ha realizado algunos sondeos para evaluar cómo sería recibida tal agrupación, afirma que la consigna es poco conocida aún para el electorado pero que hay "buena disposición".

El senador ya tiene algunos aliados y departamentos claves, como Cerro Largo, donde el exdiputado del Partido Nacional Jorge Coronel ya manifestó públicamente su adhesión. Mieres reconoce además la sintonía con los colorados Tabaré Viera y Ope Pasquet, con quienes ha realizado algunas actividades comunes. "Con ambos hemos trabajado en búsqueda de un dialogo programático, no necesariamente por una cuestión electoral", aclara.

El año que viene será decisivo, dice, para saber si la idea sobrevivirá. En 2017 Mieres espera poder crear mesas de discusión programática con especialistas de varias áreas. "El Partido Independiente es convocante y sería componente del espacio. Esto quiere decir que si el proyecto camina estamos dispuestos a la gestación de una coalición nueva".

El senador y varias veces candidato a presidente Jorge Larrañaga sabe que no es simpático decir que la oposición no está preparada para gobernar, como sostuvo durante un programa de En la Mira, de VTV, pero sigue defendiendo su idea. El líder de Alianza Nacional reafirmó a El País que la oposición no tiene que esperar al próximo balotaje para unirse contra el Frente Amplio y que está dispuesto a aliarse con otros dirigentes, más allá del Partido Nacional, para dar lugar a un espacio "más amplio y más inclusivo".

Repasa las últimas batallas perdidas y razona: "Hasta ahora, en el plano sectorial teníamos un formato y no vamos a ser necios, no nos sirvió. Por lo tanto hay que cambiar". En concreto, dice que está pensando en generar un "movimiento" que tenga lugar para "dirigentes sindicales y sociales", tanto blancos como de otras "colectividades que quieran apoyar pero hoy no saben cómo".

En junio de este año y a través de la Fundación Wilson Ferreira Aldunate, el senador presentó su "Agenda para el Progreso". La idea es lograr allí una "conciliación programática" entre diferentes sectores. Los temas "insoslayables" serían educación, inserción internacional, economía, desarrollo del interior y seguridad. Todavía no se ha puesto en marcha el "diálogo compartido" que planea Larrañaga.

Por separado.

Mientras algunos proyectan que la forma de ganarle al Frente Amplio es unidos, otros se tienen fe recorriendo ese camino por su cuenta.

Luis Lacalle Pou saca una hoja y busca una lapicera. Dibuja una línea y marca en ella una fecha: abril de 2018. Hasta ese momento —cuando se formalicen las precandidaturas dentro de su partido— se extiende el período que él denomina como de "precampaña". Tiene bien claro qué movimiento hará cada una de las semanas de ese período.

Así como en marzo de este año presentó una serie de medidas a su juicio "urgentes", lo mismo hará en marzo de 2017 y de 2018. Propuso, por ejemplo, una rebaja en los precios de combustibles, la creación de un grupo técnico que busque generar acuerdo entre los partidos sobre la situación de Ancap, la sustitución del ministro del Interior Eduardo Bonomi y el cese del uso de las tarifas públicas como fuente de financiamiento. En las próximas instancias, adelanta, hará un balance de lo que sucedió con los temas sobre los que hizo sus propuestas.

Durante 2016 y bajo la consigna "La voz de todos", Lacalle Pou recorrió el país junto a diputados y senadores de su sector y todavía faltan cuatro departamentos que visitarán este año. En estas salidas evitó a los medios de alcance nacional. "No quiero empalagar", argumentó a El País. Ahora tiene reservados 40 días de 2017 especialmente para recorrer distintos pueblos pequeños del interior. Esta vez viajará solo.

Siguen con Lacalle Pou varios de los que lo asesoraron en lo programático durante la campaña electoral anterior. La economista Azucena Arbeleche está en el grupo de quienes lo apoyan y también ha sumado otros especialistas al equipo económico. "Por supuesto que tenemos todo planificado. Nosotros somos muy sistemáticos", dijo, pero prefirió no dar más información para no "revelar la táctica".

Otro que tampoco piensa en uniones es el colorado Pedro Bordaberry, pero en su caso porque asegura no estar analizando cómo posicionarse de cara a 2019. "No creo que sea adecuado dedicarme a la próxima elección en estos momentos cuando los uruguayos me están pagando un sueldo para trabajar como senador en el 2016", afirma, y agrega que no es posible estar cinco años pensando en la campaña.

De momento, sostiene, se aboca a su tarea dentro de varias comisiones y tiene el foco en temas de seguridad, economía y empresas públicas, inserción internacional del país y educación. El senador cree que su partido está pasando por una etapa de renovación y de formación de nuevos espacios de competencia interna. "Esperamos que se empiecen a concretar", opina, y se abstiene de hacer más comentarios.

Tableros internos.

La senadora del sector de Larrañaga, Verónica Alonso, tiene sobre una mesa en su despacho la biografía de Hillary Clinton. Dice que la leyó después de una visita de la demócrata a Uruguay y así es como llega, el día después de su derrota frente al republicano y ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su despacho.

Prácticamente desde la campaña electoral anterior hay quienes ven en Alonso una posible sucesora de Larrañaga. Ella no desmiente la posibilidad de encaminarse a ser la primera presidenta mujer de Uruguay, pero frena cualquier especulación con un: "No es tiempo para candidaturas".

Por el contrario, asegura, está enfocada en su tarea como senadora. El miércoles pasado, por ejemplo, culminaba una de sus reuniones con el presidente sobre las medidas para enfrentar el consumo de alcohol. En su agenda están además temas como la violencia de género, la posibilidad de una reforma a la ley de educación, los tratados de libre comercio con China y Chile y los problemas en los procesos de adopción.

La cercanía de Alonso con el oficialismo le ha causado algunas críticas a la interna de su partido. "Yo pertenezco al principal partido de oposición pero mi actitud no es pegar por pegar o poner el palo en la rueda, como quizás lo hicieron en otras instancias algunos dirigentes del Frente Amplio", dice. Si bien afirma tener diferencias importantes con sectores más radicales de la izquierda, se identifica con quienes se ubican hacia el centro. "Con Rodolfo Nin Novoa, por ejemplo, pensamos muy parecido".

A priori y sin profundizar en las ideas de Novick tampoco dice oponerse a sus planteos, ni a los de Mieres o a los de Bordaberry. En ese sentido, cree que la oposición debería reunirse para encontrar denominadores comunes con los cuales hacer frente al gobierno. "Deberíamos construir, no en el entrevero de juntarnos pero sí en la coordinación programática".

Otra mujer que ha causado revuelo dentro del Partido Nacional es la intendenta de Lavalleja, Adriana Peña, quien esta semana dijo en una entrevista emitida por Canal 5 que estaría dispuesta a unirse con Luis Lacalle Pou en una alianza para ganarle al Frente Amplio en 2019.

La intendenta, que una vez más puso en duda la capacidad de liderazgo de Larrañaga, mantuvo reuniones con sus pares Sergio Botana (Cerro Largo), Dardo Sánchez (Treinta y Tres) y Eber Da Rosa (Tacuarembó) para analizar la posibilidad de crear una tercera corriente dentro del partido.

En el Partido Colorado también hay movimientos. Cuando termine este año, un nuevo sector, Batllistas Orejanos, cumplirá sus primeros tres meses. Fernando Amado, su líder, ya tiene el objetivo de enfrentar a Bordaberry en las internas de 2019 y no admite alternativas.

Amado dice que en las elecciones pasadas ya había tomado ciertas decisiones para despegarse de la figura de Bordaberry —a quien antes acompañaba—, como por ejemplo poner en las listas su rostro más grande que el del candidato presidencial. "Queríamos medirnos en esa elección, que los votos que obtuviéramos fueran realmente auténticos y que no le mexicaneáramos ningún voto a Pedro", asegura.

El ahora diputado dice que muchas personas le han mostrado simpatía, inmediatamente acotada por varios "peros": el partido del que forma parte, su líder o el sector. Por eso, agrupado con simpatizantes de entre 20 y 50 años, Amado está programando visitas a varios puntos del interior donde pretende generar alianzas. Dice que muchos de sus simpatizantes son frentistas descontentos o batllistas que se habían alejado del partido. Aún no puede estimar cuántas personas lo apoyan.

Los Batllistas Orejanos están ahora tendiendo puentes. Más adelante elegirán una serie de puntos sobre los cuales construir sus propuestas. Una de sus apuestas es capitalizar el problema de "recambio generacional" del Frente Amplio, que lejos está de proyectar candidatos presidenciales firmes y de consenso. El tiempo corre.

El fin de la "luna de miel" y las medidas poco simpáticas

Los primeros meses de un gobierno son considerados por los especialistas como de "luna de miel". Durante ese período se suelen condensar las expectativas con el período de adaptación del gobierno y la intención de voto permanece alta.

Sin embargo, los primeros dos o tres años suelen ser los que se dedican a la toma de medidas "menos simpáticas", explica el politólogo Diego Luján. Los principales líderes opositores están intentando aprovechar el ajuste fiscal o los conflictos en torno a Ancap, Alas Uruguay y el título de Raúl Sendic para posicionarse. Esto genera un cierto desgaste en el gobierno, que se refleja en las encuestas. "Las encuestas sí marcan una tendencia (ya sabemos que no están siendo muy precisas en los últimos tiempos) pero no creo que sea definitiva", puntualiza. Luján agrega que no percibe un "ambiente electoral" dado que la gente aún no está interesada en temas electorales.

Por su parte, la directora de Cifra Mariana Pomies acota que las encuestas señalan que el presidente tiene mayores porcentajes de simpatía que de aprobación de gestión. Esto, indica, es un colchón que le permitirá mejorar. Vázquez tuvo un pico de descenso en la aprobación de su gestión durante el segundo semestre de 2015 y se ha mantenido en niveles entre moderados y bajos en los últimos meses (alrededor del 30%), de acuerdo con Opción.

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Partidos de la oposición en presentación de denuncias penales por la gestión de Ancap. Foto: Marcelo Bonjour / Archivi.

TABLERO POLÍTICO EN MOVIMIENTOPAULA BARQUET / MARIANA CASTIÑEIRAS

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