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Una nueva "Gran Depresión" amenaza a un continente que ya venía golpeado

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La crisis que desató la pandemia del COVID-19 implicará que haya sectores de la economía del país que serán ganadores pero otros necesariamente perderán. Foto: Fernando Ponzetto

ESPECIAL GRUPO DE DIARIOS AMÉRICA

El FMI pronostica una gran caída del PBI en toda la región. El golpe más duro será en Venezuela, México y Ecuador. La confianza está puesta en un efecto rebote.

La crisis ocasionada por el coronavirus no ha dejado lugar para medias tintas. Por eso, los analistas han advertido en las últimas semanas que se podría estar ante un impacto económico similar al ocasionado por la Gran Depresión 90 años atrás. Aunque las esperanzas están puestas en el efecto rebote, el golpe está siendo doloroso para la región y todo indica que se vienen meses difíciles.

Las correcciones realizadas en abril por el Fondo Monetario Internacional (FMI)a sus proyecciones para 2020 vaticinan un futuro oscuro. Se prevé una caída del 5,2% del Producto Bruto Interno (PBI) en América Latina, mientras que a nivel mundial la contracción rondaría el 3%.

El golpe más duro será para Venezuela, para la cual se aguarda una caída del producto de 15%. Le siguen México (6,6%), Ecuador (6,3%), Argentina (5,7%), Brasil (5,3%), Chile (4,5%), Perú (4,5%), Uruguay (3,0%), Bolivia (2,9%), Colombia (2,4%) y Paraguay (1,0%).

La pandemia aterrizó en una Venezuela azotada por una beligerante crisis política y por un desbarajuste económico que se parece mucho a un callejón sin salida. A la escasez de alimentos y productos de limpieza, el racionamiento energético, la destrucción de la industria y una ola migratoria hacia otros países del continente que no parece llegar nunca a su punto final, se suma ahora la estrepitosa caída del precio del crudo, que en estos días se ha colocado en menos de US$ 10 para el petróleo venezolano, el valor más bajo en 20 años.

El pronóstico de una caída de 15% para la economía de la Venezuela de Nicolás Maduro implicará un séptimo año de recesión, al cabo de los cuales habría perdido un 75% de su tamaño. La firma venezolana Ecométrica calcula que la inflación podría llegar a un catastrófico 15.000%.

Detrás de Venezuela se coloca México, con una caída del 6,6%. Sin embargo, proyecciones privadas advierten un derrumbe aún mayor. La institución financiera CitiBanamex habla de un 10,5%, en caso de que no se lleve adelante algún tipo de apoyo fiscal para quienes más lo necesiten. Se espera que entre 900.000 y 1.000.0000 de personas pierdan su trabajo este año en el sector formal, y otros tantos en el informal. Un informe de BBVA México, en tanto, alerta que las remesas —que llegan especialmente desde Estados Unidos y son un recurso fundamental para la población más empobrecida— se contraerán un 17%.

Organizaciones de empresarios han criticado la falta de acciones contundentes por parte del gobierno de Andrés López Obrador. El Consejo Mexicano de Negocios llevó adelante una iniciativa privada, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por el cual se instauró un programa de microcréditos para 30.000 pequeñas y medianas empresas. Más allá de esto, lo cierto es que los reportes del primer trimestre en México han mostrado cifras positivas tanto en el consumo como en las telecomunicaciones.

El Salvador y Puerto Rico son otros de los países centroamericanos que recibirán un golpe fuerte por el coronavirus. El FMI pronostica caídas de 5,4% y 2,3%, respectivamente. Analistas alertan que el turismo, que representa un 20% del PBI salvadoreño, podría caer más que en la crisis de 2009, alcanzando así menos del 4%. En cuanto a Puerto Rico, los expertos advierten que se deben buscar alternativas de crecimiento más allá de las que puedan venir del gobierno de Estados Unidos, uno de los países más afectados por la pandemia.

Argentina, en tanto, se enfrenta a un escenario económico para nada alentador. La incertidumbre es grande dado que todo depende de si el país entra o no en default, algo que se sabrá en las próximas semanas cuando cierre la negociación de la deuda. Si esto pasa el golpe será no solo para el sector público, sino también para las empresas que quieran pedir préstamos para realizar las inversiones que permitan volver a poner en funcionamiento la producción. La esperanza está puesta sobre todo en el campo, que siempre tracciona la economía argentina y no ha sufrido el efecto de la pandemia —incluso el precio del trigo aumentó en el último trimestre.

Los números en este país no son para nada alentadores. La caída del PBI ya ha sido un problema en los últimos dos años (2,5% en 2018 y 2,2% en 2019); las proyecciones de inflación llegan al 43%; y el precio del dólar (debido a las restricciones) es una incógnita: el oficial mayorista está a $ 67, el oficial minorista a $ 90, y el “blue” a $ 120.

El gigante de la región, Brasil, también sentirá los embates del virus, lo que es un problema también para los países que lo rodean. Tras unos años de austeridad, los especialistas advierten que las políticas de Jair Boslonaro deberían modificarse para salir de la crisis y que se debería ampliar el gasto público para tender una mano a los más vulnerables. Desde el gobierno ya se ha anunciado la posibilidad de llevar adelante un plan de infraestructura que sirva para darle oxígeno a la economía, lo que abarca la construcción y refacción de escuelas, aeropuertos y carreteras.

Si los pronósticos del FMI se cumplen, Brasil sufriría la peor caída de su PBI en 120 años. Por otra parte, las proyecciones indican que la deuda brasileña crecerá a más del 90% de su PBI antes de que finalice el 2020. En cuanto al desempleo, el Instituto Brasileño de Economía (Ibre) de la Fundación Getúlio Vargas advierte que puede llegar a 17,8%, luego de que en 2019 cerrara en 11,9%.

Bolsonaro: “¿Está muriendo gente? ¡Lo lamento! Pero va a morir más si la economía es destrozada”. Foto: AFP
Bolsonaro: “¿Está muriendo gente? ¡Lo lamento! Pero va a morir más si la economía es destrozada”. Foto: AFP

Chile se encuentra en una situación también crítica, puesto que la crisis impuesta por la pandemia se suma a la generada por una ola de protestas contra el gobierno. La administración de Sebastián Piñera, sin embargo, es optimista y advierte que la caída no será de 4,5%, como prevé el FMI, sino solamente de 2%. El consenso de los analistas locales lo ubica en 2,2%.

Perú, para el que se pronostica una caída idéntica a la de Chile, tiene el 60% de su economía apagada según un estudio realizado por el BBVA. Alonso Segura, exministro de Economía y Finanzas de este país, ha advertido que “la nueva normalidad” será muy distinta a la existente antes de la pandemia y que “habrá actividades que se tendrán que reinventar”, mientras “otras directamente desaparecerán”.

Uruguay se prepara también para una situación difícil. En febrero —antes de la llegada del virus— el desempleo se ubicó en 10,5%, dos puntos más que en enero. Aunque los datos de marzo aún no se conocen, sí se sabe que ese mes el gobierno pagó 110.000 subsidios por desempleo —más del doble de lo habitual— y 80.000 en abril.

*Con información del Grupo de Diarios América (GDA), integrado por La Nación (Argentina), O Globo (Brasil), El Mercurio (Chile), El Tiempo (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa Gráfica (El Salvador), El Universal (México), El Comercio (Perú), El Nuevo Día (Puerto Rico), El País (Uruguay) y El Nacional (Venezuela).

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