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Los medios frente al dilema de qué revelar

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El martes 16, durante la conferencia de prensa en la que dieron cuenta del procedimiento que terminó con el rescate de Milvana Salomone, el director nacional de Policía Julio Guarteche y el jefe de Montevideo, Mario Layera, se quejaron de cómo habían trabajado el tema los medios de comunicación.

"Sería bueno que hubiera un período de reflexión para determinados medios de prensa que sacaron información que perjudicó notoriamente a la investigación", dijo Guarteche. "Cuando una persona está secuestrada, el 100% del tiempo su vida está en riesgo. Debemos de ser muy conscientes de lo que estamos diciendo y haciendo; la Policía Nacional lo fue en todo momento", agregó, y remató: "Cada uno debe saber qué hizo bien y qué hizo mal".

Guarteche se refirió así a la divulgación en algunos canales de televisión de las imágenes que revelaban que un auto oscuro había seguido a la camioneta blanca de Salomone la noche del secuestro. La presunción, se supo después, es que al difundir este tipo de datos se puede inducir al delincuente a un estado de nervios que lo lleve a terminar con la vida de la víctima. También aludió indirectamente a la difusión de la falsa noticia de que Salomone había aparecido con vida tres días antes de que sucediera.

En cierto sentido, el debate que pretendió instalar el director de la Policía uruguaya se dio hace unos meses en Argentina, en el marco del secuestro del padre del futbolista Carlos Tévez. Apenas 24 horas después de la desaparición del hombre, el fiscal Federico Delgado, que investigó el caso en un primer momento, pidió la elaboración de un protocolo para el accionar de los medios de comunicación en los casos de secuestro extorsivo. "Con el hecho en pleno desarrollo, la fiscalía se enteraba de las novedades a través de los medios masivos de comunicación", justificó el fiscal en una nota que envió a la Procuración General de la Nación.

En consonancia con el pedido de Delgado, un periodista de la redacción del diario La Nación dijo que lo habitual es que los investigadores policiales y judiciales no filtren información mientras la víctima está cautiva, de modo de proteger su vida.

En la redacción de El Tiempo de Colombia, donde los periodistas acumulan experiencia en la cobertura de secuestros, dijeron que "lo normal" es que la información de las investigaciones se filtre a los medios. "La Policía, que usualmente adelanta las investigaciones, se queja de la fuga de información. Pero esa molestia no se manifiesta como una preocupación nacional sobre la que el país deba debatir al respecto. Al fin y al cabo es la función del periodista obtener información secreta", consideró una periodista de ese diario.

En El Tiempo suelen valorar si la información que reciben debe ser publicada porque es de interés nacional, o si por el contrario no tiene la suficiente relevancia como para poner en riesgo la vida de una persona o interferir un proceso investigativo.

En la legislación colombiana se castiga penalmente la filtración de información considerada de seguridad nacional o reservada. En esos casos (que no ocurren a menudo) se castiga a quien filtra y no al periodista. En tanto, el periodista y profesor Javier Restrepo, que dirige un "consultorio ético" de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, advierte: "La práctica del periodismo ha enseñado que la noticia nunca debe hacer daño y que, en consecuencia, no hay noticia, por importante que sea, que se pueda cambiar por la libertad o la vida de un ser humano".

Mapa del Secuestro en la Región

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