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Intendencias plantean repetir los jornales solidarios, ¿cuál es la postura del gobierno?

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Tarea de jornales solidarios. Foto: Gentileza Intendencia de Montevideo
Recorrida del programa Plan ABC Trabajo por el Parque Tecnológico Industrial del Cerro
Santiago Mazzarovich / IM/Santiago Mazzarovich / IM

TRABAJO

En marzo terminará el programa de Oportunidad Laboral que creó los jornales solidarios. Intendencias lo evalúan positivamente y algunas analizan extender o replicar este tipo de contrataciones.

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Andrés Cáceres nunca había tenido suerte en los sorteos, por eso cuando se inscribió para trabajar en los jornales solidarios no tenía esperanzas de recibir buenas noticias. Pero esta vez sí: quedó seleccionado entre las 4.978 personas que se habían anotado en la Intendencia de Florida para el programa Oportunidad Laboral. Este programa fue lanzado por el gobierno en mayo pasado, orientado a la población desocupada como una medida para mitigar el impacto de la crisis económica fruto del covid. Dispuso de 15 mil puestos de trabajo transitorios distribuidos entre todos los gobiernos departamentales, cuyos beneficiarios —sorteados— recibirían un monto máximo mensual nominal de 12.500 pesos por 12 jornales trabajados. Con la suerte de su lado, Andrés se convirtió, contra todos sus pronósticos, en uno de los jornaleros.

En junio, le asignaron tareas de mantenimiento en el alumbrado público. La electricidad no es su fuerte, él es nieto e hijo de herrero y ese oficio es el que le apasiona, así que sus jornadas laborales fueron inmensamente mejores cuando a las pocas semanas le comunicaron que precisaban un herrero. El dinero le hacía falta, claro, pero ahora lo conseguiría demostrando sus habilidades.

Andrés tiene 45 años y trabaja como herrero desde hace 15. Durante ese tiempo, había conseguido a sus clientes en base al “boca a boca” y así era suficiente, pero cuando llegó la pandemia el ritmo de los encargos se frenó. Debe algunas materias de ciclo básico y reconoce que este es un problema para insertarse en el mundo de los oficios, sin un papel que acredite los conocimientos. “La mejor escuela que tuve fue la de mi padre, un laburante de toda la vida, exigente, prolijo en las medidas y detallista”, condiciones que, asegura, hacen a un buen herrero.

Entre otras tareas, en el marco del programa, hizo portones gigantes, arcos de fútbol y árboles de Navidad, trabajos en hierro que nunca hubiese podido realizar sin esta oportunidad. Él dice que la aprovecha, además, para aprender a usar nuevas herramientas y ampliar así sus horizontes laborales.

Los jornales solidarios se terminarán en marzo. Sin embargo, ahora que la suerte le dio una tregua el mayor deseo de Andrés es que la Intendencia de Florida lo contrate para seguir trabajando allí. Nunca pudo, hasta este momento, “regalarle” a su familia la tranquilidad de tener un salario asegurado cada mes, salario vacacional, aguinaldo y cobertura médica. “Si sale, sale; y si no seguiremos corriendo la liebre. Ahora ya estoy en este caballo y no me puedo bajar a mitad del río”, dice sonriente.

Tarea de jornales solidarios en Florida. Foto: Gentileza Intendencia de Florida
Tarea de jornales solidarios en Florida. Foto: gentileza Intendencia de Florida

Cuotas ampliadas.

Las únicas dos condiciones para participar del sorteo del programa Oportunidad Laboral eran tener entre 18 y 65 años y estar desempleado sin recibir ninguna prestación, pensión, subsidio o jubilación. Así lo estableció la ley, aprobada por unanimidad.

Se registraron postulantes en cada uno de los departamentos, provenientes de 701 ciudades y localidades. En total, se apuntaron 250.605, de los cuales 141.263 eran mujeres, 108.840 hombres y 502 figuran como “otros”, según información recopilada por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento.

Los sorteos se hicieron en mayo de 2021. En aquel momento, los estragos que estaba haciendo la pandemia se traducían en una tasa de desempleo de 10,2%. Eran 180 mil los uruguayos que buscaban trabajo y no lo conseguían.

El azar hizo que entre los 15 mil beneficiarios de los jornales solidarios confluyeran los que no terminaron la escuela y los universitarios; los que no saben leer ni usan celular y los que hablan dos idiomas y diseñan páginas web.

A miles de jornaleros el trabajo les aportó mucho más que un ingreso económico. De acuerdo a distintos testimonios, haber podido cambiar la rutina y adquirir herramientas para hacerle frente a un mercado laboral que en la mayoría de los casos les había sido hostil, acabó siendo bastante “más valioso que el dinero”.

Alejandro Porcal tiene 32 años, trabaja desde los 16. Siendo pequeño, perdió la audición de un oído. Destaca con orgullo que habla inglés y portugués, que hace diseño web, que es estudiante avanzado de geografía en el Instituto de Profesores Artigas y que lidera uno de los equipos del programa Oportunidad Laboral. Se presenta como un “referente” para sus compañeros, algunos de los cuales son analfabetos, otros no tienen las necesidades básicas satisfechas. Uno de ellos, que vive en Los Palomares, le confesó: “Yo prefiero estar trabajando acá que estar en mi casa, así tengo la mente ocupada”.

Durante el peor momento de la pandemia, los conocimientos de Alejandro no le alcanzaron para conseguir trabajo. Se anotó en los jornales solidarios pensando que, de tener suerte, acabaría pintando o limpiando la ciudad, y que eso estaría bien porque lo importante iba a ser estar trabajando. En Montevideo se postularon 75.600 personas, 4 mil consiguieron un puesto y entre ellos está Alejandro.

El equipo que integra tiene como misión realizar un relevamiento de las veredas de la ciudad y cargar en una aplicación la información sobre cuáles son accesibles y qué habría que modificarles a las que no lo son. Relevan un promedio de 10 manzanas por día en barrios como Casavalle y Borro, entre otros. Dice que, aunque parezca una pavada, conlleva un “buen trabajo” medir el ancho de una vereda o la altura de un cordón para determinar el tamaño de la rampa que habría que colocar.

Cuenta que al final de cada jornada, el grupo comparte la alegría de sentir que juntos cumplieron con una tarea que va a servir para las personas con discapacidad y para todos los montevideanos. “Eso hacen los chicos que la gente ve en la calle con una regla en la mano”, dice

Jornales solidarios en Montevideo. Foto: gentileza Intendencia de Montevideo
Jornales solidarios en Montevideo. Foto: gentileza Intendencia de Montevideo

Al aterrizar la aplicación del programa, la Intendencia de Montevideo optó por duplicar los cupos para personas en situación de discapacidad exigidos por ley, de 4 a 8%, haciendo uso de la libertad de acción otorgada a cada comuna respecto a las cuotas. También duplicó los cupos para personas trans de 1 a 2%, y aumentó de 8 a 12% la cuota para personas afro.

Las tareas de relevamiento de veredas que hace Alejandro junto a su equipo, las realizan en total 120 personas en situación de discapacidad. La directora de Desarrollo Social de esta comuna, Mercedes Clara, señala que este trabajo es muy valioso porque se hace bajo una mirada experta: “Lo está haciendo quien lo vive y eso genera un compromiso distinto”.

La otra huella.

El programa Oportunidad Laboral procuró generar ámbitos de capacitación para los trabajadores y por eso las intendencias, cada una a su manera, incluyó dentro de los 12 jornales algunos cursos y talleres.

María Jesús Falero, coordinadora en el Centro Técnico de Empleo de la Intendencia de Florida, cuenta que tras la experiencia identificó que en muchos casos las dificultades para encontrar empleo partían de que las personas no sabían cómo buscarlo ni qué hacer para conseguirlo. “No tenían ni idea de cómo ir a una entrevista de trabajo, cómo vestirse ni cómo armar un currículum”, dice.

Para Falero parece claro que, al menos en Florida, el interés por formarse y adquirir conocimientos surge la mayor parte de las veces luego de que las personas ingresan al mercado laboral. La intendencia había abierto tres meses atrás cuatro cursos de capacitación, en conjunto con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional, que no tuvieron éxito entre los desocupados. “Eran 200 cupos en total y no los pudimos llenar; la gente quiere trabajo y entiende la necesidad de capacitarse para tener un mejor desempeño después de que está integrada al mundo laboral”, opina.

En el caso de la Intendencia de Montevideo, Clara, la directora de Desarrollo Social, cuenta que se abrieron talleres de asistencia voluntaria sobre informática, electricidad, construcción; cursos sobre alimentación saludable y resucitación cardíaca, y que más de la mitad de los sorteados asistieron. “Eso habla de unas ganas de mejorar y de tener los caminos más llanos en este mundo tan difícil y que cierra tantas puertas para algunos sectores de la población”, señala.

Por otro lado, jerarcas de distintas intendencias identifican que este programa las favoreció en su propia gestión, además de al comercio local y a los vecinos.

El intendente de Salto, el frenteamplista Andrés Lima, asegura que los trabajos hechos en el marco de este programa “han sido clave y un cambio fundamental” para la gestión de su comuna porque los jornaleros hicieron tareas que antes las intendencias y los municipios no tenían la capacidad de llevar adelante. En este sentido, asegura que cuando el programa termine habrá tareas que ya no se van a poder hacer y que ese es uno de los motivos por los que algunas intendencias quieren extender el programa laboral.
En tanto, desde Artigas, el nacionalista Pablo Caram, considera que los jornaleros “dieron una mano importante” en la limpieza, en el mantenimiento de las áreas verdes y de la infraestructura y que por eso se está evaluando hacer otra convocatoria similar para generar nuevas opciones de trabajo para otra gente, con presupuesto de la intendencia.

Guillermo López, intendente de Florida, también representante del Partido Nacional, señala que ante la inminente finalización del programa su comuna deberá reorganizarse y agudizar el ingenio para suplir algunas de las tareas que hoy realizan los jornaleros y que no podrán quedar sin hacerse cuando ellos no estén.

Esta comuna decidió duplicar la cantidad de cupos que se le habían asignado y solventar la mitad de ellos con presupuesto propio. Sucedió así: en el reparto de cupos, a Florida le habían tocado 405 pero luego de la aprobación de un fondo social tras un acuerdo interpartidario en la Junta Departamental, se accedió a un crédito que permitió ampliar el sorteo para 810 personas.

Más de 250 mil se postularon para cubrir 15 mil puestos

Se registraron 250.605 postulantes provenientes de 701 ciudades y localidades distribuidas entre los 19 departamentos. La mayoría de las inscripciones correspondieron a mujeres -141.263-, luego hombres -108.840- mientras que en la categoría “otros” se registraron 502 personas, según información de la Agesic. En el sorteo realizado a fines de mayo pasado, se seleccionaron 15 mil cupos y además se confeccionó una lista de suplentes. Durante la primera semana, el 10% de los beneficiarios renunciaron. La razón: no se adaptaron a las condiciones de trabajo. Otros consiguieron empleo, o retomaron sus estudios. Finalmente, 7 mil personas ingresaron para sustituir los cupos que se fueron liberando.

López destaca que los otros grandes beneficiarios del programa son los vecinos. Cuenta que las personas que viven en las zonas en donde los jornaleros limpiaron veredas y plazas, refaccionaron escuelas y policlínicas, notan los cambios y valoran su labor a tal punto que en invierno les acercaron café caliente y comida.

Desde la Intendencia de Montevideo, Clara explica que con los 4 mil jornaleros se pudieron hacer nuevas tareas que estaban planificadas pero no contaban con los recursos suficientes para concretarse. Una de las iniciativas fue la recuperación de frutas y hortalizas que iban a ser desechadas en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) y que con el trabajo de los jornaleros fueron aprovechadas por ollas populares. El día más exitoso se recuperaron 6.715 toneladas. Clara dice que los jornaleros dignificaron la tarea y cree que se comprometieron porque sabían que la comida se destinaría, en algunos casos, a las ollas de sus propios barrios.

Tarea de jornales solidarios en Florida. Foto: gentileza Intendencia de Florida
Tarea de jornales solidarios en Florida. Foto: gentileza Intendencia de Florida

¿Por qué se termina?

El ministro de Trabajo, Pablo Mieres, visitó casi todos los departamentos durante el 2021 y asegura que siempre recogió evaluaciones positivas sobre el funcionamiento del programa. Celebra que haya funcionado la convocatoria, el reclutamiento, el sorteo, el trabajo y que haya logrado focalizarse de manera adecuada en quienes realmente lo necesitaban.

Los jornales comenzaron en junio pasado con la idea inicial de terminar en noviembre pero, ante su exitoso funcionamiento y las dificultades que decenas de miles de uruguayos todavía atravesaban, el gobierno nacional —con el aval del Parlamentodecidió extenderlos por otros cuatro meses: durante diciembre y enero en iguales condiciones, y en febrero y marzo a mitad de horario y de salario.

El próximo mes de marzo el programa Oportunidad Laboral terminará, es una decisión tomada. ¿Por qué? Mieres explica que esta fue una idea impulsada para un momento muy particular de la pandemia, como un programa de empleo “transitorio y extraordinario” y que no se lo imagina funcionando como régimen general.

El objetivo de que durante los últimos dos meses los jornaleros trabajen a medio horario es que busquen alternativas laborales en un mercado que está mejor que cuando el programa comenzó: la tasa de desempleo bajó del 10,2% de mayo a 7,4% en noviembre, según el último dato publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Hay otro elemento esencial que fuerza el fin de los jornales solidarios. El programa Oportunidad Laboral se financia con dinero del Fondo Coronavirus, que el gobierno diseñó para concentrar los gastos derivados de las consecuencias de la pandemia. La resolución del Ministerio de Economía y Finanzas establece que el financiamiento iría de junio a noviembre y que para cubrirlo destinaría más de 1.125 millones de pesos. El consejero del Congreso de Intendentes, Pedro Apezteguía, señala que para solventar los gastos de la extensión del programa de diciembre a marzo se destinarán más de 562 millones y medio de pesos.

Una alternativa podría ser que las intendencias contraten a algunos de los jornaleros con presupuesto propio. El jornal solidario no implica un vínculo laboral normal, si no que funciona como prestación y los trabajadores no adquieren los mismos derechos y obligaciones que una contratación habitual así que para poder extender este régimen es necesario que el Parlamento apruebe una ley que así lo habilite.

Mieres asegura que esta posibilidad hoy no está en la agenda del gobierno, pero que si el Congreso de Intendentes entiende que puede funcionar y lo propone, habría que analizarlo y discutirlo.

Lima, desde Salto, señala que se le consultó al secretario de Presidencia Álvaro Delgado si podría existir la posibilidad de que las intendencias contraten a trabajadores bajo el régimen de los jornales solidarios y que el acuerdo fue volver a conversar cerca de la fecha de finalización del programa.

El Congreso de Intendentes se reunirá el próximo 20 de enero y evaluará los resultados. El intendente López, que ocupa la presidencia, adelanta que cada jerarca presentará sus conclusiones al gobierno nacional para mostrar el impacto y la cantidad de gente que se benefició con esta política social para que pueda ser tenida en cuenta en otra circunstancia.

En tanto, desde la Asociación de Empleados y Obreros Municipales, su secretaria general, Valeria Ripoll, dice que el sindicato no se opuso al programa puesto que entendió que era necesario debido a la coyuntura de falta de trabajo, pero señala que desde un primer momento plantearon que la medida representaba una “clara privatización laboral”. “Se utiliza a jornaleros para hacer tareas permanentes que debe cumplir la intendencia contratando a trabajadores municipales”.

A su modo de ver, la implementación fue “caótica”. Asegura que en el interior del país las comunas no tienen las condiciones locativas necesarias —faltan baños y vestuarios— y que los trabajadores siguen sin tener la indumentaria adecuada para las tareas que realizan, “van de championes a hacer tareas para las que se necesita seguridad”, reclama.

En conclusión, considera que hay tantos intendentes interesados en extender los jornales solidarios “porque es una manera de no contratar personal permanente”, que además por el régimen que los comprende “tienen problemas para sindicalizarse” y también “es todo un lío cuando tienen un accidente de trabajo”.

Concluye: “En lo laboral, para nosotros es una experiencia totalmente negativa. Quedó en evidencia la carencia de personal que tienen todas las intendencias. Que contraten más trabajadores, pueden ser incluso los propios jornaleros, pero de forma permanente, cortando con la precarización”.

Tarea de jornales solidarios en Florida. Foto: gentileza Intendencia de Florida
Tarea de jornales solidarios en Florida. Foto: gentileza Intendencia de Florida

El día después.

Aquel primer objetivo del programa de ayudar a 15 mil personas finalmente alcanzó a 22 mil, informan desde el Congreso de Intendentes.

¿Qué explica este número? Las deserciones: 10% de los sorteados renunció la primera semana porque no se adaptó a las condiciones laborales. Hubo quienes renunciaron luego, ya sea por haber conseguido empleo o por haber retomado los estudios. Pero cada vacante se llenó con quienes habían quedado en la lista de suplentes. Nunca faltó quien estuviera dispuesto a aceptar el puesto.

Georgina Villalba salió sorteada en los jornales solidarios y la Intendencia de Salto le asignó el rol de encargada administrativa de una oficina que la comuna dispuso especialmente para la gestión del programa. Ella se encarga de la liquidación de los salarios de los jornaleros. Asegura que más del 70% de los trabajadores cumplieron a rajatabla con los 12 jornales y viven con mucha angustia que el programa se termine.

Tiene 36 años, es secretaria ejecutiva y estudió responsabilidad social empresarial. Dos hijas, de 13 y 9 años, están a su cargo. Relata que presentó decenas de currículums pero que no tuvo suerte; el mercado laboral es más duro con las mujeres que con los hombres —entre los desempleados 8,7% son mujeres y 6,2% son hombres, según datos de noviembre del INE— y en ocasiones es todavía más cruel con las mujeres que además son madres.

Cuenta que está encariñada con sus compañeros municipales y se siente agradecida con sus superiores, porque la trataron “como a una más”. A los jornaleros que integran el programa los atiende a cualquier hora: “Saben que me pueden llamar cuando sea, yo sé lo que es estar sin trabajo y precisar una mano”, dice preocupada, porque todavía son muy pocos los que consiguieron trabajo por fuera de los jornales solidarios.

El resto volverá a la fila de los desempleados, que hoy suma 132 mil personas. Es cierto, algunos lo harán en mejores condiciones, con nuevos hábitos y más capacitados. Mientras tanto, son miles los que cuentan los días deseando que no llegue el mes de abril.

¿Podrían extenderse los jornales?

El ministro de Trabajo, Pablo Mieres, asegura que recogió buenos comentarios del programa, sin embargo recuerda que fue una medida “transitoria y extraordinaria” que debe finalizar. Algunas intendencias evalúan la posibilidad de usar su presupuesto para contratar a esta clase de jornaleros, lo que implica un tipo de contratación particular que requeriría legislación. Hoy esta posibilidad no está en la agenda del gobierno, pero podría analizarse, dice el ministro.

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