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La ingeniería del cuerpo olímpico

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Margarita Mamun. Foto: Reuters
2016 Rio Olympics - Rhythmic Gymnastics - Preliminary - Individual All-Around Qualification - Rotation 3 - Rio Olympic Arena - Rio de Janeiro, Brazil - 19/08/2016. Margarita Mamun (RUS) of Russia competes using the clubs. REUTERS/Mike Blake FOR EDITORIAL USE ONLY. NOT FOR SALE FOR MARKETING OR ADVERTISING CAMPAIGNS. OLYMPICS-RIO-RGYMNASTICS-W-IND
MIKE BLAKE/REUTERS

Detrás de cada deportista hay estudios cada vez más precisos que miden su aptitud en busca de la combinación perfecta para cargar el medallero de nuevos logros. Pero ¿dónde está el límite de la resistencia humana? ¿El ser humano seguirá rompiendo récords indefinidamente?

Eran las tres de la mañana en Barcelona y los maratonistas estaban comiendo pollo con arroz, cereales y frutas en la villa olímpica. La escena ocurrió en 1992 y el deportólogo Edgardo Rienzi evoca, 24 años después, lo que vio esa madrugada mientras acompañaba a la delegación uruguaya como miembro del equipo médico. Recuerda incluso que los platos eran bastante suculentos. Y no son solo los maratonistas que lo hacen. Hoy se sabe de varios deportistas que se despiertan en medio de la noche para tener ingestas poco ligeras. El brasileño levantador de pesas Fernando Reis lo hizo durante un tiempo con un plato de macarrones mientras estuvo intentando engordar para adaptarse a su disciplina. Y la nadadora australiana Melanie Schlanger contó al Daily Mail Online que no es nada raro ver a los miembros de equipos de natación haciendo fila por una hamburguesa a las cuatro de la mañana en la villa olímpica.

"Era por la necesidad de reponer calorías en tanto estaban en días de entrenamiento", señala Rienzi, quien entiende que desde hace décadas la comunidad científica ha comprendido que cada deporte tiene sus propias necesidades y cómo adaptarse a ellas. Alcanza con ver a los tenistas tomar diferentes líquidos en los partidos, cada uno pensado para suplir un nutriente distinto. Hoy, tal vez más que nunca, hay equipos completos dedicados a mejorar el desempeño de los deportistas, y en palabras del sociólogo especializado en deporte Dante Steffano, los cuerpos de los atletas son "como coches de Fórmula 1: verdaderas obras de ingeniería de equipos multidisciplinarios".

Mejores técnicas, alimentación, biotecnología e incluso la entrada en juego de la genética han ayudado al ser humano a superar récord tras récord. Sin embargo, también es válido preguntarse hasta cuándo podrá seguir haciéndolo. ¿Hay un techo para la velocidad, fuerza y destreza humana?

Cuerpo a medida.

Emiliano Lasa conoce sus ventajas. El atleta que se trae a Uruguay un logro histórico tras obtener el sexto lugar en salto largo en estos juegos olímpicos de Río de Janeiro sabe que tiene más fuerza que el resto a la hora de tomar impulso mientras está en movimiento. Si bien le gustaría ser más alto y rápido, tiene claro también que su biotipo es bueno para el deporte que practica. El saltador cubano Iván Pedroso —que logró superar la plusmarca oficial en 1995 aunque fue anulada por la polémica que generó el viento que había en ese momento— medía 1,77 metros y era considerado bajo para la disciplina, por lo que a Lasa su metro ochenta no le preocupa.

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"No es solo que si sos bajito no podés saltar lejos", dice y agrega: "El salto largo depende de la velocidad, la fuerza y el centro de gravedad de la cadera". Más allá del biotipo, hay una ficha clave en el desempeño de un atleta que difícilmente se cuenta entre las características más destacadas, y es la cabeza. "Muchos deportistas tienen un gran talento físico, pero cuando llegan al juego olímpico no rinden porque psicológicamente no están tan compenetrados, se quiebran. Ahí se ve quiénes son los grandes", dice Lasa.

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Hoy se hila muy fino sobre cada detalle corporal del deportista. Alcanza con estudiar a quien muchos dicen es una gimnasta única en la historia, la estadounidense Simone Biles. El New York Times dedicó un especial entero a explicar cada uno de los atributos que fundamentan esta opinión y en él se puede ver con claridad cómo su baja estatura y la fuerza con la que puede agarrar carrera la hacen invencible. En una reciente foto donde la gimnasta posa de pie al lado del nadador Michael Phelps, su metro y medio queda en evidencia. Pero como ella misma publicó en Twitter, "en los juegos olímpicos la altura no importa, porque todo depende del deporte que hagas".

Si la famosa gimnasta rumana Nadia Comaneci era delgada y su cuerpo remitía más al de una niña, Biles es pura potencia y músculo. Esto no aplica solamente a la gimnasia. "Cada vez hay deportistas más fuertes donde la fuerza parecería algo más marginal", dice el deportólogo Gastón Gioscia. No se trata de generar fuerza por la fuerza, sino de fortalecer aquellos músculos que son funcionales a la disciplina que se va a practicar, aclara el especialista. Este cambio en el entrenamiento incluso ha llegado a la infancia. Según explica, en el pasado se creía que el entrenamiento de la fuerza podía ser perjudicial, pero el tiempo demostró que si se realiza correctamente y con asesoramiento, "no es más peligroso que cualquier otra disciplina".

La grasa es la carga indeseada de los maratonistas. El cuerpo de la etíope campeona de los 10.000 metros, Almaz Ayana, lo ilustra a la perfección. "Se ha entendido que el componente graso en individuos significa peso adicional para transportar el cuerpo. Cuanto más tiene que desplazarse el organismo, menos útil es el tejido adiposo", dice Rienzi. En otros deportes más explosivos, como los 100 metros llanos, dice el experto, la clave está en la musculatura.

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Los cuerpos esculpidos a la medida del deporte son una cara de la moneda de los cambios anatómicos de los últimos años. La otra es la selección. "En una época se tenía el concepto darwiniano, la idea de que cuanta más gente hiciera actividad física o deporte más gente se iba a recolectar en la pirámide de alto rendimiento. Eso no necesariamente se cumple", sostiene Gioscia. Más gente practicando una actividad física no significa más talentos encontrados, "como si la gente pasara por un cernidor", dice el especialista, quien considera que en países en desarrollo la clave está en una selección afinada que considere lo médico, lo técnico y lo físico.

El caso de Cuba es mirado por todos como un ejemplo de política deportiva pensada para llenar el medallero por su búsqueda tenaz de potencias desde la infancia. La pequeña isla llegó incluso a estar entre los países con más medallas per cápita en el mundo.

Desde la raíz.

"Y no podemos olvidar la genética", recuerda Rienzi, quien participó de estudios de composición corporal de la Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría (ISAK por su sigla en inglés). En ellos, se tomó a los deportistas de elite de diferentes juegos olímpicos y se promediaron valores que pasaron a considerarse "ideales": masa corporal, cantidad y distribución de grasa y músculo, entre otras cosas. "Ese ideal se ha ido moviendo con el tiempo". Si se compara con algunas décadas atrás tal vez los cambios no sean cruciales, pero si se retrocede hasta 1920, dice Rienzi, "son dos biotipos totalmente diferentes".

Hay países en los que los deportistas pasan por biopsias musculares que permiten conocer la composición de sus fibras musculares. A grandes rasgos, explica Rienzi, el cuerpo tiene dos tipos de fibras, uno de ellos permite desarrollar más velocidad que el otro. Cuando se eligen los talentos deportivos se puede usar esta técnica que permite saber cuánto de cada uno tiene una persona y, por lo tanto, cuánto potencial tiene para estar entre los más rápidos. A pesar de su precisión científica, no todos la ven con buenos ojos. "Es una técnica invasiva no recomendada ni aceptada en algunos lugares", advierte.

Tan costoso es preparar a un atleta para las grandes ligas que la ciencia pone mucho esfuerzo en encontrar a las personas adecuadas en su formación. "Se invierte mucho dinero en saber quiénes son los que sirven para después sacar el máximo posible de ellos", explica Rienzi. "Es en la génesis y en la primera formación de los deportistas donde se marca la diferencia. Hoy ya no existe el deportista que va a llegar a un juego olímpico porque le gusta el deporte; tiene que ser adecuado".

En este momento está en marcha un estudio genético a jugadores de Defensor y Peñarol, del que Rienzi —como jefe de sanidad aurinegro— forma parte junto con investigadores de la universidad inglesa John Moores. Según contaba el experto a Ovación a fines de 2015, este estudio dará información genética de los jugadores que permitirá adaptar el entrenamiento a ellos y no al revés, además de compararlos con los del Liverpool Football Club inglés.

Con tanto por saber, concluye Rienzi, es imposible decir que el ser humano va a llegar al límite de su capacidad a la hora de romper récords. La humanidad recién ha llegado a ver la punta de la madeja de los secretos que esconde la genética.

Con un poco de ayuda.

Edgardo Barbosa mira algunos récords olímpicos con total escepticismo. El cardiólogo y deportólgo de la Asociación Uruguaya de Fútbol no quiere apuntar dedos, pero está convencido de que muchos de los logros humanos en plusmarcas están teñidos por la química. Y el escándalo reciente con los olímpicos rusos parece darle la derecha.

Según se supo hace algunas semanas, Rusia llevaba adelante un programa de dopaje institucionalizado y sistemático, lo que provocó un escándalo internacional. Se retiraron medallas de juegos anteriores y se dejó afuera de Río a decenas de deportistas. "No creo que Rusia fuera la única", dice Barbosa. La Operación Galgo, la más reciente en España contra el dopaje, que fue archivada en 2012, también aviva sus sospechas.

En estos juegos participan más de 11.000 atletas y se realizarán unos 5.500 controles antidopaje, dijo al sitio oficial de Rio 2016 Eduardo De Rose, gerente general de servicios de control de dopaje de la competencia. Y no importa la hora a la que se realice el control, el deportista debe responder incluso si lo agarran en medio de la noche. Desde que le llega el aviso hasta que le hacen la prueba el deportista es escoltado por alguien que sigue sus pasos y finalmente se toman dos muestras de sangre o de orina —en este último caso la persona debe orinar frente a un fiscal de su mismo sexo. Una de las muestras se analiza en el momento y la otra se congela, ya que muchas veces los controles corren atrás de las nuevas sustancias y solo el tiempo puede destapar algunas trampas químicas.

El dopaje genético es algo que se podrá probar en el futuro, una vez se hayan desarrollado técnicas fiables. Y según lo anunciado, se aplicará en las muestras que se están tomando en Río. "Ya habría deportistas famosos que aparentemente son producto de una manipulación genética. Se abre algo que es sumamente grave desde el punto de vista ético. Todo eso se está desarrollando y lo ha hecho público incluso el doctor De Rose", dice el deportólogo Barbosa, quien estudió dos años con el especialista brasileño en 1987 y 1988.

Aunque todavía no está claro si alguien ha logrado llevarlo adelante con éxito, las autoridades lo reconocen como una amenaza que, por ahora, es invisible. Según la revista New Scientist, la terapia genética incluye la adición de genes a una persona con una secuencia que difiere de la suya propia. Esto quiere decir que los deportistas con modificaciones podrían ser más rápidos o fuertes que el resto. Las objeciones morales son interminables porque serían, en definitiva, superhumanos.

Quienes lo defienden argumentan que los deportes ya son, de por sí, injustos. Desde equipos con más dinero hasta técnicas dudosas o personas con ventajas genéticas son ejemplo de ello. Hoy en día hay atletas que entrenan en las alturas para aumentar la producción de glóbulos rojos e incrementar su resistencia y otros que naturalmente tienen rasgos genéticos que les dan ventaja. El esquiador finlandés Eero Mäntyranta, que ganó siete medallas olímpicas, tenía una condición genética que aumentaba su capacidad de llevar oxígeno en la sangre, un empujón enorme para su resistencia.

Barbosa cree que hay límites fisiológicos y anatómicos que no se van a poder vencer por más ayudas extras que se le de al deportista, aunque no puede proyectar el alcance de los atajos tecnológicos. Según cita Steffano, hay investigaciones que indican que la posibilidad de romper récords caerá de ahora en más y que para 2069 el 90% de las plusmarcas serán imbatibles. Para estos estudios se analizaron distintas pruebas a través de los años y se concluyó que en este momento ya se alcanzó el 99% de la capacidad humana. Los especialistas postularon que los récords se estancarán si no se permiten cambios tecnológicos, científicos o reglamentarios.

El sociólogo del deporte cree que los límites actúan como desafíos y que si hay uno, el ser humano se pone en marcha para poder romperlo. El enorme mercado que hay detrás de los deportistas más famosos y el despliegue que se monta con cada evento deportivo de gran escala parece indicar que así sea con dinero, individuos con capacidades únicas como el jamaiquino Usain Bolt, avances genéticos o cambios en la técnica y alimentación, la humanidad seguirá empujando cada vez más sobre sus propios límites hasta que la línea se borre.

Cuando la genética le sirve a la política.

A partir de la caída del Muro de Berlín, explica el deportólogo Edgardo Barbosa, se supo mucho de la enorme bibliografía que la ex Unión Soviética (URSS) había desarrollado para influir en el desempeño olímpico de sus deportistas, y cuando el conocimiento se hizo público occidente empezó a aplicarlo. Basada en los métodos de la URSS, Cuba también desarrolló su estrategia de selección especial, que históricamente ha sido la clave del triunfo de sus deportistas.

Parte del éxito de este modelo pasa por su sistema de selección. Barbosa recuerda haber visitado la isla hace varios años y haberse encontrado con deportistas muy altos. Les preguntó por qué no se dedicaban al basketball y la respuesta fue clara: los deportes individuales suman más medallas. Por eso, dice Barbosa, hubo tantos boxeadores cubanos destacados. "No dejan nada librado al azar. Es una política que me gustaría ver implementada en Uruguay", apunta el deportólogo. "Saber para qué deportes estamos más aptos y a raíz de eso establecer políticas deportivas" le parece un buen camino a tomar. Según su propia experiencia, Barbosa afirma que tanto la zona de Colonia y Soriano como del otro lado del río Uruguay se destaca por dar origen a buenas lanzadoras, como Micaela Garbarino o Cecilia Rodríguez. "Hay un mapa genético que se ha estudiado en el mundo y por él se sabe que keniatas y etíopes tienen enzimas diferentes al hombre blanco que le hacen rendir mejor en pruebas como la resistencia".

Los récords rotos en los juegos de Río.

Se rompieron 19 récords mundiales en estos juegos olímpicos de Río de Janeiro, hasta el cierre de esta edición. Si se consideran además los récords olímpicos (ocurridos durante juegos), el total es de 65, según el sitio web oficial de Río 2016. La mayoría de las marcas que se superaron ocurrieron en natación porque, según los expertos, es la disciplina con más aspectos técnicos a mejorar. Esta noche a las 20:00 horas se realizará el cierre de los juegos.

Avanza el deporte en Uruguay.

Los uruguayos practican cada vez más actividad física. De hecho, explica el sociólogo especializado en deporte Dante Steffano, se está ante una "deportivización de la sociedad contemporánea". Sin embargo, esto no se traduce en más profesionalización. "El 45% de los uruguayos se consideran físicamente activos pero apenas hay poco más de 60.000 deportistas federados", explica Steffano. Y si se tiene en cuenta la cantidad de deportistas de alto rendimiento, el sociólogo cree que sería difícil llegar a las 200 personas que entran en esa categoría. "Puede haber una tendencia a que más gente realice actividad física de forma regular, pero no es así en cuanto al deporte federado y mucho menos en el de alto rendimiento", explica. Hay una tendencia mundial a este crecimiento, pero no hay que marearse con disciplinas que se convierten en modas, advierte el experto, quien considera importante ver la cantidad de afiliaciones y de permanencia en la práctica sistemática de los deportes. "Hay una moda de carreras urbanas y otro tipo de eventos que permiten la participación de acuerdo a las capacidades. Muchos se federan, pero en las competencias oficiales son muy pocos los que participan".

Identidad en tela de juicio.

Desde que a los 18 años Caster Semenya arrasó en la final de la carrera de 800 metros en 2009 en Berlín, el mundo se ha dedicado a discutir sobre su género. La atleta intersexual, que obtuvo el oro en la final de los 800 metros ayer por la noche, fue objeto del escrutinio de la prensa, los jueces y otras corredoras. En su primera victoria mundial, su competidora italiana Elisa Cusma la llamó un hombre y el secretario de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) dijo: "Es una mujer, pero tal vez no en un 100%".

Caster Semenya definirá los 800 metros con polémica. Foto: Reuters
Caster Semenya definirá los 800 metros con polémica. Foto: Reuters

La atleta tiene niveles de testosterona similares a los de un hombre — hiperandrogenismo— y eso es, para la IAAF, una ventaja sobre sus competidoras femeninas. Para poder seguir desenvolviéndose en el mundo olímpico se le impuso un tratamiento para reducir la testosterona hasta que otra atleta, la india Dutee Chand, recursó la medida. Según recoge la BBC, Chand logró que la medida quede suspendida hasta 2017 y ahora Semenya vuelve a destacarse en Río, aunque muchos especulan que se debe a su nuevo entrenador. Para la atleta, destacarse en su disciplina es un arma de doble filo: puede que al arrasar con los premios se reavive la polémica sobre si debería o no correr con mujeres, y que así el mundo vuelva a especular con su identidad.

LA FÍSICA DE LOS LÍMITES HUMANOS.

"Estamos muy lejos del límite absoluto".

Como parte de su tesis doctoral, el físico y profesor de la Facultad de Ciencias Ernesto Blanco estudió qué tan rápido podrían haber llegado a moverse algunos animales prehistóricos y para ello analizó la carrera de diferentes especies. Desde un punto de vista de las leyes absolutas de la física, sin considerar las limitaciones de la especie, el ser humano tiene mucho más para avanzar en velocidad y fuerza. "Desde las leyes más fundamentales estamos muy lejos de un límite absoluto. El tema es hasta qué punto es un ser humano el que compite", explica, en referencia a los cambios genéticos que se podrían desarrollar sobre el cuerpo. Según explica Blanco, para alcanzar la velocidad máxima hay varias resistencias que vencer. Una de ellas es la cantidad de energía que se puede producir a través de los procesos fisiológicos. Los entrenamientos en altura, por ejemplo, llevan a la creación de más glóbulos rojos y por lo tanto más oxígeno en la sangre, lo que deriva en más resistencia cuando se practica un deporte en zonas más bajas. También entra en consideración la resistencia de los huesos: "No es algo que ocurra que una persona corra hasta que se le rompen los huesos pero en algunos casos ocurre, por ejemplo en los caballos de carrera". Lo más probable, dice Blanco, es que se sigan rompiendo récords dentro de lo que son las capacidades humanas. Pero cuestiona: ¿hasta donde serán humanos los logros si se sigue interviniendo a la especie?

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