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En el aula: lo nuevo, lo viejo y lo feo

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Así se ve el liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto.
Archivo El Pais

La situación de 19 liceos del interior y varias escuelas de Tacuarembó puso sobre la mesa las carencias estructurales de la educación. Aunque en los últimos años la inversión creció, todavía hay decenas de locales que necesitan mantenimiento y reformas.

El dirigente de Fenapes Luis Martínez es profesor de Historia pero se ha transformado en un experto en inspección de edificios de Secundaria. Entra a los baños del liceo Luis Alberto Brause, de Pando, prueba las cisternas, tantea las canillas y se queja por las baldosas rotas que dejan muros al descubierto. En el liceo hay un observatorio astronómico, un gimnasio y una cantina, pero el primero se usa como depósito, el segundo está sucio y tiene palomas viviendo en su interior, y el tercero fue inhabilitado hace casi una década porque se inunda. Afuera de una clase un grupo de alumnas espera para dar un examen. Ellas creen que el liceo está "prolijo". Martínez mira las paredes de un salón, descascaradas por la humedad, y se lamenta: "Si serán buenos los gurises".

Días atrás, el presidente Tabaré Vázquez visitó San Gregorio de Polanco, en Tacuarembó, y el reclamo de dos escolares lo descolocó. Tanto, que al escuchar que necesitaban una escuela que no filtrara agua, que tuviera una galería para resguardarse de la lluvia —porque no todos tienen la suerte de contar con botas y paraguas— y con una conexión eléctrica decente que les permitiera usar sus ceibalitas, a Vázquez solo le salió decir que se le caía la cara de vergüenza.

Cuando comenzaron las clases, las autoridades de Secundaria consideraron que los liceos estaban en condiciones "más que aceptables" para empezar. Tanto las autoridades como la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) estaban de acuerdo en que la situación de las escuelas era buena. Había que remontarse siete años atrás, hasta 2009, para encontrar un inicio sin conflictos, recordaba en febrero El Observador. Sin embargo, en las últimas dos semanas quedaron al descubierto las fisuras que persisten, tanto en Primaria como en Secundaria. Aunque los esfuerzos para mejorar la infraestructura edu- cativa del país han sido notorios, los problemas aparecen, los alumnos los padecen, y son capaces de avergonzar al propio presidente.

Educación en obras.

Las autoridades ya estaban informadas sobre la situación en Tacuarembó. Apenas una semana después del suceso se trasladaron hacia el departamento para empezar a gestionar las reformas. La escuela N° 3 tendrá nuevas conexiones eléctricas y una galería para proteger a los alumnos de la lluvia. La 82 tendrá un techo nuevo y a la 147 se le va a reparar. Anep dice que la mayoría de las obras estaban en carpeta, pero la llegada de la alerta al presidente y a la opinión pública acelerará los trámites.

En 2011 se hablaba de emergencia edilicia, el gobierno definía la situación como "delicada" y los docentes paraban, ocupaban y reclamaban liceos con condiciones básicas de higiene y seguridad. Hoy la Dirección Sectorial de Infraestructura (DSI) de ANEP, encargada de gestionar las obras nuevas, de ampliaciones y de mantenimiento para Codicen, considera que un 80% de lo urgente ha sido solucionado.

La inversión en infraestructura ha crecido desde 1990, salvo por el período de crisis económica entre 2000 y 2004. En el primer gobierno del Frente Amplio, la inversión aumentó un 26% con respecto al gobierno anterior y en el segundo un 25%, según el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2014 del Instituto de Evaluación Educativa (Ineed).

Desde 2012 se han realizado 39 obras nuevas para el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), cuatro de ellas finalizadas en lo que va de 2016. Para Secundaria se construyeron 26 y este año hay tres en obra y dos en trámite.

Desde 2012 y hasta mayo de este año se han realizado más de 4.700 obras —entre las nuevas, las ampliaciones y reparaciones grandes— para toda Anep, que en total tiene más de 2.800 locales. Los sindicatos han reconocido los esfuerzos, como en la zona metropolitana de Montevideo, pero entienden que no es suficiente y reclaman, especialmente, por las carencias en el interior del país.

Taller de mantenimiento del CEIP para Montevideo. Foto: Fernando Ponzetto.
Taller de mantenimiento del CEIP para Montevideo. Foto: Fernando Ponzetto.

Los "bomberos" de las escuelas.

Sobre la calle Uruguay, entre República y Arenal Grande, está la División de Mantenimiento y Obras Menores del CEIP para Montevideo. De allí salen y entran vehículos que arreglan escuelas en toda la capital. Si bien las obras más grandes las administra la DSI, a cada consejo le corresponde una cuota del presupuesto para reparaciones, y en Primaria las de menos de un millón de pesos las realiza esta división. Son los "bomberos de las escuelas" según define su directora, Leticia Botti.

La división recién cobró la dimensión que tiene hoy en 2012, cuando se contrató a la mayoría de los 59 funcionarios que hoy la conforman. Hay albañiles, sanitarios, carpinteros, herreros, pintores, vidrieros, electricistas y un grupo de arquitectos que se encarga de dirigir los trabajos que se realizan en los 290 locales de Primaria en Montevideo.

El departamento atiende unas 1.500 solicitudes por año a partir las llamadas de los directores o maestros. El orden lo determina la prioridad de la obra y su presupuesto es el 14% de lo que destina el CEIP a estos arreglos. El 80% va para el interior y un 6% se guarda para imprevistos.

Sin embargo, el resto de los departamentos no cuenta con un soporte como este. En cada uno hay uno o dos arquitectos encargados, que tienen bajo su responsabilidad todas las obras que corresponden al Consejo Directivo Central (Codicen), es decir, Primaria, Secundaria, UTU y Formación en Educación. Botti considera que deberían ser más o que al menos debería haber uno que trabaje solamente para el CEIP por cada departamento.

"En el interior no hay un centro de mantenimiento como en la capital, que demorará más o menos en atender la necesidad, pero al final la atiende. En el interior no sucede", indica Elbia Pereira, secretaria general de la FUM. Los directores de las escuelas se ven entonces enfrentados a numerosos obstáculos a la hora de buscar presupuestos razonables para reparaciones, que en zonas alejadas suelen ser más altos porque incluyen el traslado.

En escuelas rurales, encontrar una empresa que cumpla con todos los requisitos formales para una licitación por arreglos puede volverse un periplo. "Y si esperás que desde la centralidad de Primaria se solucionen las obstrucciones puede pasar demasiado tiempo", agrega Pereira. Los maestros y directores terminan, entonces, siendo los encargados del mantenimiento.

La colaboración puede venir de la Comisión de Fomento local y de la organización de actividades a beneficio. Además, desde 2012 funciona el programa Escuela en obra, a través del cual las comisiones de fomento elaboran proyectos para sus escuelas y reciben financiación para realizarlos. El presupuesto total para este tipo de obras de mantenimiento mínimo del CEIP aumentó cuatro veces —considerando la inflación acumulada— en los últimos 10 años. Si bien Pereira reconoce que se ha avanzado "muchísimo" en infraestructura, cree que la responsabilidad de mantener las escuelas no debería recaer ni en la comunidad ni en los docentes.

"Uruguay tiene una cantidad de escuelas que equivalen en número de edificios a una ciudad de mediano porte, de unas 12 mil personas", compara Héctor Florit, consejero de Educación Inicial y Primaria. Esto implica grandes esfuerzos de mantenimiento que se deben distribuir de forma dispersa por todo el territorio, lo que se suma a la antigüedad de muchas construcciones, que no solo tienen estructuras viejas, sino también conexiones eléctricas que no pueden soportar la cantidad de artefactos que requiere hoy, por ejemplo, una escuela donde se debe preparar el almuerzo de los alumnos.

Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto

Venido a menos.

El liceo N° 1 de Pando supo ser un modelo en infraestructura e incluso tiene una bóveda metálica en la azotea que, de ser utilizada, permitiría clases prácticas de astronomía por la noche. Fenapes presentó hace algunos días un informe donde evaluó 19 edificios de liceos en siete departamentos y encontró —entre varias carencias, problemas eléctricos, de higiene y sanitarios— que solamente uno está habilitado por bomberos. Este liceo era uno de ellos.

Los docentes atraviesan el hall de entrada para mostrar lo que conocen como "el sótano", pero que nunca habían visitado. Bajan una escalera y abren una reja que da a una sala oscura. El movimiento de la puerta alborota a una colonia de mosquitos que habita el lugar. Los dirigentes ironizan con los carteles de prevención de dengue que lucen los muros de liceo, allá arriba.

Solía ser un comedor, pero tras sucesivas inundaciones quedó inhabilitado, creen que hace más de una década. Ahora es un basurero cerrado por rejas que no logran detener el olor a podredumbre. Al abrirse paso en la oscuridad del lugar empiezan a tomar forma las acumulaciones de polvo y telarañas que cuelgan del techo y de las luces rotas, que dan cuenta del abandono general. "¿Cómo es posible que desde hace años esto está así?", se pregunta Martínez. "Para eso no se necesita presupuesto, es falta de compromiso", diagnostica.

En una clase, los asientos viejos y dibujados por generaciones de varios años atrás están colocados a pocos centímetros de goteras del techo. Y nuevamente, la ironía: una cartulina describe las placas tectónicas mientras, del techo, las partes del revoque están a punto de desprenderse. "Si los padres supieran que hay lugares del liceo donde el sistema eléctrico está en contacto con humedad se lo pensarían dos veces antes de mandarlos", apunta Javier Iglesias, el otro dirigente de Fenapes que acompaña la visita.

El liceo, que tiene 1.200 alumnos en tres turnos, cuenta solamente con dos auxiliares de limpieza por turno y un funcionario más de una empresa tercerizada que no trabajó durante la semana de vacaciones, cuentan los docentes que acompañan la recorrida. La falta de limpieza tanto en el patio como dentro del liceo es clara, pero es en el gimnasio donde se hace más evidente.

Cuando se abre la puerta, varias palomas se agitan cerca del techo y caen partes del material que se usa como aislante. En la pared cuelga un cartel roto de bienvenida para la generación 2015 y debajo, en el piso, excremento de paloma de varios días.

"El prometido shock edilicio de 2012 no llegó a la totalidad de liceos con problemas y ahora que la curva económica entra a descender va a haber menos recursos", comenta Iglesias. Al sindicato le preocupa que los recortes en presupuesto para la educación impacten directamente en la situación edilicia de los centros de estudio.

"Distan mucho los recursos que hay para las necesidades reales en infraestructura. Son edificios que sufren mucho. Tener más de mil gurises por día genera un agotamiento y un deterioro en infraestructura que si no está acompañado por un mantenimiento sistemático termina en esto", dice, y Martínez agrega que no hay que olvidar el impacto que las malas condiciones de trabajo generan en los docentes y los alumnos. "Se dejó estar, pasó mucho tiempo y la reforma va a salir carísima", concluye.

Planificación y trámites.

En una oficina moderna de Ciudad Vieja está el lugar que coordina gran parte de las obras nuevas y grandes reparaciones para todo el Codicen. Se trata de la sede de la DSI. En las paredes hay tres mapas, uno de Uruguay, uno de Canelones y otro para Montevideo, impresos en gran tamaño. Tienen etiquetas de diferentes colores dispersas por la superficie, que representan las obras nuevas y ampliaciones en que trabaja la oficina.

"Queremos llegar en tiempo y forma a la situación de emergencia y no enterarnos por otro lado", dice Mario Corrales, arquitecto y director de la DSI. Indica que nunca antes se había trabajado con tantas herramientas para atender los problemas edilicios del sistema educativo. "Lo que nosotros intentamos es que nos llegue lo antes posible porque eso nos va a ahorrar mayor cantidad de plata", agrega y explica que para el liceo de Pando, por ejemplo, ya hay un plan de reforma en camino. Costará siete millones de pesos y todavía está "en trámite". Supone reparaciones para la mayoría de los problemas detectados por Fenapes.

Corrales cree que muchas veces los directores no hacen los llamados correspondientes cuando se rompe algo. Quiere instaurar la línea 0800 2637 como vía obligatoria de reclamos para tener toda la demanda centralizada a través de un sistema informático. Para ello, se elaboró un protocolo de registro que, asegura, hará que ninguna llamada se pierda en el laberinto burocrático del sistema.

El arquitecto también está tramitando una propuesta para que los arquitectos distribuidos en todo el país estén acompañados por un dibujante, un electricista y un sanitario, y anunció que pronto se podrán ver todos avances en un sitio web renovado de la DSI. Según explica, la información está publicada pero no es de fácil acceso y eso dificulta que los avances y logros de los últimos años se hagan tangibles a la población.

Uno de los grandes logros de la administración en estos últimos años, explica, ha sido la unificación de criterios para las obras entre los diferentes consejos y organismos. Otro, fue acelerar la habilitación de bomberos para más de 1100 centros educativos.

El mayor impedimento, por otro lado, son las demoras de los trámites. Corrales cree que al sistematizar la información y mejorar la coordinación esto puede cambiar. "Estamos puliéndolo", afirma.

Las obras nuevas que se concretaron en todo el país en los últimos años conviven con liceos como el de Pando, en los que el descuido y la falta de mantenimiento reciben a los estudiantes todos los días. Mientras las autoridades celebran los logros alcanzados y, en cierta medida, reconocen lo que falta, los sindicatos presionan para que todos los estudiantes, profesores y funcionarios de la educación trabajen en lugares dignos. Estas son las dos caras de las cuatro paredes que rodean el aprendizaje en Uruguay.

Liceos con problemas en el interior.

La Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) recorrió liceos del interior entre febrero y junio de este año y encontró que solamente uno de los 19 que reportó a la población tenía habilitación de Bomberos. Entre los problemas edilicios que se encontraron, había humedad y filtraciones de agua cerca de conexiones eléctricas, vidrios rotos y el uso de techos de fibrocemento, que puede ser cancerígeno. Encontraron además problemas de higiene, como el del liceo N° 1 de San Carlos, que tenía excremento de animales. Fenapes detectó además falta de mantenimiento, problemas de limpieza, condiciones precarias de iluminación, acústica, ventilación, paredes y estructuras.

Por su parte, la Dirección Sectorial de Infraestructura de la ANEP (DSI) contestó con un documento en que se detallan las obras realizadas en esos edificios en los últimos años y las que se prevén para el futuro. El liceo N° 1 de San Carlos, por ejemplo, tiene en carpeta para el quinquenio la creación de un nuevo local. El costo de la obra será de 84 millones de pesos e incluirá 10 aulas y un gimnasio. A su vez, en reparaciones anteriores se le hizo una limpieza a los depósitos de agua que se alojan en la azotea y la reparación de las filtraciones que surgían en consecuencia. Para el liceo N° 1 de Pando, por otra parte, se prevé la colocación de nuevas aberturas, membranas de azotea, pintura impermeabilizante y de interior de cielorrasos.

LICEO CON EDIFICIO NUEVO

En la tarde del viernes de vacaciones de julio un vecino paseaba a su oveja por la puerta el liceo de Empalme Olmos, ubicado sobre la ruta 8, aprovechando que no había adolescentes que pudieran espantarla. A primera vista, el liceo parece una pequeña casa, pero la pintura decorativa ya vieja y desgastada de la generación 2011 anuncia otra cosa. Sin embargo, pronto abandonará esta humilde fachada para mudarse a una nueva sede. A pocas cuadras del lugar pero lejos de la ruta se cocina una estructura imponente en comparación con su predecesora, con diez salones nuevos, tres laboratorios y una cancha polideportiva. El edificio tendrá además techo verde, es decir, una azotea cubierta por vegetación que tiene varias ventajas en lo que refiere a la calefacción. El presupuesto de la obra es de casi $ 78 millones, según lo estimado en 2015.

Así se ve el liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto.
Así se ve el liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto.
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo N° 1 de Pando. Foto: Fernando Ponzetto
Liceo de Empalme Olmos. Foto: Fernando Ponzetto.
Liceo de Empalme Olmos. Foto: Fernando Ponzetto.
Obras de construccion de liceo de Empalme Olmos. Foto: Fernando Ponzetto.
Obras de construccion de liceo de Empalme Olmos. Foto: Fernando Ponzetto.
División de Mantenimiento y Obras Menores del CEIP. Foto: F. Ponzetto
División de Mantenimiento y Obras Menores del CEIP. Foto: F. Ponzetto
División de Mantenimiento y Obras Menores del CEIP. Foto: F. Ponzetto
División de Mantenimiento y Obras Menores del CEIP. Foto: F. Ponzetto

LOS REZAGADOS DEL "SHOCK EDILICIO"MARIANA CASTIÑEIRAS

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