OPINIÓN

HÉCTOR GARCÍA

El triunfo del zaino Fitzgerald en el clásico Benito Villanueva dejó un sin número de comentarios por parte de la grey burrera.

Lo llamativo es el guarismo que empleó el defensor de “La Fe” para recorrer los 1600 metros en la nueva pista de césped, 1’31”70, realmente de excepción.

Las reacciones del público, profesionales en Maroñas fueron entre asombro y admiración hacia el descendiente de Put it Back que destrozó virtualmente el teletimer del centenario hipódromo. No era normal y nos debemos de acostumbrar a este tipo de demostraciones y tiempos en la nueva pista.

Como uruguayos que somos, resaltamos los de afuera pero minimizamos a los de adentro, buscamos en un sin fin de por qué, para no escribir, hablar o magnificar lo realizado por Fitzgerald en la pista de césped el pasado domingo.

Lo que es de excepción, por la cercanía, en San Isidro o Palermo, lo de aquí pasa desapercibido. Pues, equivocados están los que no quieran ver que lo de Fitzgerald fue espectacular y que en esta distancia y pista va a ser difícil encontrar a un caballo que lo supere.

Las felicitaciones para sus huestes, por el ejemplar que tienen y disfrutan algo que deben de hacer todos los aficionados del turf de nuestro país. Disfrutar, si, disfrutar a un verdadero pingo que detuvo agujas a solo 70” del récord de Riton en San Isidro. La pista es un lujo, Fitzgerald, le sacó lustre.