TENIS

El serbio superó inconvenientes y con el eslovaco como entrenador brilló otra vez

ENRIQUE ARRILLAGA

No esperaba que ganara Wimbledon. Fue la mayor sorpresa en todos los años que he estado con él”. Marian Vajda se vio gratamente sorprendido por el triunfo de su pupilo Novak Djokovic tras levantar la copa el domingo en Londres.

Es que luego de un ida y vuelta con ruptura profesional de por medio, el serbio y el eslovaco volvieron a trabajar juntos de cara a la gira europea de polvo de ladrillo de esta temporada.

“Él tomó una decisión, pero yo no sufrí por eso. No fue un castigo, creí que Andre (Agassi) le podría ayudar. Estuve bien porque pude pasar más tiempo con mi familia”, dijo Vajda tras Wimbledon.

Djokovic había buscado un cambio en su manera de entrenar en medio de meses muy complicados debido a una lesión en el codo derecho con operación incluida que lo tuvo a mal traer.

Andre Agassi y Radek Stepanek fueron los elegidos por el nacido en Belgrado pero las cosas no funcionaron como todos esperaban.

Se dio la ruptura en medio de malos resultados. El nivel de “Nole” no lo convencía y volvió a llamar a Vajda. “Lo extrañaba, me conoce como nadie”, dijo el serbio en abril, mes en el que volvió a entrenar junto a Marian.

“Es un amigo, lo extrañaba. Y creo que él un poco también. A mí y al tenis. Es como una nueva primera vez para los dos”, agregaba un Djokovic sediento de resultados.

Y a pesar de que la gira sobre polvo de ladrillo no fue tan buena como él lo esperaba, ese camino comenzó a ser una recompensa que hoy se disfruta con la obtención de un torneo Grand Slam.

Si bien en principio, Vajda iba a trabajar junto a “Nole” hasta el final de Roland Garros, todo se extendió hasta el cierre de Wimbledon y ahora, hasta diciembre, cuando culmine la temporada.

Eliminar a Rafael Nadal en semifinales fue el punto más alto del serbio en Wimbledon, donde terminó confirmando su coronación ganándole la final a un combativo Kevin Anderson en tres sets corridos para levantar por quinta vez la copa en Londres y obtener su decimotercer título grande.

De la mano de su mentor, Djokovic retomó su nivel y volvió para quedarse.