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"Miren, miren, voy a saltar": cómo murió el rugbier samoano que se cayó desde un puente

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Kelly Meafua. Foto: USM Sapiac.

FRANCIA

Kelly Meafua falleció el pasado viernes al saltar desde un puente al río Tarn cuando celebraba con otros compañeros la victoria de USM frente al Narbona.

Kelly Meafua. Foto: USM Sapiac.
Kelly Meafua. Foto: USM Sapiac.

A casi 630 kilómetros al sur de París, y no tan lejos de la frontera con España, la ciudad de Montauban, y especialmente el USM, viven momentos de congoja, incredulidad y emoción. Nadie sale del estupor, aunque tampoco les resulta tan extraño lo que pasó. “Porque Kelly era así: nunca se tomaba nada en serio”, lo describe en la despedida David Gerard, entrenador del Union Sportive Montauban, el club de rugby de la segunda división de Francia que hasta el sábado cobijó y disfrutó de las ocurrencias del tercera línea samoano Kelly Meafua.

Familiares, compañeros de equipo, amigos y allegados, unas 500 personas, aproximadamente, le brindan el último adiós al rugbier de 31 años en el campo de Sapiac en un lunes que nadie imaginaba. El pueblo, de 60.000 habitantes, se enteró mediante las redes sociales y algunos medios de prensa del trágico desenlace en la madrugada del sábado. Una noche de festejo que derivó en tragedia. Meafua fue parte del equipo que derrotó por 48-40 a Narbonne. Y los jugadores tuvieron la autorización para salir a festejar. Algo normal. Ya habían cumplido su misión. Lo que nadie preveía fue lo que sucedería cuando el jugador cayó al agua del río Tam desde el Puente Viejo. Volvía en plena madrugada con varios compañeros de equipo de un boliche y se produjo el fatal desenlace. Su cuerpo fue encontrado algunas horas después, ya sin vida. Los bomberos fueron alertados de dos personas que se habían tirado al agua, aparentemente después de salir de una discoteca.

“Kelly era un tipo querido por todos, simpático, todo el día bromeando”, apunta Gerard, entrenador del USM, uno de los que habló en el triste adiós a Meafua. En el campo del estadio se instalaron banderas samoanas y una foto gigante con su imagen que le prepararon los hinchas del equipo. Lo calificaron como el mejor octavo de la categoría, algo que suscribe Jean-Claude Maillard, presidente del club. Meafua Jugó 24 partidos en Montauban y marcó 8 tries.

¿Qué pasó finalmente, o lo que se infiere a partir de las primeras investigaciones? Los entretelones de la noche trágica permiten reconstruir la escena. El viernes, el Montauban ganó su partido contra el Narbonne. No era un triunfo más: el equipo arrastraba una seguidilla de tres derrotas consecutivas. Entonces, la victoria fue tomada con mucha euforia por el grupo. Se propusieron salir a festejar. “Una cerveza, como es tradición para celebrar la victoria y para agasajar a los chicos que se van al final de la temporada”, relató uno de los compañeros de Meafua al diario francés L’Equipe.

Kelly Meafua. Foto: AFP.
Kelly Meafua. Foto: AFP.

Noche de discoteca y festejos prolongados. Varios de los jugadores, a la salida del boliche, se quedaron por la zona céntrica de Montauban. Estaban Kelly Meafua, su compañero Christopher Vaotoa y el excompañero Saia Fekitoa, que curiosamente ahora juega en Narbonne. El trío regresa caminando y cantando, hasta que llegan al Puente Viejo, a unos 25 metros de altura del río Tam. La descripción de los investigadores es elemental: “Meafua es corpulento, como todo rugbier. Con sus casi 2 metros y 120 kilos de peso, no es una persona convencional. La altura de las barandas del puente para una persona de 1,70 no son lo mismo para un gigante como él”, reflexionan quienes llevan el caso de la muerte de Meafua. Apuntan que la baranda le llega a la mitad de los muslos, para tomar dimensión de lal escena.

Lo que sigue es dramático. No se sabe si Meafua, en medio de una broma, cayó desde el puente o si se tiró al agua a propósito. Para los investigadores, de acuerdo con algunos testigos y declaraciones, el samoano les dijo a sus amigos: “Miren, miren, voy a saltar”. Hasta ahí, el relato coincide. Lo que no está claro es si realmente lo hizo o si amagó y de pronto perdió la estabilidad. Meafua cayó al agua y sobrevino la desesperación, el pánico. Detrás suyo se arrojó al agua Christopher Vaotoa para ayudarlo. El tercero, Saia Fekitoa, que estaba “muy borracho” según un testigo, fue abrazado por una persona desconocida. Que quizá le haya salvado la vida.

Con la llegada de los bomberos, un grupo táctico de buzos, a bordo de un gomón, buscó rescatar a los dos rugbiers. Tuvieron suerte con Vaotoa, que estaba con signos claros de hipotermia y muy cansado, tras lo cual fue hospitalizado. Poco a poco, según el relato de testigos, fueron llegando al lugar el coach del equipo y varios jugadores, alertados de lo que habá sucedido y esperando que se produjera el otro rescate. “Fue muy duro...”, dijo el entrenador Gérard respecto de ese momento. Eran cerca de las 7 de la mañana. “Kelly significó mucho para mí. Lo apreciaba enormemente. Era un tipo realmente bueno. Perdí a uno de mis muchachos, no es fácil vivir sin él, es muy difícil. La conmoción es inmensa”, agregó el coach.

Aproximadamente a las 8.45, llegó la noticia que nadie quería escuchar: se confirmó la muerte de Kelly Meafua, cuyo cuerpo había sido recuperado. La fiscalía de Montauban busca definir las causas exactas de su muerte. y se encuentran en proceso la autopsia y los análisis toxicológicos. Se descuenta la presencia de alcohol y no se descarta la posibilidad de que hubiera consumido drogas. En el club, sólo piensan en “una muerte por ahogamiento”. Los investigadores hablan de una muerte accidental, descartaron la hipótesis de un suicidio.

Paralelamente, el drama familiar. Cuando el cuerpo de Meafua fue rescatado, entre todos los presentes estaba la esposa del jugador. Lucía desvastada. Tenían 3 hijos e iban a ser padres nuevamente. Además, Kelly tenía otros cuatro hijos en Australia. El presidente del club hizo referencia en la despedida al permanente pedido de dinero de Meafua, que “le adelantara cuotas. Esa era su vida. Quizá con mucha angustia encima por cumplir. Y quizá también por eso siempre vivía bromeando, como si fuera un chico, para olvidarse de las cosas que lo preocupaban”.

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